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ARTÍCULO ORIGINAL

Identidad y sentido de pertenencia barrial respecto a los límites administrativos vigentes. Caso Villa Luro

(Identity and neibourhood sense of belonging regarding the existing administrative boundaries. Villa Luro case)

José Luis Verga* - Mónica Susana Bado - María Elena Forzinetti

* Universidad Tecnológica Nacional - Facultad Regional Buenos Aires - Mozart 2300 – CP 1407 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Buenos Aires - Argentina. Correo Electrónico: arqjlv@yahoo.com.ar

RESUMEN

            El barrio de Villa Luro, perteneciente a la Comuna 10 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, presenta la particularidad de incluir un eje este-oeste, generado por barreras viales, que ha determinado una sectorización en sentido norte-sur reforzada por centralidades en sus extremos opuestos, problemática que fundamenta el proyecto de investigación denominado ‘Diagnóstico sobre incidencia de las vías de comunicación terrestres, como barreras o centralidades, en la sectorización de barrios. Caso Villa Luro’.
            Identidad y sentido de pertenencia de vecinos y su relación con los límites político-administrativos vigentes es el objetivo particular a alcanzar mediante el reconocimiento de la situación actual.
            A través de un desarrollo que indique datos histórico-urbanísticos fundacionales y situaciones actuales surgidas de la interpretación de documentación gráfica oficial y trabajos de campo se pretende alcanzar la elaboración de conclusiones.
            Una primera encuesta básica, realizada como ejercitación en la asignatura Diseño Arquitectónico Planeamiento y Urbanismo II, 5to año, Ingeniería Civil, UTN.BA, arroja resultados que validan de alguna manera la desvinculación entre sentido de pertenencia barrial y límites político-administrativos de Villa Luro.
            Es intención, mediante este  trabajo, mostrar divergencias existentes entre la conformación de límites político-administrativos y aquellos que son reconocibles por sus vecinos, entendiéndose que la identidad y sentido de pertenencia barrial no surge luego de la determinación de los límites político-administrativos, según criterios de gobierno, sino por relaciones humanas y circunstancias temporarias que hacen a la conformación de espacios sociales que se materializan en espacios urbanos denominados, barrios.

Palabras Clave: Barrera; Barrios; Límites; Sectorización; Vinculación.

ABSTRACT

            The neighborhood of Villa Luro, part of the Commune 10 of the Autonomous City of Buenos Aires, has the particularity of including an east-west axis, generated by safety barriers, which has led to a north-south sectoring reinforced by centralities in its opposed ends, the foundation of this research project problem, entitled "Diagnosis on the impact of terrestrial communication routs as barriers or centralities in the neighborhood sectoring. Villa Case".
            Neighbors’ identity and sense of belonging and their relationship with the political and administrative existing boundaries is the particular aim to reach by recognizing the current situation.
            The intention is to draw conclusions through a development that indicates historical-urban foundational data and current situations arisen from the interpretation of official graphic documents and fieldwork.
            A first basic survey, performed as exercise in the subject Architectural Design, Planning and Urbanism II, 5th year, Civil Engineering, UTN.BA, provides results that validate disconnection between the sense of neighborhood belonging and the political- administrative boundaries of Villa Luro.
            The purpose of this work is to show existing divergences between the constitution of the political-administrative boundaries and those recognized by the neighbors, understanding that identity and neighborhood sense of belonging do not emerge after the boundary delimitation according to the government criteria, but by human relation and temporary circumstances that cause the configuration of social spaces materialized in dominated urban spaces, neighborhoods.

Key Words: Barrier; Neighborhood; Boundaries; Sectoring; Entailment.

