Gender and development microenterprise:
The case of women Palpalá
RESUMEN
El trabajo analiza el nuevo rol de la mujer en el mundo del trabajo de Palpalá -Jujuy- después del proceso de privatización del establecimiento de fabricaciones militares Altos Hornos Zapla, en 1992. A partir de la definición de un nuevo esquema socio-laboral se crean en la ciudad nuevas condiciones de existencia. Este trabajo se define un nuevo perfil social del emprendimiento económico liderado por las mujeres en un contexto de crisis.
A partir de un enfoque interpretativo, se describe el comportamiento de un grupo de actores económicos en un marco situacional.
El estudio combina el análisis de casos desde un punto de vista etnográfico con otro de orientación sociológica. Se diseña un marco de análisis que surge de los datos recogidos a partir de la exposición de 12 casos.
Entre las principales conclusiones se destacan la importancia del entorno sociocultural en la conformación de actitudes emprendedoras, dichas actitudes aparecen en todos los casos desde la infancia; la preparación académica profesional no implica contar con capacidades emprendedoras, incluso puede ser un obstáculo; para desarrollarlas es más importante la experiencia práctica y las actitudes personales (posibilidad de adaptarse a los cambios, persistencia, lectura del contexto, etc.); la capacitación en gestión de microempresas y el apoyo crediticio impulsados por el municipio ha generado impactos concretos en el desarrollo de las unidades empresariales; y la ausencia de cambios en las mentalidades y en los discursos sobre las responsabilidades compartidas por ambos sexos y sobre los derechos de las mujeres en relación al tiempo libre.
Palabras Clave: género; microempresas; privatizaciones argentinas; Zapla.
ABSTRACT
This work analyses women's new role at the labor market in Palpala, Jujuy, after the privatization of ALTOS HORNOS ZAPLA, a factory dedicated to manufacture military equipment, in 1992. Due to the definition of a new social-laboural of structure, new conditions of life are built. In this piece of work, and in a context of crisis, a new social women-led profile of economic business is defined.
From an interpretative approach, the behavior of a group of economic participants is described.
The study combines the analysis of cases from an ethnographic approach and from a sociological orientation. The design of a framework of analysis emerges after selecting information of 12 case presented in this work.
Between the principal conclusions is outlined the importance of the socio-cultural context in the development of entrepreneurial altitudes, which appear in most of the cases since childhood; the professional training does not necessarily imply having entrepreneurial abilities; it can even be an obstacle; in order to develop them it is more important to rely on practical experiences and personal attitudes adaptability, persistence, context interpretation, etc.); concrete impact in the development of business units, as a result of training in management and financial support from municipality; and the absence of changes in the ideologies and in the speeches concerning shared responsibilities between men and women and women's rights in relation to free time.
Key Words: gender; microenterprises; Argentine privatizations; Zapla.
INTRODUCCIÓN
El trabajo analiza el nuevo rol de la mujer en el mundo del trabajo de Palpalá -provincia de Jujuy- después del proceso de privatización del establecimiento Altos Hornos Zapla, en 1992. A partir de la definición de un nuevo esquema socio-laboral se crean en la ciudad nuevas condiciones de existencia. En ese trabajo se define un nuevo perfil social del emprendimiento económico liderado por las mujeres en un contexto de crisis. Se describe una tendencia del mercado laboral de Palpalá en el periodo 1990-2000 hacia una mayor segmentación genérica en la composición de la población empleada, que señala la creciente concentración de las mujeres en el sector terciario, especialmente en el sector de los servicios, además del trabajo por cuenta propia, a tiempo que disminuía su inclusión en el sector industrial. El proceso palpaleño se explica a partir de la correspondencia entre las necesidades de la demanda de trabajo y la conformación de la oferta de trabajo por parte de las mujeres.
Los objetivos del presente estudio son: Comprender las relaciones entre género y emprendimientos económicos; caracterizar un modelo de producción emergente a partir de su contraposición con otro tradicional; describir vínculos laborales entre hombres y mujeres desarrollados en este nuevo contexto; proponer una estrategia para el abordaje y estudio de los emprendimientos productivos desde un enfoque de género.
Un punto inicial de abordaje supone que la participación de las argentinas en el mercado laboral esta cambiando: las jóvenes se insertan más tempranamente y con mayor permanencia a lo largo de la vida (Bergesio, 2000; Manassero y Ríos, 2000). Se señala, por una parte, un aumento de la capacidad negociadora de la mujer por su mayor autonomía, y por el otro, un sentimiento que favorece y promueve el sentimiento de logro y cristalización de cierto poder en sus manos (Panaia, et al 2000).
El rol económico de la mujer fue históricamente obstaculizado o condicionado por roles asignados tradicionalmente: la procreación, la atención de tareas familiares y domésticas, y la responsabilidad frente a los demás, antes que el desarrollo propio (Panaia, et al 2000), lo que las relega del acceso a algún tipo de poder político o empresarial (Jelín y Feijoo, 1989). Desde el punto de vista de la generación de recursos, el desarrollo profesional y la inserción laboral, la mujer no se desarrolla profesionalmente con la misma intensidad, logros y capacidad de generación de riqueza que el hombre (Jelín y Feijoo, 1989; Valenzuela, M. y Venegas, S., 2001). Además, por su tendencia a aprender en simultáneo muchas cosas, según una matriz de aprendizaje reconocida, se ven obligada a "rendir cuentas" permanentemente frente a su entorno familiar (Simón, 1982 a, 1947; Selser, Cl., 2000).
Analizar las características del entorno que se presentan como posibilidades y como obstáculos (Comas D' Argemir, 1995) para las mujeres que deciden generar emprendimientos económicos basados en el autoempleo, supone establecer que los contextos de socialización ejercen una fuerte presión para conformar un modo de ser social (Bourdieu, 1989), un modo de ser mujer emprendedora. La microempresa representa una fuente importante de empleo e ingresos para las mujeres, especialmente aquellas de bajos recursos (Hofstede y Contreras 2002). Entre un 25% y 35% de las micro, pequeñas y medianas empresas en América Latina son propiedad de mujeres (Weeks y Seiler 2000) las que se concentran mayormente en los sectores de comercio y servicios.
