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ARTÍCULO ORIGINAL

Migración laboral temporaria y economía doméstica en las estrategias de reproducción social: el caso de los trabajadores forestales de Bernardo de Irigoyen (Misiones, Argentina)

(Temporary labor migration and domestic economy in social reproduction strategies: the case of forest workers Bernardo de Irigoyen (Misiones, Argentina))

Alfonsina Verónica Albertí*

* Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET) - Buenos Aires - Saavedra 15 - CP C1083ACA - Argentina. Correo Electrónico: ava1903@hotmail.com

RESUMEN

          El objetivo de este artículo es analizar cómo las unidades domésticas participes de la migración laboral temporaria articulan distintos mecanismos de reproducción social, haciendo énfasis en el lugar que ocupan las prácticas agropecuarias a pequeña escala. Nuestro referente empírico es un conjunto de Unidades domésticas ubicadas en la zona rural del municipio de Bernardo de Irigoyen (Misiones, Argentina) que cuentan con algún/os miembros que migran o han migrado hacía otras provincias para emplearse en el sector forestal. La metodología empleada es de tipo cualitativa mediante la utilización de entrevistas a miembros migrantes y no migrantes de las unidades domésticas analizadas, complementadas con observaciones. Este artículo concluye que en aquellos grupos domésticos con mayores dificultades de inserción al mercado laboral, las prácticas agropecuarias, junto con las transferencias monetarias estatales, son centrales en la reproducción social. Por el contrario, en aquellos casos en que algún miembro de la unidad doméstica sostiene una inserción al mercado laboral relativamente estable, las prácticas prediales tienen una importancia secundaria o nula para la subsistencia del grupo. Asimismo, las distintas formas de configuración de estrategias de reproducción varían según las características de la unidad doméstica y se vinculan con distintas formas de división familiar del trabajo, prácticas de consumo y estrategias de escolarización.

Palabras Clave: Estrategias de reproducción social, unidades domésticas, migración laboral temporaria, economía doméstica.

ABSTRACT

          The objective of this article is to analyze how domestic units participating in temporary labor migration articulate different mechanisms of social reproduction, emphasizing the place of small-scale farming practices. Our empirical reference is a set of domestic units located in the rural area of the municipality of Bernardo de Irigoyen (Misiones, Argentina) that have some members who migrate or have migrated to other provinces to be employed in the forestry sector. The methodology used is qualitative by using interviewees to migrant and non-migrant members of the domestic units analyzed, complemented by observations. This article concludes that in those groups with greater difficulties of insertion in the labor market, the agricultural practices, together with the state monetary transfers, the threads in the social reproduction. On the contrary, in cases where a member of the household maintains an insertion in the stable labor market, property practices are of secondary importance to the subsistence of the group. Also, the diverse forms of configuration of reproduction strategies vary according to the characteristics of the household and relate to different forms of family division of labor, consumption practices and schooling strategies.

Key Words: Social reproduction strategies, households, temporary labor migration, domestic economy.

INTRODUCCIÓN

          Los mercados laborales agropecuarios, en la fase del capitalismo actual, se caracterizan por un aumento en la demanda de mano de obra transitoria en detrimento de la permanente. Esta tendencia se vincula con dos procesos: por un lado la especialización productiva asociada a cambios tecnológicos que actúan acelerando la concentración temporal de la demanda de trabajo; por otro, la estrategia misma de las empresas que incluye variados comportamientos destinados a reducir costos, simplificar la organización y control del trabajo o eludir compromisos vinculados a la legislación protectora de los trabajadores (Neiman, 2010; Quaranta, 2010).
          En este contexto, en algunas regiones de Argentina, las labores agropecuarias son cubiertas por mano de obra migrante. Estas migraciones laborales temporarias inciden en la lógica de las estrategias de reproducción social de los grupos domésticos que cuentan con asalariados agrícolas (Bendini, 2014).
          Con respecto al caso analizado en este artículo, a mediados de la década de 1980 se produce en la zona nordeste de Misiones (Argentina) la quiebra de grandes empresas extractivas de madera nativa, tras el consecuente despido de los obreros, estos se asientan con sus familias en las grandes propiedades abandonadas por sus dueños, al mismo tiempo, estos pobladores ponen en práctica una agricultura de subsistencia. También acuden a esta zona agricultores familiares de Brasil y Paraguay. Los grupos domésticos que analizamos forman parte de esta población asentada en tierras privadas.
          A su vez, estos sujetos, expulsados de los obrajes de madera nativa del nordeste misionero, tampoco tienen acceso al empleo forestal en la zona noroeste de su provincia, debido a que en la década de 1990 el sector forestal provincial se integra a la lógica de la economía global trasnacional, mediante la privatización de empresas estatales en manos de grupos nacionales, y la introducción de empresas extranjeras (Gómez Lende, 2012).
          Esta nueva etapa de integración al sector forestal global, produjo cambios en la organización productiva que afectaron a la mano de obra empleada en el Noroeste provincial. Los principales cambios se vinculan con la introducción de mecanización de una parte del proceso de trabajo, las exigencias de seguridad, y la categorización de las tareas productivas que trajo aparejada la exigencia de estudios secundarios para el ingreso de los trabajadores (Schiavoni y Alberti, 2013).
          Estos cambios en el mercado laboral del sector forestal de Misiones desencadenaron las migraciones temporarias de trabajadores hacia la actividad forestal de otras provincias, principalmente Entre Ríos y Corrientes. Las tareas que realizan estos migrantes se vinculan con la fase de cosecha, apeo, extracción y carga de madera; y con el mantenimiento de las plantaciones como la poda y la fumigación.
          El trabajo forestal no escapa a la precarización laboral que caracteriza tradicionalmente al empleo agrario; la forma de pago generalmente es el destajo y el trabajador debe financiar total o parcialmente los gastos de traslado así como los alimentos en los campamentos forestales en destino. La temporalidad de las migraciones de los trabajadores no responde a una estacionalidad vinculada con ciclos naturales, sino al hecho de que las forestaciones son plantaciones manejadas y el momento de realización de estas prácticas depende de la planificación de las empresas con respecto a la explotación de las plantaciones (Bardomas y Díaz, 2007).
          Por otra parte, en relación a las economías domésticas que despliegan los grupos analizados, debemos señalar que se trata de ocupantes de tierras privadas, que generalmente disponen de chacras de menos de 100 hectáreas, cuentan con un equipo tecnológico rudimentario, y las producciones más importantes son el cultivo de maíz, mandioca y arroz junto con la cría de cerdos y en menor medida vacunos. Los productos generados son principalmente para el autoconsumo aunque eventualmente parte de la producción se destina a la venta.
          De este modo, los sujetos analizados, encuentran obstáculos para acceder a mercados laborales locales, con lo cual se ven obligados a migrar de su provincia de modo temporario; y al mismo tiempo, tampoco disponen títulos de propiedad de las tierras en las que trabajan, ni cuentan con un equipamiento tecnológico adecuado que les permita desarrollar una agricultura plenamente orientada hacia la venta.
          En este contexto, resulta pertinente indagar sobre las formas en que los miembros de los grupos domésticos de la zona de estudio articulan el trabajo asalariado con las prácticas agropecuarias. En relación con esto, surgen los siguientes interrogantes: ¿Cuál es el lugar que ocupan las prácticas agropecuarias en el conjunto de mecanismos de reproducción social?; ¿Cómo varían las formas en que los grupos articulan trabajo asalariado y trabajo en el predio agrícola?; ¿Cómo se distribuyen y realizan las prácticas que contribuyen a la reproducción entre los miembros de los grupos domésticos?; ¿Cómo son los vínculos que sostienen estos grupos con el mercado laboral ?; ¿Qué implicancias tienen las formas de articulación que asumen estas actividades en otros mecanismos de reproducción?.
          Las estrategias de reproducción se encuentran interrelacionadas, por lo tanto actúan como un sistema (Bourdieu: 2011), en este sentido las estrategias que despliega un grupo deben ser comprendidas en su conjunto. En relación con esto, el objetivo central de este artículo es analizar cómo se articula la estrategia de la migración laboral con otras estrategias de obtención de recursos, poniendo énfasis en las prácticas agropecuarias, y describir como estas configuraciones inciden de modo diferencial en el conjunto de mecanismos para la reproducción social.
          Para lograr el objetivo propuesto, en primer lugar debemos caracterizar las unidades domésticas analizadas en función de los tipos familiares que las componen, las fases del ciclo doméstico que se encuentran atravesando, y la situación migratoria definida por la cantidad de migrantes y/o ex migrantes con que cuenta el grupo, así como la posición de parentesco que estos migrantes ocupan dentro de la unidad doméstica.
          Las configuraciones entre la migración laboral temporaria y otras estrategias de obtención de ingresos de las unidades domésticas que cuentan con migrantes activos son las siguientes: a) Configuración de estrategias centradas en la migración laboral temporaria y la producción agropecuaria ;b) Configuración de estrategias en donde la migración es la fuente de recursos central, y C) Configuración de estrategias en donde la migración no es el ingreso central y se articula con otros trabajos asalariados y por cuenta propia. Las dimensiones de análisis abordadas serán: división del trabajo familiar, prácticas de consumo y estrategias de escolarización.