INTRODUCCIÓN

            Se parte de una problemática presente en muchos barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y también en aglomeraciones humanas de distintos niveles de complejidad como es la sectorización físico-espacial y social-urbana de áreas pertenecientes a un mismo ámbito, situación que se aborda en el proyecto de investigación en curso denominado ‘Diagnóstico sobre incidencia de las vías de comunicación terrestres, como barreras o centralidades, en la sectorización de barrios. Caso Villa Luro’.
            Tal situación pretende ser demostrada evidenciando situaciones particulares del sector norte de este barrio que, debido a barreras físicas desde su conformación y urbanas a través del tiempo, fue generando una sectorización social que no se vincula con algún tipo de discriminación sino con el concepto de desvinculación, provocando un involucramiento con habitantes de sectores barriales y de barrios lindantes y vecinos más que con los propios habitantes de sectores del sur de ese mismo barrio.
            Villa Luro, barrio perteneciente a la Comuna 10 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, integrada además por Versalles, Villa Real, Monte Castro, Vélez Sarsfield y Floresta, está delimitado desde lo administrativo-político-jurisdiccional por la Av. Emilio Castro, Escalada, Av. Juan B. Alberdi, Medina, Av. Rivadavia, Av. Canónigo Miguel Calixto del Corro, Av. Juan B. Justo, Av. Lope de Vega, Av. Álvarez Jonte, Irigoyen, Av. Juan B. Justo, Bacacay, Irigoyen, vías del ex FFCC Domingo F. Sarmiento, Anselmo Sáenz Valiente, Albariño (Figura 1).


Figura 1. Ubicación de Villa Luro en la Comuna 10, C.A.B.A.

            La situación particular del barrio, motivo de la elección como ‘caso’, radica en que su conformación presenta una dirección Norte-Sur que es atravesada en sentido Este-Oeste por una serie de elementos urbanos que generan una sectorización primaria entre el área norte y el área sur de Villa Luro.
            Los elementos urbanos que potencian tal sectorización son, desde su conformación como barrio, el Arroyo Maldonado con sentido Oeste-Este, pero más adelante en el tiempo y con sentido Este-Oeste, por su criterio radial en el tendido, el ex FFCC Domingo F. Sarmiento, la Avenida Rivadavia, la Av. Juan B. Justo, la Autopista Perito Moreno AU6 y el Sistema de transporte denominado ‘Metrobus’ que circula por Av. Juan B. Justo, vías de comunicación terrestre, vehiculares y férreas, que actúan como divisorias debido a que atraviesan el barrio en su totalidad en un área que no supera las 4 cuadras en su ancho.
            También se hace necesario establecer que la sectorización, de alguna manera primaria, Norte-Sur se encuentra influenciada por centralidades de las denominadas ‘Centro comercial a cielo abierto’, ubicadas, en el límite norte y noreste del barrio la más relevante y otra de menor valor pero también influyente en el límite sureste y sur de Villa Luro (Figura 2).


Figura 2. Barreras y Centralidades, Barrio de Villa Luro, C.A.B.A.