Existe una alta incidencia de empresas familiares que son usualmente conducidas por parejas, caracterizadas -muy a menudo- por la escasa visibilidad (Golovanevsky, 2000) y valoración del rol de la mujer en el esfuerzo de generación de ingresos económicos.
La presencia de las mujeres es más intensiva en los niveles de operación de subsistencia y de acumulación simple (Almeyda, 1996; Valenzuela y Venegas, 2001; Benavides, et al 1997).
Las micro empresas conducidas por mujeres dependen en gran medida de los trabajadores de la propia familia, por lo común familiares no remunerados; son empresas más pequeñas, con menos de cinco empleados, y de más reciente creación que las empresas de hombres. Tienden además a concentrarse en los sectores menos productivos y menos rentables, principalmente de servicios, comercio minorista, agroindustria y artesanía. La producción abarca generalmente bienes de consumo (prendas de vestir, productos tejidos y alimentos procesados) y artesanías. Son sectores caracterizados por menores niveles de acumulación y crecimiento (Almeyda, 1996; Benavides, et al 1997; Valenzuela y Venegas, 2001).
Las mujeres empresarias se encuentran en una situación de desventaja frente a los hombres en el sector microempresario (Pautassi, 1995; Almeyda, 1996). Las razones de estas inequidades son múltiples y están relacionadas con la condición de género, las cuales incluyen la doble responsabilidad empresa–hogar; limitado acceso a servicios formales; barreras culturales y sociales así como diferencias en habilidades y destrezas entre los sexos (Bourdieu, 1991; Gattino y Alderete, 1999; Golovanevsky, L.- 2000; Bergesio, 2000).
MATERIALES Y MÉTODOS
Metodológicamente, se adaptó un modelo de diseño de corte etnográfico “espiral de conocimiento” (proceso de relevamiento de datos que es, a su vez, un proceso no solamente descriptivo, sino también analítico ya que suele dar lugar a la revisión de categorías de análisis, hecho que sucedió en este estudio). para optimizar el cumplimiento de los objetivos de la investigación. Como se detallará posteriormente, la formulación y diseño de las unidades de análisis de este estudio surgieron a partir de la observación del fenómeno de interés. Se fueron incorporando las fuentes de datos que posibilitaban el enfoque holístico del tema, del mismo modo se encontraron coincidencias posteriores con investigaciones y teorías. El estudio combina un análisis de casos desde un punto de vista etnográfico (Hammersley & Atkinson, 1983; Hymes, 1974; Spradley, 1980), con un análisis de orientación sociológica (Bourdieu, 1991; Giddens, 1991; Hargreaves, 1996). El punto de vista epistemológico y metodológico parte de la premisa de que la documentación por medio del relevamiento y la descripción exhaustivos permiten diseñar un marco de análisis que surge de los datos en sí mismos. Así, el partido teórico-metodológico es fundamentalmente interpretativo (Santa Bárbara Classroom Discourse Group, 1995), es decir, se tomó una perspectiva que intenta superar una vieja división de paradigmas entre los paradigmas cualitativo y cuantitativo en el diseño de la investigación (Goetz y Le Compte, 1988).
En las fuentes consultadas inicialmente (anexo 1) se consideraron las categorías de análisis: cantidad de negocios/ empresas/ feriantes; cantidad de propietarias mujeres; negocios con inicio de actividad anterior a 1990; número de estos propiedad de mujeres; número de estos de propiedad compartida entre hombres y mujeres; análisis comparativo antes y después del ’90; rubros de negocio según géneros.
De los datos consultados se confeccionó una base de 54 casos posibles a analizar, de los cuales luego se seleccionó 30 (ver Pujadas Muñoz, 1992). Esta selección se realizó en base a las posibilidades concretas de poder ubicar a las mujeres y de su disponibilidad para participar en el estudio. Luego de una primera ronda de selección, de estos treinta casos pudieron confirmarse 12 como efectivas participantes. Como la orientación de esta investigación es etnográfica, donde importó identificar, describir, analizar e interpretar los modos concretos en que las mujeres realizan su tarea de microemprendedoras, la selección de 12 casos se evaluó como suficiente. En estos casos, se pudo obtener documentación escrita acerca de sus modos de operar en los últimos diez años ya que estaba disponible y pudo ser utilizada con su consentimiento. Esta información había sido recogida a partir de instancias formales de capacitación, ya que el gobierno municipal de Palpalá (1), en la década del 90, buscó facilitar vías para la reinserción de la población desempleada, al promover microemprendimientos, entre otras estrategias de reconversión social y laboral (PNUD y UNESCO, 1997; PNUD y Banco Mundial, 1998; Daza, 2001).
Complementariamente se relevaron otras variables que surgieron al realizar la documentación detallada en el anexo 1 y la descripción de los casos.
Se diseña un marco de análisis que surge de los datos recogidos a partir de la exposición de 12 casos.
Se realizaron doce entrevistas extensas (Pujadas Muñoz, 1992) que permitieron establecer una descripción completa de la dinámica empresarial tratada: las modalidades del movimiento comercial de los locales/ lugares empresariales, el número de empleados o miembros de la familia participantes del emprendimiento, el flujo de clientes y de proveedores, la cantidad de horas de producción del producto o de prestación del servicio, la infraestructura disponible, la división del trabajo. También se tomaron notas en las entrevistas sobre el entorno familiar y los tipos de vínculos y las relaciones que se ponen en juego en el trabajo.
Las observaciones de campo fueron hechas en tres momentos de la investigación: previas a la definición de los casos a analizar para lograr un conocimiento previo del lugar; actividades, horarios, etc. y detectar la accesibilidad a la entrevista; durante la entrevista en profundidad a las mujeres; y posteriormente en busca de interpretar junto con ellas lo que se quiso decir durante la entrevista o de resignificar aspectos importantes de la entrevista para corroborar aspectos analíticos decisivos.
En los casos estudiados se establecen: perfiles socio demográficos de procedencia; tipos de hogar conformados por las mujeres en los casos de estudio; tipo, variación y movilidad de la ocupación; comparación en los niveles y tipos de la generación de ingresos; unidades económicas vigentes a diciembre del 2001 por tipo de actividad; composición del personal de las empresas según perfil de la fuerza laboral utilizada, género, trabajo familiar, trabajadores remunerados, carga horaria laboral diaria; tipo de inversión y modalidad de gestión del establecimiento.
