ARTÍCULO ORIGINAL
Materialización de las prácticas sociales en el sector II de “Pueblo perdido de la Quebrada”. (Valle de Catamarca)
(Materialization of the social practices in the sector two of “Pueblo perdido the Gully”. (Catamarca Valley))
Ezequiel Fonseca - Gabriel Acuña y Néstor Kriscautzky *
* Escuela de Arqueología - Universidad Nacional de Catamarca - Maximio Victoria S/Nº Campus Universitario - San Fernando del Valle de Catamarca - CP 4700 – Catamarca - Argentina. Correo Electrónico: fonsecaezequiel@gmail.com
RESUMEN
El siguiente trabajo desarrolla el análisis de la materialidad, en tres recintos asociados, en el sector II del sitio Pueblo Perdido de La Quebrada Valle de Catamarca. El objetivo de este estudio consiste en caracterizar las múltiples facetas de los recintos asociados para determinar las prácticas cotidianas, que se desarrollaran en su interior, los cuales estarían dando cuenta de una organización de actividades socialmente compartidas, recurrentes y aceptadas. Nuestro estudio se llevó a cabo a través de una excavación extensa, que nos permitió analizar los materiales obtenidos, determinar su distribución y asociación en el espacio, relacionando especialmente la cerámica por medio de su remontaje, decoración y formas; con rasgos y estructuras en cada uno de los recintos excavados. Que nos permitió formular características particulares en la organización y uso del espacio domésticos al interior de cada recinto. Con ello se infirieron las posibles áreas de actividad cotidiana, y se relacionó la información procesada con el valle Ambato. En consecuencia interpretamos a los recintos como un conjunto de unidades funcionalmente equivalentes, de una unidad habitacional, donde las características particulares y comunes permitieron reconocer un espacio donde se dieron una serie de actividades relacionadas en diferentes secuencias domésticas que son recurrentes, materializando de las relaciones sociales, que están reforzando o intentando mantener una suerte de continuidad en el tiempo y el espacio.
Palabras Clave:Materialidad; Período de Integración Regional; Pueblo Perdido; Unidad habitacional.
ABSTRACT
The present paper develops the analysis of materiality in three associated enclosures in sector II in “Pueblo Perdido de la Quebrada” Valley of Catamarca. The aim of this study is to characterize the multiple facets of associated enclosures to determine the daily practices, to be developed inside them, which would be showing an organization of an organization of recurrent and accepted activities socially shared. Our study was conducted through an extensive excavation, which allowed us to analyze the obtained materials, determine its distribution and association in the space, specially relating the pottery according to its reassemble, decoration and shapes with features and structures in each associated enclosure excavated. This allowed us to formulate particular characteristics of the organization and the use of daily space inside the associated enclosures. We inferred about the possible daily activity areas and this processed information was related to the one of the Ambato Valley. Consequently, we interpret the enclosures as a set of functionally equivalent units to a habitable unit, where the individual and common characteristics permit to recognize a place where several activities related in different daily sequences, are not recurrent, materializing the social relations that are forcing and intending to maintain the continuity in time and space.
Key Words: Housing unit; Materiality; Period of Regional Integration; Pueblo Perdido.
INTRODUCCIÓN
Este estudio se enmarca temporalmente en el período de integración regional (Pérez Gollán, 1991). Con un rango temporal que se extiende entre el 200 y el 1000 después de Cristo. -aunque nuevas investigaciones sobre ésta temática están dando fechados más allá del 1.000 d.C. Varios investigadores relacionados al tema, caracterizan este período temporal (por ejemplo, Callegari 2005; López et al, 2006; Kriscautzky, N; D. Lomaglio; F. Morales y H. Puentes 2005; Gambier 1996/97; González y Montes 1998; Gordillo y Kusch 1987; Gordillo 2004 a; Kriscautzky 1996/97a, 1996/ 97b, 2005 Kriscautzky y Togo 1996/97; Kusch 2005; Laguens y Bonin 2005; Manasse 1996/97, Sempé 2005; entre otros), por un incremento paulatino en su complejidad política, social y económica; manifestándose en el registro arqueológico la variedad de formas de ocupación y utilización del suelo, manejo del agua, concentración de unidades habitacionales y diversidad funcional, como centros ceremoniales, recintos habitacionales jerarquizados, terrazas y canchones de cultivo, acequias, canteras de arcilla y de piedra, por ejemplo; todo ello vinculado a un desarrollo de ceremonialismo comunal.
Estas transformaciones de carácter público y ritualprovocaron un fuerte impacto en el paisaje por su gran visibilidad, ya que los núcleos de asentamiento se multiplicaron y complejizaron, encontrándose asociados a tareas comunitarias, como pueden ser la agricultura y/o construcciones monumentales. Siguiendo a (Kriscautzky,1996/97b) la estructura más impactante sería el conjunto caracterizado como plaza-pirámide, donde “se combina un espacio abierto o plaza con un montículo ceremonial y recintos adosados que se intercomunican entre sí por medio de aberturas en las paredes permitiendo delimitar grupos de recintos rectangulares pequeños (…) que comparten espacios físicos, donde estos grupos de tres o cuatro recintos están unidos entre sí por paredes medianeras y se comunican a su vez hacia el espacio común compartido que es más bajo.” (Kriscautzky, 1996/97: 35b).
Dentro de ésta dinámica de creciente control social, la arquitectura asumió un rol activo, restringiendo el movimiento y transmitiendo, a través de cualidades constructivas mensajes de diferenciación en cuanto a poder y prestigio (Laguens y Bonin, 2005; Gordillo, 2004a). Los espacios vinculados con las actividades ceremoniales y religiosas, probablemente fueron, los monumentos más versátiles para crear y reproducir las estructuras de poder social. Por un lado, conformarían lugares de convergencia en los cuales las condiciones de desigualdad podrían enmascararse a partir de su apariencia pública (Laguens y Bonín, 2005).
De hecho el amplio desarrollo en las investigaciones realizadas durante las últimas décadas han estimado los primeros progresos de la historia social del Periodo Medio o de Integración Regional. No obstante, es no menos evidente que la prosecución de estos progresos depende de la elaboración de nuevos cuestionamientos, de una relectura del registro en base a nuevas evidencias y nuevas perspectivas teóricas. Que permitan abordar la lógica espacial en escenarios de actividad cotidiana o doméstica como lo plantea Gordillo (2006), Laguens y Bonín, (2005); Taboada y Angiorama (2000), Albeck et.al (1995) entre otros.
En este sentido, para poder comprender las conductas e inferir lógicas cotidianas nos planteamos como objetivo de investigación, para el valle de Catamarca, realizar el estudio y análisis de las características de la conformación del espacio doméstico y las prácticas que se desarrollaron al interior de una unidad habitacional en el sitio Pueblo Perdido de la Quebrada.
El sitio Pueblo Perdido de la Quebrada (en adelante PPQ), con coordenadas geográficas 28°28’00’’ de Lat. S y 65°49’ 56’’ de Long. O se encuentra localizado en las primeras estribaciones de la quebrada de El Tala, ubicada en el Departamento Capital, Provincia de Catamarca. El patrón de asentamiento del sitio fue determinado por Kriscautzky como:
“…un poblado planificado en una terraza natural a 40 mts. sobre el nivel actual del río El Tala, constituido por recintos que se distribuyen según su eje Noroeste-Suroeste, rodeando y encerrando un área central de uso común, que queda hacia el sur, una gran muralla de contención es común a numerosos recintos que tienen aberturas de comunicación hacia el espacio central común…los recintos se intercomunican entre sí por medio de aberturas en las paredes permitiendo delimitar grupos de recintos rectangulares pequeños(…)que comparten espacios físicos, estos grupos de tres o cuatro recintos están unidos entre sí por paredes medianeras y comunican a su vez hacia el espacio común compartido que es más bajo.” (Kriscautzky, 1996/97: 33a)
La asignación cultural del sitio fue inicialmente definida por la cerámica, en la que predominan materiales correspondientes a la entidad Aguada. En el año 1996 se han realizado fechados radiocarbónicos, mediante muestras de restos de carbón vegetal, los cuales arrojaron una serie de fechados comprendido entre 1770 ± 37 AP y 1520 ± 42 AP (Kriscautzky, 1996/97a).
Hasta el momento las investigaciones realizadas fueron de carácter general, y en algunos casos tomando recintos en forma individual, como una abstracción de un espacio doméstico sin relación con otras estructuras, no considerando la recurrencia de formas y agrupación de los mismos y sin generar una integración metódica de los datos.