METODOLOGÍA

          La metodología empleada es principalmente de tipo cualitativa debido a que la misma otorga herramientas para comprender las prácticas de los sujetos estudiados así como los significados que estos confieren a las mismas y los interpreta en forma situada, es decir ubicándolos en el contexto particular en el que tienen lugar (Vasilachis de Gialdino: 2006).
          No obstante la centralidad en el abordaje de tipo cualitativo, utilizamos datos secundarios para reconstruir los contextos en los cuales se insertan los fenómenos estudiados. Los datos secundarios corresponden a los datos sobre población y hogares publicados por el instituto provincial de estadísticas y censos de Misiones IPEC en base a datos del censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas INDEC (2010), el Censo Nacional Agropecuario (2002), y el censo de ocupantes de tierras privadas, realizado por la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) entre los años 2003 y 2004 en la zona nordeste de la provincia de Misiones,
          El trabajo de campo que generó los datos primarios se realizó en el periodo de junio del 2009 a enero del 2013 en dos espacios geográficos diferentes; en una primera etapa se desarrolló en el contexto de dos campamentos forestales ubicados en el nordeste de Entre Ríos y luego se siguió trabajando en el área rural de Bernardo de Irigoyen (Misiones).
          La elección de los campamentos forestales en Entre Ríos, se debe al hecho de que esta actividad se establece en una zona en donde si bien no hay escasez de mano de obra agrícola, debido a su vínculo con la producción citrícola y más recientemente al arándano, el grueso de los trabajadores serían migrantes extraprovinciales, provenientes principalmente de la provincia de Misiones. (Hirschorn y Sánchez Acosta, 2005; Bardomás y Díaz 2007; Bardomas 2009; Peirano, et al, 2009). La producción forestal se concentra en los departamentos de Colón, Concordia y Federación, al nordeste de la provincia (junto con el sudeste de la provincia de Corrientes conforman la Cuenca Forestal del Río Uruguay) y, en el sur, en Islas del Ibicuy.
          La primera etapa del trabajo de campo se desarrolló en el contexto de los campamentos de una empresa forestal y de la explotación de un particular, ubicadas en los Departamentos Concordia y de Colón en la provincia de Entre Ríos. El objetivo central de esta etapa fue conocer el perfil sociodemográfico de los trabajadores y averiguar de qué lugares provenían. También se observaron las condiciones de vida y de trabajo en los campamentos forestales. Los 17 trabajadores entrevistados residían en Misiones, 5del departamento de Eldorado y 12 en el municipio de Bernardo de Irigoyen
          Decidimos trabajar en el municipio de Bernardo de Irigoyen debido a que ya teníamos un conocimiento previo del campo, lo que agilizó la entrada al mismo mediante la identificación de los temas que eran relevantes para estudiar la migración laboral desde la organización doméstica.
          Las técnicas implementadas para la construcción de datos primarios fueron las entrevistas semiestructuradas y en profundidad complementadas con observaciones. Se entrevistaron trabajadores migrantes, familiares de trabajadores y contratistas de mano de obra. También se registraron conversaciones informales por fuera de la situación de entrevista.
          El municipio de Bernardo de Irigoyen se ubica en el Departamento General Belgrano situado en el nordeste de la provincia de Misiones. Según los datos publicados por el Instituto Provincial de Censos y Estadísticas de Misiones (IPEC), basados en el último Censo Nacional de Población y viviendas (2010), este municipio actualmente presenta una población total de 13.768, de la cual 5.492 habitantes residen en zonas urbanas (47%) y 7.276 habitantes residen en zonas rurales (53%). La población rural agrupada es de 1958 habitantes (27%) y la población rural dispersa es de 5.320 habitantes (73%).
          Este municipio forma parte del territorio del nordeste provincial en el que a fines del siglo XX, tras el agotamiento de las tierras fiscales, se producen los procesos de ocupación de tierras privadas pertenecientes a ex empresas forestales. Según Arzeno y Ponce (2010) esta zona se caracteriza por tres aspectos distintivos: 1) una estructura agraria con una significativa desigualdad en la distribución de la tierra, destacándose la existencia de grandes latifundios-que alcanzan 35.000 ha cubiertos de espesas masas boscosas; 2) los mayores niveles de NBI (necesidades básicas insatisfechas) de la provincia, asociado con la expansión de la frontera agraria; 3) tasas altas de crecimiento anual medio de la población.
          En esta segunda etapa de trabajo de campo, el criterio de selección de las unidades domésticas estuvo orientado para captar la mayor heterogeneidad de situaciones: unidades domésticas con y sin chacras; con jefatura masculina y jefatura femenina; compuestas por distintos tipos familiares; y que se encuentren atravesando distintas fases del ciclo doméstico. En un principio entrevistamos a los miembros de dos unidades domésticas correspondientes a dos de los mismos trabajadores que habíamos contactado en Entre Ríos y el resto de las unidades domésticas se seleccionaron a partir de la técnica bola de nieve que permitió lograr una muestra heterogénea.
          Nuestra unidad de análisis está representada por las unidades domésticas que participan o han participado de la migración laboral mediante la inserción laboral de al menos uno de sus integrantes en la actividad forestal extra provincial.

