ARTÍCULO ORIGINAL
Tecnología cerámica durante el período tardío en Antofagasta de la Sierra (Porv. de Catamarca). Una visión a través de cadenas operativas
(Pottery technology during the late period in antofagasta de la sierra (prov. Catamarca). A view through Chaine operatoire)
Leticia Inés GasparottI*
* CONICET / Escuela de Arqueología - Maximio Victoria s/n - San Fernando del Valle de Catamarca - Catamarca - Argentina. CorreoElectrónico: lgasparotti@arqueo.unca.edu.ar
RESUMEN
Este trabajo busca aportar nuevas evidencias acerca de la producción alfarera durante el Período Tardío (ca. 1000-1450 DC) en Antofagasta de la Sierra (Prov. de Catamarca). Abordando esta problemática a través de materiales provenientes de lugares que hasta hace poco tiempo no habían sido considerados relevantes para las discusiones, se pretende contribuir a comprender los procesos ocurridos durante este período de forma más acabada.
A lo largo de este trabajo se considera que la tecnología cerámica es un fenómeno de prácticas socializadas y cotidianas de grupos o individuos, y que por lo tanto, una parte de la dimensión social, sus relaciones y dinámicas, puede ser aprehendida desde las elecciones tecnológicas que realiza cada alfarero/a en el proceso de manufactura.
A través del caso particular del sitio Corral Alto (quebrada del rio Miriguaca), se buscó indagar en las prácticas de producción alfarera, insertas dentro del contexto socio-político que las condicionaron, y así explorar las formas de organización social a escala micro-regional.
Palabras Clave: Antofagasta de la Sierra; Período Tardío; Tecnología cerámica.
ABSTRACT
This paper aims to provide new evidence about the pottery production during the Late Period (ca. 1000-1450 AD) in Antofagasta de la Sierra (Province of Catamarca). It addresses this problem through materials coming from places that until recently were not considered relevant to the discussions, it seeks to contribute to understanding the processes occurring during this period of more finished form. This problem is addressed through materials from places that until recently were not considered relevant to the discussions, with the objective to contribute to understanding the processes that occurred during this period.
Along this work, the pottery technology is considered as a phenomenon of socialized and daily practices of individuals or groups, and therefore, a part of the social dimension, relationships and dynamics, can be apprehended from the technological choices performed by each potter in the manufacturing process.
Through the case of Corral Alto (Miriguaca river gorge), It was sought to investigate the practices involved in the pottery production, embedded within the socio-political context that conditioned, and explore forms of social organization at micro-regional scale.
Key Words: Antofagasta de la Sierra; Late Period; Potterytechnology.
INTRODUCIÓN
Este trabajo tiene como objetivo aportar nuevas evidencias acerca de la producción alfarera durante el Período Tardío (ca. 1000-1450 DC) (Núñez Regueiro 1974; Tarragó 2000; Acuto 2007) en Antofagasta de la Sierra (Pcia. De Catamarca). Así, a través del análisis tecnológico del material cerámico, utilizando la idea de cadenas operativas de producción, se propone abordar la problemática regional de momentos tardíos discutiendo los modelos de interacción social planteados hasta el momento.
EL PANORAMA REGIONAL
Las investigaciones arqueológicas sobre el Período Tardío (ca. 1000-1450 DC) (Núñez Regueiro 1974; Tarragó 2000) en Antofagasta de la Sierra han tenido características particulares, lo que ha condicionado en muchas ocasiones las discusiones sobre las problemáticas propias para este momento. La concentración de trabajos de investigación en determinados sectores, específicamente en los fondos de cuenca, y la preferencia por estudiar determinados sitios, en especial grandes conglomerados habitacionales (pe. La Alumbrera) o extensas áreas de cultivo (pe. Bajo del Coypar), reforzó la idea de la existencia de “enclaves” colonos dependientes de los núcleos vallistos, estratégicamente ubicados en zonas de concentración de recursos exóticos necesarios (Raffino y Cigliano 1973, Vigliani 1999, Tarragó 2000, Tchilinguirian y Olivera 2000, Olivera y Vigliani 2000/2002, Olivera et al. 2003/2005, Olivera et al. 2008, Tchilinguirian y Olivera 2000).