Las características de la empresa se analizan según: tecnología y producción; organización y gestión; formalización; recursos financieros; mercado; características del microempresario (Fardelli Corropolese, 2001).
DESARROLLO
En este apartado inicialmente se presenta un análisis descriptivo de los casos tomados como grupo, analizando para ello los datos correspondientes a perfiles sociodemográficos, hogares conformados por las mujeres de este estudio, movilidad en la ocupación, niveles y tipos de generación de ingresos, entre otras variables. Se considera el periodo desde la niñez de las emprendedoras, hasta su actividad durante la década del ’90, período objeto de la presente investigación. Los nombres utilizados son seudónimos.
A continuación se presentan las características de la empresa, composición del personal según perfil de la fuerza laboral utilizada, género, trabajo familiar, trabajadores remunerados, carga horaria laboral diaria, tipo de inversión y modalidad de gestión del establecimiento.
La edad de las mujeres estudiadas varía en una franja que va desde los 31 a los 59 años, con un promedio de 42,2 años para el segmento de estudio. Cinco de las emprendedoras consideradas proceden de afuera de la provincia de Jujuy, pero sólo tres (Ana, EMA y Rina) no desarrollaron su infancia en Palpalá; de ellas, dos vivieron en otras provincias (Tucumán y Entre Ríos) hasta los 12 años de edad. Respecto del nivel de instrucción, la mayoría posee el nivel de educación secundaria completa, salvo un caso (Ana tiene sólo primaria y tres mujeres secundaria incompleta). Cuatro terminaron la secundaria y siguieron estudios terciarios o universitarios. Cinco de las emprendedoras siguieron estudiando aún después de casadas (Tere, Mara, Malí, Rita y Rosa), en tanto otras cuatro no continuaron la educación formal al cambiar su estatus social. En el período 1991-2001 cinco mujeres ampliaron sus años de educación formal (ellas son: Laura, EMA, Mara, Mali y Rosa) dos de las cuales son solteras y sin hijo
En términos comparativos, las mujeres poseen un nivel equivalente de formación respecto de sus parejas; se presentan dos casos en los que ellas tienen un menor nivel de educación y otros dos en el que se presenta el fenómeno inverso. En seis casos no se presentan diferencias significativas de nivel educativo por cuanto ellas o sus esposos tienen un año o sólo unas materias aprobados más que el otro. Un dato relevante indica que cinco emprendedoras participaron de instancias de capacitación orientadas a la incorporación de competencias vinculadas a la gestión de negocios, en temáticas relacionadas con la producción y con la prestación de servicios. De los doce casos -a diciembre de 1991- diez presentan hijos que forman parte del mismo hogar, sus edades van de menos de un año hasta los 25 años. Ocho mujeres de este grupo son madres de menores de 13 años; otras dos aún conviven con sus padres y no han tenido hijos.
Salvo un caso, todas las emprendedoras provienen de una familia numerosa, con un promedio de más de 4 hermanos en el hogar de origen. Del grupo estudiado, la mitad fue la segunda de los hermanos.
En dos de los casos, la nacionalidad del padre y la madre es boliviana (EMA y Rosa); en otro caso (Hisa), la madre es boliviana. En todos los casos restantes, los progenitores son argentinos. Estos casos muestran un pauta corriente en esta zona del país: la de los movimientos migratorios desde países limítrofes que llevan a la inserción en la actividad comercial (en este caso en Palpalá) de familias de origen, por ejemplo, boliviano (Ferruelo, 1998).
En el grupo de estudio siete madres de emprendedoras poseen sus propios negocios.
La mayoría de las historias familiares está vinculada con la constitución de Palpalá como centro minero industrial en la década del cincuenta (Infante, 1981; Larra, 1992) ya que en muchos casos, los progenitores de las mujeres de este estudio se establecieron en Palpalá para trabajar en AHZ o para desarrollar actividades complementarias a este emprendimiento fabril. Respecto de la actividad de los padres de las emprendedoras, siete de ellos trabajan exclusivamente en relación de dependencia, en dos casos, desarrollan paralelamente su empleo con otra actividad independiente, y en tres de los casos desempeñan actividades por cuenta propia (comercial o de servicios industriales). Respecto de los cónyuges, se presenta el caso de cuatro parejas que desarrollan una actividad económica independiente; otros cuatro son empleados en relación de dependencia, y en un caso el hombre trabaja tanto en relación de dependencia como en el sector independiente, en los restantes casos, la emprendedora es soltera. La ocupación de los hermanos del grupo en estudio es mayoritariamente de empleo en relación de dependencia. Además, se presentan dos casos en que todos los hermanos son empresarios, y en un caso, 4 hermanos de seis (esos casos son Malí, Rosa y Nony).
En casi la mitad de los casos, las mujeres inician la creación de sus fuentes de ingreso desde el final de la adolescencia y todas ellas comienzan a probar su rol emprendedor desde la misma niñez. Este recorrido se realizó en etapas: antes de la década del ’90 casi todas las mujeres (nueve casos) no habían iniciado sus actividades; en 1990, diez mujeres comienzan a desarrollar actividades formalizadas, que pueden ser consideradas microempresas.
Desde finales de los ochenta, las decisiones sobre fuentes de ingresos empiezan a tomar en cuenta cuestiones coyunturales como la hiperinflación y las privatizaciones, sobre todo la de Altos Hornos Zapla (PNUD y UNESCO, 1997; Daza, 2001). En la primera mitad de la década del ‘90, los negocios encarados tienden a diversificarse. Esta tendencia lleva a mejorar el nivel de ingresos. En tal sentido, en cuatro de los casos tratados, se invierte parte del dinero recibido en los retiros voluntarios propios o del cónyuge en la constitución del propio negocio. Cinco de los emprendimientos tomaron créditos para ampliación de los negocios con el objetivo de mejorar su nivel de ingresos. En tanto que en dos de los casos, el inicio de la actividad por cuenta propia se inicia a partir de una experiencia de capacitación.