Estos antecedentes estimulan la planificación de una investigación más detallada respecto de las características particulares y comunes, al uso y organización del espacio, que nos permita entender su configuración e interpretar como fue concebido y organizado el espacio habitacional en PPQ. Para ello escogimos tres recintos contiguos como unidades de análisis, en una unidad habitacional o “una unidad constructiva arqueológica” (Taboada y Angiorama; 2003:104) en el sector II de PPQ. Para la elección de nuestra unidad de análisis partimos de los supuestos planteados por Nielsen (2001b) sobre la vivienda:
“Arqueológicamente, la vivienda alude al conjunto mínimo de espacios (con sus estructuras, rasgos, áreas de actividad, artefactos y desechos asociados) que conforman una unidad discreta y funcionalmente integrada y que da cuenta de las actividades de residencia (descanso, protección de clima, procesamiento y consumo de alimentos) en una localidad durante un período más o menos prolongado aunque no necesariamente permanente. En la mayoría de los casos, la vivienda alberga también otras actividades como almacenaje, descarte, fabricación y mantenimiento de artefactos, intercambio, socialización, inhumación de los muertos y rituales varios.” (Nielsen, 2001:42b)
A su vez, la vivienda está vinculada a lo que Haber (2011) plantea como una homologación de la significación de casa-estructura, de modo tal que “hablar de una estructura no solo implica remitirse a las cosas, sino que la vida campesina no tiene solo que ver con las relaciones materiales, sino que la familia y la casa están incluidos en una red relacional común, en la cual devienen, junta a la chacra, las semillas, las acequias etc.” (Haber 2011:47).
A partir de los elementos recuperados en excavación y su distribución espacial pretendemos inferir prácticas sociales en un espacio habitacional, como áreas de actividad por ejemplo Producción-Consumo-Almacenamiento-Descarte; con el fin de aportar información a los estudios en proceso, nos preguntamos, ¿si existen rasgos comunes en la arquitectura doméstica y la ordenación espacial en el sector II tomando los recintos XVIII, XIX y XX? ya que PPQ ofrece amplias posibilidades en la materia, y a su vez tomando a Gordillo (2004b) puesto que éste sitio también “integra un área geográfica y temática que es especialmente viable para avanzar en la comprensión del fenómeno Aguada, pues permite indagar cuestiones centrales al mismo en el orden social, político e ideológico.”(Gordillo 2004:112a).
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación fue realizada siguiendo los lineamientos teóricos de la arqueología de los espacios domésticos (Household Archaeology). Esta línea de trabajo es un intento de reconocer los comportamientos humanos detrás de los restos materiales, profundizando la comprensión sobre la vida cotidiana de las personas, la diversidad social de las unidades domésticas y la importancia de su articulación con universos sociales más amplios (Robín, 2003).
Puesto que el sitio fue caracterizado por Kriscautzky (1995,1996/97a). Como un poblado planificado, el cual presenta un sistema constructivo realizado en piedra laja y piedra canteada, donde los recintos (tres o cuatro) se presentan agrupados y adosados a una pared longitudinal, con una distribución clara, conformando una aldea o poblado.
Siguiendo a Kriscautzky (1996/97a), se pueden diferenciar con fines analíticos tres sectores en el sitio:
I-El primer sector está constituido por una serie de estructuras unidas ente sí, conformando un agrupamiento, con sus aberturas de comunicación orientadas hacia el Sur. Los recintos habitacionales, unidos en algunos casos por una pared medianera, conformando grupos de tres o cuatro recintos que cubren toda su extensión, y los cuales son cortados por un pasillo, que los divide entre sí.
II-Se caracteriza por estructuras de grandes dimensiones que en algunos de sus ángulos presentan recintos más pequeños sobre los cuales Kriscautzky (1995) afirma que podría ser interpretados como rediles para guardar y preservar las cría de camélidos.
III-A este sector corresponde la porción más alta del sitio, la cual posee una diferencia de tres metros con respecto al primer agrupamiento. Las estructuras se encuentran alineadas en sentido Norte-Sur, Observándose en el extremo Sur una serie de alineaciones de piedras, las cuales conformarían una estructura de características monticular.
Figura 1. Plano del sitio Pueblo Perdido de La Quebrada. Donde se observan los sectores I, II y III (sensu Kriscautzky 1995).
Se abordó la unidad habitacional del sector II, del cual se seleccionó tres recintos contiguos (RXVIII, RXIX y RXX) los cuales responden a la características planteadas por Nielsen (2001) y Haber (2011), con el propósito de conocer la morfología de la planta y los componentes arquitectónicos de la unidad habitacional (pared simple, de tres cuerpos, técnicas, aberturas, etc.), distribución del espacio interior, acceso, dimensión de los recintos, orientación, etc.; para inferir las características de uso. Ya que la arquitectura participa en un sistema social de comunicación no verbal, donde el espacio físico comunica aspectos de la identidad social e individual entre los integrantes de la unidad doméstica y hacia el exterior de la misma (Blanton 1994:8). En el interior de cada uno de los recintos las excavaciones abarcaron la totalidad de cada uno, permitiéndonos identificar similitudes y diferencias en la estructuración del espacio, donde se reconoció los componentes estructurales y rasgos culturales como fogones, basurales, manos de morteros, morteros, estructuras para poste, adobes, deflector.
Figura 2. Vista tridimensional del sector II, recintos XVIII, XIX, XX. Kriscautzky (1995) lo caracteriza como estructuras de grandes dimensiones que en algunos de sus ángulos presentan recintos más pequeños adosados.
Metodológicamente, se utilizó la técnica de decapage. Esta metodología de excavación nos permitió tener un mayor control de la estratigrafía (al cm). Así, se pudieron diferenciar 28 estratos naturales. Tomamos en cuenta variaciones en las características visibles en los sedimentos (color, textura, granulometría, etc.) En el laboratorio se realizó una división arbitraria los ítems materiales generalmente de las tres excavaciones practicadas en PPQ, generando niveles artificiales de 10 cm. Que nos permitió distinguir tres niveles estratigráficos: a) niveles de relleno, b) niveles de derrumbe y c) niveles de ocupación.
Cada uno de los hallazgos que se recuperó en excavación fue localizado espacialmente y numerado secuencialmente de acuerdo a la unidad estratigráfica en los que aparecían. Se mantuvo una numeración correlativa de cada hallazgo diferenciado por cada unidad estratigráfica.
La totalidad de los materiales extraídos en excavación fueron llevados al laboratorio del proyecto Arqueología Ambato-Manchao y Valle de Catamarca III (1), donde fueron limpiados y rotulados indicando el sitio, la unidad, el estrato y el número de hallazgo.
La información sobre los materiales hallados durante la excavación fue ingresada en una base de datos, utilizando el programa Excel de Microsoft Office. Posteriormente se utilizaron los programas TopoCalv2 y AutoCAD, que permitieron la visualización de los hallazgos en tres dimensiones. Así, se generó un modelo tridimensional con la posición de las estructuras y cada uno de los elementos recuperados en los recintos.
Posteriormente se agruparon los fragmentos cerámicos según el estrato de aparición para ver las relaciones espaciales que presentaban.
El número de estrato junto con el número de hallazgo, nos permitió ubicar cada fragmento cerámico tridimensionalmente, lo cual fue de suma utilidad cuando se entrecruzaron fragmentos de diferentes estratos para la tarea de ensamblaje de las vasijas y determinar afecciones postdepositacionales.
Una vez acondicionados los materiales se procedió a su identificación y caracterización.
Para el análisis y categorización de las vasijas, se siguieron las propuestas de Orton et al. (1997) y Balfet et al.(1992) con algunas modificaciones. La propuesta del primer autor considera a la vasija como unidad teórica y al fragmento como la unidad a ser observada.
Por lo tanto, se analizaron en primera instancia los fragmentos, con el propósito de identificar clases de fragmentos según su pasta. Para esto se siguió la propuesta de Kriscautzky (1995), donde establece que las clases están formadas por tiestos de acuerdo a características que se observan en forma objetiva en la pasta.
Las clases son excluyentes y están a su vez incluidas en dos grandes grupos: decoradas y toscas sin decoración.
A - Cerámicas decoradas: en esta categoría se encuentran fragmentos de pasta fina y compacta, con inclusiones de tamaño muy fino a fino. Este material comprende piezas cocidas en atmósfera reductora y oxidante. Además incluye a los fragmentos que tienen o tuvieron decoración plástica o pintada. La decoración se utiliza como criterio para establecer división en subgrupos:
A 1- Decorados por agregados de materiales.