En este contexto, se postuló para el Período Tardío un modelo de control vertical (sensuMurra 1975) entre el valle de Hualfín (1300 m.s.n.m.) y las estepas puneñas (4000 m.s.n.m.). El sitio La Alumbrera, ubicado en un oasis de puna, tendría un papel relevante, ya que funcionaría como un lugar estratégico donde se concentraba gran parte de la energía producida en este desierto de altura, para luego ser “comercializada” por productos de otros ambientes, provenientes de los valles de Catamarca y La Rioja del dominio de la “cultura Belén” (sensuRaffino y Cigliano 1973).
Así, se acentuó un “modelo de enclaves” extractivos, en el cual los grupos vallistos establecerían diversas estrategias de dominación con el fin de apropiarse de recursos específicos, anulando la posibilidad de que los diferentes grupos locales pudieran conservar algún grado de autonomía (Quesada 2011).
Sin embargo, desde hace poco tiempo se ha comenzado a discutir esta situación como tal, retomando esta problemática a través de otro tipo de evidencia, como sitios más pequeños o ubicados en otros sectores microambientales. Así, los sectores intermedios (sensu Olivera 1992) de distintas quebradas, fueron tomando relevancia en las investigaciones y están aportando nuevos datos que permiten reflexionar sobre los modelos de interacción social a escala regional (por ejemplo Martel y Aschero 2007, Cohen 2011).
En este sentido, la quebrada del Río Miriguaca permite retomar esta problemática desde una perspectiva regional más amplia. Este río es uno de los principales tributarios del Río Punilla y comprende una quebrada estrecha y protegida, con un curso de agua permanente cuya cuenca de drenaje posee una superficie de 131 km2, que presenta una excelente vega de buena pastura (Tchilinguirian 2008) (Ver Figura 1).
Figura 1. Mapa de la región. Ubicación del sitio Corral Alto y sectores microambientales.
Ubicado en el sector intermedio de esta quebrada, se emplaza el sitio Corral Alto. Este se ubica a 3680 m.s.n.m. sobre una terraza sobreelevada, localización que permite un amplio control visual de la quebrada y, por supuesto, del río, con un panorama que permite 180 grados de visión. En principio, se parte de la hipótesis que se trataría de una base residencial de actividades múltiples. En cuanto a la asignación temporal, se obtuvieron tres fechados radiocarbónicos que refieren al período Tardío (720 ± 40 AP (Ua 33241; endocarpo de chañar) 660 ± 60 años AP (LP 1986; carbón) y 860±60 años C14AP (LP-2535; carbón vegetal)) (Escolaet al. 2011) (ver Figura 2).
Figura 2. Croquis del sitio Corral Alto.
Se resaltan las estructuras que fueron excavadas
(Relevamiento y confección de plano C. Somonte y M. López Campeny. 2007).
De esta forma, el material cerámico de Corral Alto podría aportar información que permita discutir los modelos de interacción social establecidos para el Período Tardío. Para ello, considero a la alfarería como una tecnología producida y usada dentro de un contexto social determinado, siendo un fenómeno de prácticas socializadas y cotidianas de grupos o individuos (Dobres y Hoffman 1994; Dobres 1995, 1999, 2010), en el cual una parte de la dimensión social, sus relaciones y dinámicas, puede ser aprehendida desde las elecciones tecnológicas que realiza cada alfarero/a en el proceso de manufactura (Lemonnier 1986, 1992, 1993).
Asimismo, es durante el proceso productivo de manufactura cerámica, que los alfareros/as eligen, consciente o inconscientemente, entre una variedad de opciones posibles para elaborar los objetos (Lemonnier 1992, 1993; Puente 2007, 2010). Es esta cuestión lo que da valor al análisis de conjuntos cerámicos, ya que posibilita abordar las elecciones tecnológicas (Sensu Lemonnier 1986, 1992, 1993) relacionadas con el saber hacer socialmente situado, y no solamente aquel que concierne a lo técnico o funcionalmente conveniente.
Así, para abordar las prácticas involucradas en la manufactura cerámica se vuelve relevante el concepto de cadena operativa (Leroi-Gourhan 1964). Es en la cadena operativa dónde se incorporan aspectos como el bagaje de conocimiento tecnológico necesario, las alternativas técnicas posibles, las elecciones tecnológicas y el propio saber hacer del individuo o del colectivo, además de todos los aspectos cotidianos y tradicionales que son concebidos desde la perspectiva de habitus (Bourdieu 1977,1997; Dobres y Hoffman 1994; Dobres 1995, García Rosselló 2010)
En resumen, considero las elecciones tecnológicas (Lemonnier 1986, 1992, 1993) específicas que adoptaron el/los alfareros/as, para poder reconstruir la/as cadenas operativas de producción, permitiendo a través de ellas una aproximación al saber hacer tradicional, aunque buscando en última instancia traspasar la materialidad y alcanzar las prácticas de producción y reproducción social.
