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ARTICULO

La ética del fandom de Harry Potter y el deporte quidditch: continuidades y rupturas

(The ethics of Harry Potter’s fandom and quidditch sport: continuties and breaks)

David Sebastián Ibarrola*

*Instituto de Investigaciones Gino Germani / Facultad de Ciencias Sociales / Universidad de Buenos Aires - CP 1114 - Buenos Aires - Argentina. Correo Electrónico: david.ibarrola92@gmail.com ORCID: http://orcid.org/0000-0001-5154-4938

Recibido el 10/08/21
Aceptado el 29/11/21

Resumen

El propósito de este trabajo es abordar las continuidades y rupturas entre el mundo de los fans de la saga de Harry Potter y el deporte quidditch en Argentina, el cual se inspira en dicha obra, pero se muestra como una actividad independiente. Esto se trabajará mediante el análisis del modo en que la ética del fandom aparece en el deporte estudiado. Para lograr esto, se recuperará la historia y polémicas recientes de la actividad a nivel global y local, estructurándose el artículo en torno a investigaciones previas, entrevistas, observaciones y la utilización de la etnografía virtual. Se concluye la existencia tanto de continuidades como de rupturas entre estos ámbitos, jugando la ética del fandom un papel particular: rechazar actitudes y sentidos opuestos a la misma que emergen de los propios practicantes del quidditch, pero también de los nuevos desafíos de la actividad.

Palabras Clave: Deporte; Género; Inclusión; Literatura.

Abstract

The purpose of this work is to approach the continuities and ruptures between Harry Potter saga’s world of fans and the sport of Quidditch in Argentina, which is inspired by that work, but It’s shown as an independent activity. This will be worked on by analyzing the way in which fandom’s ethic appears in the sport studied. To achieve this, the history, and recent controversies of the activity at a global and local level will be recovered, structuring the article around previous investigations, interviews and observations and the use of virtual ethnography. The existence of both continuities and ruptures between these areas is concluded, with fandom’s ethic playing a particular role: reject attitudes and meanings opposed to it that emerge from the Quidditch practitioners themselves, but also from the new challenges of the activity.

Keywords: Sports; Gender; Inclusion; Literature.