ASPECTOS QUE CONFORMAN LA SOCIALIZACIÓN BARRIAL

            Un barrio es una subdivisión de una ciudad, que suele tener identidad propia y cuyos habitantes cuentan con un sentido de pertenencia, cuyo inicio pudo haber sido producto del devenir histórico, de un desarrollo inmobiliario o de una decisión administrativa-política-jurisdiccional (Bado, 2012).
            También puede definirse como una ‘unidad urbanística identificable’, un sistema organizado de relaciones a determinada escala de la ciudad y asiento de una determinada comunidad urbana (Buraglia, 1999: 26).
            Se entiende como el sector diferenciado, dentro del área urbana, que tiene la dimensión espacial, demográfica y social de una ciudad pequeña, siendo el mayor sector urbano cuya dimensión puede ser reconocida y frecuentada por sus habitantes y cuya población, debido a una identidad local compartida y a otros rasgos culturales, podría ser definida como comunidad.
            La escala del barrio debiera permitir la participación a través de reuniones y opiniones sin necesidad alguna de delegación en representantes, razón que permitiría indicar que la democracia urbana solo podría fortalecerse desde la proximidad que ofrece la escala barrial. Sin barrios podría decirse que hay aglomeración pero no vida colectiva (del Franco, García Fahler, Ladizesky, 2008).
            Identidad, es un término que proviene del latín ‘identitas’, es ‘ser uno mismo’
            La identidad con un sector barrial, barrio o comuna ‘no es una esencia’ con la que uno nace y con la que inevitablemente va a morir sino un proceso de identificación que puede continuar o perderse (Sánchez, 2000: 216).
            Se sostiene que los actores sociales, los individuos, tienen una identidad personal exclusiva y además una identidad social que refleja su identificación o pertenencia a determinados grupos (Tajfel, 1982: 63).
            Un individuo se afiliará a grupos que afirmen los aspectos positivos de su identidad (individual y social) y abandonará la pertenencia a aquellos que provoquen conflictos en su identidad (Aguirre, 1997: 47).
            El sentido de pertenencia y la identidad propia de los habitantes de un barrio supone un reconocimiento en aquellos que pertenecen a otros barrios, generándose actitudes de contraposición entre unos y otros, diferenciación que estimula la formulación de una delimitación físico-espacial y socio-cultural.
            La identidad supone compartir la pertenencia a un conjunto social diferente, estando los habitantes del barrio unidos por la proximidad, los afectos recíprocos, el territorio compartido, los símbolos locales, la historia del lugar y las problemáticas y proyectos en común, relaciones que despiertan solidaridades, descubren afinidades y generan acciones en común dentro de un espacio físico territorial que es sentido como terruño, con un arraigo similar al sentimiento de patria (del Franco, García Fahler, Ladizesky, 2008).
            La geografía urbana suele definir al barrio como un sector de la ciudad físicamente delimitado, funcionalmente estructurado y socialmente configurado.
            La dimensión del área barrial no debiera exceder el abarcamiento vivencial que tiene el habitante respecto de su territorio cotidiano, por tanto, pertenecer al barrio significaría, entre otras cosas, reconocer su territorio y sentirlo como propio, pero cuando el sector demarcado, por circunstancias de la geografía urbana o requerimientos administrativo-político-jurisdiccionales, resulta demasiado extenso, su población no puede constituirse en conjunto social debido a que el área la excede y se presenta la particularidad de la división en sectores dentro del barrio (Ladizesky, 1993).
            De los conceptos de barrio, mencionados como marco teórico, se podría reconocer la necesidad de establecer el significado de ‘barrio’ para un habitante urbano, surge entonces la necesidad de formular una doble diferenciación:
a- Geográfica, entendida como el área, cercana a su vivienda, dentro de la cual el sujeto se mueve caminando para acceder a servicios y equipamientos necesarios para cubrir distintas necesidades, generalmente diarias, estableciendo de cierta manera relaciones con otros vecinos del barrio.
b-Psico-social, aquella que lo define como el lugar donde se generan redes sociales, que fortalece el sentimiento de identidad barrial, pudiendo interpretarse como una zona precisa o lábil según sea la percepción del sujeto acerca del barrio.
            La percepción unitaria del barrio, a través de la integración geográfica y psico-social, puede verse dificultada por estructuras viales o edilicias que, al impedir totalmente o de manera parcial la circulación peatonal o vehicular pública o privada, sean causales de identidad barrial dividida o sectorizada, real o imaginaria, no coincidente con los límites administrativo-político-jurisdiccionales vigentes (Bado, 2012).
            El proceso por el cual un individuo se posiciona en la estructura social de su barrio debería vincularse con las ‘formas de existencia social’ que se alcanzan a través de la relación entre ‘habitus - representaciones sociales - campus - identidad’ (Bourdieu, 1992).
            Los ‘habitus’ son esquemas de clasificación, que utiliza el individuo, para guiar la percepción, la valoración y las acciones de los sujetos. Son el resultado de un proceso de socialización que es construido, desde la infancia, conformando estructuras a través de las cuales los sujetos internalizan lo social y generan y estructuran prácticas culturales y representaciones sociales, esquemas de conductas, formas de hablar y de hacer las cosas, permitiendo que las estructuras objetivas concuerden con las subjetivas.
            Se producen así diferencias visibles que contribuyen a mantener la diferenciación social a través de un trabajo simbólico que convierte diferencias en distinciones que permiten legitimar la desigualdad, considerada como algo natural.  Los habitantes, se integran entonces a esquemas mentales profundos del ‘inconsciente social’ guiando sus acciones sin ser analizadas pero adecuándose a un fin racional (Amparán, 1998: 186/7).
            Las ‘representaciones sociales’ o ‘representaciones colectivas’ se entienden como formas de conocimiento o ideación construidas socialmente, pero que no pueden ser comprendidas desde interpretaciones individuales (Durkein, 1898) (Moscovici, 1961).
            El concepto de ‘realidades sociales’, de carácter dinámico, se presenta como construcciones simbólicas que se crean y recrean a través de la interacción social y pueden ser consideradas, en la sociedad actual, como mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales o también como la versión contemporáneas del ‘sentido común’ (Moscovici, 1981: 181).
