ARTÍCULO ORIGINAL
La construcción del discurso ambientalista en la prensa gráfica argentina (1970-1980)
(The construction of the environmental discourse in the argentinian press [1970-1980])
Ayelen Dichdji*
* CONICET / Centro de Estudios de la Argentina Rural / Universidad Nacional de Quilmes - Roque Sáenz Peña 352 - Primer Piso - Oficinas 30 y 34 - CP B1876BXD - Bernal - Buenos Aires – Argentina. Correo Electrónico: adichdji@yahoo.com.ar
RESUMEN
La presente investigación se propone analizar la construcción del discurso ambientalista en sus orígenes en la prensa gráfica argentina, como una fuente de información empírica sobre dinámicas socioambientales en el pasado reciente, en el período que comprende 1960-1980. En este sentido, se plantea un trabajo que permita establecer una interconexión entre tres disciplinas: la comunicación, la lingüística y la historia.
El ambientalismo es considerado un heterogéneo movimiento social en donde se configuran diversas líneas de pensamiento cuyo núcleo central lo protagoniza la defensa del ambiente natural y humano, entendido éste, en el marco de la relación existente entre naturaleza y sociedad. En Argentina, la prédica ambientalista cobró creciente relevancia y visibilidad desde comienzos de la década de 1970, expresándose en distintas organizaciones ciudadanas, asociaciones académicas en temas ecológicos, y respuestas institucionales y normativas de diverso tipo.
Debido a que los medios intervienen en la realidad y la modifican parcialmente dado que construyen un discurso atendiendo los intereses de un determinado grupo, construyendo identidades, relaciones sociales y sistemas de creencias y conocimientos, se utilizará como principal fuente de análisis la revista Expreso Imaginario, pues la misma es considerada una de las publicaciones periódicas pioneras en Argentina al dedicar una sección dirigida a desarrollar cuestiones ambientales.
Palabras Clave: Ambientalismo; Argentina; Discurso; Historia; Prensa.
ABSTRACT
This research aims to analyze the construction of the environmental discourse in the Argentinian press, as a source of empirical information about socio-environmental dynamics in the period between 1960-1980. Thus the study proposes an interconnection among three disciplines: communication, linguistic and history.
Environmentalism is considered a heterogeneous social movement where different lines of thought are set and whose central core it the defense of nature and human environment understood in the framework of the connection between nature and society.
In Argentina, the environmentalist speech gained growing relevance and visibility since early 1970’s expressing in different civic organizations, ecological academic associations and institutional and normative of various types.
The media are involved in the reality construction and partially modified it, at the same time, they construct a speech addressing the interests of a particular group, constructed identities, social relations and systems of belief and knowledge. In this way ExpresoImaginario magazine will be used as a primary source of analysis and because it is considered a pioneer publication in Argentina who dedicates an entire section to environmental issues.
Key Words: Argentina, Environmentalism; Discourse; History; Press.
INTRODUCCIÓN
Las preocupaciones contemporáneas por el cuidado y la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales surgen en la década de 1960 a raíz de la crisis ambiental, como consecuencia del deterioro que sufre la naturaleza producto de la creciente capacidad de destrucción que tiene la sociedad y que persigue con el propósito de consolidar sus impulsos científicos y tecnológicos de avance y modernización.
De este modo, desde la década de los 1960 -y con mayor ímpetu a partir los Informes del Club de Roma de 1972, 1974 y 1976 y la Cumbre de Estocolmo de 1972- se habilita la intervención de movimientos sociales que fueron, junto con diversas organizaciones, pioneros en denunciar, en primer lugar, la importancia de las relaciones que vinculan sociedad-ambiente y, en segundo lugar, los conflictos ambientales que azotan a la sociedad y a la naturaleza y que ponen en jaque la relación entre ambos.
Las discusiones sobre la problemática ambiental en el mundo estuvieron y están atravesadas por disputas políticas, económicas, ideológicas y sociales que exceden a las cuestiones exclusivamente medioambientales. En este sentido, los estudios sobre los movimientos sociales, y en particular ambientales, no son nuevos, por el contrario, han sido abordados por investigadores a través de diversas perspectivas teóricas y metodológicas. Sin embargo, en la actualidad el origen de estos movimientos en Argentina continúa siendo motivo de análisis.
De esta manera, dado el vínculo existente entre los conflictos ambientales y el incorrecto accionar del hombre sobre la naturaleza la presente investigación se propone analizar, desde la denominada historia ambiental y el análisis crítico del discurso, los orígenes del discurso ambientalista en la prensa gráfica argentina como fuente de información histórica sobre dinámicas socioambientales y sus repercusiones culturales en el pasado reciente. El periodo analizado comprende las décadas de 1970 y 1980, pues es en esos años que la prédica ambientalista cobró creciente relevancia y visibilidad, frente al problema ecológico, expresándose en organizaciones ciudadanas, asociaciones académicas en temas ecológicos, y en menor medida, en los medios de comunicación desde comienzos de la década de 1970.
En este sentido, se plantea un trabajo que establezca una interconexión y un espacio común entre tres disciplinas: la historia, la comunicación y la lingüística. Se utilizará como principal fuente de análisis la revista Expreso Imaginario, que surge en agosto de 1976 y tuvo una periodicidad mensual hasta 1983.
Esta publicación se posicionó como pionera, dentro de la prensa gráfica contracultural argentina, por ofrecer un lugar destacado a temas inéditos para la época y no abordados por otros medios de comunicación, como la crisis ambiental mundial. Como medio de comunicación, identificó la problemática ambiental como un eje central de discusión. Si bien previo a su aparición existían conferencias, foros y debates sobre el tema, esta cuestión sólo quedaba restringida a los hallazgos científicos y a los especialistas. En este sentido, la revista permitió acercar al público temáticas que antes estaban reservadas para los ya conversos, como la ecología o el orientalismo.