“La unidad doméstica es un grupo de personas que interactúan de manera cotidiana, regular y permanente, a fin de asegurar mancomunadamente el logro de los siguientes objetivos: su reproducción biológica, la preservación de su vida, el cumplimiento de todas aquellas prácticas económicas y no económicas, indispensables para la optimización de las condiciones materiales y no materiales de existencia” (Torrado 1982.pp8).

          Si bien los vínculos entre familia y unidad doméstica son variables, y no siempre coinciden, en nuestro caso de estudio los miembros de la unidad doméstica se encuentran emparentados.
          Se incluyen unidades domésticas con ex migrantes para obtener una perspectiva temporal del fenómeno que permita analizar que sucede cuando los trabajadores dejan de migrar.
          En total se entrevistaron a 21 unidades domésticas, 3 de ellas cuentan solo con ex migrantes y en las 18 restantes al menos uno de sus miembros participa de la migración laboral temporaria en el momento en que se realiza el trabajo de campo. Se realizaron 46 entrevistas de las cuales 21 corresponden a trabajadores migrantes y las restantes a miembros de la unidad doméstica que no migran.

DISCUSIÓN

          Este trabajo indaga sobre los mecanismos de reproducción social en el contexto del ámbito doméstico, por lo tanto resulta operativo el concepto de estrategia de reproducción social, entendido como:

“Conjuntos de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o aumentar su patrimonio, correlativamente a mantener o mejorar su posición en la estructura de relaciones de clase” (Bourdieu: 1988: 122).

          Desde los enfoques que analizaban las estrategias de reproducción en unidades domésticas rurales en América Latina, durante las décadas de 1970 y 1980, se buscó comprender, entre otras cosas, de qué maneras los grupos domésticos vinculaban el trabajo agrícola y/o pecuario a pequeña escala con la inserción de algunos de sus miembros en el mercado laboral mediante migración laboral temporaria (Pachano, 1982; Arzispe 1985; Benencia y Forni, 1986). Estos trabajos, concebían a las migraciones laborales como una estrategia que permitía la persistencia de predios agrícolas familiares.
          En líneas generales, hay dos posturas para comprender la relación entre las economías de tipo doméstico con el trabajo asalariado, una de ellas es la articulación de modos de producción, que contribuyó en un primer momento a la integración del ámbito doméstico en la comprensión de los procesos de reproducción social; y por otro lado, tenemos la postura que defienden el proceso de subsunción de las economías domésticas a la lógica del capital y sostienen que no es posible hablar de un modo de producción doméstico, debido a que un modo de producción tiene la capacidad de generar posibilidades para su reproducción. A su vez, la relación entre capital y trabajo puede expresarse bajo la forma de salario (subsunción directa) o a partir de la explotación del trabajo doméstico por el capital (subsunción indirecta) (Bartra, 1989).
          De este modo, las economías domésticas no serían un modo de producción, debido a que dependen de su vínculo con la dinámica capitalista para reproducirse, sino que estas constituirían un sector productivo dentro del modo de producción capitalista. En este sentido:

“La dinámica de acumulación del capitalismo tardío está basada no solo en la explotación directa de trabajadores proletarizados sino también en la explotación indirecta de las economías de subsistencia rurales y urbanas” (Gordillo 1992: 76).

          El término de pluralidad de bases económicas, implica la articulación en una misma persona, grupo doméstico, unidad de trabajo o comunidad local de diferentes tipos de actividades fundadas en relaciones de producción de distinta naturaleza:

“Ello se debe a que la expansión del mercantilismo no siempre se basa en formas capitalistas de organización de la producción, sino que se conservan antiguas formas sociales que se pueden consolidar e incluso desarrollar” (Comas D’Argemir, 1998:70).

          El aporte de este concepto estriba en que la subsunción del capital no es un proceso lineal sino que se produce de forma compleja articulando distintos tipos de relaciones y prácticas.
          Según Narotzky (2004) la reproducción en sentido amplio puede ser comprendida entendiendo como se articulan el impulso de la gente por lograr su subsistencia (lo que clásicamente se denomina reproducción) y el impulso de acumulación del capitalismo (lo que se denomina producción). Dicha comprensión no debe agotarse en las relaciones trabajo/capital, debido a que la reproducción social en las sociedades capitalistas incluye otras relaciones que resultan significativas para las posiciones que ocupan los individuos en la sociedad. El caso del género y el trabajo doméstico es un ejemplo notable, también podemos mencionar las relaciones que se dan en el marco economías domésticas.
          Con respecto a la producción doméstica, Chevalier (1982) señala que el hecho de que una parte de la producción se consuma directamente no se debe a que sea un “residuo de una economía natural” que genera valores de uso sino que responde a las necesidades de maximizar el valor de lo que se produce y de asegurar la reproducción simple a partir de los medios limitados de los que se dispone.

“La posible producción de lo que podemos denominar mercancías de subsistencia tiene las siguientes implicaciones: por “mercancías” se entiende no los valores materiales que son realmente comprados o vendidos, sino los que son intercambiables por dinero y contienen una cantidad definida de valor. La peculiaridad de las mercancías de subsistencia es que no entran en la esfera de circulación, no porque no sean intercambiables, sino porque su valor “abstracto” se realiza mejor a través del consumo directo por parte de los propios productores” (Chevalier: 1982: 188-119).