EL MODELO EN LA MATERIALIDAD
Ahora bien, volviendo al modelo propuesto para el Período Tardío podría plantearse como hipótesis que, sería en la producción y el consumo de alfarería en los “enclaves” en dónde debería reflejarse el poder de incidencia de las cabeceras valliserranas sobre ellos, y al mismo tiempo, el sentido de pertenecía de los “enclaves” hacia los núcleos políticos. Esta situación sería observable en el “saber hacer” cerámica o en la tradición tecnológica, plasmado en la cadena operativa de producción, la cual implicaría prácticas socializadas y socialmente contextualizadas dentro de esta lógica de enclaves, en este caso, respondiendo a los “patrones Belén”.
Por lo tanto, si esta hipótesis fuera real, en la producción alfarera de los “enclaves” debería observarse control y homogeneidad en las elecciones tecnológicas y una estandarización visible de la producción cerámica, con objetos que se elaborarían o circularían como “emblemas” de control o pertenencia.
Entonces, aproximarse al conjunto cerámico del sitio Corral Alto a través de esta perspectiva, permitirá explorar la relación de las elecciones tecnológicas particulares con el grado de incidencia y control sobre la producción alfarera conjuntamente con el grado de libertad de los alfareros para elaborar piezas que respondan a sus propias necesidades o saber hacer.
Así, a través de este caso particular, se buscó indagar en las prácticas de producción alfarera, insertas dentro del contexto socio-político que las condicionaron, y explorar las formas de organización social a escala microrregional. De este modo, por medio de la evidencia cerámica se indaga en las relaciones sociales que se entablaron desde los sectores intermedios para con los enclaves ubicados en el fondo de cuenca, y al mismo tiempo con los grupos valliserranos.
MATERIALES Y METODOLOGÍA
El material cerámico base de este trabajo proviene del sitio Corral alto, obtenido de la excavación estratigráfica de la Estructura 1 y 2, así como de la recolección superficial en la totalidad del sitio durante diversas campañas arqueológicas realizadas en los años 2006, 2008, 2009 y 2010.
Como resultado de la recolección superficial se contabilizaron 1777 fragmentos cerámicos, mientras que 20 proceden de excavación estratigráfica de las Estructuras 1 y 2, generando un total de 1797.
En primera instancia, todos los fragmentos fueron separados por Familias o Grupos de Fragmentos. Esta división se realizó en base a atributos observables a simple vista, como pastas o acabados superficiales, que hicieran suponer que determinados fragmentos pueden corresponder a un mismo objeto cerámico (Ortonet al. 1997). Así, se buscó evitar la utilización de una categoría arbitraria, como lo es el fragmento individual, y considerar al objeto del cual formó parte como unidad de análisis.
De este modo, a través de la observación a ojo desnudo se establecieron 87 familias de fragmentos, más un conjunto de fragmentos no agrupados en familias específicas (Grupo de Fragmentos No Agrupados). Estas familias fueron consideradas como agrupaciones representativas de objetos cerámicos individuales, por lo tanto, se consideró que, como mínimo, hubo en el conjunto cerámico 87 piezas diferentes.
Entonces, a partir del material recuperado y la propuesta teórica, se planteó la necesidad de realizar dos etapas de análisis: la primera consistió en el análisis tecnológico del material (Cremonte 1983-85, 1988, 2001; Zagorodny 2000) (para más detalles ver Gasparotti 2012) y la segunda, la reconstrucción de las cadenas operativas (García Roselló 2009).
En este punto del trabajo, el concepto de cadena operativa resultó una herramienta útil y completa para abordar el material ya que, desde el planteamiento teórico, permite dar el salto de las marcas materiales observables de cada objeto, hacia las consideraciones respecto a las tradiciones, al espacio social que ocupa la producción, al agente, a las estructuras mentales de racionalidad, etc. (Lemonnier 1992, 1993; Pfaffenberguer 1992; García Roselló 2010).
Así, la propuesta metodológica (Livingstone Smith 2007; García Roselló 2010) radica en analizar cada una de las fases de los procesos tecnológicos que se generan durante la elaboración de la cerámica. De esta forma, se plantea una herramienta analítica que permite observar diferencias, tanto en la secuenciación de las acciones como en las operaciones técnicas, los gestos y las tradiciones de elaboración utilizadas -o el saber hacer tradicional-, para ir desde el objeto hacia las prácticas (García Roselló 2010).