Introducción

Sin lugar a dudas, el fenómeno Harry Potter ha sido uno de los más renombrados en los últimos años. Se trata de un producto de la industria cultural, de consumo mundial y circulación masiva (Mutuverría y Chaves, 2009). No hablamos solo de la saga literaria creada por J.K Rowling, la cual narra las aventuras del joven mago, sino también de toda una serie videojuegos, películas, juguetes y el más variado merchandising1.  Harry Potter es un producto con un fuerte enclave generacional, existiendo una “Generación Potter” que ha crecido junto con el protagonista (Schandor y Frugone, 2012). Pero la cuestión no se agota en los productos oficiales. Existen una serie de fenómenos que involucran la actividad creativa por parte de sus seguidores como videos, sitios web, redes sociales o fiestas temáticas. Siguiendo a Estables Heras (2016), se puede hablar de “fans creadores” que se involucran de forma particular en su objeto de “culto”, realizando acciones que amplían su universo inicial. Es un proceso que excede la mera lectura o consumo pasivo, dando lugar a apropiaciones y la producción de productos culturales (Mutuverría y Chaves, 2009). El quidditch, objeto de este trabajo, se inscribe en una larga lista de ejemplos que ilustran esto.
Presentado en la saga literaria como un deporte mágico jugado sobre escobas voladoras y con pelotas encantadas, este artículo se interesa por su versión en el “mundo real”. El quidditch fue adaptado por primera vez en Estados Unidos en el 2005 dentro de sus circuitos deportivos y sociales universitarios, por parte de un grupo de fans. Rápidamente logró una gran expansión local y mundial, que lo lleva actualmente a ser jugado en todos los continentes. Habiendo atravesado numerosas modificaciones reglamentarias, su versión vigente enfrenta a dos equipos integrados por siete jugadores cada uno, los cuales llevan un palo de PVC entre las piernas en todo momento. Este no es solamente un agregado estético y con pretensiones de fidelidad respecto a la saga (simboliza las escobas). También representa un verdadero handicap para los jugadores. Al desplazarse, los jugadores deben sostener con una mano el palo, lo cual dificulta el resto de las acciones que estos realicen. En caso de no cumplir esta regla, son sancionados. El principal desafío aquí es la interacción con las cuatro pelotas, las cuales son elementales para el desarrollo del juego.
Cada equipo está integrado por tres cazadores, quienes se encargan de marcar tantos (cada uno vale diez) en la portería rival. Esta es representada por tres aros sujetos a los extremos de tres postes colocados en línea recta. Cuando la quaffle (una pelota de vóley algo desinflada para facilitar su agarre) atraviesa alguno de los tres aros, se convierte el gol. Las dimensiones y formato de la cancha, la cual se extiende más allá de la posición de la portería, permiten que los tantos puedan ser marcados tanto de frente como desde atrás de la misma, pudiendo realizarse pases de asistencia por encima de los aros. En ocasiones, a estos tres jugadores se les suma el guardián, quien puede marcar tantos, pero se encarga esencialmente de defender su portería. Otros dos miembros del equipo ocupan la función de golpeadores y se encargan de arrojar bludgers (tres pelotas de quemado) al resto de los participantes (incluso a los golpeadores rivales), quienes al ser impactados por ellas deben “desmontarse”, volver a su portería, tocarla y reincorporarse al juego. Es esta función la que dota de verdadera complejidad táctica y estratégica al deporte: no se trata simplemente de un duelo físico de cazadores por marcar tantos, sino de la articulación de los mismos con la tarea de los golpeadores, quienes pueden despejar el camino para marcar los tantos.
A los 17 minutos de comenzado el partido hace su ingreso al campo de juego un individuo vestido de amarillo, quien lleva una pelota de tenis colgada de su cintura. Se trata del snitch runner, un jugador neutral (que no pertenece a ningún equipo que participa en el partido) que debe evitar que el séptimo integrante de cada equipo (buscador, quien ingresa a los 18 minutos) le quite la pelota (snitch) que lleva consigo. Una vez conseguido esto, los jugadores del equipo que capturó la snitch deben tomar una decisión. Si con los treinta puntos que se le otorgan por la captura están superando en tantos a los rivales, el partido concluye. Pero si aun así siguen abajo o igualados en el marcador, tienen la opción de proseguir el juego. De hacer esto último, se establece un techo de puntos para terminar el partido, agregándosele treinta puntos a los que ya lleva acumulados quien está arriba en el marcador. Por ejemplo, si el resultado era 70 a 30 y el equipo que iba en desventaja atrapa la snitch, el partido se reinicia con un marcador de 70 a 60 y el primero en llegar a 100, gana el encuentro.
Son escasos los antecedentes académicos que abordan específicamente el quidditch desde las ciencias sociales. Destaca el pionero trabajo de Adam Cohen quien, a partir de una investigación para su trabajo de tesis (Cohen, 2013), publicó una serie de artículos sobre los beneficios sociales de esta práctica (Cohen y Peachey, 2015) y su potencial comercial (Cohen et al., 2012). Su principal aporte es la caracterización del quidditch como un deporte alternativo, estableciendo un punto de partida y controversia para otros investigadores (Demésy, 2018; Brunner, 2016). Se pueden leer otros tres trabajos en el libro “Playing Harry Potter. Essays and Interviews on Fadom and Performance”. Delle (2015) problematiza la relación entre el quidditch como práctica alternativa y el deporte “tradicional”. La autora enfatiza el carácter transicional de la situación de esta actividad, y describe las consecuencias de su expansión hacia un público no fan y de la incorporación de elementos de los “deportes respetados”. Popple (2015) explora el papel de la violencia en las versiones literaria y “deportiva” del quidditch, poniéndolos en relación con el carácter mixto de esta actividad. Finalmente, Brunner (2015) analiza las combinaciones entre los aspectos mainstream y alternativos del quidditch, señalando que la creciente competitividad, la exaltación de la fuerza e ideales masculinos, erosionan los valores inclusivos y alternativos de su comunidad.
Entre los aportes argentinos encontramos el solitario, pero sugerente, texto de Cuestas (2016), quien realiza una aproximación a la experiencia local. Reflexionando sobre su trabajo de campo en la Ciudad de Buenos Aires, la autora observa un proceso de hibridación cultural en el que el quidditch se apropia y adquiere sentidos de otras prácticas, al mismo tiempo que se consolida como actividad independiente. Retomando muchas de las inquietudes y propuestas de esta pionera, en los últimos años se han desarrollado una serie de trabajos que abordan tanto temas generales (Ibarrola, 2018), como la cuestión de género (Ibarrola, 2020 y 2021) y la condición de deporte alternativo a la luz de una serie de observaciones participantes y entrevistas (Ibarrola, 2019).
Ahora bien, en Argentina el primer partido de quidditch data de mayo de 2006. Pero, a diferencia de lo acontecido en el caso estadounidense, la iniciativa surgió por fuera del ámbito universitario. Consistió en una creación original y local del Círculo de Lectores de Harry Potter (CHP), un fan club de la Ciudad de Buenos Aires que funciona como una organización sin fines de lucro y realiza actividades temáticas como reuniones, eventos y convenciones desde 2005. Una de las características fundamentales de este club es la separación de sus miembros en casas2, en torno a las cuales se orienta la actividad de los participantes.  La competencia entre las mismas, a través de trivias, juegos y actividades de diversa índole, otorga puntos que determinan un ganador a final del año. Así, la creación del quidditch fue concebida específicamente para su adición a esta dinámica y las necesidades del CHP, no como un proyecto deportivo que fuese desarrollado libremente. Por fuera de las fechas específicas del club, el cual pautaba partidos entre las casas, el quidditch no existía. Condicionado fuertemente por las edades de la mayoría de los participantes del espacio (entre 12 y 17 años), el CHP creó un quidditch con un fuerte reglamento, el cual restringía notoriamente los movimientos, golpes y la violencia que pudiesen sufrir sus practicantes. Un “deporte escolar”.
Con el tiempo, una serie de miembros del CHP comenzó a experimentar un disfrute especial al jugar en las fechas pautadas por el club, lo que llevó a que deseen aumentar la frecuencia de los partidos. Así, en 2010 algunos miembros de este espacio decidieron crear la Federación Argentina de Quidditch (FAQ). Este era un organismo independiente que pretendía organizar el deporte por fuera del CHP, e invitaba a todos aquellos que quisieran jugarlo a participar, sean o no fans de Harry Potter.  De allí en más, en un proceso que lejos estuvo de ser lineal, el alejamiento del formato inicial local de quidditch fue la norma en Argentina. La idea de un “deporte escolar” fue abandonada y gradualmente fue acercándose a su configuración actual, descripta por sus practicantes, como “ruda” y “violenta”, con énfasis en el “contacto físico” (Ibarrola, 2020). Aun así, las conexiones entre el mundo fan y este deporte persisten, teniendo muchos participantes una doble adscripción: fanáticos y jugadores, muchos de ellos miembros activos del CHP.
En esta intersección se sitúa el interés de este artículo, el cual se localiza temporalmente en una etapa contemporánea del quidditch argentino en la cual se ha manifestado una voluntad, a veces inconclusa, de los jugadores argentinos de separarse del mundo de los fans (Ibarrola, 2018), entendido este como toda referencia a la saga y sus seguidores. Así, el objetivo de este trabajo es la indagación en torno a las continuidades y rupturas entre el mundo de los fans de Harry Potter y una práctica deportiva declarada independiente del mismo: el quidditch argentino en su versión actual. La vía para lograr esto será el análisis del modo en que la ética del fandom3 de Harry Potter aparece en el deporte estudiado. Se trata de una noción planteada por Aller (2020) en su trabajo entre los fans de esta saga, mayormente realizado entre los miembros del CHP. Si bien se profundizará sobre ello más adelante, se puede decir que esta implica un sistema de normas obligatorias y deseables por los propios actores, relacionados con la adhesión a un sistema de valores y saberes, y el manejo de recursos simbólicos.  Además, en el caso del CHP, configura un conjunto de reglas y sanciones que tienen el fin de fortalecer formas de hacer, pensar y sentir.
Para alcanzar este objetivo se dará cuenta de parte de la historia reciente de este deporte, tanto a nivel local como a nivel internacional, considerando sus particularidades y desarrollo. Se tendrán en cuenta los documentos oficiales, pero también las voces disidentes y cuestionadoras, como reveladoras de controversias. Si bien serán importantes los resultados de investigaciones previas pertinentes para lo abordado en este trabajo (Ibarrola, 2020), estos se complementarán con posteriores entrevistas con jugadores, y observaciones en entrenamientos de equipos y encuentros amistosos en la Ciudad de Buenos Aires. Otro gran papel lo jugará la etnografía virtual. Si bien las condiciones recientes, producto de la gestión estatal4 de la pandemia del Covid-19, han limitado las observaciones presenciales, la actividad del quidditch nacional no se detuvo. Internet, sus foros y redes sociales, han jugado un rol importante en la constitución de los grupos de fans (Cuestas, 2014; Aller, 2020), incluido el CHP. Estos medios virtuales aparecen como espacios de encuentro, sociabilidad, y consolidación de colectivos. En el caso del quidditch, han cumplido un papel similar, siendo una vía privilegiada para la estructuración y divulgación de la actividad. Es por este motivo que resultó sencillo para el mundo de este deporte la realización de actividades virtuales durante la pandemia. Los distintos equipos y la propia Asociación de Quidditch Argentina -AQA (sucesora de la Federación), organizaron charlas y encuentros, instancias aptas para explorar los sentidos circulantes en este espacio. Así, lo virtual aparece como campo de acción e intercambio simbólico (Álvarez Gandolfi, 2016). Un espacio de sociabilidad, prácticas y producción de relaciones sociales y significados (Ardevol et al., 2003), no escindidos de lo presencial y en estrecha relación con ello (Hine, 2004)