De los doce casos estudiados, diez se desarrollan como una actividad económica independiente, que se mantiene aún cuando existe trabajo en relación de dependencia por parte de los propietarios. En la mayoría de los casos, entonces, la decisión de generar una microempresa no guarda relación con la pérdida del empleo formal. La mayoría de las mujeres decidieron buscar o aceptar empleo a finales de la década del ’90 como medio para incrementar sus ingresos y acceder a cobertura social.
Tres de las microempresas consideradas poseen una tecnología rudimentaria (Ferraro y Lerch, 1997; Díaz y Heler, 1989), con bajo nivel de innovación, producción en pequeña escala, de alcance limitado, de calidad intermedia, y con la utilización de mano de obra familiar. En el resto de los establecimientos, la tecnología es no tradicional (Rabey, 1987), con un nivel medio de innovación, con mano de obra calificada de media a alta y un nivel de producción de mediana escala (Consejo de la Microempresa de Jujuy, 1990; Manassero y Ríos, 2000; Tokman, 2001).
La organización y gestión pertenecen a un solo dueño en diez de los casos y en dos se gestionan en sociedad. Esto no implica, empero, que el trabajo se comparta con el cónyuge. No hay separación entre empresa y hogar en 7 de los casos, con espacios exclusivos y diferenciados para la producción en cinco de estos últimos.
El número de empleados de los doce establecimientos varía en función del tipo de negocio como de las variaciones en la demanda según la época del año. A la finalización del periodo estudiado (diciembre de 2001), la cantidad de empleados iba desde ninguno en 4 negocios, pasando por 5 en otros 6, hasta un número de 12 empleados en otros 2 negocios. En todos los casos, hay presencia de familiares rentados o en calidad de ayudantes en períodos o temas puntuales.
Junto con las características anteriores, pueden señalarse otros factores, desprendidos de las observaciones realizadas en el marco de la investigación: hombres (un marido y dos padres de emprendedoras) que deben ocuparse de las tareas domésticas; los negocios como espacios de integración y socialización; hombres (dos maridos de emprendedoras) socios del negocio; hombres (cuatro maridos de emprendedoras) en rol subalterno; la administración efectiva a cargo de la mujer (diez casos), aún cuando la propiedad del negocio es conjunta; hombres (tres casos) encargados de tareas de distribución; hombres (tres casos) en rol de vendedor en mostrador/ atención directa al público; mujeres con poder de decisión en la empresa.
DISCUSIÓN
De acuerdo a los objetivos propuestos para esta investigación, se desarrolla la discusión en cuatro términos que se corresponden con dichos objetivos. Ellos son: relaciones entre género y emprendimientos económicos; comparación modelos económicos (uno emergente contrastado con uno tradicional) en lo que respecta a microemprendimientos y relaciones de género; vínculos laborales entre hombres y mujeres; estrategias de abordaje y estudio de los microemprendimientos en relación al género, orientándose a la recomendación de líneas de acción y políticas públicas que puedan recoger las enseñanzas que nos brinda la comprensión de las historias de vida y casos concretos estudiados.
Como estos cuatro términos están íntimamente relacionados, no se los separa en su desarrollo sino que se presenta la discusión del material cualitativo generado en entrevistas, charlas, observaciones y estudio de artefactos de forma relacionada tal que el lector pueda, de este modo, entender la multicausalidad del fenómeno estudiado y las referencias entre los términos que se generan al ir estudiándolos en forma conjunta.
A partir de la noción básica proveniente del modelo tradicional de género, se considera que la mujer condensa en un cuerpo (Consejo Nacional de La Mujer, 1994; Panaia, 2001) la atención de demandas múltiples que pueden sintetizarse en una actitud de servicio a los demás y de trabajadora que genera rédito económico tangible. El modelo tradicional de socialización femenina supone que la mujer puede (y debe) atender a demandas múltiples de otros actores, condición que impacta sobre el uso de su tiempo y, por ende, sobre su trabajo. (Comas D' Argemir, 1995; Panaia, 2001; Simón, 1982ª, 1947).
Las mujeres emprendedoras presentadas, pese a su carácter de trabajadoras independientes (Larin y Perez Sainz, 1993) se han constituido como tales dentro del molde tradicional de género. Esta condición se hace evidente en: uso “productivo” del tiempo libre, es decir, los tiempos de ocio están relacionados al contacto familiar, la atención de los hijos, no se agenda un cronograma de tiempo para sí mismas, sobre todo si todos los hijos no han salido de la adolescencia. El mayor logro de las emprendedoras es poder administrar un tiempo propio aunque sea para trabajar y/ o estudiar (Pereyra, 2003).
Al modelo diferente que parece estar gestándose entre las mujeres palpaleñas lo denomino “nuevas formas de generar y desarrollar micro emprendimientos”.
Desarrollar un emprendimiento significa un proceso en el que se deben articular tiempos, espacios y esfuerzos, de tipo emocional, mental y físico tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, para las mujeres suelen existir otros condicionantes relacionados con las responsabilidades intradomésticas.
El rasgo que emerge en las mujeres emprendedoras de Palpalá es el valor de poder decidir sobre la administración del tiempo personal. No es casual que el iniciar o el retomar los estudios postergados, al haber constituido una familia, sea valorado como una reivindicación que, a su vez, afirma su condición cada vez más independiente.
Para sintetizar el análisis con respecto al uso del tiempo, del cuerpo y del espacio podemos decir que de los casos analizados surge que: el uso del tiempo en las mujeres emprendedoras suele ser permanentemente productivo, los tiempos de ocio están relacionados al contacto familiar, la atención de los hijos, no se agenda un cronograma de tiempo para sí mismas sobre todo si todos los hijos no han salido de la adolescencia. Aunque en algunos casos hay “ayuda” paterna para la contención de los hijos e hijas sigue predominando como obligación del género femenino. El mayor logro de las emprendedoras es poder administrar un tiempo propio aunque sea para trabajar y/ o estudiar. El cuerpo va acumulando los años de exigencias y a partir de los cuarenta de edad se asumen las limitaciones al respecto, esto se siente mucho más con la caída del ingreso que hace inalcanzable el costeo de una obra social prepaga para todo el grupo familiar. Las que están solas, no han logrado acumular materialmente y no han tomado un empleo a diciembre del 2001, empiezan a pensar en la vejez en términos de poder costearse el descanso y el ingreso acostumbrado. El uso del espacio varía según su disponibilidad y la posibilidad de adaptarlos a la actividad económica, en general se tiende a feminizarlos cuando hay hijos pequeños y el negocio genera bajos ingresos. Es decir, se construye en el mismo predio o cerca de la vivienda un espacio productivo o se reserva -en la distribución- una parte para la atención de las tareas reproductivas. También se presenta la situación que todas las que iniciaron una actividad económica independiente en condiciones formales antes de ser madres han mantenido el espacio productivo separado del hogar.