A 2- Decorado por extracción de materiales de la superficie.
A 3- Decorado por agregado y extracción de materiales a la superficie.
B - Cerámicas toscas sin decoración: está formada por fragmentos de pasta gruesa y porosa, con mayoría de inclusiones de tamaño mediano a grande, este material corresponde en su totalidad a piezas cocidas en atmósfera oxidante. Debido a las características que presenta el material se la dividió según el tipo de antiplástico empleado:
B 1.1- Cerámica con inclusiones de grava como antiplástico.
B 1.2- Cerámica con inclusiones de pegmatitas molidas como antiplástico.
En cuanto a los atributos morfológicos, se procedió al ensamblaje/remontaje (2) para la reconstrucción de vasijas. Para el remontaje se utilizó la base de datos generada a partir del análisis de los fragmentos (composición y ubicación en el recinto) a fin de identificar fragmentos cerámicos con iguales características. Para la determinación de la formas una vez ensamblados los fragmentos, se fotografiaron y dibujaron los contornos de las piezas; además se registraron diferentes medidas de las vasijas. Se registraron macroscópicamente huellas de uso, a través de la presencia de hollín, evidencia de termoalteraciones, desgaste en las piezas y si presentaban sustancias adheridas a ellas.
Se consideró de suma importancia la determinación de las formas de las vasijas, ya que nos permite acceder a probables funciones en los respectivos contextos de uso, abordar la organización del espacio en un sitio (Albeck et al.1995) y evaluar efectos de procesos de formación que intervinieron en el registro arqueológico (Ramundo 2007).
Puesto que, la comparación entre los porcentajes de fragmentos únicos y los remontajes pueden proporcionar información sobre la función del recinto. Y en base a la distribución estratigráfica de los fragmentos remontados se pueden esperar dos tendencias según Nelson (1985) y Albeck et.al (1995):
-
Cuando los fragmentos que remontan provienen de profundidades distintas pueden estar operando factores naturales que provocaron alteraciones y movimientos de sedimentos o puede deberse a factores culturales de depositación como el buzamiento original sobre el que es arrojado el material, lo cual debe evaluarse por otro tipo de datos.
-
Cuando los fragmentos que remontan provienen de los mismos niveles de profundidad indican que la depositación y fragmentación se realizó sobre una superficie plana. Ahora bien la identificación de actividades en el piso debería requerir de datos adicionales, como asociaciones de rasgos y artefactos.
Una vez identificados los factores de alteración en la estratigrafía se prosiguió con la distribución horizontal de los fragmentos en cada nivel, principalmente en el nivel de ocupación. En este caso se pueden esperar dos tipos de distribuciones. -
Si la distribución de los fragmentos de una misma vasija es continua, es decir se hallan concentrado en un área delimitada, indicaría que la pieza estaba entera y que la rotura producida por el derrumbe y depositaciones posteriores no afecto en gran medida su ubicación en el abandono.
-
Si la distribución de los fragmentos de una misma vasija es discontinua, indicaría que algún proceso de formación cultural o natural afectó ese sector del depósito.
Figura 3. Perfi les de las vasijas abiertas reconocidas por características macroscópicas de fragmentos diagnósticos y por clasifi cación de clases y subclases de pasta.
Figura 4. Perfi les de las vasijas cerradas reconocidas por características macroscópicas de fragmentos diagnósticos y por clasifi cación de clases y subclases de pasta.
Para analizar e identificar los procesos de formación que afectaron estos depósitos se siguieron tres vías de análisis:
Análisis gráfico de unidades de emplazamientos
Se analizaron de manera gráfica las unidades de emplazamiento, considerando que cada fragmento es producto de los procesos de formación y como estos no actúan de manera homogénea ni con la misma intensidad. Se graficaron cruzando dos variables, la cantidad de fragmento y los intervalos de profundidad en los que fueron hallados, como las excavaciones se realizaron mediante decapage, se cuenta con la ubicación de cada ítem registrado. Se utiliza aquí el concepto de “unidades de emplazamiento” ya que implica una descripción en términos del contexto arqueológico.
Distribución de fragmentos remontados
El segundo paso consistió en analizar el emplazamiento de fragmentos remontados, esto permite identificar procesos de formación naturales y culturales que pudieron afectar el depósito y solucionar problemas de estratigrafía (Bollong, 1994). El análisis gráfico de frecuencias de emplazamientos de los materiales tiene el problema de que representa de manera homogénea la depositación en toda la superficie bajo análisis, Cuando en la realidad estas superficies pueden presentar variaciones en la distribución de materiales, es necesario identificar los grados de perturbación así como los sectores específicos que fueron afectados por los procesos de formación.
En base a la variedad de procesos que pueden afectar la composición de los conjuntos cerámicos en un yacimiento Bollong (1994) sugiere como premisa que en el registro arqueológico “cada tiesto proviene de una vasija completa, que esta vasija pudo o no haber estado presente en el sitio y que todos los fragmentos de esa vasija pueden o no haber sido desechados en el mismo” (op. Cit.:17-18). En base a esto plantea una serie de estados de remontaje que intentan cubrir la variedad de piezas fragmentadas y tiestos sueltos que se pueden registrar en una excavación.
Estado 1 -remontaje entre tiestos derivados de una misma vasija. Asociación segura.
Estado 2 -fragmentos que no remontan pero pertenecen a una misma vasija, en base a características morfológicas macroscópicas se puede determinar que derivan no solo de la misma vasija sino también de la misma región del cuerpo. Asociación segura.
Estado 3 -fragmentos que no remontan pero las características macroscópicas permiten afirmar que devienen de una misma pieza. Asociación segura.
Estado 4 -fragmentos que no remontan pero por atributos morfológicos macroscópicos permiten establecer asociaciones probables. Asociación Probable.
Estado 5 -fragmentos únicos. Es base a la morfología macroscópicos se puede demostrar que el tiesto es único en el conjunto. Puede representar una cerámica introducida en el sitio como fragmento singular o si la excavación es incompleta puede estar asociado con otros fragmentos de vasijas no recuperadas. La naturaleza distintiva de estos tiestos permite, con precauciones, la designación de vasija.
Estado 6 -no determinable. “Equivalen a los tiestos huérfanos” (Sullivan et al., 1991:248). No se le puede asignar una designación de vasija.
Estas categorías no son mutuamente exclusivas, existe un duplicación de la información dentro de los tres primeros estados, donde los tiestos ciertamente derivan de una misma vasija, y en una misma pieza se pueden registrar los tres estados, es decir fragmentos que remontan, fragmentos que no remontan pero son similares a la parte del cuerpo reconstruida y otros que no pueden ser asignados a partes del cuerpo de la vasija, pero que presentan características macroscópicas similares. Los fragmentos que presentan estos tres estados de remontajes son los que deben utilizarse para el análisis de estratigrafía. (Bollong, 1994)
Asociación con rasgos y estructuras
El tercer paso en el análisis de los procesos de formación es la revisión de los emplazamientos de los ítems y de los fragmentos remontados con las profundidades de los rasgos registrados en los recintos.
El estudio de los restos faunísticos consistieron en la identificación anatómica, donde los especímenes óseos son referidos a alguna unidad del esqueleto, la cual puede ser un hueso en particular (por ejemplo, tibia o costilla), un segmento o porción del mismo (por ejemplo tibia distal), o una zona general del esqueleto (por ejemplo cintura escapular). Así mismo, se realizó una identificación taxonómica, en donde el espécimen identificado anatómicamente es considerado comparable con una parte esqueletária de un taxón previamente establecido (Mengoni Goñalons, 1988).
Para la clasificación y descripción de los materiales líticos empleamos las propuestas de Aschero (1983) con algunas modificaciones. En el análisis se tuvieron en cuenta variables tales como, la materia prima con la cual habían sido elaborados, el estado de fragmentación y la proporción de corteza presente en los artefactos (lascas primarias). A partir del análisis morfológico-funcional distinguimos grupos tipológicos con el propósito de reconocer actividades que podrían haber sido llevadas a cabo en el recinto a partir de las “funciones primarias” de los artefactos formatizados (Aschero, 1975). Para ello los artefactos fueron divididos en dos categorías, a saber:
- litos cuya forma fue modificada por abrasión: pulido o picado (Lap); dentro de los cuales se incluyeron machacadores (Ma), alisadores (Al), percutores (Pe), placas (Pls), manos (Mo), cuñas (Cu).