Una ética de los fans de Harry Potter

La enorme popularidad y éxito comercial de Harry Potter lo han puesto en la mira de distintos académicos, quienes han analizado con detenimiento la obra desde distintos ángulos como la economía (Levy y Snir, 2017), el poder, la maquinaria estatal, el cambio social y los medios (Aghtan, 2012). Asimismo, existen muy diversas interpretaciones sobre su “mensaje”. Por ejemplo, Esdur (s.f) rechaza que esta promueva una perspectiva igualitaria ya que, si bien tópicos como el feminismo y el antirracismo aparecen en la saga, de algún modo su desenvolvimiento es obstaculizado. Así, coincide con Prasida (2013), quien señala el rol “descartable” de aquellos personajes asiáticos o afrodescendientes. Desde enfoques queer, autoras como O´Brien (2012) abordan el rol de los símbolos fálicos y la construcción del protagonista como una figura masculina heteronormativa.  De forma similar, Cuntz-Leng (2012) analiza a los profesores de la escuela a la que asisten los protagonistas, ilustrando cómo estos carecen de relaciones y comportamientos heteronormativos. El final fatal de cada uno de ellos es entendido como una señal para Harry Potter en su camino hacia la adultez y las relaciones heteronormativas, demostrando que en el mundo mágico no hay lugar para lo “desviado”. Otros autores (Tamberelli, s.f ) consideran que, a pesar de su reproducción de discursos heteronormativos, el desarrollo de sus personajes indica que es una obra que promueve la igualdad de género, dentro de los límites de lo aceptable. Para Tamberelli, Rowling enfatiza las ideas liberales de igualdad, diversidad y libertad de acción y pensamiento. Popple (2015) observa eso en el propio quidditch, el cual subvertiría las normas de género al ser, como veremos, una práctica mixta. En sintonía, Valinca (s.f) caracteriza a los personajes femeninos como fuertes, valientes e independientes, contrarios al estereotipo “patriarcal” de mujer débil e inferior. 
Ahora bien, según Aller (2020) la relación con los pares es algo fundamental para pensar a los fans de esta saga. Incluso las prácticas más individuales y aisladas como la lectura conllevan un vínculo con otro, siendo concebidas por la autora como “ocasiones sociales percibidas”. Los fans buscan compartir y realizar actividades con otros de intereses similares. De este modo, pretenden seguir en el mundo de Harry Potter, contribuyendo en este acto a construirlo y mantenerlo vivo. Aller refiere a un “hacer-con-otros” en lo cotidiano, logrando una presencia de Harry Potter en el día a día. Como consecuencia de esto, surgen espacios virtuales o físicos, entre los que se puede contar el CHP. Estos funcionan como lugares de socialización y encuentro de ese “hacer-con-otros”, vivenciándose así el “ser fan”. El interés común excede el mero gusto, y combina lo afectivo y emocional, implicando una sensación de ser parte de un todo más amplio. De esta forma, los fans dan sentido a sus acciones poniendo en juego ciertas expectativas; comparten una ética, valores en común. Para Aller, el mundo de Harry Potter funciona como una “matriz” que modela sus acciones, pensamientos y sentires, reforzados por normas y valores particulares. Esta ética, que tendría su origen en la saga:

“En parte es extraída directamente de la trama, que se ve atravesada por cuestiones morales, tópicos relacionados con el bien y el mal, con la discriminación por raza, etnia o por estrato social, entre otros. Y, por otra parte, también se trata de reinterpretaciones de los fans sobre dicha trama (…) La ética del fandom gira en torno a la idea de la igualdad, el respeto, la inclusión y el rechazo a la violencia” (Aller, 2020: 66)