Se reacomodan no solo los tiempos, sino que también los tipos de vinculaciones y de lazos familiares en el nuevo contexto de hogar- empresa. Se constituye un tipo particular de organización familiar. Desde la perspectiva de género, “el cuerpo es memoria histórica y social y por tanto, poseedor de un saber genérico pocas veces escuchado y problematizado” (Consejo Nacional de La Mujer, 1994).
La “estructuración de nuevas prácticas”, en términos de Giddens (1991), implica la producción de nuevas formas de ser y nuevos modos de hacer. Ello, en el caso de las mujeres emprendedoras, significa reconvertir roles familiares, roles laborales y sociales, rejerarquizar la estructura de poder y de toma de decisiones en la familia, tomar decisiones (solas o con otras/ os) relativas al dinero, al futuro, a las inversiones necesarias, a estrategias comerciales.
Esta afirmación en el mundo empresario se expresa en la constitución de un nuevo espacio que antepone cualidades y rasgos reconocibles en el discurso, en el uso de los tiempos y en la reorganización de los vínculos afectivos que se anteponen y diferencian del modelo tradicional a partir del cual se construyó durante décadas la riqueza y el sentido de pertenencia en Palpalá.
De lo analizado hasta ahora emerge que es importante detenerse en los modelos que las mujeres microemprendedoras han tenido al desarrollar su negocio; para realizar este análisis, se decidió estudiar cuáles fueron las características psicosociales y socioculturales de las mujeres, especialmente en relación a sus familias de origen. Orienta la decisión de tomar estos aspectos para su análisis el marco teórico presentado en el capítulo de teoría, en el sentido de los conceptos generados por Bordieu (1991) en el campo de la sociología.
Las mujeres entrevistadas para este estudio se caracterizan por iniciar desde muy pequeñas modos alternativos de generación ingresos en dinero o en especies (trueque de cosas, de servicios, producción y venta, etc). Esta característica parece ser común a empresarios y emprendedores tanto de género femenino como masculino. Lo que es interesante en el caso de estas mujeres es que en su identidad de emprendedoras hoy rescatan este origen desde niñas, lo que puede también pensarse desde un punto de vista escolar y curricular: es estimular y potenciar las condiciones naturales. Aunque sean numerosos los hijos, escaso el tiempo disponible y el esposo provea, algunas mujeres no resignan la necesidad de manejar su propio dinero y de encarar una actividad productiva.
No fue en el primer intento que pudieron iniciar y mantener en funcionamiento el emprendimiento, uno de los primeros fracasos y la oposición familiar a re intentar con la idea.
El establecimiento propio como parte de un proyecto empresarial es, en estos casos, percibido como una conquista. Es todo un logro tener algo propio y tenerlo en el lugar de origen: “quiero tener algo propio acá” en Palpalá. Es interesante reflexionar sobre esta perspectiva en el sentido de que, muchas veces, el entorno sociocultural local palpaleño puede asociar “éxito” con irse de Palpalá, dado que luego del cierre de la fábrica las condiciones fueron difíciles o extremas. Desde este punto de vista, es doblemente un éxito desarrollar un emprendimiento propio.
Tener el emprendimiento en un espacio específico para el negocio que no sea la casa de ellas es también importante. Les permite por añadidura tejer redes con otros proyectos, personas e instituciones. Esto también se evidencia en otros el hecho de tener su negocio en un espacio fuera del domicilio y en un lugar donde se pueden tender y tejer redes con otros negocios o instituciones, es reflejado en sus expresiones tales como: estoy en un “complejo comercial” o trabajo en el “núcleo comercial”.
En las mujeres emprendedoras de este estudio, los modelos en que basaron sus ideas de negocio, o sus fuentes de inspiración, fueron diversas: en algunos casos, surgieron estas ideas porque inicialmente se presentaron obstáculos en sus vidas; en otros casos, los modelos para estas emprendedoras surgieron de haber sido enseñadas, desde chicas, a atender el negocio familiar.
El impulso de la búsqueda de una fuente de ingresos no sólo surge por necesidad personal sino en pos de cumplir objetivos colectivos, una característica del género. La conciencia de que lograr los objetivos personales depende de la posibilidad de que también los otros puedan, las lleva a desplegar la creatividad e iniciativa para resolver diferentes situaciones.
Todas las entrevistadas destacan que al trabajo independiente se lo valora en virtud de que les permite disponer de la libertad de tener los hijos cerca durante las regularmente largas jornadas de trabajo. Existe una relación clara y necesaria entre el cumplimiento de las expectativas personales y la aspiración al bienestar de los otros, por ejemplo, que se vea mejor la vivienda familiar.
El impulso de generar una actividad propia posee un importante sesgo de afirmación en primera instancia, y de diferenciación en un nivel más puntual. La conciencia que impulsa a la mayoría por diferenciarse va en dos líneas: No necesariamente lo que saben hacer es lo que las convierte en empresarias, y eso sería no tradicional en el sentido de que ven entonces una posibilidad de ser jefas, gestoras de la idea, pero no necesariamente las ejecutoras; no repetir lo que venía de la imagen de sus madres es otra ruptura.
En los casos que se analizan existe una relación estrecha entre la historia familiar, las condiciones de existencia y las formas de percibir y actuar dentro del mundo económico-productivo.
Si nos remontamos año 1945 origen de Palpalá como “ciudad fábrica” cuando se estableció la empresa siderúrgica Altos Hornos Zapla de Fabricaciones Militares, el modo de vida fabril impuesto estableció una lógica de organización que tuvo una influencia decisiva en la estructura familiar (Infante, 1981; Larra, 1992; Ferreyro et al., 1992; Ferruelo Magan et al., 1998). Según esta orientación, el modelo ideal de familia que se impuso es el que dependía de un solo salario, el del hombre- obrero industrial, mientras que las mujeres definían su identidad social a través de sus roles como madres y esposas. Los modelos culturales en relación al trabajo y la familia corresponderían a una lógica patriarcal, en los que los hombres se dedican al trabajo productivo la mayor parte del tiempo (Ferruelo Magán et al., 1998).
