ARTÍCULO ORIGINAL
Las experiencias de los estudiantes universitarios
Becados en la provincia de Tucumán
(the experiences of the university students
On scholarship in the province of Tucumán)
Déborah Saientz*
* Universidad Nacional de Tucumán - Facultad de Artes - Inca Garcilaso 1724 - CP 4000 - Tucumán - Argentina. Correo Electrónico: debsai@gmail.com
RESUMEN
En este artículo se presenta una investigación que estudia el sistema de becas en la universidad y su relación con las trayectorias académicas de los estudiantes. En la misma se adoptan marcos teóricos de la sociología de la educación y la política educativa, para abordar la temática como una expresión de la relación entre desigualdad social y educación.
Los objetivos que se persiguen son dar cuenta de las características del sistema de becas universitarias en la provincia de Tucumán e identificar en las narrativas de los estudiantes sus representaciones acerca de las becas y de su incidencia en sus trayectorias.
Se utilizan procedimientos metodológicos cualitativos, utilizando el análisis de documentos y las entrevistas en profundidad como herramientas principales. En relación a las entrevistas, para describir las trayectorias de los estudiantes becados se adopta la perspectiva biográfica.
Los resultados en relación a los programas de becas muestran que los mismos conservan una marca histórica vinculada al déficit y la meritocracia, pese a la discontinuidad en sus concreciones a lo largo del tiempo. Se advierte también que estos programas son expresiones de una política social focalizada y compensatoria dentro del ámbito de la universidad, y que en Tucumán existe un circuito de circulación de la demanda de becas.
En cuanto a las narrativas de los estudiantes becados, se observan posiciones comunes vinculadas a la desventaja y al heroísmo. Así como también se observa que la beca impacta en la subjetividad de estos jóvenes a modo de “autorización social” para ingresar a la Universidad.
Palabras Clave: Becas; Estudiantes; Inclusión; Universidad.
ABSTRACT
This article presents a research project which studied the scholarship system at University and its connection to students` academic career. For this research, both sociology of education and educational policy theoretical frameworks have been adopted to study this issue as a result of the interaction between social inequality and education.
The objectives of this paper are to provide a description of the characteristics of the University scholarship system in the province of Tucumán, and to identify in the students’ accounts not only their subjective construction of the scholarships but also their possible effect on the students’ academic career.
Qualitative methodological instruments have been used, being the detailed analysis of both documents and interviews the principal tools in the study. In connection to the interviews, in order to describe the students’ academic career, a biographic perspective has been adopted.
The results related to the scholarship programs reveal that they bear a powerful historical mark linked to deficit and meritocracy, in spite of the discontinuity in its achievement throughout time. It has also been noticed that scholarship programs have their origin on a focalized, compensatory social policy within the University environment, and that there are perceivable regularities in the scholarship demand in the province of Tucumán.
As for the scholarship accounts provided by the students’ on scholarship, it can be observed some common features linked to disadvantages and heroism. It can also be observed how the scholarship has an impact on the students’ subjectivity, acting in a way as “social consent” for them to gain access to higher education.
Key Words: Scholarships; Students; Incorporation; University.
INTRODUCCIÓN
Las becas para estudiantes universitarios forman parte de las políticas socioeducativas focalizadas que se desarrollan al interior del sistema educativo atendiendo a una problemática que no se origina en el mismo sino en la dinámica social: la desigualdad.
Estas políticas cuentan con una historia de larga data en nuestro país. Al igual que las becas otorgadas a estudiantes de otros niveles del sistema educativo, su origen está asociado al ejercicio de la beneficencia filantrópica llevada a cabo por sujetos particulares, organizaciones de la sociedad civil o por el Estado, dirigidas a individuos que constituyen “excepcionalidades” (jóvenes con méritos sorprendentes y/o en situaciones de pobreza extrema).
Gluz (2007) dice al respecto, que este carácter asistemático de las becas se transformó en una política estatal focalizada y compensatoria en el campo de la educación, en la década de los noventa cuando se multiplicaban los programas asistenciales en el marco del neoliberalismo.
En el caso particular de las becas universitarias se observa que en los noventa se consiguió institucionalizar un programa de becas que ha trascendido el modelo de origen para instalarse en la política universitaria con un papel central en la agenda de los gobiernos denominados postneoliberales.
Como objeto de investigación, las becas para estudiantes se vinculan a los estudios acerca de la desigualdad en el campo de la sociología de la educación y de la política educativa.
En este caso, la investigación se ocupa del sistema de becas universitarias en la provincia de Tucumán considerando como tal, al conjunto de programas llevados a cabo por el Estado nacional o provincial y por las propias universidades públicas de la provincia (en tanto organismos del Estado), que declarando como finalidad facilitar el acceso y/o permanencia de estudiantes de bajos recursos en la Universidad y ligando este objetivo a la promoción de igualdad de oportunidades otorgan estipendios económicos a algunos jóvenes para que puedan costear los gastos que implican los estudios universitarios. También se incluyen aquellas becas que intentan promover la demanda de los estudiantes hacia la elección de carreras que desde el Estado se consideran prioritarias para el desarrollo del país.
Así, este sistema se compone por los siguientes programas:
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Los que dependen del Estado Nacional, a través de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación: el Programa Nacional de Becas Universitarias (PNBU), el Programa Nacional de Becas para Carreras de grado en Área TICS (PNBTICS), y el Programa Nacional de Becas Bicentenario (PNBB)
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Los que dependen del Estado Provincial, implementadas a partir de la sanción de la Ley de Becas Universitarias y del Programa Provincial de Asistencia Económica para Estudiantes Universitarios,
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Los que dependen de las Universidades Nacionales como organismos del Estado, a través del Programa de Becas para Estudiantes Universitarios de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), en el ámbito de la Secretaría de Bienestar Universitario de la misma y a través del programa B.A.S.E. (Becas de Ayuda Social Económica) en la Universidad Tecnológica Nacional – Regional Tucumán.