            Las representaciones sociales condicionan las conductas de los sujetos, al describir, simbolizar y categorizar los objetos del mundo social, permitiendo una reconstrucción constante que se da a partir de las experiencias que viven cada uno de ellos.
            Para Bourdieu el ‘campus’, determinado por el capital común y la lucha por su apropiación, configura a partir de las relaciones entre sujetos, una estructura característica. Ésta presenta relaciones objetivas, entre los sujetos participantes, pero que existen independientemente de los deseos y la conciencia de los individuos, pudiendo ser considerada como un  sistema de posiciones ocupadas por los poseedores de las diversas formas de capital que circulan en los campos relativamente autónomos que forman una sociedad moderna (Amparán, 1998: 182, 188).
            El ‘campus’ debería leerse como un ámbito que funciona con relativa autonomía, en el que las fuerzas que se generan producen constantes modificaciones. Las relaciones con el exterior, en su dimensión histórica, son las que nos permitirán analizar su dinamismo y así comprender su grado de articulación con otros campos (Martín Criado, 2008: 29/30).
            La ‘identidad’ desde su aspecto dinámico es una construcción. Supone que lo esencial sería entonces saber: cómo, desde qué, por quién y para qué, se construye. Para comprender este proceso se utilizan materiales de la historia, la geografía, la biología, las instituciones productivas y reproductivas, la memoria colectiva y las fantasías personales, los aparatos de poder y las revelaciones religiosas (Castells, 1998: 29).
            En síntesis, los conceptos habitus-representaciones sociales-identidad tienen un carácter incluyente y se los comprende con más facilidad cuando se interpreta la interacción de los mismos, aceptando que todos pueden ser modificables y por consiguiente factibles de ser redefinidos y como se dijo anteriormente, siguiendo a Sánchez, incluso perderse.
            Se sostiene que el imaginario social podría ser entendido como la constante recreación socio-histórica y psíquica de los contenidos significativos de un grupo social (Castoriadis, 1975).
            Pensar el barrio, desde las teorías de identidad y el habitus hace necesario un referente geográfico, entendido como construcción simbólica, además de territorio físico.
            El espacio se carga entonces de “sentido” que es resignificado a través de los mecanismos de apropiación que utiliza el sujeto, actuando sobre este espacio de modo individual o colectivo (Pol, 1996).
            Para comprender esta apropiación del espacio barrial, hay que tener en cuenta las características que han ido adquiriendo en la actualidad, ya que las interacciones cotidianas están sufriendo cambios, pero no desaparecen, continúan siendo entonces los barrios el sustrato de la vida urbana.
            Se entiende por apropiación a la acción sobre el espacio público que puede producirse cuando la persona o grupo se instala para desarrollar alguna actividad, generándose un nuevo acontecimiento que se agrega a la historia del lugar. Apropiación significaría espacio vivo (del Franco, García Fahler, Ladizesky, 2008).
            La participación puede ser definida como la inclusión del habitante, su tiempo y su persona en la vida comunitaria, energía que motoriza las actividades colectivas que emanan del sentimiento de la comunidad y de compartir necesidades y proyectos (del Franco, García Fahler, Ladizesky, 2008).
            Participar en la red social del barrio permite constituir identidades vecinales, entendidas como construcciones imaginarias, que articulan las demandas de los habitantes del barrio, lugar de pertenencia primaria, vivido y experimentado en la cotidianeidad.
            Estas construcciones imaginarias pueden presentarse como lo “deseado” por los grupos populares que conforman el barrio, sobreponiéndose con el barrio real o solapándose con las influencias de los barrios contiguos (Bado, 2012).
            La configuración de un barrio supone la conjunción de tres elementos estructurantes como son la demarcación de territorio, la claridad del tejido urbano y el carácter del área central, por tanto, tendrán mayor integración aquellos que reúnan tres condiciones: límites físicos bien establecidos, tejidos bien estructurados y fuertes centros de convergencia, situación que permitiría la percepción clara de la imagen física del territorio y el funcionamiento de la comunidad barrial.
            La dimensión posible en la que el territorio barrial es percibido como propio por sus habitantes podría ligarse al criterio de peatonalidad debido a que responde a la escala humana, siendo esta cuestión importante con la demarcación de los límites y con las características del entorno barrial.
            La demarcación podría inscribirse dentro de una superficie que desde el área central se expanda de manera variable según el carácter cultural de su población, la topografía del lugar, las características del entorno, la significación de sus límites geográficos y la importancia de su centro.
            Un aspecto primordial a tener en cuenta en cualquier intervención en un sector urbano es el descubrimiento del sentimiento mayoritario de la población con respecto a la dimensión y a los límites de su barrio.
            En Buenos Aires, desde el ámbito de gobierno se ha asociado al barrio vivo y real con jurisdicciones administrativas que, en épocas pasadas constituyeron unidades socio-territoriales pero que, en la actualidad, son reconocidas por los vecinos como disociados, debido a que estas últimas: a) resultan demasiado extensas por efecto de la conurbación y del incremento de la densidad poblacional b) funcionan como áreas administrativas para la provisión de servicios a infraestructura urbanos (policía, sanidad, correo, teléfonos) c) son atravesadas por un número importante de vías de comunicación terrestres, tanto vehiculares como férreas, que actúan como barreras, por tanto no se corresponden con la noción del barrio real.
            Así, según lo mencionado en el párrafo anterior, pueden verse afectadas la ideas sobre ‘campus’ cuando no son los individuos conformando una comunidad quienes determinan su ámbito (Martín Criado, 2008: 29/30); ´habitus’, cuando la socialización que posibilita generar una concordancia entre la estructura objetiva y subjetiva se ve afectada en el tiempo por situaciones físico-espaciales y urbanas (Amparán, 1998: 186/7); ‘identidad’, cuando el estado determina aquello que debería ser definido por los individuos que comparten un conjunto social diferente (del Franco, García Fahler, Ladizesky, 2008); ‘participación’, cuando la misma se da a nivel de sector y no de unidad barrial (del Franco, García Fahler, Ladizesky, 2008), incidiendo negativamente en las construcciones imaginarias presentadas como ‘deseadas’ por los grupos populares que lo conforman (Bado, 2012).