El poder de decisión del cómo y dónde debe el otro ocupar su tiempo parece haberse desarrollado, para muchas de las madres de estas emprendedoras, desde un modelo patriarcal: el hombre de la casa decidía la idea de negocio y decidía también que su mujer fuese empleada sin paga, tanto en el trabajo doméstico como en el del negocio. Sin embargo, la generación de estos espacios permitió desarrollar otras vinculaciones con vecinos, redes familiares y comunitarias. Es decir que una decisión impuesta genera, en su ejercicio, posibilidades de otro tipo. En las mujeres entrevistadas para este estudio, la idea y gestación del negocio es en todos los casos propia (hay un caso donde el negocio se inicia a instancias del marido pero en forma de apoyo y no de coacción).
Y en estas mujeres se torna cierto este aspecto de que el negocio es un espacio para el desarrollo de nuevas vinculaciones y aptitudes y para transformar algunos vínculos familiares.
Las redes de la que se vale la economía informal para enclavar su proyecto empresarial y desarrollarlo tienen una fuerte presencia del género femenino. También, al desarrollar un proyecto de este tipo, se generan redes solidarias con vecinos o la comunidad.
La privatización de AHZ cambió las pautas socio-culturales en relación con la organización de los grupos familiares: las mujeres salieron a "buscar trabajo" o a realizar actividades para el sustento de la familia. Se comenzó a cuestionar el papel hegemónico del padre cuando este perdió las bases que sustentaban su poder económico y moral. Surge la contradicción de ver la depreciación de la condición profesional y el hecho de tener ahora ellas más herramientas y posibilidades para resolver la subsistencia (Ferruelo Magán et al., 1989; Pereyra, 2003).
En los casos estudiados se refleja esta situación: la mayoría de los grupos familiares de origen de estas mujeres (10 casos) presentan el patrón más o menos “clásico”. Al analizar los emprendimientos económicos que hoy están vigentes, o sea que generan ingresos económicos al hogar de las mujeres de los casos estudiados, nos encontramos con que se alejan de la generalidad encontrada por Ferruelo (1998), es decir, que si bien en sus familias de origen se dio este patrón, este no se repitió tal cual en las familias que ellas crearon. Es obvio que en muchos casos esto es así por el cierre de la fábrica. Es decir que en la mayoría de los casos de las mujeres estudiados aquí se presentan oportunidades de desarrollar sus emprendimientos a pleno a partir de la crisis de un modelo familiar tradicional o clásico.
Cabe remitirnos aquí a estudiar algunos aspectos que la literatura destaca como obstáculos para las mujeres cuando deciden generar emprendimientos propios (ver WWW OIT). Dice esta fuente que “las mujeres deben hacer frente a diversos obstáculos en casi todas las fases de sus actividades empresariales (puesta en marcha, funcionamiento, diversificación y crecimiento). Si bien los empresarios de sexo masculino también experimentan algunos de esos obstáculos, las mujeres se ven enfrentadas a restricciones adicionales «específicas de su género»”. En los casos estudiados, estas restricciones y barreras han intentado ser superadas de la forma siguiente: “barreras conductuales”, en todos los casos luchan permanentemente contra un posible auto imagen negativa. Más bien hay orgullo por los logros alcanzados; “barreras relacionadas con su función”, por ejemplo, la exigencia de funciones difíciles de conciliar entre sí y las limitaciones de tiempo han minado la salud de estas mujeres en la mitad de los casos, por lo que podría decirse no es una barrera que la mayoría haya podido superar, aunque se considera un paso importante que registren este fenómeno e intenten solucionarlo. Las que están alrededor del promedio de edad (42,2 años) o por debajo de los doce casos estudiados no presentan estados como los anteriores. Se atribuye en parte a su edad (son mujeres jóvenes) y en parte a que han buscado y logrado el apoyo del entorno familiar. “Barreras sociales y culturales”: como se mencionó y ejemplificó anteriormente, estas mujeres han iniciado sus actividades económicas desde la niñez, por lo que han ido haciendo un proceso de afianzamiento en el sector que les sirvió cuando, en la década del ’90, necesitaron depender en gran medida del negocio que tenían. Por la trayectoria que se mencionó para estos casos, puede decirse que su entorno sociocultural de origen no es una barrera sino, como analizamos, ha sido un aliciente en la mayoría de los casos. Es significativo que los tres casos donde se ha presentado un menor desarrollo del emprendimiento (menores niveles de riesgo, tendencia a conseguir un empleo que reemplace o complemente al emprendimiento, informalidad, instalación del mismo en la vivienda, atención del mismo sin personal contratado, etc.) sean aquellos en los que el entorno sociocultural de origen coincide con este patrón. Cuando lo que era un complemento en los ingresos se transformó en uno de los principales o sino el único ingreso del hogar, estas mujeres estaban preparadas. En cuanto a las restricciones por la elección del sector, se presenta sólo uno para destacar, el del negocio de recuperación de chatarra de Rina, y se destaca que supo cómo iniciarlo y mantenerlo. En cuanto al apoyo familiar, en todos los casos no se lo plantea como problema en virtud del carácter y del alto sentido de pertenencia de las trabajadoras respecto de sus emprendimientos.
Estos se encaran como una cosa que querían hacer, como parte de su derecho a tener un ingreso y a desarrollar una actividad rentable propia. La movilidad desde el hogar hacia fuera para la generación de ingresos no se dio en todos los casos, más bien se presentan en aquellos casos en los cuales por una década se produjo un crecimiento y un sostenimiento. En los casos de Hisa y Mica ellas han realizado actividades productivas dentro del hogar coincidiendo con épocas reproductivas. “Barreras educativas”: en los casos estudiados, este aspecto no se presenta como un obstáculo sino por el contrario, como facilitador de su situación. Todas ellas asistieron a la escuela primaria y secundaria (solamente un caso no terminó); hay dos personas con estudios terciarios incompletos y una con estudio universitario y de maestría. Con respecto a la educación extraescolar, todas ellas parecen haber desarrollado por iniciativa propia y con ayuda familiar en muchos casos, proyectos de educación alternativos (música, inglés, participación comunitaria, etc.). Todas ellas han buscado continuar capacitándose en lo que respecta a su emprendimiento. Además, cabe destacar que en muchos casos, el ejemplo materno y paterno han constituido ejemplos educativos de peso, ya sea como modelos o al menos como mandatos de cambio: “no seas igual que yo”.