Se estableció un corpus que será estudiado con las herramientas propuestas por el enfoque histórico discursivo. La selección está compuesta por aquellas notas de la publicación que abordan temáticas relacionadas a la ecología y las problemáticas ambientalistas entre 1976 y 1979, pues a partir de 1980 la revista se orienta exclusivamente a la música rock.
UNA APROXIMACIÓN HITORIOGRÁFICA
Desde su fundación, la historia ambiental se ubicó como encargada de aproximarse al origen y evolución de los fenómenos ambientales que emergen en el mundo. De este modo, es considerada como aquella disciplina que concibe a la naturaleza como un agente activo y por lo tanto busca reflexionar sobre la relación e interacción del género humano con el medio natural. No obstante, esto no implica que se ignore la cuestión cultural, todo lo contrario, puesto que se constituye como un elemento más que permite comprender la estrecha relación que involucra a la sociedad con su medio.
En Europa y en Estados Unidos, fueron los movimientos ecológicos de principios de la década de ´70 los que permitieron el surgimiento de la historia ambiental como campo disciplinar. Así, los historiadores vieron una oportunidad para el compromiso moral. Roderick Nash, uno de los precursores en el campo de la historia ambiental, manifestó a principios de los ‘70 que su postura respondía a “las voces que pedían responsabilidad con el medio ambiente” y que se incrementaron en los primeros meses de 1970. En palabras de John Robert McNeill, la historia ambiental derivó mucho de su primer ímpetu a las orientaciones y compromisos políticos (McNeill, 2005:16).
En 1990, Donald Worster en su texto “Transformation of theEarth: Towardanagroecological perspectiva in History”, manifiesta que la historia ambiental se constituye a través del diálogo entre las ciencias humanas y naturales (Zarrilli, 2011: 54). Es decir que se ve atravesada por diversas ciencias que no se reducen sólo al mundo natural ni tampoco al mundo social, sino por el contrario, se esfuerza en generar la interconexión de ambos mundos, pues se trata de indagar la relaciones que se establecen entre si.
Como se ha señalado, si bien no nos encontramos frente a una disciplina nueva sí se puede considerar que la historia ambiental ha cobrado una sustancial relevancia en las últimas décadas. La historiografía al respecto refleja el avance de esta especialidad en el campo del saber histórico. Como antecedente privilegiado de estas obras, son innegables las contribuciones de la Escuela de los Annales a la consolidación de la historia ambiental en tanto saber histórico. La revista, Annalesd’HistoireEconomique et Sociale, se fundó en Estrasburgo en 1929 y estuvo encabezada por los historiadores, LucienFebvre y Marc Bloch. Este trabajo colaboró a la renovación de los estudios históricos tradicionales que predominaban el campo del saber histórico en la Francia de posguerra.
Annales permitió el surgimiento de una nueva línea historiográfica que alteró la manera de concebir la historia. En este sentido, perfeccionó la construcción y el análisis historiográfico gracias a la recepción de múltiples disciplinas como la geografía, la sociología, la economía, lo cual no sólo implica reconocer la trascendencia de otras ciencias, sino también supone la necesidad de vincular el saber histórico a otras especialidades. En síntesis, el legado de la tradición de Annales y la importancia de sus planteamientos como matriz cultural y metodológica para la historia ambiental, es quizás de las pocas cuestiones que no genera debate entre los historiadores (Zarrilli, 2011:62).
Por su parte, en América Latina el avance de la historia ambiental# como disciplina se encuentra íntimamente unido a los crecientes conflictos socioambientales, vinculados a la explotación de los recursos naturales en el área. Esto se puede observar en el desarrollo de la producción rural. En este sentido, las líneas de investigación se ubican en el campo de análisis de las consecuencias de la explotación económica, la degradación de los recursos naturales renovables y no renovables (Zarrilli, 2002). En cierto modo, los cuestionamientos sobre las problemáticas ambientalistas sólo cobraron luz para los gobiernos latinoamericanos luego de la insistencia de las agencias internacionales como CEPAL (1), PNUD, BID (Gallini, 2009).
Sin embargo, la cuestión ambiental excede a los aparatos ideológicos del Estado y penetra en el seno de la sociedad civil, generando nuevas estrategias relacionales y nuevos vínculos con el poder político y económico y con los modos de producción. No obstante, en paralelo a la concientización en torno a la problemática ambiental de la mano de los grupos ecologistas, movimientos sociales y ambientales, ésta se intensifica (Leff, 1986).
En suma, la historia ambiental propone reconocer la existencia de un vínculo entre la naturaleza y la sociedad, lo cual implica que el mundo natural existe y es modificado y transformado por el accionar humano.
EL DISCURSO AMBIENTALISTA EN LOS PROCESOS COMUNICACIONALES
El ambientalismo es considerado un heterogéneo movimiento social en donde se configuran líneas de pensamiento diferentes cuyo núcleo central, entendido en el marco de la relación existente entre naturaleza y sociedad, lo protagoniza la defensa del ambiente natural y humano. Por ello, representa en sus muy diversos matices, movimientos en defensa del ambiente con relación con otras problemáticas sociales, económicas y políticas. De allí que existan enfoques ambientalistas con mayor o menor afinidad con el antropocentrismo, ecocentrismo o biocentrismo.
