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ARTÍCULO ORIGINAL

Miradas sobre la pobreza en Argentina

(Perspectives on poverty in Argentina)

Amalia Eguía*

* Centro Interdisciplinario de Metodología de la Investigación Social - IdIHCS (UNLP/CONICET) y Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – UNLP - Calle 51 e/124 y 125 – CP 1925 - Ensenada - Prov. de Buenos Aires - Argentina. Correo Electrónico: aeguia502@gmail.com.

RESUMEN

            Con el objetivo de mostrar la continuidad de los estudios de pobreza en el país y la complejidad de sus enfoques, en este artículo presentaremos diferentes perspectivas desarrolladas en algunas de las numerosas investigaciones realizadas sobre el tema, destacando sus aportes a la comprensión del carácter relacional y multidimensional de la pobreza, desde diferentes abordajes cuantitativos y/o cualitativos.

Palabras Clave: pobreza; métodos de medición; enfoques cuantitativos y cualitativos.

ABSTRACT

            In order to show the continuity of poverty studies in the country and the complexity of its approaches, we present in this article different perspectives developed in some of the numerous researches on the subject, highlighting their contributions to the understanding of the relational and multidimensional poverty, from different quantitative and/or qualitative approaches.

Key Words: poverty; quantitative and qualitative approaches.

INTRODUCCIÓN

            Los cambios socioeconómicos producidos en el país en las últimas décadas condicionaron una permanente y necesaria revisión de perspectivas conceptuales y metodológicas en el campo de las ciencias sociales para abordar nuevas problemáticas vinculadas con dichos cambios, para cuya comprensión los enfoques vigentes resultaban insuficientes o inadecuados.

            En relación con esto, consideramos que muchas veces el planteo de propuestas conceptuales y metodológicas novedosas o la recuperación de miradas vigentes en otros períodos se realiza a partir de una discusión con otros enfoques que son simplificados y empobrecidos.

            Esto ocurre, por ejemplo, en algunos estudios que analizan los cambios en las miradas prevalecientes en las ciencias sociales sobre la cuestión social en diferentes períodos. Nos referiremos específicamente a los conceptos de pobreza y desigualdad social.

            Se argumenta que durante las décadas de los ochenta y noventa los estudios se concentraron especialmente en la problemática de la pobreza por su gran incidencia en la población, dadas las características del modelo de acumulación vigente, pero que desde 2003 el proceso de disminución de dicha incidencia, relacionado con los cambios en el contexto socioeconómico, condicionó el retorno a los estudios sobre movilidad y desigualdad social.

            En este sentido, Franco, León y Atria (2007) señalan que durante la década del ochenta, la situación de crisis atravesada por América Latina afectó la producción de conocimiento en las ciencias sociales. Estos autores plantean que la temática vinculada con la desigualdad quedó opacada, surgiendo la pobreza como objeto de investigación que debía aportar conocimientos a las políticas sociales para enfrentarla. A partir del cambio de siglo, con las nuevas condiciones sociales, se puso atención a temas que la necesidad había postergado; así, el problema de la desigualdad vuelve a instalarse no solo en el discurso político sino también en el académico.

            Asimismo, en otros trabajos que comentan este proceso se agrega que el concepto de desigualdad resulta superador con respecto al concepto de pobreza por su carácter relacional y multidimensional.

Compartimos el diagnóstico sobre la concentración de estudios sobre pobreza durante las décadas de crisis mencionadas y la auspiciosa recuperación de la perspectiva de la desigualdad y movilidad social desde el inicio del nuevo siglo.

            En esta caracterización cabe agregar dos cuestiones. Por un lado, junto a esta mayor preocupación por la desigualdad en el campo de investigaciones sobre la cuestión social en el país en los últimos años, se ha mantenido la producción de estudios sobre la pobreza que continuaron en el período post-convertibilidad, en un contexto socioeconómico más favorable. Por otro, tanto en el campo de estudios sobre pobreza como sobre desigualdad se han desarrollado perspectivas relacionales y multidimensionales, con miradas específicas pero complementarias.