En la experiencia abordada por la autora se retoman los temas de la historia original, como el enfrentamiento con un villano supremacista y represor, o la existencia de criaturas reducidas a la servidumbre. Pero se le suman elementos propios de ciertas relecturas, como la extensión de la idea de aceptación y respeto al género y la orientación sexual, temas no abordados en la trama original.
Se trata, sin dudas, de una interpretación de entre las tantas mencionadas previamente. Así, la diversidad de lecturas existentes coloca a la ética del fandom de Harry Potter como el producto de una apropiación crítica, particular, contextualizada y con una dosis de arbitrariedad por parte de los fans del CHP que estudia Aller.
¿Cuál es el alcance de esto? Cuestas (2018) formula la hipótesis de que las experiencias ligadas a las prácticas de literatura masiva, entre las cuales se encuentra Harry Potter, pueden traducirse en nuevas formas de “sensibilidades contemporáneas”. Anclándose también en el caso del CHP, la autora ejemplifica esto señalando la existencia de un grupo de fanáticas de Harry Potter militantes de la legalización del aborto, hecho pensado en relación a su trayectoria dentro del fandom. Cuestas también afirma que los propios fans aseguran que la obra enseña a no ser prejuicioso. Adiciona a esto la “idealización” de la trayectoria personal de Rowling (madre soltera y desempleada) y del personaje de Hermione (amiga del protagonista), interpretado en clave feminista. La autora sostiene que la práctica de los fans se ha visto transformada en los últimos años, siendo impactada por el crecimiento del movimiento de mujeres en Argentina. Así, se observan pañuelos verdes (representativos de los partidarios de la legalización del aborto en ese país), el uso del lenguaje inclusivo para las comunicaciones oficiales o la existencia de chats de debate en torno a temáticas feministas. Para Cuestas, lo importante no es tanto lo que pueda enseñar la obra, sino la construcción de los fans en torno a la pertenencia a este espacio, lo que generó las condiciones para las mencionadas expresiones.
En sintonía con esto, durante 2020, el CHP rechazó públicamente una serie de declaraciones de Rowling, por considerarlas transfóbicas5. Dichas expresiones fueron contemporáneas a las movilizaciones por el asesinato del estadounidense afrodescendiente George Floyd, durante mayo de ese mismo año. El club condensó su posición sobre ambas cuestiones en un comunicado:

“El CHP fue, es y será siempre un lugar seguro para todos y todas, sin importar tu edad, tamaño, género, orientación sexual, religión y/o color de piel. Por lo cual además de celebrar y acompañar la lucha de la comunidad LGBTQ+, nos sumamos al movimiento Black Lives Matter” (chpargentina citado en Aller y Cuestas, 2020: 21).

Estos casos son manifestaciones de la ética conceptualizada por Aller (2020). En los siguientes apartados se explorará que ocurre con el quidditch.