          Si bien es cierto que la pequeña producción agrícola se encuentra en crisis en la región de América Latina, no es menos cierto que las posibilidades de acceso al mercado laboral también se encuentran restringidas para amplios sectores sociales tanto en el contexto rural como en el urbano. En este sentido, Gordillo (1992) señala cómo las economías domésticas se activan frente a la inestabilidad creciente del mercado.

“Este proceso, sin embargo, no solo involucra a las economías domésticas rurales sino también a enormes sectores marginales compuestos por cuentapropistas, sub-ocupados y desocupados crónicos dedicados a actividades domésticas de subsistencia. Tras la crisis mundial de 1974-75 los nuevos modelos de acumulación basados en la expulsión de mano de obra del sector “formal” han acentuado este fenómeno. (..) Este proceso no obstante, no ha implicado la separación de estos sectores de los circuitos de acumulación de capital, sino su inclusión dentro del complejo rural-urbano que proporciona al capitalismo fuerza de trabajo ocasional y barata y productores simples de mercancías” (Gordillo, 1992: 75-76).

          En el transcurso del siglo XXI varios trabajos de América Latina indagan sobre los modos en que los hogares rurales articulan prácticas agropecuarias a pequeña escala con estrategias de inserción laboral mediante migraciones temporarias de algunos de sus miembros.
          Por ejemplo, en el norte de Nicaragua Prunier (2011) analiza como las diferentes trayectorias migratorias laborales de algunos miembros de hogares rurales inciden de modo diferencial sobre la preservación de la agricultura familiar en las localidades de origen. Esta autora, centra el foco en la combinación de migraciones internas e internacionales y en los envíos de remesas a los hogares de procedencia del migrante.
          Para el caso de la región centro de México, Hernández Flores (2014) señala que los cambios inducidos por el fenómeno de la migración laboral en grupos domésticos de regiones periurbanas no han desarticulado las prácticas agrícolas familiares; sino que por el contrario, mediante el envío de remesas se logró sostener las producciones prediales domésticas. El mismo autor, señala que si bien la pérdida relativa de la importancia económica de las actividades primarias en las sociedades rurales está ampliamente documentada, en muchas regiones del mundo los procesos agrícolas constituyen un componente importante en la economía familiar. Por lo tanto este tipo de prácticas deben ser valoradas en términos de sus aportaciones a la seguridad alimentaria.
          Para la Argentina, la provincia de Santiago del Estero es un ejemplo paradigmático debido a que cuenta con una profunda tradición histórica de hogares rurales que a través de generaciones sus miembros logran su inserción al mercado laboral mediante migraciones hacia distintas producciones agropecuarias. En este caso, hay controversias con respecto a la definición de los migrantes santiagueños en relación a la combinación de distintas actividades productiva e inserciones socio-económicas. Por un lado se los consideró como “campesinos y trabajadores rurales” (Mastrangelo y Deambrosi, 2011), y, por otro, se los delimitó como “clase obrera rural” (Desalvo, 2011).
          Por otra parte, Quaranta y Blanco (2012) también analizan las prácticas migratorias que forman parte de las estrategias de reproducción de los hogares de Santiago del Estero, distinguiendo aquellos que tienen producción agrícola para autoconsumo, los que producen también para la venta de productos y los que no realizan actividades prediales. Estos autores concluyen que los hogares atraviesan un proceso paulatino de descampesinización, en donde el dinero obtenido en la migración no se invierte en el mantenimiento de los predios agrícolas familiares en ninguno de los casos estudiados.
          Por último, es necesario señalar que las posturas que afirman el sostenimiento de prácticas agropecuarias familiares en hogares rurales no niegan la importancia de la inserción a la economía de mercado de los sujetos agrarios, sino que sostienen que frente a la inestabilidad del mercado, las economías domésticas activan mecanismos para la producción de ingresos en función de los vaivenes de empleo y desempleo que atraviesan los trabajadores.

TIPOLOGÍA DE LAS UNIDADES DOMÉSTICAS ESTUDIADAS

          Para definir los distintos tipos familiares nos basamos en la propuesta de Rodríguez Jaime, y Martín Moreno (2008) que clasifican a las familias según la presencia o ausencia de un núcleo (cónyuges con hijos solteros o sin hijos), de esta manera distinguimos entre:1) Unidades domésticas compuestas por familias con núcleo simple: que puede subdividirse a su vez en familia nuclear (parejas con hijos solteros); familia conyugal (pareja sin hijos); familia monoparental (progenitores solos con hijos); 2) Unidad doméstica compuesta por familias con un núcleo y con otras personas: familias extensas; 3) Unidad doméstica compuesta por familias con más de un núcleo: familias múltiples. En estos casos se tendrá en cuenta la cantidad de núcleos y la fase del ciclo doméstico que atraviesan los mismos.
          En referencia a nuestro caso de estudio podemos detectar dos grupos de unidades domésticas: una de núcleo simple, que a su vez puede tratarse de una unidad doméstica conformada por una familia de tipo nuclear o de tipo extensa, y otra de núcleo múltiple en donde la unidad doméstica está conformada por más de un núcleo familiar que puede ser de tipo nuclear o extenso.
          Con relación al patrón de residencia, observamos que en el caso de las unidades domésticas de núcleo simple el mismo puede ser de techo en común o de techo y predio en común. Esto significa que todos los miembros residen en la misma unidad habitacional, o vivienda, y que en algunos casos también comparten un predio agrícola.
          Cuando la unidad doméstica es multinuclear, en casi todos los casos, los integrantes viven en unidades residenciales conformadas por un conjunto de familias nucleares y/o extensas ubicadas de forma cercana y comparten un predio en común. Cada vivienda aloja una familia nuclear y/o extensa; los casos estudiados están conformados por dos o tres viviendas No necesariamente todas las viviendas comparten un gasto común, pero existe una fuerte circulación de tareas domésticas, tareas de cuidado y de recursos (monetarios y no monetarios) que aportan a la reproducción del conjunto.
          Asimismo, también tendremos en cuenta la situación migratoria de las unidades domésticas, concebida como la presencia o ausencia de migrantes activos, la cantidad de migrantes que tiene el grupo, la posición de parentesco del migrante y las edades.
          Por otra parte, con respecto al análisis temporal, en este trabajo, a partir de nuestro referente empírico, proponemos el siguiente esquema de los ciclos domésticos:(a) Inicio: comprende un núcleo conyugal sin hijos; (b) expansión: comprende al núcleo conyugal y a hijos que todavía no se encuentran en condiciones de insertarse en el mercado laboral y (c) fisión: Comprende al núcleo conyugal en el que alguno de los hijos se encuentran en condiciones de insertarse en el mercado laboral y (d) reemplazo: cuando se completa el proceso de fisión, todos los hijos abandonan el hogar paterno.
          En total hemos analizado 21 Unidades domésticas: 9 nucleares, todas con migrantes activos, incluyendo 6 con techo común y 3 con techo y chacra en común; 5 extensas, distribuidas en 3 con techo en común y 2 con techo y chacra en común, con excepción de una en la que hay solo un ex migrante, el resto contiene migrantes activos; una múltiple con residencia común y chacra en común sin migrantes activos y 6 múltiples constituidas por varios núcleos que se distribuyen en unidades residenciales separadas que tienen chacra en común, y salvo en una de ellas el resto cuenta con migrantes activos.