RESULTADOS

            El reconocimiento de la vinculación entre identidad (habitus - representaciones sociales - identidad) y territorio (campus) puede lograrse mediante un trabajo de campo formalizado a través de encuestas de diferentes grados de profundización y de objetivación que permitan determinar coincidencias o divergencias con la delimitación administrativa-política-jurisdiccional vigente.
            En la asignatura Diseño Arquitectónico Planeamiento y Urbanismo II, 5º año, Ingeniería Civil, UTN.BA se formalizó como ejercitación, durante una etapa inicial del ciclo 2012, una encuesta vecinal de un sector del barrio de Villa Luro, vinculada al proyecto de investigación mencionado al comienzo de este trabajo, pretendiéndose de alguna manera el reconocimiento situacional del sector, la obtención de resultados y la formulación de conclusiones a través de un informe final.
            La intencionalidad inicial era aseverar la desvinculación del sector norte respecto al barrio y al mismo tiempo la vinculación de ese sector con barrios vecinos motivo por el cual se formularon preguntas, durante el primer trimestre de 2012, a habitantes de ese sector teniéndose presente la diversidad en sus edades y en la antigüedad de residencia en el lugar para conseguir promediar la participación de los mismos.
            Las preguntas, resultados e imágenes que se muestran a continuación son el producto de aquella ejercitación
            a. ¿Algún integrante de su familia asiste a colegios primarios y secundarios de la zona? ¿A cuál? (Tabla 1) (Figura 3)


Tabla 1.