-Con trabajo de talla: lascas primarias (Lp)
La interpretación de áreas de actividad al interior de los recintos se realizó a través del análisis de las plantas dibujadas, la distribución de los materiales, principalmente los fragmentos cerámicos que nos permitió obtener el número mínimo de vasijas representadas, la morfología, huellas de uso y su asociación con rasgos y estructuras, posteriormente se procedió a ver asociaciones entre los diferentes tipos de materiales hallados.
El registro arqueológico correspondiente a los pisos de habitación de los recintos, se los entendió como palimpsestos (La Motta y Schiffer 1999) conformados por las actividades productivas, de limpieza y sus desechos, que a su vez fueron afectados con distinta intensidad por procesos naturales ya que forman parte de la acumulación de actividades sucesivas. Al mismo tiempo se debe tomar en cuenta que la basura primaria es un buen indicador de las acciones que desarrollaba la gente, brindando indicios del tiempo de uso de la vivienda, por otro lado su distribución no es el resultado intencional de sus habitantes, como sí puede ser la basura de facto (Schiffer 1979:85).
Con lo cual para considerar las actividades humanas dentro de los recintos tomamos a Rapoport (1990) donde plantea que “no se deben buscar actividades singulares sino más bien considerar sistemas de actividades, los cuales no están organizados en una estructura particular, sino que implican el uso de una variedad de espacios internos y externos, asentamientos, la región, etc.”(Rapoport 1990:12).
RESULTADOS
Se presentan los resultados obtenidos en excavación donde se identifica las formas y medidas de cada uno de los recintos y la relación entre rasgos y estructuras con los ítems materiales en estratigrafía.
En el laboratorio agrupamos los ítems materiales generalmente de las tres excavaciones practicadas en PPQ, generando niveles artificiales de diez cm. Que nos permitió distinguir tres niveles estratigráficos: a) niveles de relleno, b) niveles de derrumbe y c) niveles de ocupación.
Para ello realizamos una breve reseña de los estudios efectuados acerca de la utilización del espacio en los recintos, tomándolos como unidades mínimas de espacio, enfatizando su arquitectura/ rasgos y artefactos/elemento.
Recinto XVIII
Es el primero de los recintos en dirección E-W, de forma cuadrangular con una superficie de 42m², la técnica constructiva responde a la del sitio, muros con técnica de tres cuerpos y técnica de pirca con lienzo parejo al interior, presenta una diferencia en el muro Sur, el cual abarca la mitad del recinto, dándole características particulares, como semi-cerrado.
La estratigrafía del recinto presentó perfiles con una acumulación homogénea, producida principalmente por depositación eólica, el sedimento es arcilloso y semicompacto.
La superficie de ocupación fue inferida entre los estratos 9 a 12 por distintos datos:
La base del derrumbe junto a los muros (92cm de profundidad), la ubicación horizontal de algunas lajas de estructuras del sector sur del recinto dos estructuras cuadrangulares con una depresión en el centro, ambas formadas por piedras lajas ubicadas en extremos opuestos adosadas al muro sur a 93cm profundidad.
Una estructura de combustión formada por cuatro manos de mortero equidistantes a 97 cm de profundidad asociada a suelo de color gris oscuro y restos vegetales marlos quemados (Zea mays).
Mientras que se destaca la presencia de dos estructuras para poste en sector medio del recinto y por último en el sector central del recinto (102cm profundidad) fue registrada una importante concentración de materiales que coinciden con la mayor densidad de remontajes en el nivel que correspondería al piso.
Las concentraciones de materiales no mantienen una profundidad constante, no se observaba en el sedimento una consolidación propia de un piso de ocupación.
Las variaciones en la profundidad del nivel de ocupación ya que pueden haber sido ocasionadas por diversos factores. En primer lugar, factores naturales tales como alteraciones producidas por las raíces de Cactus y a la acción de los Ctenomys (ututuco). En segundo lugar los factores culturales: puede tratarse de variaciones originales de la superficie de ocupación, causadas por diferencias en la intensidad de tránsito en el espacio, ante lo cual se esperaría que los sectores juntos a los muros (donde no se da una circulación constante) “el piso tenga menos desgaste y se registren piezas más grandes que en los sectores con mayor circulación” (Schiffer, 1987:127). También se tuvo en cuenta la posibilidad de una reutilización posterior al abandono de esta estructura.
En las frecuencias de depositación, en el RXVIII, se observó un aumento paulatino de elementos registrados generando un pico de concentración desde los 97cm de profundidad hasta los 107cm de profundidad, las mayores acumulaciones de materiales se registran entre los 90 y 120 cm de profundidad, luego decrece de manera marcada a cero a los 130cm de profundidad. En la esquina sur del recinto la mayor densidad de ítems se ubica a los 90cm, descendiendo hacia el oeste y centro del recinto donde se registran entre los 100 y 110 cm, y hacia el norte desciende hasta los 110 y 120cm de profundidad.
Las mayores acumulaciones de materiales se disponen sobre el piso de ocupación este se encuentra más alto en la esquina sudoeste y desciende levemente hacia el interior del recinto. La distribución de frecuencias de ítems están conformadas por las variables de profundidad y cantidad de ítems registrados, este pico de acumulaciones representan las altas densidades de materiales registradas entre los 97 y 107cm de profundidad, en consecuencia no indican dos niveles de ocupación.
Figura 5. Planta del RXVIII a la izquierda, se diferencian los estratos 9, 10, 11 12 y 15. A la derecha la ubicación de las estructuras y rasgos internas.
Figura 6. Manos de mortero clavadas de forma perpendicular asociadas a una estructura de combustión en forma de cuba conteniendo sedimento termoalterado y restos de marlos carbonizados.
Distribución de los fragmentos que remontan
Se consideran los fragmentos que se ubican en el estado 1.
Se observa que en el límite sur del recinto y en la esquina Nordeste se registran remontajes aislados en el relleno, separados de la profundidad del piso de ocupación donde se observa la coincidencia de la mayor densidad de remontajes con el nivel de mayor acumulación de materiales. Estos remontajes estarían indicando la presencia de procesos de alteración del sedimento. Los niveles con mayor potencia de fragmentos remontado presentan un espesor de aproximadamente 20cm y se ubican sobre los niveles de mayor acumulación de materiales.
Entonces en base al emplazamiento de los fragmentos remontados se considera que las depositaciones registradas corresponden a un solo piso de ocupación donde se observan:
1 movimientos de sedimentos en la esquina suroeste que afecta hasta los 80 cm de profundidad. Estas disturbaciones son producto de procesos de formación naturales postdepositacionales, e indicarían las disturbaciones producidas por la presencia de grandes raíces, un hormiguero y cuevas de Ctenomys.
2 el piso original se presentaría más alto en la esquina SE y junto al muro Norte y parte del muro Este. Y el piso buza descendiendo entre 10 y 15 cm hacia el centro y norte del recinto.
Estas variaciones en la profundidad del piso de ocupación corresponden a los desniveles originales en el piso de ocupación más que a factores naturales, probablemente estos han sido causados por la intensidad variable de circulación en el interior del recinto.
Distribución horizontal de los fragmentos
La ubicación de los remontajes en planta muestra distribuciones continuas y discontinuas, ubicadas en sectores delimitados del recinto.
Las distribuciones continuas son los conjuntos de remontajes cuyos fragmentos se ubican a menos de 20cm unos de otro, donde los fragmentos de una misma vasija se registran concentrados en un espacio continuo, indicando que ese sector no hubo alteraciones posdepositacionales marcadas. Las distribuciones discontinuas son los conjuntos de remontajes cuyo fragmentos se distribuyen a más de 1m de distancia, este tipo de distribuciones son las que indicarían procesos de alteración de los depósitos.
Con respecto a los materiales extraídos en la excavación se analizaron la totalidad de los N=3.035 hallazgos recuperados.
El material óseo n=245 (8,72%) recuperado incluye huesos completos; incompletos y astillas. (Acuña et al. 2007c). Se pudieron diferenciar los siguientes géneros: Camelidae, Dasipodidae, Ctenomys, Molossidae (Fonseca 2007 ms). Las partes esqueletarías pertenecientes al género Lama glama, son las únicas que presentan alteraciones culturales, estando fracturados intencionalmente, se registran huellas de corte y raspados. Se observan quemaduras parciales o totales, e incluso huesos totalmente calcinados. También se identificaron restos que parecen haber sido hervidos. Cabe mencionar la presencia de un tortero realizado en un hueso largo del género Lama glama, en el cual se representa una figura antropomorfa que sostiene una cabeza en una de sus manos, que representa al “sacrificador”. Dicho tortero fue recuperado en el estrato 12 a los 110cm de profundidad. En las inmediaciones de la estructura Nº 3.