CONFIGURACIONES DE ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN SOCIAL

a) CONFIGURACIÓN DE ESTRATEGIAS CENTRADAS EN LA MIGRACIÓN LABORAL TEMPORARIA Y LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA

          Este sistema de estrategias se caracteriza por el hecho de que la misma persona que migra temporalmente como peón forestal también realiza trabajo productivo en la chacra familiar para autoconsumo y venta de excedentes. Las estrategias de obtención de recursos en estos grupos resultan de una articulación entre migraciones laborales, producción agropecuaria a pequeña escala y transferencias monetarias estatales, sobre todo la Asignación Universal por hijo (AUH) (2).
          La ocupación de tierras en el nordeste provincial implica múltiples prácticas; las tierras pueden adquirirse por ocupación directa o por la compra de mejoras, es decir se paga el precio de las mejoras realizadas sobre el terreno como por ejemplo un galpón, un corral, una casa, plantaciones, etc. (Schiavoni: 2005). Cuando la tierra se ocupa de forma directa, las unidades domésticas pueden “hacer propiedad”, es decir instalar ellos mismos las mejoras en el terreno.
          La forma más común de acceso al lote, según el Censo de Ocupantes (2003-2004) es la compra de mejoras (74 %en los lotes ubicados en la propiedad Intercontinental y 67 % en Joison (3)), siendo significativo el porcentaje de lotes cedidos por un pariente en la propiedad de Joison con el 24 % de los casos. Nuestros informantes relatan que los padres ceden lotes por igual a hijos e hijas; este modo de herencia bilateral implica la fragmentación de las parcelas. Es decir, que cuando fallecen los padres la sucesión de la chacra instalada es igualitaria para todos los hijos sean varones o mujeres. En caso de que la madre de familia quede viuda uno de los hijos varones puede pasar a hacerse cargo del predio.
          Esta situación en donde los mismos trabajadores migrantes realizan prácticas agropecuarias en sus chacras familiares, se vincula generalmente con unidades domésticas de tipo multinuclear conformadas por varias familias que comparten un predio. Las familias se alojan en varias viviendas contiguas de madera y techo de zinc que se disponen cerca de la ruta nacional 17, lo que permite el acceso a servicios como transporte, luz eléctrica y cercanía a la escuela. En cambio los predios, se encuentran alejados de las viviendas centrales hasta 20 km monte adentro, la extensión de las chacras va desde las 6 hectáreas hasta las 250 hectáreas.
          Este tipo de unidades domésticas se relacionan con las fases del ciclo doméstico, lo que a su vez incide en el balance de actividades agropecuarias y migraciones laborales. De este modo, las unidades domésticas multinucleares corresponden con la fase de fisión del ciclo doméstico, en donde los hijos cuando forman sus familias, se instalan próximos a las viviendas de los padres y trabajan en conjunto la chacra paterna.
          En las familias que el padre es joven, las migraciones son más frecuentes, aunque en los meses de mayo y junio (época de preparación de la tierra y plantación) y enero (debido al calor es más difícil desprender la corteza de los árboles lo que dificulta el rendimiento productivo del trabajo forestal) se quedan cuidando las chacras. Cuando los hijos de los migrantes ya tienen entre 14 y 16 años reemplazan a su padre en el trabajo forestal. En las primeras migraciones los padres acompañan a sus hijos y estos luego van solos. Los padres de familia en esa fase comienzan a dedicarse exclusivamente al trabajo de la chacra.
          Esta situación debe comprenderse en relación al tipo de mercado de trabajo al que acceden estos trabajadores, la mayoría trabaja para productores de poca envergadura y no tiene acceso a las grandes empresas forestales que brindan trabajo registrado relativamente estable a lo largo del año. Si bien la actividad forestal, con pago a destajo, es un trabajo en el cuál son más productivos los hombres jóvenes sea cual fuere el empleador; en este tipo de situación, se agrava la exclusión de aquellos hombres mayores de 40 años que nunca trabajaron registrados.
          En estos casos, buena parte del dinero obtenido en la migración se destina a la “compra de mejoras” o a “hacer propiedad” mediante la compra de materiales para construir alambrados, chiqueros, potreros, bebederos de animales, galpones e incluso en algunos casos electrificadores solares.
          Uno de los entrevistados relata esta situación:

“A los 16 años arranqué para allá [refiriéndose a Entre Ríos], siempre como pelador y a veces como motosierrista, estuve yendo casi de corrido por unos 7 años por ahí o un poco más, pero ni un zapato me compraba todo iba para la chacra hasta que instale un sistema en donde tengo 80 cabezas de ganado, crío chanchos y de ahí vendo para los vecinos o para los negocios en Bernardo de Irigoyen, eso sí una corrida para allá [refiriéndose a la actividad forestal de Entre Ríos] cada tanto me tengo que pegar es muy difícil vivir de esto, pero tampoco es fácil vivir viajando para Entre Ríos a medida que uno está más viejo empeora todo” (Trabajador migrante, 31 años).

          La división familiar del trabajo se vincula con los patrones de residencia, mientras las mujeres con hijos pequeños que residen en las viviendas cercanas a la ruta se dedican a la producción de autoconsumo en las huertas adyacentes a las casas y a la cría de animales de granja; los varones y las mujeres cuyos hijos son mayores pueden instalarse en las chacras y realizar producciones destinadas a la venta a pequeña escala en ferias francas, a comercios ubicados en zonas urbanas o entre vecinos.
          En la etapa de fisión, cuando los hijos ya son mayores, las mujeres pueden instalarse por distintos periodos en la chacra y trabajar junto con los hombres, aunque siempre se considera que el trabajo de la mujer es más simple y liviano. El arado y el desmonte son tareas consideradas pesadas y “masculinas” mientras que la alimentación de los animales, la limpieza de yuyos y plantación de algunos productos como mandiocas y verduras son realizadas por mujeres.
          Una de las entrevistadas relata cómo es la división del trabajo:

“Mi marido planta maíz, planta poroto con el taca-taca 4, de ahí vende y tiene para los animales para los chanchos, lo que hago yo es plantar así nomás como pepino, sandía, zapallo y cuido los patos, esos son para matar y comer ahí. Los hombres usan el taca-taca[sembradora manual] con eso plantan, ponen dos o tres semillitas de poroto y sale de ahí” (esposa y madre de trabajadores migrantes, 45 años).