Resulta complejo encontrar el momento histórico que dio nacimiento al ambientalismo como movimiento contemporáneo, debido a que el mismo surgió como respuesta a múltiples causas. Se puede decir que su emergencia se ubica entre fines de la década de 1960 y principios de los 1970, en estrecha relación con sucesos internacionales de origen ambiental que permitieron instaurar la problemática como una preocupación a nivel global. Entre ellos se destacan los naufragios -en 1967 y 1989- de dos buques petroleros, con la consecuente contaminación de mareas y costas, en Inglaterra y Alaska, respectivamente. La explosión de una planta química en Italia (1976), los accidentes nucleares en Pensilvania (1979) y Chernobyl (1986) (Wagner, 2010), y diversos estudios sobre el calentamiento global como los de Revelle y Keeling cuyas investigaciones promovieron el desarrollo de una conferencia sobre el cambio climático en 1963 (Castells, 2009).
Así, se advierte que la “cuestión ambiental” fue un síntoma de la “crisis de civilización” vinculada al proceso de destrucción de la naturaleza, deforestación de los bosques, pérdida de fertilidad de los suelos, contaminación, opresión social. Es decir, surge como un complejo proceso de concientización social (Leff, 1986). En suma, han surgido como producto de la emergencia de problemáticas que afectan a la naturaleza a nivel mundial. Asimismo, concibe la necesidad de luchar, individual o colectivamente, con objetivos concretos que permitan concientizar a la sociedad respecto del daño causado por el hombre en el mundo natural. Buscan alternativas capaces de satisfacer sus demandas de cambio que permitan gestar entre el hombre y el medio ambiente un vínculo no destructivo ni de opresión.
En Argentina, el discurso ambientalista cobró creciente relevancia y visibilidad frente a la crisis ecológica, de comienzos de la década de 1960. Expresándose en organizaciones ciudadanas, asociaciones académicas en temas ambientales, organizaciones gubernamentales y, en menor medida, en los medios de comunicación. De este modo, cualquier análisis de la relación sociedad/medio ha de tener en cuenta el hecho de que todos estos agentes, sus valores y sus expectativas respecto al medio ambiente, concurren en un mismo territorio en el que materializan sus actuaciones (Bru, 1997).
En el caso de Argentina, la problemática ambiental ha sido instalada en la opinión pública, y también en el debate político, en parte, por la relevancia noticiosa del caso. Sin embargo, siguiendo a Manuel Castells, no se puede desconocer que vivimos en un mundo interconectado en el cual las sociedades se vinculan por medio de nuevas y diferentes “redes de comunicación” (Castells, 2009). En este sentido, tanto lo que se conoce como lo que se ignora sobre esta problemática no depende de la cantidad de información a la cual se tenga acceso, por el contrario, refiere a la ausencia de estructuras de análisis que faciliten la organización de esta información.
Para EnzioManzini, la mención de cuestiones ambientales son relativas y se perciben de acuerdo a factores aleatorios, eventuales y al lugar que ocupa la problemática en los medios (Manzini y Bigues, 2000). No obstante, aunque no se le otorgue la importancia que reviste y quiera ser opacada con otros temas que, a simple vista, interesen –o sean más rentables- para los grupos económicos y políticos, la crisis ambiental avanza.
En este sentido, la prensa gráfica cumple un rol preponderante al instalarse dentro de lo que Castells denominará la “globalización e informacionalización” en las cuales el mundo tal cual lo conocíamos dejó de existir, pues como afirma el autor, nuestro potencial de comunicación se encuentra también en un proceso de transformación continua (Castells, 2003).
En el caso de las revistas, éstas son producto del momento histórico, político, social y económico de un país, y en tanto medio de comunicación interviene en la realidad y la modifica parcialmente dado que construye un discurso atendiendo los intereses de un determinado grupo, construyendo identidades, relaciones sociales y sistemas de creencias y conocimientos (Fairclough,1995:1-20).
En consonancia con lo planteado, entendemos que la comunicación es construcción de sentido, y por lo tanto, implica reflexionar sobre un circuito de interrelaciones, subjetividades, sentidos que se construyen, se negocian y se disputan (Thompson, 1998:26). Es por ello que, siguiendo a John B. Thompson, se destaca que la comunicación mediática posee una dimensión simbólica irreductible. Es decir, se ocupa de la producción, almacenamiento y circulación de materiales significativos para los individuos que lo producen y lo reciben (Thompson, 1998:26).
En este sentido, éstas publicaciones revelan un vasto entramado simbólico que encierra ideas, valores, creencias y experiencias capaces de convertirse en claves que permitan a una sociedad, por un lado, discernir la coyuntura social, política y cultural que la rodea; y por otro, que grupos minoritarios de esa sociedad puedan plasmar inquietudes y diversas formas de expresión artísticas, culturales, etc. En consecuencia, las revistas constituyen la forma privilegiada de la militancia cultural y su vida es el despliegue periódico de un programa colectivo. En este sentido, “suelen nacer con un manifiesto programático y normalmente mueren cuando ese programa se consume” (Tarcus, 2007:2-8).
En otro orden de consideraciones, cabe destacar que el marco analítico en el que se desarrolla la investigación se sustenta en los lineamientos propuestos por el Análisis Crítico del Discurso (ACD). Ruth Wodak, una de las teóricas fundadoras de esta corriente, plantea que todos los discursos son históricamente producidos e interpretados y, por lo tanto, no pueden ser entendidos por fuera de su contexto de producción, circulación y reproducción (Wodak, 2003).