Un deporte mixto: El quidditch, el mundo y Argentina

Cuando en el verano de 2018 el autor de este trabajo se acercó al club DAOM de la Ciudad de Buenos Aires para ver por primera vez un partido de quidditch, notó que los equipos estaban integrados de forma mixta. Rápidamente, tras culminar la jornada, dedicó un buen tiempo a investigar acerca de ello. Desde luego, lo primero que hizo fue entrar en contacto con el reglamento oficial, ya que no solo estaba interesado en el juego mixto, sino en distintos aspectos del deporte que le habían resultado llamativos. Se trataba del reglamento utilizado para el período 2016-2018 en todas las competencias avaladas por la International Quidditch Asociation- IQA6. De acuerdo con esta versión, los equipos (de siete miembros) deben estar integrados por un máximo de cuatro jugadores que se identifiquen con un mismo género, pudiendo este corresponder o no con el sexo de la persona, incluyéndose los no binarios (International Quidditch Asociation, 2016). La inclusión de la autopercepción constituye una verdadera singularidad del quidditch, y lleva a Segrave (2015) a afirmar que este representa un desafío al binarismo de género, planteándose como una experiencia alternativa de participación y promoción de la equidad de género en el deporte. Asimismo, la IQA se propone la “educación en temas de género en el deporte y las comunidades, promoviendo igualdad y diversidad, fomentando el amor por la lectura” (International Quidditch Asociation, 2016: 6).
Teniendo en cuenta esto, y desde una primera aproximación, se podría decir que desde su concepción el quidditch tiene puntos en común con la mencionada ética del fandom: la igualdad, el respeto y la inclusión. El carácter mixto de la actividad es uno de los rasgos más mencionados a la hora de elogiar el quidditch, tanto en su potencial comercial (Cohen, Brown y Peachey, 2012), como a la hora de pensar en el desarrollo individual de sus participantes (Cohen y Peachey, 2015). Pero la cuestión no puede agotarse en voces y documentos oficiales. Un cuidadoso repaso por la historia reciente de esta actividad, junto con los resultados de un trabajo previo y una serie de entrevistas y observaciones presenciales y virtuales, permitirán aproximarse a una mirada que complejiza esta impresión inicial. A ello estarán dedicados este y el siguiente apartado.
Como señala Popple (2015), en la medida en que el quidditch fue volviéndose popular, comenzó a manifestarse en él una predominancia masculina. Para la autora, quedó en evidencia que los motivos culturales que desvalorizan a la mujer no necesariamente cambian con las proclamaciones de igualdad o las intenciones de los actores. Por tanto, para combatir esto, la IQA creó en 2011 el llamado Title 9 ¾, el cual reglamenta la mencionada composición de género de los equipos. Desde luego, esto tampoco fue suficiente. Tal como fue comentado en otro artículo (Ibarrola, 2020), esta normativa no estuvo (ni está) exenta de polémicas en todo el mundo. El punto de partida aquí es la creencia en la superioridad física (promedio) del cuerpo de los hombres por sobre el de las mujeres. Así, según varios comentarios, jugadores varones se “harían pasar” por personas no identificadas con el género masculino en pos de obtener una hipotética ventaja. Naturalmente, esta situación desató diversos conflictos que llevaron a la creación de un organismo de la IQA denominado “Comité por la equidad de género”, en 2018. Este tiene el fin de velar por el cumplimiento estricto y el no abuso del Title 9 ¾, conocido como “Regla de 4”. También se propone discutir sanciones, junto con propuestas educativas para sus asociados.
Sin embargo, otros problemas exceden a la propia “Regla de 4” y se trasladan a ámbitos relacionados con el quidditch. Por ejemplo, Hammer (2019) expresó sus preocupaciones por la falta de diversidad en la composición de los órganos directivos de la IQA, donde predominan representantes del hemisferio norte. “Time for change” escribió Sheppard (2018) haciéndose eco de situaciones que incluyen los tratos de los entrenadores e interrelaciones entre los jugadores, con eje en el rol dominante de los varones, a quienes llama a “renunciar a sus privilegios”. Como reflejo de todo esto, se ha creado otro organismo con el objetivo de generar “espacios seguros e inclusivos para todas las personas involucradas” (International Quidditch Asociation, 2020). Sus bases aparecen vertidas en un documento que establece un protocolo de actuación para casos de acoso.
La situación de disconformidad y reclamo para con la IQA tuvo otro punto alto en la disputa respecto al próximo mundial que iba a tener lugar en Virginia, Estados Unidos. El asesinato de George Floyd a principios de 2020, motivó la elaboración de una carta por parte de un jugador afrodescendiente de origen canadiense. Este solicitaba un cambio de sede debido a que no consideraba a Virginia un lugar seguro para personas negras, trans y queer, argumentando la presencia de grupos conservadores y racistas violentos. Esta carta, como bien señala un sitio especializado (La Snitch Infomativa, 2020), pretende realizar una crítica a las medidas de seguridad que toma la IQA para las llamadas “minorías raciales”. El texto, que era complementado con un llamado al boicot a la competencia, desató un profundo debate. Algunas asociaciones, como la mexicana, exigieron respuestas a las críticas, amenazaron con boicotear la competencia, y sumaron reclamos por la discriminación latina en Estados Unidos (Quidditch México, 2020). La ocasión fue también la oportunidad para expresar dificultades como la necesidad de una visa, nacionalidades que tienen vedado el ingreso al país anfitrión, entre otras cuestiones que ponían aún más en cuestión el accionar de IQA7. Si bien condicionados por la posición marginal de Argentina en el escenario mundial de la actividad8, estos debates no dejaron de tener su repercusión aquí. En ocasión de la carta del jugador canadiense, pudieron verse en las redes sociales oficiales de IQA o grupos temáticos, reclamos de jugadores argentinos por las condiciones desfavorables que desalientan la participación de su selección nacional en las competencias internacionales. Visa, distancia y costos eran algunos de los tópicos más recurrentes, junto con el reclamo por el poco lugar para los países latinoamericanos en los espacios de decisión de la IQA.
Una rápida mirada de los espacios virtuales propios del quidditch argentino, permite comprender y asociar estas posiciones internacionales con otros aspectos. Es que en el caso local ejerce una poderosa influencia el contexto nacional, marcado en los últimos años por el ascenso del movimiento de mujeres. Al igual que en el caso del CHP (Cuestas, 2018), este ha signado fuertemente la actividad del quidditch. Las redes sociales proporcionan ejemplos de ello. Consideremos, por ejemplo, las distintas efemérides vinculadas a la temática de género. La AQA conmemoró el 8 de marzo de 2019 (día de la mujer trabajadora) afirmando que “El quidditch busca integrar a todas las personas y darles un espacio seguro y de contención, donde hombres y mujeres son iguales dentro y fuera de la cancha” (Asociación de Quidditch Argentina, 2019). Algunos equipos argentinos enfatizaron el carácter de día de lucha de esta fecha, señalando la violencia de género y la necesidad de que las mujeres puedan “decidir sobre sus cuerpos” (Black Birds Quidditch Argentina, 2020a). Esto último es una clara referencia al aborto legal, que en ese año fue votado y aprobado por el Congreso Nacional. Los Black Birds de Buenos Aires se pronunciaron a favor de este en las redes, fotografiándose con el pañuelo verde (Black Birds Quidditch Argentina, 2020b). Ese mismo equipo afirmó que “El quidditch y el feminismo van siempre de la mano” (Black Birds Quidditch Argentina, 2020c). Sin embargo, la cuestión no se limita al género, sino que aborda temas con el racismo, la paz, los derechos humanos y los trastornos alimenticios.
Tampoco el quidditch argentino estuvo al margen de la polémica sobre los ya mencionados dichos de Rowling. El rechazo, al igual que en el CHP, es muy significativo ya que el afecto que tienen los jugadores por la autora, es muy particular. En una salida de campo realizada con posterioridad a los dichos de la escritora, algunos jugadores de los Black Birds comentaron la tristeza que sintieron, ya que para ellos la autora era como “un dios” y hasta “le inventaban canciones”. Si bien estos deportistas reconocían su gratitud hacia ella, se jactan de haberle puesto “un freno”, en palabras del jugador Francisco. Nuevamente, las redes sociales fueron el espacio para la expresión. Por ejemplo, los Qymeras de Mar del Plata enfatizaron que, pese a su fanatismo por Harry Potter, repudiaban las palabras de la autora, afirmando que el mundo que ella creo es más grande gracias a ellos, los fans: “Un lugar lleno de aceptación, empatía y respeto para con otrxs” (Qymeras Quidditch Team, 2020)9.
En este apartado se dio cuenta de los conflictos del quidditch mundial. Mayormente vinculados a cuestiones de género y raciales, parecen poner en tela de juicio el accionar de la IQA, encargada de velar por los principios rectores de la actividad. Del mismo modo, mediante un análisis de las redes sociales, se visibilizó el modo en que el quidditch argentino se posiciona públicamente, tanto al interior de la actividad (en este caso en el plano internacional) como hacia el exterior de la misma. En el siguiente apartado se indagará en torno a lo que sucede dentro del propio quidditch argentino, buscando evitar “encantarse” con sus discursos, en un ejercicio similar al realizado con la actividad a nivel mundial, complejizando la mirada en torno a la ética del fandom.