          Con respecto al envío de remesas, este ocurre en circunstancias puntuales como por ejemplo ante un problema de salud de un pariente, o a modo de regalo cuando algún miembro de la unidad doméstica cumple años. El dinero comúnmente se envía por medio de algún pariente o amigo de confianza que regresa antes que el trabajador a Misiones.
          El grupo, durante la ausencia del migrante, subsiste en parte al auto aprovisionamiento que incluye un conjunto de actividades orientadas hacia la subsistencia. Asimismo, la estrategia de fiado en la cantina permite realizar compras sin contar con efectivo en el momento, cuando el trabajador migrante regresa paga la cuenta del fiado.
          Por otro lado, entre las diferencias generacionales referidas a la estrategia escolar, las generaciones más jóvenes (hasta 30 años de edad) alcanzaron mayor nivel educativo que sus padres y abuelos, muchos de los cuales son analfabetos. En la actualidad se percibe a la educación primaria de los hijos como obligatoria, mientras que los entrevistados con más de 30 años relatan que sus padres no tenían interés en mandarlos a la escuela y privilegiaban el conocimiento vinculado al saber hacer en los obrajes o en las chacras.
          Las jóvenes adolescentes asisten a la escuela secundaria, salvo en aquellas situaciones que son madres; en cambio, los varones entrevistados generalmente interrumpen sus estudios. Esto se explica porque el papel de proveedor económico tradicional recae sobre los hombres antes que sobre las mujeres, lo cual implica que en las Unidades domésticas los hijos varones comiencen a migrar hacia la forestoindustria entre los 14 y los 16 años.

b) CONFIGURACIÓN DE ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN SOCIAL EN DONDE LA MIGRACIÓN ES LA FUENTE CENTRAL DE RECURSOS

          Este tipo de estrategia se caracteriza por tener a la migración laboral temporaria hacia la actividad forestal como única o principal fuente de recursos monetarios. Se trata de unidades domésticas de tipo nuclear, en las que sus miembros residen bajo el mismo techo. Las casas son generalmente de material, se ubican en el poblado del municipio, y en aquellos casos en donde la casa es de madera, generalmente se trata de familias jóvenes, que están proyectando construir la casa de material. Solo dos grupos domésticos tienen chacras de 4 hectáreas y de 1 hectárea. La persona que migra es el jefe de familia y no participa del trabajo predial.
          En el caso de que la migración laboral pase a ser la única estrategia de ingreso se vincula con una inserción laboral del migrante relativamente estable, con una frecuencia migratoria que implica viajes a lo largo de todo el año. En estos casos se retrasa el inicio de la migración de los hijos hasta por lo menos los 18 años; este retraso en la edad de migración también se vincula con la limitación para el acceso a empleo registrado en grandes empresas que evitan contratar menores de edad.
          La temporalidad migratoria en estos casos conlleva una frecuencia de viajes a lo largo de todo el año, que implica que el trabajador permanezca 45 días en los campamentos forestales y regrese a descansar con su familia por periodos que no superan los 10 días.
          Esta figura del varón padre de familia como sostén central de una unidad doméstica de tipo nuclear se sustenta en la posibilidad que tienen los varones de insertarse en el mercado laboral y generar un ingreso relativamente estable. Esta situación ha sido demostrada empíricamente por Stack (1975) cuando analiza barrios urbanos pobres de Estados Unidos y concluye que la precaria inserción al mercado laboral de los varones impide que se concrete el modelo hegemónico de hogar nuclear con un padre como cabeza de familia, y en su lugar las personas participen en una red doméstica más amplia que asegura los recursos (monetarios y no monetarios) para la reproducción de sus miembros.
          En efecto, en aquellas unidades domésticas que tienen como estrategia central a la migración laboral, en la fase de expansión el padre es el único generador de recursos monetarios; a medida que la unidad doméstica entra en fase de fisión los hijos e hijas pueden trabajar realizando changas fuera del hogar dentro de la zona urbana Bernardo de Irigoyen (construcción los varones y empleo doméstico las mujeres), aunque se evita que los varones migren hasta los 18 años, debido a que la migración se proyecta como una práctica que los hijos deberán realizar cuando formen sus propias familias.
          Cuando estos grupos en etapa de expansión disponen de predios, se trata de casos en que un pariente cedió una porción de parcela y no se invierte dinero en las chacras. En algunos casos puede existir el proyecto de acceder a una chacra para autoconsumo en la fase de fisión, cuando el padre de familia se jubile de la actividad forestal. El trabajo predial en estos casos es principalmente femenino nunca se articula con los tiempos de la migración.
          Una de las inversiones que se realiza con el dinero obtenido en la migración es la construcción de la casa de material. La casa se construye por etapas y es el hombre que migra el que organiza las compras de los materiales y decide en qué momento comienza la construcción. Generalmente la pareja cuando contrae matrimonio establece residencia de tipo neolocal y comienza gradualmente a planificar la construcción de la vivienda de material. Es posible observar los cimientos de las futuras viviendas de cemento al lado de las casas de madera en las que viven de modo provisional los miembros de la unidad doméstica.
          En palabras de una de una de las entrevistadas:

“Ahora estamos construyendo la casa, quiero una casa de material con baño y todo, vamos haciendo de a poco, la vamos construyendo al lado de esta [se refiere a la vivienda de madera en la que vive actualmente la familia] ya adelantamos bastante desde hace seis meses que empezamos a hacer la casa, esta casa es fea queremos una mejor para estar con los nenes” (esposa de trabajador forestal 28 años).