            Con el objetivo de mostrar la continuidad de los estudios de pobreza en el país y la complejidad de sus enfoques, en este artículo presentaremos diferentes perspectivas desarrolladas en algunas de las numerosas investigaciones realizadas sobre el tema, destacando sus aportes a la comprensión del carácter relacional y multidimensional de la pobreza, desde diferentes abordajes cuantitativos y/o cualitativos.

ESTUDIOS SOBRE POBREZA EN ARGENTINA EN LA DÉCADA DEL NOVENTA

            A partir del cambio de modelo de acumulación que se produjo en Argentina en 1976, en el contexto de la dictadura militar, se inició un proceso de incremento de los porcentajes de población que vivía en condiciones de pobreza. El desempleo, el subempleo horario, la disminución del salario real y la regresividad en la distribución del ingreso indujeron el aumento del porcentaje de hogares cuyos ingresos no alcanzaban para cubrir una canasta básica de bienes y servicios básicos. En el período del gobierno radical de Alfonsín (1983-1989), tal como señala Torrado (2010), no se llegó a implementar un cambio en la estrategia de desarrollo; durante el gobierno justicialista de Carlos Menem (1889-1999) se afianzó la estrategia del gobierno militar, profundizándose el proceso de empobrecimiento de amplias capas de la población, que involucró también a sectores de las clases medias.

            Como señalamos arriba, en esos períodos se han realizado diversos estudios sobre pobreza. Algunos de ellos se centraron en presentar su incidencia en diferentes momentos, o en realizar diagnósticos de las condiciones de vida de grupos específicos. Pero también muchas investigaciones tuvieron en cuenta la relación entre las situaciones de pobreza y los cambios en la estructura social y contemplaron múltiples dimensiones desde abordajes tanto cuanti como cualitativos.

            Desde principios de los noventa, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) realiza mediciones de la pobreza en los principales aglomerados urbanos del país, que se basan en los métodos del ingreso por línea de indigencia y pobreza y de las necesidades básicas insatisfechas (NBI).

            En el primer método, las necesidades alimentarias constituyen el punto de partida. Se toman como referencia los requerimientos nutricionales de un varón de 30 a 59 años (adulto equivalente) para elaborar una canasta básica de alimentos que los cubra con costos mínimos y según los hábitos culturales. El valor de esta canasta (línea de indigencia) se va actualizando de acuerdo con el índice de precios al consumidor elaborado por el INDEC. Siguiendo una tabla de equivalencias de los requerimientos nutricionales según el sexo y la edad de las personas, comparados con el adulto tomado como referencia, se determina el valor de la canasta alimentaria de cada hogar que varía según su composición. Los hogares que no alcanzan con sus ingresos a cubrir el valor de esta canasta, son considerados indigentes. Para calcular el valor de una canasta básica total, que incluye además de los alimentos otros bienes y servicios básicos, se considera la relación entre gastos alimentarios y gastos totales de un grupo de referencia conformado por hogares que superen levemente con sus ingresos el valor de la línea de indigencia, con base en los datos relevados por la Encuesta de Ingresos y Gastos del INDEC. Esta relación entre el gasto en alimentos y el gasto total se denomina coeficiente de Engel; para lograr el valor del gasto total se multiplica el gasto en alimentos por la inversa de este coeficiente (INDEC, 2003). Los hogares que no alcanzan a cubrir con sus ingresos el costo de esa canasta básica de bienes y servicios son considerados pobres.

            El método de las necesidades básicas insatisfechas (NBI) capta la pobreza estructural y consiste en la selección de una serie de necesidades, de indicadores para cada una de ellas y de niveles mínimos por debajo de los cuales se consideran insatisfechas. El primer trabajo realizado en el país a partir de este enfoque (INDEC, 1984) se basó en datos del Censo de 1980. En este estudio se construyó un indicador de NBI a partir de cinco criterios y se consideraron pobres a aquellos hogares que no satisfacían alguna de las cinco necesidades seleccionadas. Las tres primeras condiciones (hogares con más de tres personas por cuarto o que habitaran una vivienda de tipo inconveniente o no tuvieran ningún tipo de retrete) representan niveles críticos de privación de los hogares en sus necesidades habitacionales. La cuarta condición (hogares con algún niño en edad escolar que no asistiera a la escuela) representa insuficiencia en el acceso a la educación básica. Y la quinta condición (hogares con cuatro o más personas por miembro ocupado cuyo jefe tuviera bajo nivel educativo) representa una potencial incapacidad de los hogares de obtener ingresos suficientes para una subsistencia adecuada.