Todas las variables de una cadena operativa están determinadas por las elecciones técnicas que realiza cada alfarero/a enmarcadas en su saber hacer y su pericia técnica (Petrequin y Petrequin 1999, García Roselló 2010), que resultan del proceso de aprendizaje y de la tradición tecnológica propia. De esta forma, utilizar el concepto de cadena operativa brinda las posibilidades para abordar desde el registro cerámico el saber hacer tradicional y los contextos sociopolíticos en los que están inmersos.
RESULTADOS
Como primera instancia se establecieron, por medio de la observación a través de una lupa binocular de inclusiones, cavidades, tipo de cocción y aspecto general, 15 tipos de pastas diferentes en el conjunto (para más detalle sobre este apartado ver Gasparotti 2012).
Se consideró importante para realizar la reconstrucción de las cadenas operativas el establecimiento de categorías morfológicas, que permitieran un acercamiento más concreto a la forma en que fueron elaboradas las piezas cerámicas. En base a fragmentos diagnósticos se logró establecer que, a pesar que predominan las formas indeterminadas (70 familias), se identificaron ollas subglobulares (1 familia), ollas de perfil abierto (7 familias), ollas globulares de perfil cerrado (4 familias) y pucos (5 familias) (ver Figura 3).
Figura 3. Porcentajes de familias identifi cadas según formas.
Para exponer los resultados de la reconstrucción de las cadenas operativas se decidió organizar esta sección en cuatro etapas generales. En este sentido, cabe señalar que se utilizaron las etapas propuestas por García Roselló (2009), a las cuales se agregó una última, que consideré importante para este caso.
1. LA OBTENCIÓN Y PREPARACIÓN DE LAS MATERIAS PRIMAS
Específicamente en lo referente a pastas, éstas fueron determinadas por la identificación y cuantificación de inclusiones y cavidades, sumado a las características de la cocción. A partir de estos datos se estableció que la mayor cantidad de familias presenta pastas que podrían llamarse “gruesas”, ya que hubo una aparente intencionalidad de no remover (tamizando, decantando o mediante otro método) o bien agregar, una gran cantidad de inclusiones, de tamaños y formas variables. Esta elección puede relacionarse con la idea de priorizar ciertas características físicas del antiplástico elegido, o bien una forma de mejorar la maleabilidad de la pasta y mejorar los resultados durante la etapa de secado (Rice 1987; Rye 1988; Gosselain 1999, 2000)
Por otro lado, se observa una reducida variabilidad en cuanto a la elección de las materias primas, especialmente en la naturaleza de inclusiones, las que son compartidas por la mayoría de los grupos formales establecidos, principalmente cuarzo, micas, feldespatos e inclusiones graníticas. Sólo hay unas pocas familias que resultan divergentes en este aspecto. Cabe destacar que esta caracterización sobre pastas es tentativa, ya que deberá ser corroborada a través de análisis petrográficos futuros.
También pudo notarse que aparentemente, no hubo una intencionalidad de correlacionar un tipo de forma particular con un tipo de pasta determinada. Asimismo, tampoco se observó una correlación directa entre la utilización de materias primas con determinadas propiedades físicas o mecánicas y la elaboración de piezas con formas específicas.
Por otro lado, en muchos casos se emplearon tipos de pasta muy similares para confeccionar piezas asignadas a un tipo estilístico bien definido, pero al mismo tiempo se usó para elaborar piezas diferentes y sin ningún tipo de correspondencia con estilos particulares.
2. EL MODELADO Y LA OBTENCIÓN DE LA FORMA BÁSICA
En esta etapa se tuvieron en cuenta diversas etapas,como el modelado primario (modelado de la forma básica o levantado de la pieza), tratamientos de superficie primarios (homogeneización de superficies, forma final del cuerpo, acabados de las superficies), modelado secundario (confección de los elementos secundarios añadidos), y finalmente los tratamientos de superficie secundarios (acabados de las superficies y decoración).
En primer lugar, se pudo observar una importante regularidad en la forma de modelar las piezas. En la mayor parte de las familias se observó la técnica de rodeteado, con mayor o menor intención de llegar a acabados lisos, lo que implica que comparten esta técnica básica.
En cuanto a los tratamientos superficiales, la mayoría (63%) de las familias fueron solamente alisadas, seguidas luego, por los alisados toscos o irregulares, o alisados incompletos con inclusiones sobresalientes (13% y 14% respectivamente). En definitiva, se observa una relativa variabilidad en cuanto a las elecciones tecnológicas realizadas por los/as alfareros/as en los tratamientos superficiales, pero no en las formas de modelar.