El ACD comprende enfoques teóricos diferentes, entre ellos se encuentran aquellos que poseen una perspectiva histórica en su teoría y en su metodología; los que la presentan en menor medida, restándole importancia; y por último, un tercer grupo que ignora por completo su existencia y validez. En este trabajo nos centraremos en el primer grupo, que es en el que Wodak propone situar al enfoque histórico del discurso.
El análisis de Expreso Imaginario se ubica dentro de la perspectiva histórica puesto que se entiende que es la única forma de conocer la cabal dimensión de los procesos sociales. En sintonía con lo mencionado, el ACD interpreta la necesidad de entablar una relación directa con el momento histórico, político, social y cultural en el cual se reproduce un discurso.
En suma, considera al discurso como una expresión sociocultural resultante de un contexto social determinado por la coyuntura histórica. Ello implica un paralelismo entre lo que Norman Fairclough definió como prácticas sociales y prácticas discursivas, dejando en evidencia como requisito obligatorio para un estudio riguroso la necesidad de un planteo interdisciplinar.
En este sentido, el enfoque histórico del discurso asociado al análisis crítico, trabaja con perspectivas diversas, de manera multimetódica y basándose en la diversidad de datos empíricos y de información de fondo (Wodak, 2003: 103). En otras palabras, busca integrar fuentes históricas, contexto social, político, cultural en el cual se producen los discursos. Ello evidencia, por un lado, su carácter interdisciplinar, por otro su orientación hacia los problemas no exclusivamente lingüísticos; asimismo, presenta una metodología que incorpora teorías y métodos apropiados que permiten comprender, y a su vez explicar, el objeto de investigación. Además, el contexto histórico se analiza siempre y se incorpora a la interpretación de los discursos y los textos. Por último, el análisis específico se vincula con teorías de rango medio y las categorías y herramientas se definen en función de los pasos antes mencionados (Wodak, 2003: 101-142).
El interés por parte de los teóricos en los estudios interdisciplinarios en los cuales se conjuga la historia con otras ciencias, tiene sus orígenes con Marc Bloch y LucienFebvre, fundadores de la Escuela de los Annales, donde el objeto consistía en profundizar y enriquecer el método histórico. Encontramos en ello una estricta relación con el planteo de Michael Meyer por el cual el ACD no debe interpretarse como un método único sino como un enfoque con diferentes aristas que requieren ser analizados según su especificidad (Mayer, 2001: 35-59)
En síntesis, y continuando con el planteo de Wodak, el discurso siempre es un objeto históricamente producido e interpretado, por ello se sitúa en un tiempo y espacio determinado que debe ser tenido en cuenta para su análisis (Wodak, 2003: 101-141).
En sintonía, el presente es un estudio histórico-discursivo centrado en analizar y discernir la trascendencia que tuvo la revista Expreso Imaginario en Argentina en la década de los ’70 y el lugar que ocupó en sus páginas la problemática ambientalista. En este sentido, se hará hincapié en aquellos temas que surgen sobre la problemática ambientalista y que son considerados relevantes para la revista, además se tendrá en cuenta bajo qué forma se presentan los temas ecológicos, y quiénes se configuran como voces autorizadas para hablar sobre esos conflictos.
EL SURGIMIENTO DE EXPRESO IMAGINARIO COMO PROCESO COMUNICACIONAL
La revista Expreso Imaginario comenzó a circular en 1976, seis meses después de la usurpación del poder por las Fuerzas Armadas.
En aquellos años, los medios gráficos más críticos fueron silenciados, sin embargo las reacciones, frente al ataque a la libertad de expresión, fueron disímiles. Por un lado, como ejemplifican los autores Glenn Postolsky y Santiago Marino, existían los diarios en los que los militares tenían una influencia directa ya sea por ser de propiedad estatal o por haberlos intervenido como: La razón, La opinión, Convicción, etc. Mientras que, por otra parte, existían medios que comulgaban ideológicamente con el discurso represivo de las FFAA y fomentaban desde sus páginas las políticas económicas adoptadas, como La Nación y La Prensa. Otros directamente tuvieron que dejar de salir como Mayoría (peronista), El Mundo (vinculado al ERP) y Noticias (de Montoneros) (Mastrini, 2009).
Bajo estas circunstancias, también cobraron vida otros medios gráficos que existieron en los márgenes de la comunicación “oficial”, publicaciones que se atrevieron a contar la historia desde otra perspectiva, corriendo los riesgos que eso implicaba para la época. Podemos citar como ejemplo la revista El Porteño, Punto de Vista, o la revista Humor, la cual contaba con un espectro tan amplio de temáticas que atravesaba tanto las políticas económicas como los Derechos Humanos.
Marcos Novaro manifiesta que a la orilla de la llamada “cultura dominante” emergieron voces disidentes, en el plano cultura relacionado a la música se evidenciaron en el rock, mientras que en lo que respecta a la prensa escrita, los disensos se plasmaron en “revistas alternativas o underground, no en la gran prensa” (Novaro, 2006:79).
Este contexto suscitó el surgimiento, en agosto de 1976, de la revista Expreso Imaginario, como protagonista de ese mundo under con una trayectoria dentro del movimiento contracultural argentino, como una bocanada de oxigeno necesario para un sector de la sociedad que, no sólo sentía que sus inquietudes no se plasmaban en los medios controlados directa o indirectamente por el Estado Terrorista, sino que, al mismo tiempo, padecían en silencio la represión del régimen.