Al conjunto lítico le corresponden n=127 (4,2%) hallazgos, en general están fragmentados. La mayoría son lascas primarias de cuarzo, también se registraron lascas de retoque de ópalo, placas de pizarras, y material granítico de grano fino. Estas últimas se corresponden a manos de mortero, hachas y sobadores de diferentes tamaños.
De los tiestos n=2663 (87,74%) recuperados de la excavación, n=245 (9,2%) fueron recuperados en zaranda. Cabe aclarar que n=21(0,78%) fragmentos no pudieron ser agrupados por su alto grado de alteración.
Se agruparon en decoradas n=795 fragmentos (29,9%), Clase A1= 500 (77,17%) y tipos: Negro/crema c/motiv mixtos, Negro-marrón/crema c/motiv Geom, Negro/naranja nat c/motiv Geom, Naranja Nat Pulido, Nat pulido, Rojo bruñido, Negro pulido, Gris pulido.
La clase A.2 =148 (22,83%) tipos Nat c/Inciso motiv lineales, Negro bruñido grabado c/motiv natur.
Toscas sin decoración n=1868 fragmentos (70,1%) de los cuales pertenencen a la clase B.1.1=547 (29,30%) y de la clase B.1.2=1321(70,70).
La predominancia de ollas de factura tosca perteneciente a la clase B.1.1, las cuales presentan un (n=9) con formas subglobulares de gran tamaño, cuello restringido y bases cónicas, ninguna de ellas presenta signos de haber sido expuestas al fuego, y son interpretadas tomando la propuesta de Vidal (2007) que postula que por su diseño serían propicias para la contención de líquidos. En menor proporción clase B.1.2 (N=5) se hallaron ollas globulares de base plana y boca amplia, las cuales si registran marcas de haber sido expuestas al fuego, esto nos llevó a pensar en actividades de cocción, procesamiento y consumo de alimentos, ya que el recinto posee la presencia de estructuras de combustión.
Se observa que la mayoría de las ollas subglobulares de grandes dimensiones, se encontraban junto a los muros, indicando que tenían asignado un lugar y que no habrían sido trasladadas con frecuencia. (Albeck et al 1995)
La presencia de cerámica decorada donde las formas más representativas son pucos y una escudilla. Luego de separar los fragmentos en los diferentes grupos, se pudo establecer la presencia de veintisiete vasijas en el Recinto. El cálculo se realizó a partir de los distintos tipos de bordes y de los fragmentos remontados que corresponden con las siguientes formas escudillas (una), ollas (catorce), pucos (doce).
Recinto XIX
Posee forma rectangular, con una superficie 19,29 m², la técnica constructiva se repite con lienzos parejos al interior, presenta al interior un muro a modo de tabique con un espesor de 0,80 cm de ancho, combinado con mampuesto de rocas y adobes. La abertura de comunicación es de 50cm de ancho con dos jambas, y se halló tapiado con una piedra laja.
En la estratigrafía de este recinto también se observó una depositación eólica homogénea de sedimento es arcilloso y poco compacto similar al recinto anterior. Se agruparon doce niveles artificiales donde se observa un aumento paulatino de ítems materiales entre los 70 a 90 cm con picos de setenta a cincuenta elementos, luego decrece de manera marcada hasta los 114 cm de profundidad.
Las estructuras y rasgos son una estructura para poste central, concentración carbonosa y sedimento termo alterado y un enterratorio humano (infante) sin ajuar.
La superficie de ocupación se interpretó entre los 70-90 cm y fue identificada por distintos datos: Las caras inferiores de los lítos que conformaban parte del derrumbe junto a los muros; la ubicación vertical de algunas lajas provenientes de estructuras del sector central del recinto (estructura para poste), y por último en el sector sur del recinto fue registrada una importante concentración de materiales.
La distribución de los fragmentos que remontan se ubica en los Estado 1 y 2. Se observa que en sector Norte y la esquina NW se registran remontajes aislados cuyo fragmentos se distribuyen a más de 1m de distancia, este tipo de distribuciones son las que indicarían procesos de alteración de los depósitos, pertenecientes a los niveles superiores que presentan variaciones en su concentración e intensidad en el espacio.
En los sectores centro, SE y SW del recinto se registra la coincidencia de la mayor densidad de remontajes con los niveles de mayor acumulación de materiales que presentan un espesor de aproximadamente 20cm. La ubicación de los remontajes en planta muestra distribuciones continuas de los conjuntos de remontajes cuyos fragmentos se ubican a menos de 20cm unos de otro, es decir donde los fragmentos de una misma vasija se registran concentrados en un espacio continuo, indicando que en estos sectores no hubo alteraciones posdepositacionales marcadas. En base al emplazamiento de los fragmentos remontado se considera que las depositaciones registradas corresponden a un solo piso de ocupación donde se observan.
Las concentraciones de materiales en los primeros niveles no mantienen una profundidad constante debiéndose a factores naturales ya que posee abundantes materiales intrusivos (raíces, insectos, caracoles, etc.). Conteniendo una gran proporción de pedregullo de diferente granulometría (desde 6 a 80cm); por su parte, a los 25 cm en el vértice noroeste del recinto, nos encontramos con abundantes raíces, las cuales corresponden a un cactus de grandes dimensiones que creció adyacente a la pared Norte cubriéndola y alterando parte de ésta. A los 0,35 m se han encontrado nidos de coleópteros y espículas de carbón.
Figura 7. Planta del RXIX muestra la dispersión de los materiales marcados por puntos y diferencia las estructuras y rasgos de los estratos 6, 7, 8, 9, 10.
El material arqueológico recuperado en los primeros cuatro niveles fue de 453 ítems: la mayoría son tiestos no decorados de cocción oxidante y algunos decorados, negros sobre ante y negros pulidos. Se cuentan escasos restos óseos los que presentan un alto grado de meteorización, en cuanto al material lítico solo se halló una lasca primaria de ópalo.
Los niveles del 5 al 9 presentan un sedimento marrón claro más compacto que el de la capa anterior, y por gran cantidad de rocas metamórficas de diversos tamaños, representadas por caras planas y aristas angulosas, a las que consideramos como provenientes de los muros derrumbados hacia el interior del recinto. Puesto que la presencia considerable de rocas que llegaron a cubrir un 40% del mismo, presentaron una profundidad que llegó a los 67cm,
La mayor densidad de material arqueológico corresponde a N=1571 elementos. De la cual se halló la mayor concentración de materiales asociados y en posición, al tiempo que se caracteriza por la diversidad de materiales, dentro de los que se cuentan fragmentos de alfarería, restos faunísticos, carbón y material lítico. La mayoría de los materiales hallados en posición inclinada o vertical, se interpretaron como elementos removidos por las disturbaciones producidas por las raíces del Cardón que se encuentra sobre el muro Norte que llegaron hasta los 70cm de profundidad.
En cuanto a la distribución de los materiales en estos niveles se obtuvo a una profundidad de 54cm, en el sector central del recinto, se observó un cambio de coloración del sedimento, el cual se presenta marrón-parduzco con estructura suelta, asociado a una roca dispuesta de forma vertical, que buza hacia el Este y con una inclinación de 10º. Este sedimento continúo en los niveles sucesivos hasta el final de la excavación.
Entre los 60-70cm se halló gran cantidad de cerámica de factura tosca, dispersas y en conjuntos en el sector SE. A su vez restos óseos indeterminados muy fragmentados, fragmentos de una costilla de camélido, de 14.8cm de largo, otros restos quemados, entre ellos una escápula de camélidos a los 0,64m, falanges a los 66cm, y astillas de huesos largos a los 70cm.
En el sector central se hallaron fragmentos de tibia distal a los71cm y en el mismo sector entre los 72 y 74cm el extremo distal de un metapodio con los cóndilos medial y lateral.
En el sector SE del recinto a 72cm se hallaron placas de Dasippodidae (quirquincho), dispersas y en conjuntos, pues las mismas se hallaron en dos grupos separadas por 10cm de distancia en dirección E-W, las del W están formadas por tres hileras de distinta forma, se encuentran con la parte dorsal hacia arriba y uno de sus extremos aparece asociado a un fragmento de cáscara de huevo. El conjunto del Este se encuentra con la parte ventral hacia arriba, compuesto de 4 hileras de placas. Agrupado a éste conjunto se halló cerámica tosca a una distancia de 4cm al Norte, y 15cm al Sureste, donde siete fragmentos de esta cerámica, con un espesor de 0,7cm, remontan formando el contorno de una vasija subglobular con un borde recto, toda la cerámica se encuentra en posición horizontal in situ.