Figura 3. Colegios.

            b. ¿Concurre a algún club deportivo / social de la zona? (Tabla 2) (Figura 4)


Tabla 2


Figura 4 .Clubes.

            c. Cuando realiza compras ¿a cuáles comercios o pequeños supermercados concurre? (Tabla 3) (Figura 5)


Tabla 3


Figura 5. Comercios.

            d. ¿A cuál hipermercado concurre? (Tabla 4) (Figura 6)


Tabla 4


Figura 6. Hipermercados.

            e. ¿A cuál hospital público concurre en forma periódica o de urgencia? (Tabla 5) (Figura 7)


Tabla 5


Figura 7. Hospitales.

            f. ¿Qué medios de transporte utiliza para movilizarse al centro de la ciudad? (Tabla 6) (Figura 8)


Tabla 6


Figura 8. Medios de transporte.

            g. ¿Frecuenta alguna iglesia? (Tabla 7) (Figura 9)


Tabla 7


Figura 9. Iglesias.

            h. ¿Cuál consideraba la calle comercial más visitada? (Tabla 8) (Figura 10)


Tabla 8


Figura 10. Calles comerciales.

i. ¿A cuál barrio pertenece su lugar de residencia? (Tabla 9) (Figura 11)


Tabla 9


Figura 11. Barrios.

            j. Indique a que comuna pertenece su barrio (Tabla 10) (Figura 12)


Tabla 10


Figura 12. Comunas.

            Si observando resultados se volviera a plantear aquellos conceptos sobre ‘identidad’, ‘campus’, ‘habitus’, ‘participación’ se podría inferir que quienes habitan el sector norte de Villa Luro se involucran fuertemente con habitantes que no pertenecen al barrio conformando una ‘identidad’ propia que no es coincidente con el ‘campus’ delimitado por el organismo estatal pertinente, generándose problemáticas que se ven agravadas cuando sus ‘habitus’ indican discordancia entre las estructuras y su ‘participación’ muestra que su ‘campus’ es otro respecto a la delimitación actual. 
            Del informe final, que en su momento fue tomado por el grupo de investigación para su evaluación y su posterior inclusión al proyecto, se extrae parte del mismo asociado a aquello que indica que la problemática de la desvinculación vecinal de sectores de un mismo barrio podría plantear la formulación de soluciones surgidas de la evaluación, interpretación e inclusión de particularidades significativas del informe final que se mencionan a continuación:
a) Desde lo físico se valida la diferenciación espacial entre el norte y el sur pero no tomándose como eje referencial este-oeste a las vías del ex FFCC Domingo F. Sarmiento sino a la Av. Juan B. Justo.
b) Desde lo social se verifica la proximidad vecinal entre habitantes del sector norte de Villa Luro con otros de sectores barriales lindantes como los de Versalles, Monte Castro y Vélez Sarsfield pero también la desvinculación con aquellos que se ubican al sur de la Av. Juan B. Justo, dentro del mismo barrio.
c) Desde lo urbano se acrecienta la vinculación social mencionada a través de la centralidad existente como nodo / senda en Av. Álvarez Jonte y Av. Lope de Vega debido a la existencia de un ‘centro comercial a cielo abierto’ aglutinante de los barrios mencionados en el punto b.
            Por fuera de la encuesta vecinal pero interpretando sus resultados se permite inferir que
a) Los habitantes ubicados entre la Av. Juan B. Justo y la Av. Rivadavia, se encuentran en una situación de aislamiento y de ausencia de identificación ya que no pertenecerían al sector norte mencionado ni tampoco al sector al sur de las vías del ex FFCC Domingo F. Sarmiento.
b) Aquellos vecinos que habitan desde las vías del ex FFCC Domingo F. Sarmiento hasta algunas cuadras al sur de la Av. Rivadavia son quienes se identifican fuertemente con la etapa fundacional de Villa Luro, en torno a su estación de ferrocarril y centran su atención desde lo comercial en la Av. Rivadavia entre Av. Canónigo Miguel Calixto del Corro/Medina e Irigoyen/Escalada y más específicamente en su intersección con la Av. Lope de Vega.
c) Finalmente a aquellos que se ubican en el sector cercano a la Av. Emilio Castro y Av. Juan B. Alberdi les sucede una situación similar a los del sector norte del barrio debido a que su centralidad, de menor jerarquía, es causante de la vinculación con vecinos de otros sectores barriales lindantes de Vélez Sarsfield y de Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda, no pertenecientes a la Comuna 10 (Figura 13).