Expreso Imaginario, es un referente dentro de un universo de revistas que mantuvieron espacios críticos cuando el sólo hecho de hablar desde la diferencia implicaba enormes riesgos (Benedetti y Graziano, 2007:1-20). Es decir, esta publicación se caracterizó por establecer una agenda propia en la cual se abordaban temas que no preocupaban a los medios de comunicación de la época sino por el contrario eran ignorados y que, sin embargo, para la juventud del momento revestían de gran interés.
Resulta significativo considerar esta clase de publicaciones que lograron camuflarse para sobrevivir en un período convulsivo para la historia argentina, en la cual los medios que procuraban plasmar una arista diferente de la realidad eran clausurados o censurados.
La dictadura cívico-militar logró establecer un accionar específico ideado, entre otras razones que ya se mencionaron, para el control de los medios de comunicación. No obstante, no pudieron completar su cometido, pues lograron filtrarse dentro del periodismo argentino un grupo de personas y medios capaces de elaborar el espacio de expresión, diálogo, discusión y denuncia general que se necesitaba en ese momento.
Se construyó, desde la clandestinidad, un entorno específico en el cual los jóvenes tuvieron un lugar de encuentro donde compartir códigos comunes y donde pudiesen identificarse y reconocerse como un colectivo orientado con un objetivo común, resistir.
Esta publicación deja de editarse en 1983, en parte, debido a problemas económicos pero fundamentalmente su salida respondió a la partida de dos de sus fundadores, Jorge Pistocchi en 1980 y Pipo Lernoud en 1981. Luego de su retirada, la revista quedó bajo la dirección de Roberto Pettinato y se convirtió exclusivamente en una revista de rock. Esto implicó la consecuente pérdida de interés por aquellos temas alternativos que dieron origen a la publicación.
A través de sus páginas se consolidó como pionera en Argentina puesto que, entre otros motivos, permitió la construcción de un espacio de debate y reflexión en torno a un repertorio de temas no convencionales para los medios de la época. La heterogeneidad de contenidos incluía el tratamiento de problemáticas ambientalistas, formas de vida alternativas, orientalismo, poesía, debates sobre el cine under, y sin lugar a dudas, información sobre rock.
La singularidad que caracteriza a Expreso Imaginario es fruto, en gran medida, del ingenio, interés y atrevimiento de Jorge Pistocchi, quien ya desde su participación como columnista en la revista Pelo -única publicación dedicada exclusivamente a la música pop y al fenómeno hippie dirigida y creada por Daniel Ripoll- y luego como director de Mordisco -un medio ligado sólo a la música rock que aparece en las calles porteñas en mayo de 1974 y que acompañará en este viaje a Expreso- estaba decidido a crear una revista capaz de desarrollar un periodismo alternativo que no sólo se interesara por la música rock sino que pudiera explorar otras disyuntivas. En palabras de Sergio Pujol “el hombre era el proyecto de la contracultura hecho realidad” (Pujol: 2011, 31).
La otra cara visible que permitió la aparición de Expreso Imaginario fue Pipo Lernoud, un poeta y compositor de música rock, quien también escribía en las revistas de Ripoll, como Pelo y Algún Día. Ambos concebían fascinados la idea de editar esta publicación, sin embargo, no contaban con el capital necesario para realizar este emprendimiento. Así, entra en escena la última pieza de este rompecabezas, Alberto Ohanian, abogado y amigo de Luis Alberto Spinetta, quien se encargaría del financiamiento de la revista. Con él se completaba el trinomio que encabezaría el proyecto, que contó con un staff fijo integrado por Horacio Fontova, Pelusa Confalonieri, Edy Rodríguez, Alfredo Rosso, Claudio Kleiman y Fernando Basabru.
En este sentido, Expreso Imaginario, se constituye como un espacio de intercambio de formas simbólicas significativas (Thompson, 1998:32-34). Es decir, es un medio de comunicación donde se expresan preocupaciones y manifestaciones sociales y culturales. En este trabajo nos centraremos en analizar y comprender aquellas expresiones relacionadas con la dinámica presente en la publicación, orientada a la reflexión sobre la problemática ambientalista. Nos enfrentamos entonces al estudio de un proceso comunicacional complejo.
¿CÓMO SE MANIFIESTA LA PROBLEMÁTICA AMBIENTALISTA EN EXPRESO IMAGINARIO?
Con una tirada inicial de 10.000 ejemplares, el 6 de agosto de 1976, sale el primer número de los 78 que publicaría Expreso Imaginario. En el editorial N°1 los directores del medio expresaban que “nada detiene a los hombres en su carrera aunque por ella sus sentidos se atrofien a fuerza de depender de aparatos que a su vez envenenan su planeta. Desde este estado de cosas parte hoy Expreso Imaginario. No apunta a galaxias y planetas exóticos, sólo intenta recorrer su viaje por los espacios no anquilosados de la mente, que todavía conserven a través de la música, la poesía y el amor, la frescura suficiente para contener sentimientos de vida” (Expreso Imaginario, 1976: Agosto).
En este sentido, desde el inicio, se advierte que esta revista se proyecta como un vehículo para concretar un cambio de mentalidad. Aboga por la recuperación de ideales perdidos e invita a sus lectores a reflexionar sobre la posibilidad de concebir una lógica diferente de vida, un mundo alternativo, ajeno a la vorágine de la gran ciudad y de la sociedad alienada. Se interroga sobre las condiciones de vida de la época y cuestiona el accionar del hombre y su relación con la naturaleza, al tiempo que, interpela al lector para pensar cómo sería su vida, y su vínculo con el mundo natural, si se utilizaran los recursos naturales -renovables o no- a conciencia.