Hacia el interior, tensiones

Frente a lo proclamado de forma virtual o escrita por los miembros del quidditch argentino ¿Cómo se desenvuelve esto en la realidad concreta? ¿Qué ocurre en los hechos? Esta interrogante será abordada en este apartado.
 En un trabajo previo (Ibarrola, 2020) se ha mencionado la presencia de un fuerte activismo en pos del aborto en los propios eventos oficiales de la AQA, lo cual generó algunas tensiones entre ciertos jugadores contrarios a dicha idea. También allí se describió una disputa de sentidos en torno a las diferencias entre los cuerpos de varones y mujeres, y su implicancia para el juego del quidditch. Ello se expresaba en visiones de complementariedad y oposición entre los distintos cuerpos.
Ahora bien, observaciones participantes posteriores a dicho artículo, dan cuenta de una predominancia de ciertos géneros en algunas posiciones de la cancha. En concreto, lo observado en amistosos, entrenamientos y otros eventos de esta naturaleza da cuenta de una asociación entre los jugadores no masculinos y las posiciones en cancha que implican un menor contacto y roce físico con los adversarios. Por ejemplo, es muy difícil encontrar una jugadora cazadora o guardiana. Esto es muy importante, ya que se anclaría en la creencia señalada en Ibarrola (2020) de la “superioridad física” del cuerpo masculino sobre el femenino. Como señala Horcajo (2006), esto volvería al deporte un ámbito de dominación masculina legítimo, por el obvio motivo de que su cuerpo estaría mejor preparado para esta actividad. Al respecto, una jugadora apunta que ha tenido que “mostrar con fotos del último torneo, cómo nuestras jugadoras ponían el cuerpo porque nadie lo creía (…) Y aun así tenés marcárselo a los coach para que lo vean porque no tienen en cuenta a las mujeres en la cancha” (S. Becerra, comunicación personal, 5 de mayo de 2021)10. Con estas interrogantes en mente, el autor de este trabajo participó de una charla sobre diversidad de género organizada por la página de Facebook “Q5”. Esta invitaba regularmente a exponer a cinco jugadores de cinco países latinoamericanos sobre diversos temas vinculados a este deporte (Proyecto Q5, 2020). En esa ocasión, ante una representante del quidditch argentino, el investigador interrogó a los oradores sobre la observación mencionada. Ellos coincidieron con el señalamiento de la existencia de una predominancia de los varones en posiciones como el guardián, y la de las mujeres en la de golpeadoras, debido a que ese puesto implicaría menos exposición al tackleo y otros golpes. Aun así, manifestaron su deseo de desarrollar jugadores poli-funcionales, para eliminar la asociación entre género y posición.
Otro de los puntos señalados en el trabajo preliminar antes referido fue el accionar del quidditch argentino sobre la violencia de género, a partir de un caso concreto en un torneo de 2019. Allí, una jugadora expresó que un par masculino la había violentado, lo que desató la solidaridad de otros equipos presentes, bajo la forma de una amenaza de sentada en repudio a la participación de ese jugador. Es decir, se negaban a enfrentar a su equipo si él lo integraba. El hecho culminó con el abandono del predio por parte del “acusado” y la participación de su equipo sin su presencia. Este acontecimiento, que generó discusiones in situ entre los organizadores del torneo, junto con otros casos pretéritos, motivó la conformación de una “Mesa de Géneros y Diversidad” oficializada hacia septiembre de 2020, pero que según sus miembros “trabajaba desde tiempo atrás”11. Su principal contribución fue el establecimiento de un protocolo que tiene por objeto “prevenir y erradicar cualquier tipo de situación violenta, discriminación o abusos (…) transformar las subjetividades de las personas que lo integramos (…) propiciar relacionarnos con respeto e igualdad” (Asociación de Quidditch Argentina, 2020b), constituyendo un modo de promover respuestas rápidas ante situaciones ocurridas, propiciando el asesoramiento y el acompañamiento. La clave está “en la socialización y en la educación basada en la igualdad e inclusión” (Ídem), realizando acciones que favorezcan la visibilidad sobre la problemática, construyendo prácticas “no-discriminatorias”. Esto se materializaría en talleres, capacitaciones, conversatorios, entrega de material informativo, publicación de efemérides temáticas y la visibilización de la problemática, los reclamos y la agenda de género. Todo esto en pos de lograr un espacio “libre de violencia”, fraterno y seguro. La comprensión de los distintos tipos de violencia (entre los cuales se encuentra la discriminación), la comunicación en favor de desnaturalizar estereotipos y roles (incorporando la perspectiva de género) y la intervención ante situaciones de violencia, acoso y discriminación12, con énfasis en la prevención y en la asistencia integral, son los ejes de la Mesa. Se trata de un espacio de libre acceso (sin votación para elegir a sus miembros) para los asociados. Su aparición no puede disociarse de experiencias similares de otras organizaciones de la sociedad civil argentina, como los clubes deportivos. Allí, como señala Hang (2020), se han abordado cuestiones como cupos de género, violencia, machismo, estereotipos, capacitaciones e implantación de la perspectiva de género para transformar estos espacios, mediante comisiones, departamentos o áreas de género.
Durante la Copa del Sur 201913 disputada en la ciudad de Rosario, se produjo un hecho que derivó en posteriores debates. Ocurrió un reclamo “generalizado” por parte de espectadores y jugadores, porque uno de los equipos participantes habría abusado de la regla de género.  De acuerdo con algunos jugadores presentes, las tribunas entonaron canciones como “Y las vaginas, y las vaginas, y las vaginas ¿Dónde están? ¡Veo muchos penes y nada de igualdad!”. En concreto, el reclamo iba dirigido contra un equipo integrado por jugadores masculinos que contaba con dos no-binarios que generaban discusión por su condición, interpretado esto como un intento de sacar ventaja.  En una entrevista reciente, Silvia cuenta que se acercó a las autoridades del torneo una persona de la “comunidad LGTB+” afirmando que “sentía que era una ofensa lo que estaban haciendo estos equipos de poner jugadores no binarios cuando en realidad no son jugadores no binarios” (S. De Bruno, comunicación personal, 2021). De acuerdo con Silvia, esta persona consideraba “obvia” la trampa de dicho equipo.
Tiempo después, y en un intento de respuesta a esta situación, la AQA incluyó un anexo para el Reglamento Deportivo de 2020, titulado “Protocolo de procedimiento para jugadores de género No Binario”. Su elaboración no fue solo el resultado del conflicto acontecido en Rosario, sino de ediciones anteriores del mismo torneo, en donde surgieron problemáticas similares, que son muy comunes en otras partes del continente. Mayormente, estas también referían a la falta de jugadoras autopercibidas mujeres en ciertos equipos. En este marco, las distintas asociaciones nacionales intentan resolver de forma creativa (y particular) estos problemas, realidad de la cual Argentina no podía ser ajena.