También a los 72cm de profundidad, se descubrió la parte superior de una vasija globular, en el muro Oeste, la cual no presenta decoración y se encontraba entera con algunas fracturas. La misma estaba rellena de sedimento y presentaba a modo de tapa una piedra laja, junto a ella se halló un conjunto de fragmentos cerámicos entre toscos y alisados, y un fragmento de pizarra con los bordes pulidos.
Adyacente al muro Este a los 75cm se identificó una nueva concentración de materiales formada por un hacha fragmentada, un percutor y grandes tiestos toscos, de diferentes espesores y tamaños de antiplástico; algunos conservan signos de exposición al fuego. En este nivel, en el Sector SW se recobraron dos “fichas”, una de estas, confeccionada en una cerámica con engobe de color naranja en una de sus caras y con ambas caras pulidas; otra manufacturada en un fragmento reductor, de una cerámica fina negro pulido. Asociadas a estas se hallaron varias asas horizontales remachadas con forma de arco, y algunas de sección circular y otras aplanadas o en cinta. También de este nivel, pero en Sector central Norte, provienen dos lascas primarias, una de cuarzo blanco cristalino y la otra de ópalo rojo, como así también pulidores y machacadores, en el espacio cercano a la pared se ubicó una cuenta de nácar.
A partir los 80cm existe un predominio de cerámica tosca, que en su mayoría son fragmentos de cuerpo, de los cuales un gran número presenta exposición al fuego. Con respecto a la cerámica decorada los fragmentos más destacados son los pintados en negro/crema, y hay algunos negro pulidos. A una profundidad de 88cm se hallaron varios fragmentos que presenta un engobe pulido monocromo rojo intenso, en ambas caras.
Desde los 90cm hasta los 114cm correspondiéndose con los niveles 10 a 12, se produce una notable disminución en la frecuencia de los materiales arqueológicos recuperados concentrando n=118 elementos, estos comprenden fundamentalmente restos faunísticos pertenecientes a extremidades inferiores de camélido (Lama sp.), entre los que se cuentan: astillas de husos largo, falanges, carpianos, astrágalos; de las cuales algunos exhiben marcas de corte.
En el sector SE a los 90cm aparece un machacador triangular (gneis), asociado con restos de cerámica decorada negro/crema, negro pulido, y una base cóncavo/convexa negro pulido. A la misma profundad en el sector S aparecen fragmentos dispersos de cerámica, de algunas bases en factura tosca, asas remachadas horizontales con forma de arco y de sección circular y varios fragmentos con evidencias de exposición al fuego
En el Sector SE, cercano al centro del recinto, a 94cm se halló una mano de mortero con manchas de color ocre, y asociado a ésta varios fragmentos cerámicos decorados con engobe monocromo rojo pulido, e inmediatamente por debajo, se recuperó un enterratorio primario individual, perteneciente a un neonato, el cual presentaba un alto grado de meteorización. No poseía ningún tipo de ajuar, la configuración general del cuerpo en la sepultura era decúbito lateral derecho, su posición flexionada (posición fetal), los brazos estaban cruzados sobre el pecho y, la cabeza orientada hacia el lado derecho; presentaba una orientación Sur en relación al eje cabeza-pelvis. Por su estado avanzado de meteorización, se decidió levantarlo conjuntamente con la matriz sedimentaria que lo contenía, realizando un cuadrante de 80 X 80 cm, quedando la base del mismo a los 1,14m de profundidad.
Se recuperaron un N= 1742 elementos. La totalidad de los fragmentos cerámicos n=1480 (84,9%) se agruparon en dos grandes grupos: decorados: n=470 (31,75%) fragmentos se encuentran la clase A.1=306 (64,89%) tipos: Negro/crema c/motiv mixtos, Negro-marrón/crema c/motiv Geom, Negro/naranja nat c/motiv Geom, Naranja nat Pulido, Nat pulido, Rojo bruñido, Negro pulido, Gris pulido. La clase A.2 =164 (35,10%) tipos Nat c/Inciso motiv lineales, Negro bruñido grabado c/motiv natur. Los no decorados n=1010 (68,24%) fragmentos de la clase B.1=172 (17%) y clase B.2=838 es mayoritariamente Toscos alisado c/marcas.
Las formas reconocidas luego de separar los fragmentos en los diferentes grupos y por estado 1, 2 y 3, se pudo establecer la presencia de veinte vasijas en el recinto siendo, vasijas subglobulares de gran tamaño, cuello restringido y bases cónicas (tres); vasija globular de paredes finas c/ borde y labios rectos (una) y una (una) vasija entera globular de cuello alto y bordes levemente evertidos con paredes finas, boca restringida y base plana. Pucos (trece), jarras (dos) y dos (dos) fichas una de estas, confeccionada en una cerámica con engobe de color naranja en una de sus caras y con ambas caras pulidas; otra manufacturada en un fragmento reductor, de una cerámica fina negro pulido.
El material óseo fundamentalmente restos faunísticos N=222(12,7%) pertenecientes a extremidades inferiores de camélido (Lama sp.), entre los que se cuentan: astillas de husos largo, falanges, carpianos, astrágalos; de las cuales algunos exhiben marcas de corte, quemados calcinados. Se hallaron placas de Dasippodidae (quirquincho), dispersas y en conjuntos, pues las mismas se hallaron en dos grupos separadas por 10cm de distancia en dirección E-W, las del W están formadas por tres hileras de distinta forma, se encuentran con la parte dorsal hacia arriba y uno de sus extremos aparece asociado a un fragmento de cáscara de huevo. El conjunto del Este se encuentra con la parte ventral hacia arriba, compuesto de 4 hileras de placas.
El material Lítico N=40 (2,29%) compuesto por n=9 placas de pizarra con marcas de pulido y puntas redondeadas. n=5 machacadores, 1 con pigmento rojo; n=3 percutores, n=4 alisadores, n=1 mano de mortero con pigmento rojo. Y un n=18 lascas primarias de cuarzo y ópalo rojo.
Recinto XX
Posee una forma cuadrangular con una Sup. de 34,2 m2 con un vano de ingreso de 50 cm de ancho con dos jambas. En relación a la arquitectura, si bien mantiene un formato básicamente, comparable al resto del sitio, se registraron claras diferencias en cuanto a su construcción y diseño. La base del recinto estuvo formada por paredes triples, es decir, muros construidos por tres cuerpos, dos de los cuales corresponden a hileras de piedras laja colocadas paralelas, en medio de las cuales se preparó una mezcla constituida por barro, desechos (restos de cerámica, carbón, etc.) y cascajos, todo este conjunto actuó a modo de cimiento sobre el cual se erigió el resto del muro construido a modo de pirca. Expresa diferencias notables puesto que, los muros son más grandes con anchos máximos de 1.70m y mínimos de 0.80m. El muro norte es el único que conforma un lienzo parejo, de bloques uniformes, hacia el interior de la estructura se reconocieron rasgos a modo de división interna (XXα), la cual habría presentado momentos diferentes de descarte y acumulación donde se observó espículas de carbón en cubas de sedimento termoalterado que presenta un color gris oscuro. Se halló una huella de poste central.
La abertura en el muro Sur se presenta como deflector de aire-viento, y es definida como pasillo que muestra una forma de “S”, que lo hace único con esta característica en este conjunto.
En este recinto también se observó una depositación eólica homogénea de sedimento es arcilloso y poco compacto similar a los recintos anteriores.
En este caso se realiza el análisis de frecuencias de emplazamiento y distribución de remontajes, con el fin de observar los alcances de las disturbaciones producidas por un Cardón que se encuentra sobre el muro Norte y para verificar si existen una o dos ocupaciones.
Se recuperó una cantidad de N=2254 elementos y se excavó hasta un profundidad media de 121cm los cuales fueron agrupados a través de 12 niveles artificiales.
Figura 8. Planta del RXX muestra la dispersión y concentración de los materiales, y diferencia las estructuras y rasgos en los estratos X, XI, XII, XIII y XIV.
Este recinto presenta los materiales con una disturbación continua desde los 4cm hasta los 121cm. Entre los 4 y 70cm de profundidad se registró muy baja cantidad de materiales principalmente entre los 7 y 30 cm. La profundidad a la que se presenta mayor densidad de materiales se encuentra entre los 77 y 109cm con un pico de acumulación de 65 elementos a los 94cm.
La distribución de ítems por cada centímetro de profundidad, y segregados por sectores se observan distribuciones diferentes entre los sectores Este, Oeste y Sur cercano a los muros, y en el centro del recinto en las cuales se ubican los rasgos y la estructura para poste.