            Más allá de las limitaciones que se han señalado acerca de estos métodos de medición de la pobreza (Lerner, 1996; Boltivinik, 1990), consideramos que ambos aportan una caracterización sintética global de la pobreza en el país, pero que resultaría más adecuada con algunas revisiones importantes. En el caso de la línea de pobreza, cabe destacar que la composición de la canasta básica elaborada no incluye ninguno de los elementos necesarios para procesar los alimentos, ni siquiera el combustible utilizado para cocinar. En el caso del método NBI no se ha tomado en cuenta la inclusión de nuevas necesidades de acuerdo con el contexto económico-social, como por ejemplo la escolaridad secundaria por su papel como requisito para la incorporación al mercado de trabajo. Estas consideraciones nos permiten visualizar la situación crítica de las poblaciones definidas por estos métodos a partir de su forma de aplicación actual.

Hay que tener en cuenta también que, como señala Beccaria (1993), estas formas de medición abordan manifestaciones diferentes de la pobreza. En relación con esto, en el libro Cuesta Abajo coordinado por Munujin (1993) y particularmente en el capítulo elaborado por Murmis y Feldman (1993), para aproximarse a los cambios en los perfiles de las situaciones de pobreza en Argentina presentan los resultados de la aplicación en forma conjunta de los dos métodos, lo cual les permitió distinguir los “nuevos pobres” o “pauperizados”, con ingresos menores a la línea de pobreza pero sin necesidades básicas insatisfechas y los “pobres estructurales”, con necesidades básicas insatisfechas. Desde esta perspectiva detectaron la incidencia de la pobreza en segmentos de la población que históricamente no habían experimentado privaciones en las necesidades básicas, sosteniendo como supuesto básico que el deterioro de los ingresos de los hogares tiende a reflejarse en la insatisfacción de necesidades básicas después de un tiempo considerable y de caídas muy significativas de los ingresos. También dieron cuenta de los cambios en la composición social del universo de la pobreza, indagando las clases sociales a las que afectó

            Con respecto a las perspectivas multidimensionales en el estudio de la pobreza, entre las producciones de este período cabe destacar el libro Cuesta abajo arriba mencionado, en el cual además de analizar los cambios producidos desde la década del setenta en la estructura social, en la distribución del ingreso y en la composición de clases del universo de la pobreza, presentan las manifestaciones de estos procesos en la salud, la educación y en las prácticas de quienes padecían esa situación, haciendo foco especialmente en las clases medias empobrecidas.

            En un libro posterior, publicado en 1995 por Minujín y Kessler y centrado en las clases medias empobrecidas, se presentan las características de la nueva pobreza y su heterogeneidad. Con base en entrevistas realizadas entre 1992 y 1994 muestran las transformaciones en la vida familiar, en la educación, en los bienes colectivos así como la percepción de dicho cambio por parte de quienes atravesaron este proceso.

ESTUDIOS SOBRE POBREZA EN ARGENTINA EN EL PRESENTE SIGLO

            A partir de 2003 comienzan a verse en Argentina los signos de recuperación, luego de la crisis de 2001. Se generaron condiciones propicias para el crecimiento económico a partir de la introducción de una serie de instrumentos macroeconómicos basados en un tipo de cambio alto, un superávit fiscal elevado y un control inflacionario relativo (Eguía y Piovani, 2015).

            Tal como plantea Lindenboim (2014-2015), en ese período se produce una ampliación de la fuerza laboral, una recuperación parcial del poder de compra del salario y una disminución de asalariados desprotegidos y de los índices de pobreza.