Sobre la base de una crítica a la llamada “Ley de Identidad de Género” argentina14, señalando que esta “no contempla la opción de que las personas que no se identifican de acuerdo con el tradicional binarismo de género puedan registrarse legalmente como no binarias” (Asociación de Quidditch Argentina, 2020a)15, el protocolo establecía que las inscripciones a los torneos dejen de hacerse basándose en el DNI del deportista. Pero lo realmente sustancial fue el agregado final, el cual proponía una alternativa para aquellos equipos que se sintiesen en “desventaja”. Dicha propuesta consistía en la posibilidad de realizar una exposición ante el Departamento Deportivo y el Tribunal de Disciplina bajo el rótulo de “falta de Juego Limpio”, pudiendo determinarse sanciones de diversa naturaleza. Es decir, se abría un canal para denunciar que un equipo estaba “sacando partido” de la autopercepción violentando la “Regla de 4”, intentando obtener (habitualmente) ventaja sobre la base de la presunta superioridad física masculina. De este modo, jugadores varones se harían pasar por mujeres o no binarios. Esta propuesta, sin dudas, se colocaba en sintonía con el ya mencionado “Comité por la equidad de género” de la IQA. Ahora bien ¿Cuál fue la recepción de estos agregados por parte de la comunidad del quidditch argentino?
En un contexto de pandemia, el pronunciamiento más importante se dio razonablemente de forma virtual. Aquí vuelve a ser importante la etnografía virtual. Ya no se trata de un comentario en redes sociales, o una publicación. La ocasión se dio durante una intervención pública de la “Mesa de Géneros y Diversidad”. Esta consistió en un encuentro denominado “Charla sobre identidades de género” abierto a todos los asociados e invitados, entre los cuales estuvo el autor de este trabajo. Si bien la conversación abordó diversos temas desde la introducción, como la diferencia entre sexo y género, la ocasión se presentó como un disparador para que los jugadores presentes expresen algunas cuestiones.
Bajo la forma de lo que algunos actores denominaron como “teoría” o nuevo “paradigma”, se manifestó un “piso común” de ideas y sentidos compartidos por los practicantes de este deporte. Estamos hablando del carácter “inclusivo” del quidditch, el cual se expresa en su reglamentación. Una idea muy sugerida fue la de que los equipos abran espacios de contención que eviten que se hagan bromas hirientes, la cuales son señaladas como muy frecuentes y “malintencionadas”. Otra participación en un tenor similar provino de un jugador de los Vultur Gryphus cordobés, el cual sostuvo que este tipo de charlas debían ser más frecuentes, ya que a él le preocupaba que el quidditch crezca y se mezcle con “la hegemonía social que intentamos evitar”.
Ahora bien, la intervención de un jugador de los Deathly Dragons rosarinos reorientó la charla hacia un debate en torno a los acontecimientos ya relatados de la Copa del Sur 2019 y el anexo al Reglamento Deportivo de 2020. El deportista en cuestión integró la mesa de autoridades ante la cual se hizo el reclamo de la ventaja deportiva en aquel torneo. Su relato da cuenta de sus dudas e incomodidad ante el hecho de tener que dar una respuesta: esto es, interrogar a los “sospechados” ¿Cómo hacerlo sin herir? ¿Cuál sería una respuesta satisfactoria?
Las expresiones que se sucedieron fueron muy interesantes. El ya mencionado jugador de los Vultur Gryphus afirmó que prefería tener desventaja antes que cuestionar a otros. Una jugadora de los Deathly Dragons planteó el choque que le generaba a algunos nuevos jugadores el “clima” inclusivo del quidditch: “Por ahí vienen personas que no saben del tema y tiene preconceptos. Vamos a ir viendo si los podemos ir deconstruyendo”. Pero advirtió “si no te cabe ándate a jugar a otro lado, deconstruite, sino cerrá la boca”. Ella consideraba que, si el nuevo jugador no está cómodo con el “clima”, se irá solo o la misma “comunidad” lo rechazará.
Cuestionar la autopercepción o pensar en la posibilidad de la trampa, parece estar por fuera de la “esencia” del quidditch. Una integrante de los Cumulus Nimbus de Buenos Aires se posicionó en términos similares: “Si no te cierra lo que está escrito, el problema lo tenés vos”. Para ella, el preguntar por el género refuerza las inseguridades. Para otra jugadora llamada Agostina, el hecho de desconfiar genera un mal ambiente, punto de vista compartido por Tatiana de los Black Birds, quien rechazó la idea de tomar medidas adicionales, ya que esto iría “contra el quidditch”. El principal orador y conductor de la charla concluyó la misma sosteniendo que “no se puede interrogar por el género sin invisibilizar o desmentir a la otra persona”. Asimismo, afirmó que esto sucede solo con las personas trans, tendiendo a invalidarlas, y no con personas cis.
Estos jugadores cuestionan la idea de que exista ventaja de un género sobre otro. Para ellos, las habilidades físicas y deportivas no se asocian al género. El problema es que los equipos se basan en las habilidades individuales de los jugadores con énfasis en el tamaño. Por tanto, ven como una ventaja la presencia de más hombres en cancha. La respuesta ante estas inquietudes, afirman, no es la búsqueda de credenciales o preguntas, sino más bien la de generar un ambiente libre, donde todos puedan expresarse. A esto parece abocarse actualmente la “Mesa de Géneros y Diversidad”.
Los encasillamientos de género en posiciones evidencian una realidad que desborda los discursos oficiales. Los casos de violencia de género y los tratos entre pares demuestran que la convivencia lejos está de ser libre de tensiones. La experiencia de la Copa del Sur 2019, la respuesta institucional, y el debate posterior permiten dar cuenta del modo en que las ideas proclamadas por el mundo del quidditch operan sobre diversas situaciones que se suceden en el quidditch argentino. En este sentido, se podría decir que el problema abordado en la charla de la Mesa no fue resuelto, pero tampoco fue ignorado. Fue invertido: el inconveniente no es una posible trampa, sino que exista gente que crea que esto sea posible, al no “confiar” en otros. La sencilla idea de la burla de este aspecto del reglamento, y cualquier mecanismo para constatar su cumplimiento, son caracterizados como incompatibles con los valores de este deporte. Por tanto, el conflicto a abordar es el siguiente: que haya alguien que piense que otro, en este ámbito, pueda burlar el reglamento. De allí la necesidad de una propuesta educativa, como la que propone llevar adelante el organismo ya mencionado.