3. LA COCCIÓN Y TRATAMIENTOS POSTERIORES
En cuanto a esta etapa se puede decir que la mayoría de las familias comparten una cocción oxidante (67%), más allá de algunas particularidades, como por ejemplo cocción oxidante con partes reductoras, o sectores con manchas (22% de las familias). Asimismo, un número menor de familias muestran que en algún momento de la cocción fueron sometidas a una atmósfera reductora (8%).
El grupo que se destaca es el de aquella cerámica que ha sido relacionada con Belén (3%), siendo las únicas familias que muestran una intencionalidad clara de una cocción diferenciada. La cocción diferenciada, con el interior reductor y el exterior oxidante, se relaciona estrechamente con aquellas piezas que fueron decoradas específicamente con el estilo asociado a Belén, y no fue observada en ninguna otra familia.
4. EVIDENCIAS DE USO
Son pocas las familias que presentan alguna evidencia clara de uso, y aquellas en las que sí se observa alguna marca, generalmente se relacionan con el abradido y desgaste tanto de superficies externas como internas.
CONSIDERACIONES GENERALES EN CUANTO A LAS CADENAS OPERATIVAS
En primer lugar, se puede decir que en las cadenas operativas (ver Figura 4) que se lograron reconstruir se observa en la primera etapa (preparación y obtención de las materias primas) que no hay una correlación entre un tipo de forma particular con algún tipo de pasta determinada. Vale decir que parece haber un amplio grado libertad en las elecciones de los alfareros/as para combinar materias primas, formas y estilos, aunque el repertorio de materias primas no parece haber sido tan variado.
Figura 4. Esquema de la reconstrucción de cadenas operativas
aplicado en dos de los grupos formales establecidos.
En segundo lugar, se estableció que, en muchos casos, se usó un mismo tipo de pasta, o similar, para confeccionar piezas asignadas a un tipo estilístico bien definido (Belén), pero también se utilizó para confeccionar otras piezas sin ninguna correspondencia con algún estilo particular.
Tercero, respecto a la fase de modelado y obtención de las formas básicas, se pudo advertir que la mayor parte de las familias comparte la técnica de rodeteado, con mayor o menor intención de llegar a acabados lisos.
En cuarto lugar, en lo referente a la cocción, se determinó que un grupo se destaca de manera diferenciada. Son aquellas familias relacionadas con Belén, las que muestran una elección tecnológica diferente en cuanto a la cocción, o mejor dicho, un modo de hacer distinto. Este tipo de cocción no fue observada en ninguna otra familia, por lo tanto, esta elección concierne específicamente a este tipo de piezas. Finalmente, sólo unas pocas piezas presentan alguna evidencia de uso específica, y aquellas en las que sí se observan se relacionan con el desgaste o abradido y, en menor medida, con la exposición al calor.
En definitiva, se puede afirmar que se presentan varias cadenas operativas diferentes que en algunos puntos difieren, pero que al mismo tiempo comparten muchas características, como las inclusiones básicas y especialmente, la etapa de modelado. Así, a través de la reconstrucción de las cadenas operativas se pudo ver una importante flexibilidad en cuanto a las elecciones tecnológicas que las conforman, con modos de hacer diferentes, que encuentran su máxima expresión en aquellas familias relacionadas con Belén o Sanagasta.
CONCLUSIONES
Como se ha mencionado anteriormente, a lo largo de este trabajo se ha buscado aportar, a través del análisis del material cerámico proveniente de Corral Alto, a la comprensión de la producción alfarera durante el período Tardío en la quebrada del río Miriguaca.
En una escala intra-sitio el registro cerámico, observado desde un punto de vista estrictamente tecnológico, muestra un repertorio probablemente pensado para el almacenamiento, de granos posiblemente, aunque no como actividad excluyente. Esta hipótesis se basa en las características de las formas identificadas y dimensiones de los recipientes, entre otras variables, como el espesor de las paredes.
Así, Corral Alto habla de unidades domésticas que se dedicaron a la agricultura, tanto por la evidencia cerámica como por la existencia de campos de cultivos, de pequeña escala, inmediatos al sitio. Esta idea se respalda también con la importante cantidad de elementos líticos hallados relacionados con las actividades de molienda (Elías 2010). Sin embargo, la caza de camélidos silvestres (GrantLett-Brown 2014) también parece haber sido un elemento importante en la subsistencia de estos grupos, que junto con el pastoreo, una práctica con una profundidad temporal que se remonta a tiempos Formativos (Martel y Aschero 2007), habrían conformado las bases de una compleja forma de subsistencia.