            Efectivamente, de acuerdo con los datos del INDEC sobre la evolución de la pobreza, durante la primera década del siglo XXI la proporción de hogares pobres por ingresos mostró un descenso significativo. Esta información puede considerarse confiable hasta el año 2006, debido a las dudas sobre la consideración oficial del índice de precios al consumidor sobre la que se basa el cálculo de la pobreza a partir de ese año. Diversos centros de investigación han realizado ajustes, considerando otras mediciones. El Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, por ejemplo, calculó los valores de las canastas de indigencia y pobreza para el período 2007-14 utilizando índices de precios correspondientes a estadísticas oficiales de diversas provincias. En su informe referido a los años 2003-2014, plantean cuatro etapas sobre la evolución de la pobreza en el país: 1) 2003 y 2006 en la que se produjo una rápida reducción por la mencionada recuperación del empleo y aumento del poder adquisitivo del salario; 2) 2006 y 2009, en la que se registró un estancamiento relativo de la población pobre indigente asociado al menor dinamismo en la creación de empleo y a la aceleración de la inflación; 3) 2009 y 2014, en la que la tendencia fue decreciente por la implementación de políticas públicas de impacto redistributivo, al incremento de las jubilaciones mínimas y a la Asignación Universal por Hijo y 4) 2014 año en el cual observan un leve incremento de la pobreza e indigencia por la aceleración de la inflación (Asiain y Manau, 2015).

            También en este período se han desarrollado investigaciones sobre pobreza en Argentina desde enfoques relacionales y multidimensionales, que retoman algunas perspectivas arriba comentadas y plantean cuestiones conceptuales y metodológicas novedosas.

            En cuanto a los estudios cuantitativos que toman en cuenta la relación entre la pobreza y la estructura social cabe mencionar el de Espro y Zorratini (2011), en el cual sostienen que la evolución de la pobreza está relacionada con el tipo de proceso de acumulación argentino. Analizan los cambios producidos en el mercado de trabajo desde 1974 y su repercusión en la incidencia de la pobreza y en su composición. A partir de los resultados alcanzados desde esta mirada, sostienen que desde 1976 y especialmente en la década del noventa, la pobreza aumenta en la Argentina mientras la economía va perdiendo capacidad de generar empleo, en tanto en el período que se inicia con la devaluación de 2002, la pobreza decrece en los primeros años para estabilizarse después, junto con un aumento de los niveles de empleo. Es decir, concluyen que la economía argentina comenzó a ocupar personas sin una retribución que permita su reproducción plena.

            Por otra parte, una serie de investigadores problematizan el alcance de los métodos tradicionales de medición de la pobreza y proponen diversas alternativas para estudiar la pobreza, aplicando por ejemplo el índice de privación material de los hogares (IPMH) elaborado por el INDEC (2003) y otros enfoques multidimensionales, considerando distintas dimensiones y asignándole distinto peso a cada una de ellas, con el objetivo de captar más acabadamente la calidad de vida y el bienestar de los hogares.

            Entre los primeros, Gómez, Mario y Olmo (2003) analizan comparativamente las mediciones de la pobreza por NBI y por IPMH con base en datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2001 del INDEC en Mendoza, Río Negro, Tierra del Fuego y Tucumán. Sostienen que el IPMH permite identificar hogares pobres reconociendo y caracterizando la heterogeneidad e intensidad de situaciones de privación a partir de indicadores vinculados con las condiciones habitacionales del hogar (características de los materiales e infraestructura sanitaria) y con su capacidad económica (relación entre los años de educación formal aprobados por los perceptores de ingresos y la cantidad total de miembros). También desde esta perspectiva, Mignone (2011) caracteriza la pobreza en el conjunto de las capitales provinciales que integran la región del Norte Grande.