Se han analizado estos posibles obstáculos en los casos estudiados para mostrar cómo, en verdad, en la mayoría de ellos se presentan situaciones que han ido rompiendo el modelo clásico o tradicional de género en cuanto al desarrollo de microemprendimientos. Si bien la OIT destaca otros obstáculos y condicionantes (jurídicos, de posesión de la tierra, etc.), no se analizan en el presente estudio porque no existen datos significativos al respecto, lo cual indica que esta es potencialmente una línea de análisis a desarrollar tomando como punto de partida el material ya colectado y analizado. Con respecto a otros obstáculos, particulares de los casos estudiados, queda por presentar un análisis acerca de cómo influyó el contexto socioeconómico específico local de la década del noventa en los casos particulares estudiados y qué incidencia tuvieron también las políticas públicas municipales relacionadas con este tema.
Las mujeres de los casos estudiados -y otras (2) con empuje a las que he prestado atención- manifiestan una necesidad de hacer y concretar, plantean en sus testimonios una casi confrontación entre “formación teórica- profesional” vs. “formación para el trabajo- resolver problemas- cubrir necesidades”.
Es interesante destacar, entonces, que en sus relaciones familiares, el desastre del cierre de la fábrica presentó, para muchas mujeres, un corrimiento de roles, del lugar del saber, del lugar del poder. Ya no importó tanto en la década del noventa que se tuviera formación profesional o una carrera en una empresa sino que se pudiera generar ingreso, se tuvieran las condiciones que, surgidas de la práctica, habían podido sistematizarse a partir de una reflexión continua y de un uso concreto de sus aptitudes para gestionar.
De todos modos, es importante reflexionar acerca de que, para muchas mujeres, hubiera sido deseable -y de hecho lo intentaron- tener formación profesional y educativa de alto grado. Es el caso de EMA, Laura y Tere, quienes, si bien comenzaron su formación universitaria, dejaron esto de lado porque “los tiempos no estaban para eso”. Tuvieron que dedicarse a generar ingresos y a cuidar de sus familias.
Una estrategia usada, y común a otras mujeres entrevistadas, fue la de complementar la actividad económica por cuenta propia con el trabajo en relación de dependencia siguiendo una lógica de cubrir aspectos sociales (tener cobertura médica, vacaciones, etc.).
Los comentarios de todas las entrevistadas son críticas respecto de las limitaciones del sistema educativo actual para desarrollar condiciones empresarias tales como la creatividad, la capacidad para tomar decisiones de inversión y la negociación, entre otras cualidades.
CONCLUSIONES
A partir de este trabajo de investigación surgen una serie de conclusiones relacionadas con el análisis de casos propiamente dicho en relación a los objetivos propuesto en el estudio: Comprender las relaciones entre género y emprendimientos económicos; caracterizar un modelo de producción emergente a partir de su contraposición con otro tradicional; describir vínculos laborales entre hombres y mujeres desarrollados en este nuevo contexto; proponer una estrategia para el abordaje y estudio de los emprendimientos productivos desde un enfoque de género.
La primera conclusión que surge del análisis de los datos es la importancia del entorno sociocultural en la conformación de actitudes emprendedoras (OIT, 2001). Si bien se trabajó con una muestra acotada, en todos los aspectos analizados como indicadores del nivel de evolución en la gestión empresarial se refleja la marca dejada por el modelo de la madre (en primer lugar) y por el entorno familiar y social de las participantes.
Si bien las primeras experiencias formales se dieron en la mayoría de los casos al comienzo de la vida adulta, el desarrollo de actitudes emprendedoras aparecen en todos los casos desde la infancia, a través de la organización de actividades solidarias, la recaudación de dinero para actividades sociales e incluso la realización de pequeños trabajos para generar un ingreso, aunque sea mínimo. Esto lleva a recomendar la incorporación al currículo escolar –tanto para hombres como para mujeres- el eje transversal de aprender a emprender, de modo sistemático como sostenido. En este tipo de actividades de enseñanza -aprendizaje intervenga no sólo la docente titular de grado, sino también que se haga participar a emprendedores de la localidad que puedan ofrecer perspectivas y testimonios concretos acerca de la práctica emprendedora.
Se ha dado un cambio positivo en la aceptación de hecho de que es necesario compartir las responsabilidades que implica el trabajo reproductivo y doméstico entre hombres y mujeres, en aquellos casos en que la mujer pasa a ser sostén de hogar. Esto se manifiesta específicamente en aquellas mujeres más jóvenes de la muestra, lo que estaría indicando que estas modificaciones de conducta tienen que ver con un cambio generacional, y que se dan especialmente en aquellas personas que no han vivido de modo tan directo la cultura y los roles impuestos por la estructura de la empresa militar Altos Hornos Zapla. Sería especialmente importante incluir en la didáctica escolar metodologías que permitan incorporar también a los hombres la mirada escindida y la posibilidad de actuar de modo dinámico, en varias actividades simultáneas, de modo flexible y con la posibilidad de superar las limitaciones de la "concentración unívoca" masculina pudiendo encarar simultáneamente gran cantidad de decisiones.
Se ha podido constatar que, a pesar del desarrollo personal generado por estas mujeres y, en algunos casos, de los cambios concretos en las prácticas cotidianas y en los roles asumidos por los integrantes hombres de sus familias, no hay cambios en las mentalidades ni en los discursos sobre las responsabilidades compartidas por ambos sexos y sobre los derechos de las mujeres en relación al tiempo libre, que no se respeta a menos que se dedique al estudio o a la atención de la familia (especialmente de los hijos). La constante difusión de campañas comunicacionales que contrarresten la naturalización de las relaciones de género y de los roles de género actualmente en vigencia.