Por otro lado, pensando esta evidencia a nivel micro-regional, la existencia de variabilidad en las cadenas operativas muestra una importante cantidad de diversas elecciones tecnológicas. Así, partiendo de la premisa que la elaboración de objetos es una práctica social, proceso en el cual intervienen múltiples decisiones que trascienden la esfera de lo material o físico, es en la práctica donde los individuos se expresan, producen y reproducen socialmente. Por lo tanto, el proceso de manufactura es una instancia de construcción, reproducción y transformación de identidades sociales.
En este contexto, se puede plantear que hubo un importante grado de libertad de los alfareros/as a la hora de realizar las elecciones tecnológicas, situación que no coincidiría estrictamente con la idea de un control preciso sobre la producción alfarera, ni estandarización en la producción, como se plantea en los modelos establecidos para el período Tardío en Antofagasta de la Sierra.
Al mismo tiempo, la identificación de cadenas operativas diferentes dentro del conjunto cerámico pone de manifiesto la existencia de diversos modos de hacer, que podrían ser dividirlos en tres: aquellos relacionados con Belén por un lado, y Sanagasta por otro y, el más importante en cuanto a su predominancia dentro del conjunto, aquél que,en principio, se asociaría con un saber hacer local. Es posible plantear esta hipótesis sobre carácter local de este último grupo debido a su predominancia general y, por otro lado, a la ausencia de decoraciones específicas que lo adscriban a determinados estilos definidos para otros lugares. De todas formas, la determinación del carácter local de la producción cerámica en este sitio aún resta por definirse a través de análisis más complejos.
En este sentido, en Corral Alto no se observaron evidencias de estandarización en la producción cerámica, situación que podría estar relacionada con la imposición de nuevas formas de hacer por parte de las cabeceras políticas valliserranas. Por el contrario, pareciera que las elecciones tecnológicas presentes en la mayoría de las cadenas operativas remiten a un saber hacer tradicional situado localmente, y basado en el proceso de aprendizaje transmitido de generación tras generación. Al respecto, es interesante señalar que a pesar de la existencia de otras formas de hacer, como la que representa la cerámica Belén o Sanagasta, predominan otras, aquellas posiblemente locales, ya sea porque el control sobre estos supuestos enclaves no fue tal, o bien como una forma de resistencia a la imposición de otras formas de hacer.
Por otro lado, se destaca la ausencia de tradiciones tecnológicas rígidas, lo que refleja una flexibilidad en las estrategias técnicas practicadas, que puede ser interpretada como la corporización de una flexibilidad general de la conducta situada, dentro de las disposiciones sociales específicas (Dobres 1995). Es decir, estructuras sociales con cierto grado de libertad, que dejan lugar a la agencia tanto de los individuos como de grupos particulares en los sectores intermedios de la quebrada del río Miriguaca.
En conclusión, esta flexibilidad social nada tiene que ver con la imposición de un control sobre la producción cerámica, ni mucho menos con la estandarización de ciertos patrones tecnológicos, sino más bien que respalda la capacidad de agencia (sensu Bourdieu 1977, Giddens 1984) de las unidades domésticas de los sectores intermedios.
Queda así planteada la existencia de una lógica particular y específica de relaciones en un contexto social diferente, que nada tiene que ver con los modelos planteados para los fondos de cuenca durante el Tardío. En los sectores intermedios de las quebradas (en este caso del río Miriguaca) se habría dado un escenario diferente. La posibilidad que unidades domésticas, más o menos independientes de los asentamientos Belén de fondo de cuenca, manejaran los recursos locales y sus interrelaciones con libertad y autonomía se ve reflejada en la presencia de diversos modos de hacer cerámica, que se relacionan con tradiciones tecnológicas locales. Entonces, la identificación de diversas cadenas operativas demostró la flexibilidad existente en las elecciones tecnológicas, y al mismo tiempo la libertad en la cual se movieron los agentes dentro de las estructuras sociales, que parecen no haber sido tan estructuradas.
AGRADECIMIENTOS
A Patricia Escola, por su apoyo en la realización de todos lo trabajo, y ya que en el marco de los proyectos por ella dirigidos se llevaron a cabo los trabajos de campo e investigaciones necesarias para la realización de este trabajo. A Valeria Espiro, por su invaluable ayuda en todas las etapas de la investigación.
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