Los temas que se articulan en la publicación son: la contaminación ambiental, la contaminación alimentaria, los desastres industriales, el retorno a las costumbres tradicionales para elaborar alimentos naturales y la confección de ropa artesanal, la utilización de energías alternativas como la eólica, hidráulica y solar en reemplazo de la energía nuclear sobre la que poco conocimiento se tenía respecto al daño que podía causar al ambiente y a los seres humanos. Al mismo tiempo, aspira una mayor participación ciudadana en la resolución de aquellos conflictos que aquejan al ambiente natural y que son posibles de resolver con cambios de hábitos y costumbres.
El análisis que se presenta aquí plantea un recorrido cronológico a través de la publicación, teniendo en cuenta la proyección de las cuestiones ambientales que cruzan a Expreso Imaginario a lo largo del período analizado, desde 1976 hasta 1979.
En el primer número, bajo el título “Un refugio humano” el medio informa sobre el foro de Hábitat Forum desarrollado en mayo de 1976 en Canadá y explica que “la idea del Forum surgió durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ecología, en Estocolmo 1972, allí se vio claramente la urgencia de reuniones no-burocráticas, basados en experiencias y posibilidades prácticas, organizados de una manera paralela a las reuniones oficiales” (Expreso Imaginario, 1976: Agosto). Es evidente que se pretende un cambio cultural, no sólo a nivel local sino mundial. La Cumbre de Estocolmo fue un punto de inflexión en la discusión sobre la crisis ambiental.
Esto tiene directa relación con la idea de concebir una “cultura de la sostenibilidad”, que se geste con una mayor concientización por parte de los protagonistas del proceso social que denominamos democracia y en donde existen valores, ideas, concepciones del mundo y de la relación que debe tener el hombre con su ambiente natural que constantemente se disputan y entran en tensión.
La nota continúa y se focaliza en el Forum y explica que allí se “acentuaba la acción práctica como respuesta a los problemas de la vivienda enfocando el tema desde un punto de vista muy amplio, que incluye al planeta entero como vivienda de la humanidad”. Se refuerza la idea del Planeta Tierra como el único sitio que tiene el ser humano para habitar, y los cuidados que de ello se desprenden.
Concluye explicitando los resultados del foro de Canadá, en el cual, instituciones e individuos particulares pudieron explayarse “sin interminables debates políticos ni presiones económicas”, esto permitió “abrir un abanico de posibilidades prácticas” para “solucionar el quemante problema del hábitat mundial sin seguir corrompiendo la delicada estructura ecológica del planeta”.
Como medio de comunicación, Expreso Imaginario identificó la problemática ambiental como un eje central de discusión. Si bien previo a su aparición existían conferencias, foros y debates sobre el tema, este sólo se restringía a los hallazgos científicos y a los especialistas. Sin embargo, la sociedad poco sabía al respecto, en parte, porque la problemática no estaba instalada, y también, porque no era un tema relevante para los medios. En suma, se genera un proceso de retroalimentación por el cual, como resultado final, la crisis ambiental continúa desintegrando al planeta.
En el segundo número las advertencias sobre los problemas ecológicos se incrementan y desde la portada la revista alerta sobre los peligros que afectan al planeta. En esta tapa, elaborada por Horacio Fontova, se observa a un bebé que juega con la Tierra cual si fuera una bolita e intenta colocarla dentro de un casillero. Bajo el título “Ecología: ¿Morirá el Planeta Tierra”? se representaba al “hombre jugando como un niño con la salud del planeta” (Expreso Imaginario, 1976: Septiembre). Así, el discurso ambientalista se convierte en un tópico relevante y transversal que recorrerá toda la publicación.
Asimismo el artículo titulado “Ecología: la vida pierde la batalla” plantea en su introducción que “la actual contaminación ambiental amenaza a 300 especies de mamíferos (incluida la raza humana) (…) diariamente el hombre respira, bebe y come alimentos afectados por contaminantes industriales, verdaderos venenos que desatan una especie de guerra total contra el ser humano, cúspide de la cadena alimenticia terrestre. Expreso Imaginario sintetiza aquí los mayores problemas con que nos enfrentamos” (Expreso Imaginario, 1976: Septiembre).
Aquí se establecen los peligros de la contaminación ambiental, la polución, y la constante amenaza del hombre al equilibrio ecológico “esta cadena alimentaria, compuesta de herbívoros, carnívoros y omnívoros, vio sacudirse peligrosamente en los últimos años su equilibrio ecológico por la acción desordenada de un interesado consumismo, que dejó al planeta sucio, sucio, sucio…”.
Para Expreso Imaginario la capacidad de consumo, sumido a las normas del sistema que arrojan al hombre a adquirir artículos no indispensables para su vida, altera el adecuado funcionamiento del mundo. Al decir de la revista: “al convertir el mundo en un inmenso mercado en que el ser humano es deshumanizado para transformarse en un mero comprador de artículos que no siempre necesita, la humanidad llegó al borde del abismo de la autodestrucción” e insiste “al estallar los resultados de la depredación de la naturaleza y sus recursos, aparecieron los portadores de la alarma, que con cifras y estudios anuncian presagios pavorosos” (Expreso Imaginario, 1976: septiembre).
Estas declaraciones no implican desconocer la necesidad de utilizar energía y nuevos conocimientos para mejorar la calidad de vida y recursos que brinda la naturaleza para alimentarse. Es decir, la revista no presenta una postura obtusa y no propone desconocer el desarrollo de la humanidad. En este sentido, “a nadie se le ocurre parar las máquinas, volver a ponerse el taparrabo y retornar a las cavernas”, por el contrario, lo que se discute aquí es “cómo encarar el desarrollo y progreso juntos sin convertir a nuestro rancho espacial, es decir la Tierra, en un cementerio de lujo, inn, de onda, cibernético y auto-service”.