            Conconi (2011), López y Safojan (2013) y Salvia, Bonfiglio y Vera (2015) proponen otras aproximaciones multidimensionales. Los dos primeros trabajos se basan la noción de capacidades de Sen (1988), que refiere a la habilidad para llevar el tipo de vida que se considera valiosa y consideran dimensiones vinculadas con vivienda, ingresos, empleo, educación y ambiente. En el último trabajo mencionado, se aplica la metodología desarrollada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social de México (CONEVAL) para complementar método de pobreza por ingresos con la óptica de los derechos sociales, considerando las siguientes dimensiones: alimentación adecuada, acceso a servicios básicos, vivienda digna, logros educativos, empleo y seguridad social.

            Desde estrategias metodológicas cualitativas o cuanti y cualitativas combinadas, desde comienzos del presente siglo se han incrementado las investigaciones sobre barrios ubicados en la periferia urbana, la mayoría de cuyos habitantes tienen una larga historia de vida en la pobreza, articulando diferentes perspectivas conceptuales y dando cuenta de condiciones de vida, relaciones sociales, experiencias y representaciones.

            En una de las áreas de mayor incidencia de la pobreza en el algomerado San Miguel de Tucumán, del Castillo (2015) indagó las características que asumen sus privaciones, los factores estructurales que las condicionan y la intervención del Estado en el entramado de persistencias de la pobreza. Como primera etapa del trabajo, para analizar la magnitud y distribución de la pobreza e identificar el caso de estudio, utilizó el IPMH utilizando la información de los dos últimos censos nacionales; además realizó entrevistas semiestructuradas a una muestra de hogares del barrio estudiado para profundizar el análisis de las condiciones de vida y la incidencia de las políticas sociales, lo cual le permitió dar cuenta de la heterogeneidad de situaciones, experiencias y estrategias que desarrollan los hogares, relacionada con sus trayectorias residenciales y laborales, las formas de organización familiar y vecinal, las posibilidades de acceso a las políticas sociales y la localización de los hogares dentro del barrio.

            Segura (2011) investigó la trama relacional de los residentes de un sector de la periferia urbana de la ciudad de La Plata, en el que realizó trabajo etnográfico durante 2007 y 2008 teniendo en cuenta las categorías de clasificación que utilizan sus residentes y las relaciones que establecen a partir de las mismas. Esta mirada le permitió identificar por un lado, un conjunto de problemas, expectativas y prácticas compartidas, es decir una “experiencia común” ligada con el hecho de habitar la periferia y por otro lado, las percepciones de los pobladores como formando parte de grupos diferentes, vinculadas a posiciones y redes de relaciones diferenciales, fuertemente correlacionadas con el tiempo de residencia, en las que se reproducen desigualdades en el acceso y distribución de recursos y de prestigio.

            En otras líneas de investigación recientes también se desarrollan perspectivas que articulan la problemática de la pobreza con diferentes dimensiones de la desigualdad que la atraviesan, tales como el género y la edad.

            Peiró (2012) en una investigación en curso que se ubica en el campo de los estudios sobre pobreza, trabajo y reproducción familiar, analiza las relaciones que jóvenes que viven en dos barrios periféricos de la ciudad de La Plata entablan con el mundo del trabajo desde una perspectiva que considera tanto los condicionantes macrosociales -su posición y la de sus hogares en la estructura social, las características generales del sistema productivo y del mercado de trabajo, la coyuntura económica, etc.-, como la dinámica de organización familiar y el lugar que los jóvenes ocupan en ella. Explora, también, la forma en que se construye la condición de joven al interior del hogar, observando cómo juega en ello la relación que los jóvenes establecen con el trabajo. Esto implica abordar cuestiones vinculadas a las representaciones sobre los diferentes grados de edad dentro del hogar, así como tomar en cuenta la manera en que en la construcción de la condición juvenil se ponen en juego las diferencias genéricas.

            En un artículo publicado en 2014, Chaves presenta los avances de una investigación sobre vida cotidiana de jóvenes que viven en condiciones de pobreza en un barrio periférico del partido de La Plata. Este artículo se centra específicamente en el estudio de las prácticas que desarrollan en relación con el Estado y utiliza el concepto de barreras de acceso para caracterizar los impedimentos para la accesibilidad, aceptabilidad y utilización de derechos consagrados. Esta mirada permite a la autora hacer visible cómo la articulación de la condición etaria con la de clase, género, etnía y territorio promueve que los sectores “más periféricos” a la efectivización de derechos mantengan o profundicen esa distancia.