Conclusiones

En el curso de este trabajo pudimos ver la construcción por parte de los fans de Harry Potter de una ética estructurada en torno a ideas como la igualdad, el respeto, la inclusión y el rechazo a la violencia. Al analizar el quidditch encontramos premisas similares ordenando la práctica y organización de la actividad de manera formal e institucional. Pese a esto, una mirada más profunda sobre la dinámica de este deporte permite observar tensiones: ausencia de representación de ciertos colectivos, cuestionamiento a la identidad de género, violencia y predominancia de géneros en ciertas posiciones en cancha. Esta situación, tanto en Argentina como a nivel mundial, ha ameritado la creación de organismos particulares para mediar ante estas situaciones. Sin embargo, estos tampoco están exentos de tensiones. Como hemos visto, el anexo al Reglamento Deportivo, al abrir la puerta al cuestionamiento de la identidad de género, provocó tensiones y críticas que se reflejaron en la charla de la “Mesa de Géneros y Diversidades”.
Con frecuencia, muchos jugadores suelen comentar “No te comas el verso de que acá son todos inclusivos”. Es que son varios los casos de jugadores que dicen haber tenido conflictos. Ya sea por comentarios hirientes (en ocasiones homofóbicos y racistas) o cuestionadores de la autopercepción, muchos deportistas han manifestado su incomodidad ante estas situaciones y han decidido cambiar de equipo. Ante estos casos, la percepción común entre quienes cuentan esto es que “No va con el espíritu del deporte”. Este tipo de conflictos salieron a la luz en la charla de “Mesa de Géneros y Diversidades”. Pero lo realmente importante de ese encuentro fue que nos permitió visualizar el papel de la ética heredada del fandom. Su función fue la de “bloquear” y rechazar aquellas actitudes y sentidos que se le oponen, pero que aparecen en el ámbito de este deporte. Así, la crítica a la posibilidad de denuncia de “falta de Juego Limpio”, una política de la propia AQA, es criticada en nombre de las premisas de la mencionada ética: igualdad, respeto e inclusión. ¿Acaso no nos están queriendo decir esto los actores cuando señalan las inseguridades que generan interrogar a alguien por su género, aun si este presuntamente hizo trampa? ¿No refleja esto el hecho de que, para estos jugadores, el eje no deba ser el denunciado, sino el denunciante, quien aparece como un discriminador, quien debe “deconstruirse” y abandonar sus preconceptos so pena de ser “eyectado” de la actividad?
Pero esta ética debe lidiar con nuevos y crecientes desafíos. Estos provienen del gradual acercamiento de gente nueva, desconocedora de los valores y ética de la comunidad del quidditch argentino. Estos, portadores de sentidos y prácticas extraños, aparecen como un peligro, la amenaza de “la hegemonía social que intentamos evitar”. Otra fuente de desafíos es producto de la creciente dinámica de la competencia y búsqueda del triunfo, que como señalan Elías y Dunning (1992), insta a los participantes a romper las reglas. Vale la pena retomar una apreciación de Yolanda, una de las impulsoras del quidditch argentino en el CHP. En una entrevista reciente, ella declaró no acordar con la inclusión del deporte actual de la asociación en las actividades del club

“A nivel pro se juega muy violento, a nivel de CHP solo un poquito menos. Se filtró un poco la violencia de los profesionales a CHP. Como muchos juegan en los equipos profesionales, esta también complicado desde ese punto de vista” (Y. Viñas, comunicación personal, 2020).

La violencia y “el ganar a toda costa” son, para ella, rasgos propios de los muggle16, aquellos que no pueden pensar con creatividad, como si lo hace un fanático de Harry Potter. Por estos motivos, podemos hablar de continuidades, pero también de rupturas entre el quidditch y la ética del fandom, las cuales se van produciendo al calor de los hechos señalados.
Para finalizar, conviene volver a abrir una pregunta esbozada en un trabajo previo (Ibarrola, 2019). Siendo el proceso de separación del mundo de los fans y el ingreso al “mundo deportivo” un reclamo de los jugadores argentinos, ¿Significará este la pérdida de sus rasgos particulares? En caso no “ingresar” a este mundo ¿Terminará el quidditch como un reducto de la ética del fandom al margen de las otras prácticas deportivas, expulsando a quienes no compartan sus premisas, dando forma a una utopía? Se trata de una problemática apasionante, la cual se desenvuelve en vivo y en directo, y se torna más compleja con el paso del tiempo, abriendo la puerta a futuras indagaciones.

Notas

1|   Se utilizará la cursiva para los términos en lengua no española.
2|   Esto reproduce lo que sucede en el mundo de Harry Potter, en donde se dividen a los alumnos que asisten a la escuela de magia Hogwarts. Las cuatro casas son Gryffindor, Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff, las cuales se diferencian por la personalidad y atributos de sus miembros. Estas compiten anualmente entre si
3|   Contracción de fan y kingdom (“reino de fans”). De acuerdo con Aller (2020), refiere a un grupo de personas que se siente parte de una comunidad, la cual interactúa alrededor de un objeto de interés (persona, texto, etc.) y comparte un universo simbólico común.
4|   Desde marzo de 2020, debido a la pandemia del Covid-19, las autoridades nacionales y locales han implementado medidas que han restringido actividades al aire libre.
5|   En la red social Twitter, la autora dijo rechazar el activismo trans, afirmando que “el sexo es real”, en sintonía con sectores que invalidan el estilo de vida de las personas transexuales y no-binarias.
6|   Organismo rector de la actividad a nivel mundial.
7|   La competencia quedó suspendida por la situación sanitaria mundial, y la sede sigue en discusión.
8|   El quidditch argentino no ha participado de ningún mundial ni ha estructurado sólidamente una selección propia.
9|   Las similitudes con lo presentado por Cuestas en el CHP, no deben sorprender. Recordemos la doble adscripción de fan y jugador de muchos actores, así como su participación en el CHP.
10| Todos los nombres de personas utilizados aquí son ficticios.
11| Otro factor importante a la hora de la conformación de dicho organismo fue el mandato de la IQA a todas las asociaciones nacionales de abordar la cuestión, en el ya mencionado documento del organismo internacional del quidditch que aborda los casos de acoso y discriminación, entre otros.
12| Se consideran los siguientes tipos de discriminación: aquella vinculada al género (LGBTIQ+ y mujer), racial, ideológica, religiosa, física y psíquica y económica. Asimismo, se distinguen tipos de violencia en: física, psicológica, sexual, económica y simbólica
13| Máxima competencia sudamericana de quidditch.
14| Ley 26.743, la cual permite, entre otras cosas, que las personas trans sean tratadas de acuerdo a su identidad autopercibida e inscritas en sus documentos personales con el nombre y el género vivenciado.
15| De acuerdo a recientes acontecimientos, en palabras de un miembro de la Mesa, esta crítica no tiene vigencia. Aun así, el autor de este trabajo considera adecuado mantener este comentario crítico realizado por los participantes de este organismo.
16| Denominación de las personas no mágicas que aparece en la saga literaria.

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