En los sectores ubicados junto al muro Norte se observa una baja densidad de materiales, en especial en el muro norte. Al mismo tiempo en estos espacios se registran materiales entre los 30 y 60 cm de profundidad, y luego mayores cantidades a partir de los 80cm de profundidad, quedando un espacio vacío entre los 50 y 80cm.
En el centro del recinto se registra mayor densidad de materiales con una depositación continua desde los 20cm hasta los 110cm de profundidad, con un notorio aumento de la densidad a partir de los 88cm.
Agrupando los materiales cada 10cm de profundidad, también se observó más claramente los picos de depositación entre 30-60 y 80-110cm, con el descenso marcado a los 70cm de profundidad.
Otro elemento de importancia para definir las características de estos dos picos de acumulaciones, consisten en comparar las frecuencias en profundidad de los fragmentos de piezas que remontan con la distribución de los materiales en general. Los remontajes se registran entre los 80 y 100cm de profundidad presenta un crecimiento gradual hasta los 90cm, decreciendo levemente en a un metro de profundidad, donde se corta abruptamente. Esto indicaría que el piso de ocupación se ubicaría entre los 80 y 100cm de profundidad y que los materiales que se registran sobre estos niveles corresponden elementos aislados.
En cuanto a los materiales cerámicos recuperados n=1870(82,9%), en base al remontaje de los fragmentos pertenecientes a los niveles 8 a 11 se corresponden con los Estados 1 y 2. Con respecto a los tiestos decorados n=313 (16,73%) clase A.1=211(67,41%) se encuentran los tipos: Negro/crema c/motiv mixtos, Negro-marrón/crema c/motiv Geom, Negro/naranja nat c/motiv Geom,
Naranja nat Pulido, Nat pulido, Rojo bruñido, Negro pulido, Gris pulido. A la clase A.=102(32,59%) Nat c/Inciso motiv lineales, Negro bruñido grabado c/motiv natur.
Los tiestos toscos n=1557(83%) que muestran ambas superficies termoalteradas. Pertenecientes a la clase B.1.1=485(31,15%) y a la clase B.1.2=1072(68,85).
Se distinguieron veinticuatro piezas en cuanto a formas debido al remontaje de los tiestos y a los Estado 1, 2 y 3; se distinguen la presencia de vasijas subglobulares (clase B.1.1) de gran tamaño, cuello restringido y bases cónicas (siete), ollas globulares (clase B.1.2) con cuello alto, bordes evertido, boca amplia y base plana; conteniendo dos asas laterales ornamentadas con un surco en toda su extensión, estas fueron remachadas en posición horizontal en el cuerpo de las piezas (cinco) que muestran ambas superficies quemadas, agrietadas y tiznadas de hollín. Pucos (ocho) uno de ellos posee un cuerpo subglobular manufacturada en una fina cerámica negra pulida ornamentada con un grabado geométrico. Jarra (uno) Pipa (uno) fichas (dos)
En cuanto al material óseo n=257, la mayoría de los recuperados proceden del sector XXα (div. Interna) los que corresponden a camélidos, representados por diversas partes esqueletarías, exhibiendo distintos grados de termo alteraciones y marcas de corte.
Con respecto a los materiales líticos(n=143) se presenta en mayor porcentaje los realizados por pulido y abrasión, aunque si bien se han hallado restos de lasca de cuarzo y ópalo.
Y un borde de un vaso elaborado en piedra saponita.
DISCUSIÓN
Sobre la base de la información presentada anteriormente, pensamos que la misma es clave, para entender cómo se articuló el espacio doméstico al interior de los RXVIII, RXIX y RXX, los cuales presentan características particulares que manifiestan una diversidad y variedad en cómo se articularon diversas tareas al interior de cada recinto.
Podríamos plantear que los recintos, mencionadas, pertenecen a una unidad habitacional ya que manifiestan una segmentación sobre la organización interna de actividades. Las cuales son reflejadas en las formas y tamaños de las plantas de los recintos, también se pueden encontrar diferencias en la cantidad de estructuras/rasgos vinculados con las funciones de almacenaje, procesamiento, producción y descarte. Estas diferencias pueden ser interpretadas como consecuencia de un aprovechamiento pautado del espacio, de actividades sociales particulares, es decir que las viviendas se estructuraron a partir de espacios independientes, manifestando patrones de organización espacial según las dinámicas domésticas que surgen de las rutinas cotidianas
Considerando las etapas del ciclo de vida de distintos materiales se pueden inferir las áreas de actividad, que podrían ser interpretadas como el reflejo de acciones particulares repetidas a través del tiempo, y pueden tratarse separadamente según pertenezcan a cuatro grandes categorías analíticas Producción, Consumo, Almacenaje y Descarte (Manzanilla 1986). Las áreas de actividad están haciendo referencia a “la unidad espacial mínima del registro arqueológico en la que las acciones sociales quedan impresas” (Manzanilla 1990: 12); entendida como la concentración y asociación de materias primas, instrumentos y desechos en volúmenes específicos, que reflejan acciones particulares.
Las Áreas de actividad al interior de los recintos representadas por la asociación entre los materiales son las siguientes:
Áreas de preparación y consumo de alimentos
Cada uno de los recintos XVIII y XX (XXα) se relacionan con restos de basuras como consecuencia de la preparación y consumo de alimentos en los pisos de ocupación. En ellos encontramos una alta concentración y por lo general una asociación en cuanto a distribución y remontaje de vasijas cuyas características morfo-tecnológicas como ollas de base plana y boca amplia, las cuales si registran marcas de haber sido expuestas al fuego según nuestro análisis se ajustan a la cocción, pucos decorados donde ninguna de ellos posee marcas de exposición al calor, lo que nos permiten pensar en que estos tuvieron la función de contener o fueron utilizados para servir.
Restos de vegetales como, marlos calcinados de maíz (en el RXVIII) y restos faunísticos que incluyen distintos taxones en mayor medida camélidos y aves, altamente fracturados y fragmentados lo que indica un importante grado de procesamiento de los mismos en el momento de consumo y procesamiento, debido evidentes termo-alteraciones producidas por el sometimiento al fuego.
Área de Consumo de Alimentos
El recinto XIX presenta una característica particular con respecto al consumo ya que en él Las muestras de sedimentos no entregan información que permita diferenciar claramente tipos de actividades, sin embargo se halló una gran variedad de partes espueletárias de camélido, representado por costilla, escápula, falanges, tibia, metapódios con los cóndilos medial y lateral, restos óseos indeterminados muy fragmentados. También placas del caparazón de Dasippodidae (quirquincho), dispersas y en conjuntos, pues las mismas se hallaron en dos grupos y aparece asociado a un fragmento de cáscara de huevo. A su vez, esto se relaciona a ello con diversos pucos decorados. Lo que nos permite inferir que se desarrollaron actividades de consumo de alimentos, ya que el recinto no posee estructuras de combustión, con lo cual ingresan al recinto para ser consumido, siendo cocidos en otro parte.
Área de cocina y fogón
El área de cocina se ubica en el RXVIII en el sector sur del recinto frente a la abertura del muro S, esta ubicación, tal vez, con el propósito de evitar que se ahumara el recinto. El fogón es caracterizado por cuatro piedras de grandes dimensiones (tipo mano de mortero) que conservan un fogón en el centro. El fogón se caracteriza por espículas de carbón en cubas de sedimento termoalterado que presenta un color gris oscuro. Conjuntamente se asocia a esto marlos calcinados de maíz y restos faunísticos y parte del conjunto de instrumentos de molienda, que incluye machacadores.
Área de almacenamiento
En los tres recintos están presentes grandes vasijas de factura tosca con capacidad promedio de 60cm3, las cuales presentan formas subglobulares de gran tamaño, cuello restringido y bases cónicas, ninguna de ellas presenta signos de haber sido expuestas al fuego, y son interpretadas por su diseño, como propicias para la contención de líquidos o sólidos (Vidal 2007). También se observa que la mayoría de las ollas se encontraban junto a los muros, indicando que tenían asignado un lugar y que no habrían sido trasladadas con frecuencia.
Área de confección de artefactos
En los tres recintos se hallaron desechos de talla, podrían indicar que se realizó alguna actividad de manufactura de instrumentos donde el cuarzo y el ópalo participaban como materia prima.
Considerando los datos obtenidos en PPQ, nos interesa integrarlos con respecto a la información publicada para la zona de Ambato, donde no observamos diferencias, sino semejanzas, ya que al cotejar el conjunto de la información reunida para el valle de Ambato, en relación con tales prácticas sociales, consideramos que existen evidencias suficientes para caracterizar los recintos de PPQ como tres habitaciones de una unidad habitacional.