Sigue perdurando, en muchos de los casos estudiados, la participación del hombre en aspectos centrales del emprendimiento como el control económico y financiero de la empresa.
La capacitación en gestión de microempresas y el apoyo crediticio impulsados por el municipio ha generado impactos concretos en el desarrollo de las unidades empresariales. Los gobiernos locales y de nivel provincial y nacional deberían profundizar políticas activas de apoyo a la microempresa con enfoque de género. Esto implicaría que los programas orientados a promover este tipo de empresas sociales destinadas a la mujer, se pregunten acerca de las condiciones concretas que deben superar las mujeres para poder participar activamente de un emprendimiento y brindar soluciones alternativas para resolver los obstáculos generados por el doble trabajo que en la actualidad debe realizar la mujer, a través de guarderías y otros servicios sociales de apoyo. En las políticas de promoción de microempresas es fundamental realizar un análisis técnico previo de los beneficiarios de los programas tomando en cuenta las historias y modelos familiares, analizando las redes de apoyo con que cuentan y prestando atención especialmente a la claridad de las ideas de negocios que estos beneficiarios ya hayan definido. Una mayor exigencia inicial garantiza un impacto mayor y un rápido crecimiento de las unidades promovidas, lo que tiene a su vez un mayor impacto a mediano plazo en la generación de fuentes de empleo alternativas.
Una serie de ideas han surgido a partir de este trabajo de investigación pero las mismas se deberían constatar en futuras investigaciones, tomando muestras de distinto carácter para poder comparar los resultados logrados hasta aquí con otros nuevos surgidos de universos diferentes.
AGRADECIMIENTO
A Ana Inés Heras, mi directora de tesis.
NOTAS
- En enero de 2001, antes de plantear esta investigación, el total de esa información se perdió en un incendio ocurrido en el Instituto Municipal de Desarrollo de Palpalá. Parte de los datos pudieron reconstruirse en base a entrevistas personales y recopilación en la Gerencia de Empleo local. <<<
- En las tecnologías hay un conocimiento del "por qué" se hace una actividad de una forma u otra y hay un dominio de los fundamentos de la práctica que permite ir adaptando la acción a las circunstancias variables de la realidad, están las técnicas (conjunto de procedimientos para hacer bien un determinado trabajo), que también son procedimientos dirigidos a la resolución de determinados problemas, pero que no exigen el conocimiento de las bases científicas que sustentan la actividad. Se aprenden por imitación y se perfeccionan con la experiencia a través de la práctica, pero no están preparadas para considerar nuevas variables o modificaciones en el equilibrio que mantienen las existentes. <<<
- De una muestra inicial de 53 casos se hizo un primer recorte a treinta y luego a doce casos. <<<
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ANEXOS
Anexo 1. Fuentes de Datos.
- Negocios registrados por Rentas del Municipio, hasta el año 1998 (Legajo// apellido y nombre// comercio// Expediente (año)// barrio// lote// manzana// superficie// rubro): Sobre un total de 1249 negocios registrados, 539 están a nombre de mujeres.
- Registros municipales del año ’96 sobre feriantes semanales (Nombre// D.N.I.// Nacionalidad// venta de// procedencia de la mercad.// domic. Partic.// tipo de vehículo) Resultados de la Encuesta al cliente (feriante). Total 205 puesteros provenientes de varios lugares, mujeres de Palpalá 32.
- Padrones Electorales, para confirmar lugar de residencia particular.
- Registro de empresas en el Instituto Municipal de Desarrollo del Municipio de Palpalá, figuran una empresa a nombre de mujer.
- Relevamiento de la economía informal de zona urbana, semi rural y rural. Con esta investigación hecha desde la Fundación “Nueva Gestión” se constató los negocios registrados en el Municipio aún vigentes y los que son informales: Dirección// rubro (producción, servicio, comercio)// detalle// tipo (fijo, ambulante) // quienes trabajan (niño, adulto, joven)// tamaño (grande, mediano, pequeño). Un total de 452 negocios informales pero sin discriminar género del que trabaja en cada uno.
- Cuestionarios (47) para el “Proyecto Micro Empresas” (M.T.S.S.) de mujeres que hicieron los cursos en el año ’99 y de gente que llenó pero no asistió en el año 1996. Cuestionarios contestados por mujeres, 26.
- “Reseñas del Proyecto Microempresarial”, extraídos de la Gerencia de Empleo sede Jujuy (M.T.S.S) para el proyecto “Micro Empresas” al finalizar los cursos desarrollados en el año 1996. Las “Reseñas” corresponden a 13 proyectos de cursantes mujeres.
- Cuatro Informantes, dos horas de entrevista cada uno: A. C. (director de Tránsito y control comercial durante seis años), M. M. (hizo el curso de Gestión de Microempresas en el ’96, tiene un microemprendimiento), M. N. (idem M. M.), S. A. (responsable del Servicio de Orientación Laboral de la Mujer, SOLaM, inauguración publicada en el diario Pregón el 5 de agosto de 1995, Jujuy, Argentina). En todos los casos han permitido listar las mujeres que tomaron parte de los cursos tanto del Ministerio de Trabajo como del S.O.La.M, lo que están haciendo cada una de esas mujeres actualmente y donde viven, también han identificado otras mujeres que tienen negocios desde hace más de una década (listado total de 30 mujeres) y acercaron copias de registros sobre las ferias a cielo abierto.
Anexo 2. Cuestionario base para entrevista.
- ¿Desde qué edad comenzó a hacer negocios (fabricar y vender)? ¿Por qué?
- Si tuvo o tiene empleo: ¿cómo se siente comparativamente cuando trabaja en el negocio propio?
- ¿Fue permanente esta tarea?
- ¿Qué cambios fue haciendo desde el año ’90 en su vida y en el negocio?
- ¿Por qué cree que hizo esos cambios?
- ¿Qué opinaban los que la rodeaban?
- ¿Qué opinan hoy los que la rodean?
- ¿Qué cree que hace falta para mejorar el negocio?
- ¿Quién o qué considera que más influyó en esta forma de lograr los recursos económicos?
- ¿Hay cosas o negocios que aún no pudo concretar? ¿Por qué?
ACERCA DEL AUTOR
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