Figura 13. Vinculaciones vecinales.

CONCLUSIONES A MODO DE PROPUESTAS

            A modo de síntesis podrían presentarse alternativas que posibiliten la identidad y pertenencia de vecinos a su sector barrial, barrio o comuna, según se supongan diferentes situaciones teniéndose presente el grado de desvinculación entre el norte y el sur de Villa Luro.
            Se parte de asumir que la actividad barrial merece ser reforzada y que los sectores urbanos marginados o relegados de una pertenencia barrial deberían ser integrados a barrios existentes o estructurados en nuevas unidades barriales, situación que permite la formulación de distintas propuestas.
            En primer término, haciendo alusión a ‘habitus - representaciones sociales - identidad - campus’ sería apropiado establecer una delimitación nueva de barrio o una subdivisión barrial que genere una vinculación del vecino con su territorio, apropiación que en el caso del sector norte quedaría delimitado por Av. Álvarez Jonte, Av. Lope de Vega, Av. Juan B. Justo e Irigoyen mientras que en el sur por Av. Juan B. Justo, Av. Canónigo Miguel Calixto del Corro, Av. Rivadavia, Medina, Av. Juan B. Alberdi, Escalada, Av. Emilio Castro, Albariño, Anselmo Sáenz Valiente, vías del ex FFCC Domingo F. Sarmiento, Irigoyen, Bacacay, teniéndose en cuenta aquello de la pertenencia a un lugar.
            Tal formulación aunque adecuada sería de alguna manera simplista porque partiría de interpretar que ante una desvinculación social le correspondería un paralelismo en lo físico-urbano, olvidando que la conformación de la ciudad en barrios estructura la vida colectiva y consecuentemente deberían ser cuidadosamente conservados.
            En segundo término, si se tuviera la posibilidad de formular una redefinición de la delimitación barrial a escala de ciudad se podría plantear nuevamente aquello de ‘habitus - representaciones sociales - identidad - campus”, desde otra interpretación que permita la apropiación de territorio por vecinos, independientemente del área a la que pertenecen en la actualidad, situación que posibilitaría una readecuación respecto a la contraposición evidente entre la construcción psico-social y la delimitación administrativa-política-jurisdiccional vigente.
            Extender el tejido social, debilitar centralidades preexistentes o diluir límites barriales, implicaría fortalecer prácticas proyectuales que destruirían el espacio comunitario desestructurando, al mismo tiempo, la vida social, por ende urbana.
            Cuando se trabaja a escala de barrio o de su centralidad, los objetivos consistirían en la clarificación de la identidad, la provisión del máximo nivel de equipamiento, el refuerzo de las actividades colectivas y el acrecentamiento del poder de convocatoria del centro, que permitirían la caracterización del área central.
            La ubicación de equipamiento colectivo sobre los límites de un sector o barrio, pensado como elemento de integración social con el entorno generaría resultados contrapuestos según situaciones particulares
a) En caso de un barrio o sector barrial socialmente configurado, el criterio resultaría negativo debido a que provocaría el debilitamiento de la identidad barrial y de la significación del centro preexistente y además introduciría confusión en el sistema de vínculos preestablecidos.
b) Desde una visión más amplia, obviando la identidad particular de un barrio o sector barrial, resultaría efectiva debido a que se lograría la unificación de barrios lindantes con la consiguiente integración vecinal. 
            En tercer término se podría relacionar la apropiación de espacios públicos dentro del área de referencia (sector barrial, barrio, comuna) entendidos desde su refuncionalización y reintegración, que posibiliten la formulación de alguna tipología de centralidad lineal socio - urbano - tecnológica que aúne nodos y sendas preexistentes o nuevas, desde lo significativo-simbólico, valorizando la identidad y pertenencia barrial.

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