Así, se plantea una contradicción entre la idea de modernización, avance o como menciona Manzini “el hiperindividualismo, la relajación del tejido social, la caída de valores tradicionales, el cálculo de la conveniencia” frente a la complejidad del mundo natural acechado por el accionar humano.
En este mismo apartado, encontramos una nota titulada “Paren el mundo lo quiero lavar”, que informa sobre el accidente de la localidad italiana de Sevesso. El desastre industrial se desató en la planta química de la Industrie Chimiche Meda Società, dedicada a producir herbicidas, en julio de 1976. El Expreso advertía al respecto que “niños, mujeres, hombres, seres aún sin nombre que madres jóvenes cultivaban en sus vientres, animales, pájaros, peces, mariposas, gusanos, raíces, flores, cayeron arrasados por la nube gaseosa -de dioxina-, ninguna indemnización los hará resucitar” y continúa “lo vivo quiere vivir, es una ley y un derecho que no tiene precio” (Expreso Imaginario, 1976: septiembre).
Los ejemplos presentados hasta el momento refuerzan lo que Manuel Castells explicita en relación a los medios de comunicación y las cuestiones ambientales, ya que para este autor, “los medios son esenciales en el proceso de concientización y una serie de periodistas se han involucrado, profesional e ideológicamente, en el proyecto de despertar la conciencia medioambiental” (Castells, 2009: 417). Al mismo tiempo, el autor plantea el surgimiento de esta “concientización” en directa correspondencia con el auge de la denominada “sociedad red” en la cual tanto la ciencia como la tecnología se elevan como pilares fundamentales dentro de la nueva conceptualización del espacio y el tiempo, y en donde los medios de comunicación construyen, en tanto vehículos de poder e información, una “dominación de la identidad cultural por los flujos abstractos y globales de la riqueza” (Castells, 2003:210).
En el caso del Expreso Imaginario, la apuesta por la divulgación y el tratamiento de la cuestión ambiental recorre toda la publicación y lejos de ser un individuo particular el encargado de aventurarse en ésta temática, es el conjunto de integrantes de la revista los que la abordan desde diversos formatos.
El interés por estos temas no es casual ya que el equipo de redacción de esta revista se consolidó como representante del movimiento contracultural en Argentina y como militante de experiencias alternativas.
En junio de 1978, Jorge Pistocchi expresaba en un editorial que “los desastres ecológicos en los últimos años son tan repetidos y de tal magnitud que ya no pueden ocultarse y han pasado a ocupar una buena porción de la crónica diaria (…) desde nuestra situación de observadores y víctimas de este proceso, nos asusta ver con qué pasividad los responsables del mundo enfrentan el problema” (Expreso Imaginario, 1978: junio).
Es decir que, la problemática ambiental, desde la revista, no era presentada sólo a modo de información, sino que era concebida con preocupación. La redacción de la publicación era conciente de los riesgos que aparejaba el consecuente deterioro ambiental producto del obrar humano sobre la naturaleza. Y esta idea cobra fuerza en agosto de 1978 en una nota titulada “La ecología, ese difícil equilibrio de la vida”, cuya bajada resume lo expuesto hasta aquí “hace un par de años, cuando el Expreso empezó su viaje, se propuso, entre otras cosas, hablar de ecología (…) en esa época era un tema que sólo emergía en los medios de difusión aisladamente perdido entre noticias aparentemente más urgentes (…) pero los tiempos están cambiando, mi amigo, y las catástrofes son cada día más evidentes (…) hay una descomposición progresiva y constante del medio en que vivimos que no llega al conocimiento del público” (Expreso Imaginario, 1978: agosto).
Cabe destacar, nuevamente, que estas manifestaciones presentes en la publicación se generan frente a un contexto político y social convulso, en el cual la Dictadura Cívico-Militar, tenía por objeto generar una sociedad desinformada instalando un “tono monocorde, gris y mediocre” en los medios argentinos. (Novaro, 2006: 76). En este sentido, los militares sabían que sólo manteniendo un férreo control, consistente e inflexible sobre los medios de comunicación, podrían mantener entre las sombras las informaciones sobre, por ejemplo, los detenidos-desaparecidos, su violación sistemática a los DDHH, y la siniestra etapa por la cual estaba atravesando Argentina. Es decir que, Expreso Imaginario, es un referente dentro de un universo de revistas que mantuvieron espacios de discusión, espacios críticos y de resistencia.
Resulta evidente que la problemática ambientalista para Expreso Imaginario era relevante. Desde el comienzo la publicación tomó conciencia del riesgo que corría la Tierra, y su postura al respecto era clara: las consecuencias del deterioro ambiental son la manifestación del incorrecto accionar del hombre sobre la naturaleza. En un momento en el cual ni los medios -ni la sociedad- hablaban sobre estas temáticas, Expreso surge como portavoz necesario para concientizar a la sociedad y reflexionar sobre la real dimensión del problema ambiental, otorgando un espacio para el debate, el intercambio de opiniones, informando a los lectores con datos concretos y con especialistas que refuerzan las ideas que desde la redacción del medio se quiere plasmar.
En la revista, la problemática ambiental, es abordada a través del cuestionamiento, la duda y el debate se plantean las causas de deterioro ambiental y el riesgo que ello implica, pero al mismo tiempo, se proponen alternativas y soluciones frente a esas situaciones, con el objeto de que los lectores tomen conciencia de la real dimensión en la que se encuentra el mundo, sumido en una destrucción que avanza paralelamente al progreso y desarrollo. En palabras de Donald Worster “el súbito aceleramiento del deterioro ambiental en todo el planeta a partir de la II Guerra Mundial ha sido en gran medida el resultado de nuestro espíritu emprendedor en el campo de la ciencia” (Worster, 2000: 9).