          En nuestro caso de estudio la casa de material opera simbólicamente como un elemento que distingue al grupo doméstico del estilo de vida de la chacra, y le confiere prestigio; los miembros de estos grupos conciben a los agricultores como personas que se aíslan, que no les interesa progresar, que viven en casas de madera precarias y aíslan a sus hijos de los beneficios de la escolarización, “El chacrero es cerrado no deja que sus hijos vayan al pueblo, se junten con otros chicos, que estudien”. Este discurso se sostiene a pesar de que en algunos casos exista el proyecto de acceder a una chacra “cuando los hijos ya sean grandes y se valgan por sí mismos “.
          Con respecto a las remesas estas suelen ser enviadas por el trabajador una vez por mes y son de entre 800 y 1000 pesos; las mismas son enviadas por parientes o amigos de confianza, y en menor medida mediante correo. La unidad doméstica en estos casos también accede mediante fiado a distintos artículos en la cantina local, y el trabajador migrante paga la cuenta a su regreso.
          En la mayoría de estos casos, la misma migración que impidió la escolarización de los padres es vista como una estrategia para que completen la secundaria los hijos. En estos grupos los hijos varones retrasan el inicio de la migración laboral hasta los 18 años.
          Por otra parte, en estos casos no hay diferencias de género con respecto a las estrategias de inversión escolar. Se procura que las hijas mujeres también completen sus estudios, secundarios y se alienta que tanto varones como mujeres se trasladen a la zona urbana del municipio para realizar estudios terciarios (magisterio o gendarmería).
          Los padres de familia conciben a la educación secundaria como un elemento determinante para que sus hijos puedan ser asalariados inclusive asalariados migrantes, debido a que piensan que la progresiva mecanización de las empresas forestales requerirá de mano de obra más calificada.
          Sin embargo, el éxito de la inversión escolar descansa en la posibilidad de reconversión del capital cultural en capital económico (Bourdieu: 1988); dicha reconversión lleva tiempo y por lo tanto no puede ser observada en los casos de jóvenes que en la actualidad reciente están completando o ya han completado sus estudios.

c) CONFIGURACIÓN DE ESTRATEGIAS QUE COMBINAN LA MIGRACIÓN HACIA LA ACTIVIDAD FORESTAL CON OTROS TRABAJOS ASALARIADOS

          Este tipo de configuración estratégica articula la migración laboral con otros trabajos asalariados o por cuenta propia (por ejemplo almacenes) que pueden ser realizados por los mismos migrantes y/o por otros miembros de la familia. Sin embargo, el ingreso más estable no son las remesas sino las asignaciones no contributivas de origen estatal (AUH, pensión por madre de 7 hijos, jubilaciones de ama de casa, pensiones por discapacidad).
          Hay distintos tipos de unidades domésticas que despliegan este sistema de estrategias, tenemos dos casos de unidades nucleares una con techo y chacra en común, y hay 4 casos de unidades domésticas de tipo extenso, tres de ellas con jefatura femenina, todas con techo en común y en una de ellas se agrega la chacra en común. Las chacras tienen entre 4 y 8 hectáreas.
          Las viviendas en este último caso son precarias de madera y techo de zinc, incluyen huerta adyacente y gallinero. Sólo en uno de los casos la vivienda es de material y se trata de una viuda, dueña de un almacén, cuyo marido falleció en un accidente de trabajo forestal.
          En las unidades domésticas de tipo extenso la migración es realizada por los hijos y en uno de los casos por el hermano de la jefa de familia. La migración no es un ingreso central y estable, sino que es un aporte o ayuda a la economía doméstica. Esto conlleva a que se diluya la figura del hombre como proveedor central del grupo.
          Estos jóvenes migrantes tienen inserciones laborales inestables y atraviesan distintos periodos de desempleo. Combinan la migración hacia la actividad forestal en otras provincias con otros trabajos asalariados agrarios y no agrarios de carácter temporal. Pueden permanecer largos periodos, hasta 6 meses, fuera de sus hogares.
          Cuando se trata de madres con hijos y/o hijas y nietos, todos los miembros que están en edad de trabajar lo hacen. Las mujeres pueden emplearse como domésticas en Brasil de lunes a sábados o en la ciudad del municipio cabecera de Bernardo de Irigoyen. Los varones que migran como peones forestales, también se emplean en otros trabajos agrícolas y no agrícolas (construcción) que en algunos casos implican migraciones dentro del país o hacia Brasil.
          En aquellas unidades que poseen predios agrícolas, estos son trabajados por las mujeres del grupo y nunca son trabajados por los mismos sujetos que migran. Los predios fueron en todos los casos cedidos por algún pariente, y están dirigidos exclusivamente al autoconsumo.
          En uno de los casos la jefa de familia cuenta con un almacén que es manejado por ella, su hermano es el migrante de la unidad doméstica debido a que su marido falleció en un accidente forestal. . El negocio es una construcción de material lindera a su vivienda, también de material, que se construyó antes de que la jefa de familia quede viuda, con el dinero que su marido obtenía mediante la migración.
          El envío de remesas por parte de los migrantes es irregular, pueden pasar varios meses sin que envíen dinero, aunque si existe una situación de gravedad como una enfermedad se comunican por celular y el migrante les envía dinero. La mayor contribución de estos trabajadores al grupo doméstico es el pago del fiado en la cantina cuando estos regresan a Misiones, aunque a diferencia de otros casos, el fiado es pagado también por otros miembros del grupo que trabajan.
          Generalmente estos grupos tienen dificultades para acceder a una alimentación completa. Es por ello que las unidades domésticas con chacras orientadas al autoconsumo, aunque sea mínimamente amortiguan el déficit de consumo de alimentos (huevos y verduras). En el caso que haya niños estos son los primeros destinatarios de los alimentos más caros como la carne.
          En relación a las estrategias de escolarización, la educación primaria es concebida como obligatoria y se procura que los niños asistan a la misma; es posible que la condicionalidad de escolarización para cobrar las Asignaciones Universales por hijo refuerce esta cuestión. No encontramos casos de interrupción de la escuela primaria por cuestiones laborales. Si bien los niños pueden ayudar en las tareas domésticas, esto no interfiere con su escolarización.
          La educación secundaria aparece como deseable, pero no es posible debido a que la unidad doméstica no puede solventar los gastos de los jóvenes, que incluyen un consumo que va más allá de los bienes mínimos de subsistencia. En estos casos, los hombres interrumpen la escolarización secundaria por la migración laboral y las mujeres para trabajar como empleadas domésticas por tiempo completo en la zona urbana del municipio, aunque permanezcan inscriptos en la misma hasta los 18 años para cumplir con la condicionalidad de las AUH.
          Una de las entrevistadas comenta al respecto:

“Miles de veces le dije que no se vaya para Entre Ríos, que mejor estudie, así el día de mañana puede trabajar más tranquilo, pero no escucha y se deja llevar por sus compinches que le muestran su celular, sus zapatillas de marca y él quiere lo mismo, así que sale para allá cada vez que alguno le llama” (Madre de trabajador forestal, 43 años).