Puesto que como se ha señalado en la descripción del sitio, presenta un solo tipo de construcción y un solo tipo de organización del espacio de circulación. Este mismo tipo de construcción que remite a una forma de percepción del espacio puede responder a factores sociales y culturales, ya que se pudo observar en numerosos sitios del valle de Catamarca, lo que podríamos asociarlo con un tipo cultural como Aguada que a su vez se expresa en otros aspectos de la cultura material, como por ejemplo en los estilos decorativos de la cerámica conocida, en la funebria y, en la disposición de los espacios denominados “públicos”. A este tipo de materialidades, Blanton (1994) los llama “mensajes canónicos”, es decir, mensajes de pertenencia a una comunidad.
En relación a lo expresado por Blanton (1994), podemos observar que en las investigaciones realizadas por Gordillo (1995, 2004a, 2006) y Laguens (2004, 2005), Laguens y Bonin (2005) entre otros, en el valle de Ambato. Donde sugieren que la ocupación efectiva para el mismo, es a partir del 100d.C. hasta el 1000d.C., donde se encontraban en funcionamiento numerosos centros poblados con núcleos de asentamientos y que existe una tendencia hacia el cambio social en un aspecto particular de la organización de las sociedades que ocuparon el valle, y que inició su clímax alrededor del 500d.C. identificado como Periodo de Integración Regional.
Durante este período ambos autores describen el ámbito doméstico en varios sitios del valle de Ambato, donde las características espaciales y técnicas de la arquitectura residencial se repiten aun cuando los sitios varían en sus dimensiones y complejidad.
Al respecto, el principal sitio de referencia La Rinconada donde Gordillo señala que en los espacios construidos “...se desarrollan interacciones permanentes y estrechas, de carácter personal, interpersonal, familiar y/o comunal, derivadas de la participación de distintos grupos de edad, sexo y/o condición social en las actividades cotidianas...”(Gordillo 2004: 259b).
Asimismo en cuanto a los materiales hallados al interior de las estructuras habitacionales también hay semejanzas en términos generales “puede postularse que si bien existen varios elementos compartidos en cuanto a arquitectura, artefactos, alimentos, símbolos, etc., el volumen de los mismos varía entre los sitios y este hecho parece introducir o asociarse con frecuencia a diferencias de orden cualitativo”(Gordillo 2004: 16).
En relación a esto Laguens (2004) plantea para el sitio Piedras Blancas con respecto al inversión de trabajo en los muros las “diferencias o jerarquías entre viviendas se reconocen en los sitios que presentan mayor diversidad de espacios y técnicas constructivas más acabadas sumando en algunos casos componentes suntuosos” (Laguens 2004: 139).
En PPQ describimos una relación similar en cuanta a la técnica de los muros de tres cuerpos, levantados sobre grandes bloques verticales bien acuñados, con aberturas y en algunos casos con una subdivisión al interior. Se presenta como recurrencia de un estilo arquitectónico, a través del cual podríamos hablar de un estilo constructivo.
Con lo cual, siguiendo a Laguens (2004), si agentes en posiciones semejantes, situados en contextos semejantes, toman decisiones y ejecutan prácticas semejantes pueden esperarse regularidades y diferencias en el contexto arqueológico en función de dichas posiciones sociales semejantes. “Las disposiciones materiales semejantes pueden ser no sólo el producto de prácticas semejantes sino también, y fundamentalmente, producto de acciones ejecutadas por agentes en posiciones semejantes”. (Laguens 2006: 105).
Puesto que, como lo plantea (Laguens ,2004) interpretamos a la evidencia material como un tipo de relación social o política, que está reforzando o intentando mantener una suerte de continuidad en el tiempo y el espacio. Ya que, al partir de los elementos recuperados en excavación y su distribución espacial inferimos los comportamientos humanos en un espacio habitacional donde se organizaron en sectores de preparación y consumo de alimentos, también se llevaron a cabo actividades de almacenamiento y se retocaron instrumentos. La presencia de postes centrales como sostén de techo en cada uno de los recintos también permite pensarlos como un lugar de abrigo.
En el tipo de cerámica se observó una variabilidad en cuanto cantidad de clases tecnológicas a lo largo de la secuencia de depositación en los tres recintos (catorce tipos) se mantienen casi constantes, y no se observan innovaciones de importancia y sí continuidades, manifestadas por la composición interna y el porcentaje de representatividad de las clases.
En cuanto a la morfología cerámica se evidenció una baja variabilidad (seis formas Estados 1 y 2 Bollong (1994)) en comparación con la alta variabilidad tecnológica. Notablemente, las clases B1.1 y B1.2 (Toscas) siempre se presentan en asociación a alguna de las otras clases a lo largo de las distintas secuencias de ocupación en todos los recintos.
Esto sugiere una continuidad en el tiempo de la realización de ciertas actividades vinculadas con estos bienes materiales. Su constante asociación permite sugerir que las mismas participan en conjunto en iguales actividades Vidal (2007) o bien fueron utilizados reiteradamente para realizar distintas actividades de manera conjunta.
Dadas las características del conjunto de las clases A1, A2 (Decoradas); en cuanto a pasta, decoración y formas, así como rastros de uso, desgaste, falta de exposición al fuego y rotura, no es arriesgado suponer que se trata de actividades vinculadas con prácticas donde intervenían objetos contenedores de bajo volumen, posiblemente alimentos, sólidos y líquidos en porciones individuales Kusch (1991). Sin embargo la perduración de los estilos cerámicos Condorhuasi, Ciénaga y Aguada marcan una continuidad de fuertes tradiciones tecnológicas que sugieren una mayor tendencia hacia una mayor dedicación en la producción de ciertos bienes “especiales” por su alto grado de inversión de trabajo, ya que el estilo decorativo y las formas finales pueden estar pautado por lineamientos propios del ámbito en donde participan estos bienes
CONCLUSIONES
El objetivo de este trabajo fue interpretar las características particulares y comunes, al uso y organización del espacio, que nos permita entender su configuración, como fue concebido y organizado el espacio habitacional en PPQ. Entendiendo el lugar de las prácticas desarrolladas al interior de tres recintos en el Sector II de PPQ que forman un conjunto de unidades funcionalmente equivalentes, de una unidad habitacional, donde las características particulares y comunes permitieron reconocer un espacio donde se dieron una serie de actividades relacionadas en diferentes secuencias domésticas que son recurrentes, en el proceso de estructuración social acaecido en éste sitio del Valle de Catamarca, entre los Siglos II al V d.C.
Somos conscientes que necesitamos ampliar en el futuro este trabajo con más comparaciones entre los sectores.
Aunque si bien fue posible una aproximación más cercana a los modos cotidianos y domésticos de una casa a partir del conjunto de las evidencias materiales de las cuales inferimos las actividades relacionadas como la producción, consumo y procesamiento de alimentos.
Donde la producción agrícola-pastoril se presentó como uno de los sistemas más visibles donde granos y carnes ingresan a los recintos. A su vez, la relación entre vasijas globulares que son vinculadas a la cocción y la estructuras de combustión (fogón) presentan ciertas regularidades que definían no sólo a los espacios de cocción sino también a las circulaciones y relaciones de productos y podríamos decir personas. Asimismo, las vasijas subglobulares de grandes dimensiones que no poseen exposición al fuego y por su ubicación en el espacio sugieren actividades de almacenamiento de sólidos o líquidos. Y por otra parte las vasijas manufacturadas en pastas reductoras o bien de pastas oxidantes que no presentan huellas de cocción las vinculamos al consumo de alimentos que se habría materializado en el uso de escudillas (pucos) de distinto tipo y algunos vasos y jarras que seguramente se vinculaban a la ingesta de líquidos.
El conjunto de consideraciones anteriores nos permitió inferir la manera en la cual se estructuró y modificó el uso y manejo del espacio en el sector II de PPQ.
NOTAS
1) A cargo del Dr. Kriscautzky, financiado por la Sec. de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Catamarca. Cod. EDA4540631. Con permiso habilitante de la DPA Res. N°010. En el marco de las Leyes de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico provincial N° 4.218, y Nº 4.831 Protección de Ruinas Monumentos y Lugares Históricos.
2) Los términos ensamblaje y remontaje son tratados como sinónimos.
AGRADECIMIENTOS
A la Dra. Lomaglio por los análisis antropométricos de los restos humanos del RXIX.
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