            En una investigación en curso, Crego (2017) se pregunta por la forma en que los y las jóvenes construyen su experiencia escolar en contextos de pobreza prestando especial atención a la dimensión relacional de la misma -la influencia de la mirada de “los otros” (de la comunidad educativa, barrial y familiar) en esa construcción- , la incidencia del género y la edad en ese proceso y la tensión entre el sostenimiento de la escolaridad y otros espacios, principalmente el trabajo doméstico y extradoméstico.

            Rausky (2016, 2017) centra sus investigaciones en la pobreza en la niñez y juventud, analizando especialmente el trabajo callejero infantil y juvenil en relación con la vida familiar y la experiencia escolar, entre otras dimensiones, desde una perspectiva biográfica y considerando los significados que los sujetos construyen sobre sus experiencias de vida. Este enfoque le permite dar cuenta de condiciones y trayectorias de vida desiguales a partir de las diversas características de las dimensiones consideradas.

EL ENFOQUE DE LAS ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN EN EL ESTUDIO DE LA POBREZA

            Consideramos que las investigaciones realizadas desde el enfoque de las estrategias de reproducción social aportan miradas complejas sobre la pobreza.

            Entre las mismas, cabe destacar las realizadas en Córdoba por Gutiérrez (2004, 2007, 2011) desde hace más de veinte años, en las que desarrolla un análisis relacional de la pobreza a partir del concepto de estrategias de reproducción social definidas, siguiendo a Bordieu, como un “conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o a aumentar su patrimonio, y correlativamente a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase” (Bourdieu, 1988, citado por Gutiérrez, 2011:119). Considera que las estrategias dependen del volumen y estructura del capital económico, cultural, social y simbólico que hay que reproducir y de su trayectoria histórica, del estado del sistema de los instrumentos de reproducción, del estado de la relación de fuerzas entre las clases, y de los habitus incorporados por los agentes. El concepto de instrumentos de reproducción alude a “los distintos mecanismos institucionalizados o no (como el mercado de trabajo, el mercado escolar, etc.) que constituyen las formas que cobran las condiciones estructurales a través del tiempo, como posibilidades e imposibilidades objetivas para las familias.” (Gutiérrez, 2011:122).

            Desde esta perspectiva, sostiene que para explicar y comprender las estrategias de reproducción social de un conjunto de hogares que viven en condición de pobreza es necesario considerar simultáneamente varias dimensiones analíticas para rescatar los aspectos objetivos y simbólicos, sincrónicos e históricos de los diferentes procesos implicados.

            Con nuestro equipo de investigación, desde 1988 realizamos estudios en sectores pobres estructurales desde el enfoque de las estrategias de reproducción de los hogares, analizando la participación en el mercado de trabajo de sus miembros y su articulación con otras actividades desarrolladas por los hogares para lograr su reproducción cotidiana, prácticas que consideramos condicionadas por la posición ocupada en la estructura social y configuradas de manera diversa de acuerdo con la composición de los hogares, las trayectorias de vida de sus miembros y con el universo de valoraciones y representaciones vinculadas con el trabajo extradoméstico, las pautas de división del trabajo intrafamiliar, los patrones de consumo, la participación en los programas sociales, el cuidado de la salud, entre otras cuestiones. Combinamos estrategias de investigación cuanti y cualitativas para comprender la situación de los hogares en la estructura social y la heterogeneidad de condiciones y experiencias de vida en la pobreza (Eguía, 1992; Eguía y Ortale, 2007).