REFLEXIONES FINALES
En Argentina, el discurso ambientalista, como mencionamos al principio de este trabajo, cobró creciente relevancia y visibilidad desde comienzos de la década de 1970. Si bien escapa al objeto de análisis de este estudio, es innegable la existencia de otros movimientos sociales más radicalizados vinculados a la defensa del medioambiente cuyo origen no es el movimiento contracultural ni la prensa underground sino que proceden de la acción colectiva y la protesta social y establecen una clara intencionalidad política. Cuestiones que no fueron abordados en este estudio pero que vale la pena mencionar.
En el caso estudiado, el discurso ambientalista, evidencia una situación de comunicación, por consiguiente, debe pensarse como una práctica social y de intercambio. Así, el discurso, como elemento fundante de la estructura social, resulta imposible aislarlo de su contexto histórico de producción y recepción. Resulta evidente que, por el tratamiento otorgado, para Expreso Imaginario, la cuestión ambiental se constituía en eje rector, así la preocupación por las alteraciones que el hombre generaba sobre el medio ambiente era un pilar fundamental para la revista y su equipo.
En el contexto en el que se publicaba, la dictadura cívico-militar, Expreso Imaginario brindó un espacio de resistencia en términos culturales e ideológicos. Así, reflejaba los ideales y los interrogantes que le preocupaban frente a la convulsiva coyuntura nacional, ofreciendo a sus lectores un espacio común de lucha. La esencia de Expreso Imaginario se mezcla con la esencia de la contracultura y retoma el interés por la naturaleza al igual que revaloriza los ideales tradicionales.
En este sentido, la preocupación por la crisis ambiental, la denuncia por el incorrecto accionar humano y su consecuente efecto en la naturaleza convierten a esta publicación, no sólo en un medio de divulgación, sino también, y por sobre todo, en una manifestación conciente y en un acto de militancia que revaloriza y lucha por conseguir la armonía entre el hombre y su entorno natural.
NOTAS
1) Comisión Económica para América Latina; Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo; Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo.
1 BENEDETTI, S y GRAZIANO, M (2007) Estación Imposible. Periodismo y contracultura en los 70: la historia del Expreso Imaginario, Buenos Aires, Marcelo Héctor Oliveri Editor.
2 BRU, J (1997) Medio ambiente: poder y espectáculo, Barcelona, Icaria.
3 CASTELLS, M (2009) Reprogramando las redes de comunicación: movimientos sociales, política insurgente y el nuevo espacio público. En: CASTELLS, M. Comunicación y poder (393-553) España, Alianza Editorial.
4 CASTELLS, M (2003) La era de la información. El poder de la identidad, Madrid, Alianza Editorial.
5 FAIRCLOUGH, N (1995) Discourse and social change, Londres, Polity Press.
6 GALLINI, S (2009) Historia, ambiente, política: el camino de la historia ambiental en América Latina” nómadas, N°30, abril-sin mes, 2009. Universidad Central de Colombia. pp. 92-102.
7 LEFF, E (1986) Ecología y capital. Racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable, México. Siglo XXI.
8 MANZINI, E y BIGUES, J (2000) Ecología y democracia. De la injusticia ecológica a la democracia ambiental, Barcelona, Icaria.
9 MASTRINI, G. (Ed.) (2009) Mucho Ruido, pocas leyes. Buenos Aires, La crujía.
10 MCNEILL, JR (2005) Naturaleza y cultura de la historia ambiental.” Versión sintetizada y traducida del inglés por Ana Rita Romero. En: History and theory, Wesleyan University.
11 NASH, R (1974) American Environmental History: A New Teaching Frontier. Pacific Historical Review, N° 363. pp. 362-372.
12 NOVARO, M. (2006) Historia de la Argentina Contemporánea: De Perón a Kirchner, Buenos Aires, Edhasa.
13 PUJOL, S (2011) Rock y Dictadura. Crónica de una generación (1976-1983), Buenos Aires, Booket.
14 TARCUS, H (2007) Catálogo de revistas culturales argentinas (1890-2006), Buenos Aires, Ce.D.in.C.I.
15 THOMPSON, JB (1998) Los media y la modernidad, España, Paidós Comunicación.
16 WODAK, R y MEYER, M (Comp.) (2003) Métodos de análisis crítico del discurso, España, Gedisa.
17 WAGNER, L (2010) Movimientos sociales y problemas ambientales en la sociedad argentina a partir de los años ‘90. Estudio de caso: Los movimientos socioambientales en defensa del agua y en rechazo a la mega minería en Mendoza, Tesis doctoral, Defendida, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes.
18 WORSTER, D (2000) Transformaciones de la Tierra. Una antología mínima de Donald Worster, Panamá.
19 ZARRILLI, GA y GALAFASSI, G (2002) Historia y medio ambiente. En: Guido Galafassi y Adrián Gustavo Zarrilli, Ambiente, sociedad y naturaleza. Entre la teoría social y la historia, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes. pp. 63-105.
20 ZARRILLI, GA (2011) Historia ambiental: nuevas miradas y perspectivas en la historiografía argentina. En: Blacha-Girbal, Noemí y Moreira, Beatriz, Producción de conocimiento y transferencia en las Ciencias Sociales, Buenos Aires, Imago Mundi Ediciones. pp. 53-74.
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