d) UNIDADES DOMÉSTICAS SIN MIGRANTES ACTIVOS

          Analizamos tres casos de unidades domésticas sin migrantes activos dos casos de unidad doméstica de tipo múltiple, conformada por abuelos, una nieta y una bisnieta, con techo en común y chacra, y la otra con chacra en común y viviendas separadas, en esta hay un ex migrante abuelo y un ex migrante padre de familia que debido a un accidente laboral discontinuo el trabajo forestal. También, hemos analizado un caso de unidad doméstica de tipo extenso, conformada por abuelos y una nieta, sin migrantes activos con techo y chacra en común. Las chacras tienen entre 4 y 12 hectáreas.
          El ingreso más estable de estos grupos son las asignaciones monetarias no contributivas, complementado con la venta de algunos productos agrícolas y pecuarios, y en uno de los casos se suma el aporte de una nieta que trabaja como empleada doméstica cama adentro de lunes a sábado en el Brasil.
          Con respecto a la división familiar del trabajo, las mujeres se encargan de las tareas domésticas así como de la cría de animales de granja y huertas adyacentes a la vivienda. En el caso de que haya chacras estas son trabajadas por hombres, aunque también colaboran las mujeres.
          En uno de los casos, una nieta trabaja como empleada doméstica, realizando un aporte monetario al grupo. En aquellos casos en que todos los miembros del grupo son mayores de 60 años, se empieza a dificultar la producción para autoconsumo y venta de excedentes, al punto que se proyecta el abandono de la actividad agropecuaria.
          En ninguno de los casos el grupo doméstico recibe remesas de algún pariente migrante. La producción para autoconsumo cumple un rol importante debido a la escasa circulación de dinero con la que cuentan estos grupos. Utilizan el fiado de la cantina, aunque tienen menos capacidad de compra que aquellas unidades domésticas que cuentan con algún migrante activo.
          Al tratarse de unidades domésticas que tienen algún/os miembros en edad avanzada, demandan cierto consumo de medicamentos. Este tipo de estrategia es la más dependiente de las dinámicas externas que entabla con otras unidades domésticas y con el Estado y las ONG, que promueven el autoabasto, a través de sus políticas públicas, para lograr un nivel de consumo que les permita la subsistencia.
          En aquellos grupos que hay niños, todos asisten a la escuela primaria. En uno de los casos hay tres mujeres jóvenes adolescentes de 15, 17 y 18 años, con excepción de la última, que es madre, el resto asiste a la escuela secundaria en el poblado de Dos Hermanas.

CONCLUSIONES

          Este trabajo analiza cómo las unidades domésticas con inserción asalariada agrícola activan distintas estrategias de reproducción en un contexto de cambios en los mercados laborales agrarios. De este modo, mientras que algunos grupos tienen como estrategia de ingreso central la migración laboral al sector forestal, en otras provincias; en otros casos, las unidades domésticas deben activar otras estrategias de generación de recursos para lograr su reproducción social.
          En efecto, las unidades domésticas de tipo nuclear, en donde el migrantes es el jefe de familia, son las únicas que tienen como ingreso central el dinero obtenido mediante migración laboral. En cambio, en las unidades domésticas de tipo multinuclear las actividades agropecuarias a pequeña escala ocupan un lugar importante en la reproducción del grupo, mientras que en las unidades domésticas principalmente de tipo extenso, la migración debe complementarse con la inserción laboral de otros miembros del grupo.
          Esta situación debe comprenderse en un contexto de acceso desigual al mercado laboral por parte de los trabajadores migrantes, mientras que en algunos casos la inserción asalariada se vincula a empresas de mayor envergadura que ofrecen trabajo registrado, y regular a lo largo de todo el año; en otros casos, las inserciones laborales son discontinuas e implican diversos periodos de desempleo.
          Si bien las prácticas prediales no significan un ingreso económico estable, como lo señala la falta de capitalización de los agricultores migrantes estudiados, la persistencia de esta estrategia se vincula con la seguridad alimentaria del grupo doméstico frente a un contexto en donde la circulación de dinero es escasa.
          Asimismo, para algunas unidades domésticas los ingresos más estables provienen de las transferencias monetarias estatales, debido a que ni el salario, ni las prácticas agrícolas generan un ingreso monetario que permita la reproducción social del grupo. En efecto, aquellos casos que sólo cuentan con ex migrantes son los que más dependen de estas transferencias monetarias.
          Si bien todos los grupos en algún momento pueden disponer de un predio agrícola, esta actividad no ocupa el mismo lugar en el conjunto de mecanismos de reproducción para todos ellos. Esto se evidencia a través del análisis de distintas dimensiones como son: la división familiar del trabajo, las prácticas de consumo y las estrategias de escolarización.
          De este modo, solo en algunos grupos todos los varones adultos trabajan en las chacras, por otro lado mientras algunas unidades domésticas invierten el dinero obtenido mediante la migración en la mejora de los predios, otras destinan ese ingreso a la construcción de una casa de material. Con respecto a las estrategias de escolarización, aquellos grupos en los que la actividad predial tienen un lugar significativo se obstaculiza el acceso a la educación secundaria de los jóvenes, mientras que en aquellas unidades domésticas en donde el ingreso central proviene del trabajo forestal se fomenta la educación secundaria, e incluso terciaria, de hijos varones y mujeres.
          Finalmente, este artículo concluye que el peso relativo que tienen las economías domésticas en la reproducción de las familias rurales no puede simplificarse a una situación lineal y homogénea, en donde la inserción asalariada implica necesariamente el abandono o pérdida de importancia de las prácticas agropecuarias. En este sentido, el estudio de la reproducción social desde el ámbito doméstico de los asalariados agrícolas arroja luz sobre la diversidad de formas de organización familiar en relación a los vínculos que los grupos establecen con instituciones como el mercado laboral y el Estado a través de sus políticas públicas.

AGRADECIMIENTOS

          Este artículo se enmarca en un proyecto de investigación más amplio denominado “El trabajo migrante transitorio en el agro argentino” cuyo director es Guillermo Neiman.

NOTAS

1) La quiebra se produjo debido al agotamiento de especies maderables de mayor valor económico, al mismo tiempo en ese momento era más barato importar madera de Paraguay y Brasil.
2) La Asignación Universal por Hijo es una transferencia monetaria que perciben los padres con hijos menores de 18 años que se encuentran desempleados o trabajan de modo no registrado “en negro”. Esta asignación está vigente en la Argentina desde el año 2009.
3) Joison e intercontinental son los nombres de las empresas forestales propietarias que fueron a la quiebra y abandonaron sus tierras, en las que posteriormente a partir de la década de 1980 se asientan familias de los ex empleados.

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