            De acuerdo con los resultados alcanzados en las investigaciones realizadas en barrios periféricos del aglomerado Gran La Plata, en algunos casos con trabajos de campo en diferentes períodos en la misma zona, sostenemos que a partir de este enfoque es posible lograr una aproximación compleja y completa en el estudio de la pobreza. A partir de los resultados obtenidos desde esta perspectiva fue posible visibilizar:

- la centralidad de la inserción laboral del jefe de familia como eje ordenador del resto de actividades tendientes a la reproducción del hogar, que condiciona la participación de otros miembros en el mercado de trabajo y en los programas sociales;

- el papel del intenso y diversificado trabajo cotidiano que desarrollan los hogares pobres para la reproducción cotidiana, a partir del cual no alcanzan a satisfacer adecuadamente las necesidades básicas vinculadas con la vivienda, alimentación, salud y vestido;

- la heterogeneidad de las condiciones y experiencias por la articulación de diversas dimensiones de la desigualdad, tales como el género y la edad;

- la incidencia de las políticas sociales en el mejoramiento de la calidad de vida de los hogares así como las experiencias y las valoraciones de los participantes sobre la participación en las mismas.

REFLEXIONES FINALES

            Las diversas perspectivas planteadas en los estudios sobre pobreza realizados en el campo de las ciencias sociales en el país constituyen aportes para comprender diferentes dimensiones de las condiciones de vida, así como las experiencias y representaciones de los grupos sociales que no alcanzan a cubrir las necesidades consideradas básicas en determinado contexto económico social y que no gozan de los derechos socialmente consagrados.

            Los métodos tradicionales utilizados en la producción de estadísticas oficiales sobre pobreza (NBI y línea de indigencia/pobreza) pueden brindar un panorama sintético global de los hogares e individuos con carencias básicas. Para ello es necesario replantear los parámetros de medición y adecuarlos al contexto actual. Por ejemplo, en cuanto a la línea de pobreza, en nuestro país desde mediados de la segunda mitad de la década pasada las discusiones han girado fundamentalmente en torno al valor establecido para la canasta básica alimentaria, sin cuestionar la composición de la misma, que solo incluye los alimentos considerados básicos, sin incluir ni siquiera el gasto en combustible necesario para cocinar. En cuanto al método NBI, debería añadir otras variables tales como la escolaridad secundaria que constituye un requisito generalizado para el ingreso al mercado laboral.

            Los enfoques multidimensionales de la pobreza aportan elementos para la reorientación y definición de políticas, dado que permiten aproximarse a un mayor conocimiento de la heterogeneidad de la calidad de vida y bienestar de los hogares e individuos en una diversidad de dimensiones.

            Las investigaciones desarrolladas desde estrategias cualitativas o cuanti y cualitativas combinadas permiten comprender las experiencias de vida en la pobreza, condicionadas por la situación de las personas en la estructura social y configuradas de manera particular según las trayectorias de vida, la articulación con otras dimensiones de la desigualdad tales como género, edad, pertenencia étnica y las pautas culturales.

            Los trabajos centrados en el estudio de la pobreza mencionados como ejemplos, entre otros, muestran que en el campo de las ciencias sociales en el país, el tema se ha abordado y se aborda desde miradas complejas, multidimensionales y relacionales.

            Tal como plantea Bayón (2013), el debate contemporáneo sobre la pobreza se ha enriquecido con el desarrollo de perspectivas que cuestionan y trascienden las visiones tradicionales, introduciendo las nociones de privación relativa, capacidades, estructura de oportunidades, entre otras, que promovieron el reconocimiento del carácter multidimensional y dinámico de la pobreza y sus relaciones con la polarización, la diferenciación y las desigualdades sociales.

BIBILIOGRAFIA

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28 RAUSKY, ME (2017) Expresiones tempranas de la desigualdad social: infancia, trabajo y calle. Ponencia presentada en IV Seminario Internacional Desigualdad y movilidad social en Argentina. Facultad de Humanidades y Cs. de la Educación. La Plata.

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29 SEGURA, R (2011) La trama relacional de la periferia de la ciudad de La Plata. La figuración “establecidos-outsiders” revisitada. Publicar, Año IX, Nº X, 85-106.

30 SEN, A (1988) Capital humano y capacidad humana. Cuadernos de Economía, v. XVII, n. 29, 67-72.

31 TORRADO, S (coordinadora) (2010) El costo social del ajuste (Argentina, 1976-2002). Buenos Aires. Edhasa.

 

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