El interés de la investigación que se da a conocer en este artículo, reside fundamentalmente en el impacto de las becas en la subjetividad de los estudiantes que las reciben para poder continuar sus estudios.
En la literatura pedagógica y sociológica se encuentra una gran cantidad de estudios sobre el paso de los estudiantes por las instituciones educativas, y particularmente por las universitarias. En muchos de ellos, se toma como eje el análisis de la deserción – permanencia de los estudiantes. En este caso, la investigación acerca de los estudiantes becados en la provincia de Tucumán se aborda desde el concepto de trayectorias académicas, entendidas como el itinerario que los estudiantes realizan por las instituciones educativas, producto de una construcción dialéctica que se establece entre sus experiencias personales y sociales, el contexto sociocultural y la propuesta curricular de la institución (Kaplan y Fainsod, 2001). Es decir, no se toma como interrogante la incidencia de estas políticas en los índices de deserción o permanencia de los jóvenes en la universidad, sino que se interpela la cuestión de los modos en que los mismos constituyen su trayectoria, contando con la beca como un elemento que al menos en su intención política, pretende constituirse en un sostén para su permanencia dentro de las instituciones de educación superior.
Las trayectorias académicas entendidas de este modo son parte del trazado de la trayectoria social de los estudiantes. Por lo tanto, es importante en este estudio, analizar y describir el contexto sociocultural con el que interactúan. Para ello, se toman los análisis de Ezcurra (1998) en relación al impacto del neoliberalismo de los ’90 en las universidades latinoamericanas, dado que los programas de becas universitarias se extendieron durante ese período. Al respecto, ella plantea que las “reformas estructurales” en pro del mercado que se propusieron desde el modelo neoliberal impactaron fuertemente en la Educación Superior. Entre otras consecuencias que la autora menciona, cabe destacar un proceso de masificación que supuso cambios en la composición del alumnado, con la entrada de clases sociales desfavorecidas –además de otros sectores, como indígenas y personas del medio rural.
Ezcurra (2007) plantea que estos cambios en la composición de la matrícula desde mediados de los ‘90 derivan de ciertos avances en el ciclo secundario, con mayores tasas de egreso –junto con una exclusión aún más intensa de las franjas más pobres por ingresos. Esto, junto con la profundización de la segmentación de sistema educativo según clases sociales, tiene impactos adversos en términos de preparación académica y en general, de capital cultural. Por lo que ocurre una reproducción ampliada de la desigualdad cultural, socialmente condicionada, que tiene un rol crucial en la diversidad de trayectorias de los estudiantes universitarios.
El aporte de Ezcurra (2007) es de vital importancia porque sitúa el análisis de los estudiantes en el contexto político, económico y social de América Latina, refiriendo el concepto de desigualdad para explicar los procesos que se dan al interior de las universidades.
Como un modo de afrontar esa desigualdad, los programas de becas para estudiantes universitarios en Argentina, manifiestan su intención de alcanzar la igualdad de oportunidades, desde la localización de la problemática en individuos particulares que se caracterizan como carentes de recursos. De este modo, los programas se constituyen en una política socioeducativa focalizada, asistencial y compensatoria dentro del ámbito de las universidades, que se articula a líneas de acción más generales de la política universitaria de nuestro país.
En cuanto a la política social puede entenderse como aquella que tiene como fin principal facilitar la convergencia entre los intereses individuales y los intereses comunes de la sociedad. Sin embargo, a partir de los ‘90 el concepto de políticas sociales se restringió al de programas asistenciales para dar respuesta a los problemas sociales, destinados a un sujeto fragmentado según la condición de pobre (Hintze, 2007). Así, la política social es encarada como un conjunto restrictivo de medidas orientadas a compensar los efectos inicialmente negativos del ajuste macroeconómico en algunos segmentos de población.
En esta dirección, diversos especialistas en el tema (Satriano, (2006) Bustelo, (2000)) advierten que la mutación más sustantiva que se dio con el neoliberalismo en materia de política social es la focalización de lasintervenciones sociales del Estado. Estas permearon también la concepción de políticas socioeducativas, dentro de las cuales, se encuentran las becas.
En el ámbito de la sociología de la educación, se destaca el trabajo de Duschatzky y Redondo (2000), que centrándose en el análisis del Plan Social Educativo, muestra de qué manera estas políticas impactan en la construcción de la subjetividad, al posicionar desigualmente a los sujetos en la esfera de lo público, al reinstaurar la lógica del déficit que primó en los orígenes de las políticas sociales, y al localizar a los receptores como carentes tanto de los bienes materiales como de los medios para obtenerlos.
En la misma línea de trabajo, se subraya como antecedente de esta investigación, el trabajo de Gluz (2006), que realiza un análisis de los programas de becas para estudiantes del nivel medio de la Provincia de Buenos Aires, ya que aunque en otro nivel del sistema educativo, su objeto es estudiar los procesos de constitución de la identidad de los becarios. Ella estudia las representaciones, percepciones y valoraciones cruzadas que los agentes sociales (los becarios y los no becarios, los docentes, preceptores y/o directivos, etc.) se hacen acerca de las diversas dimensiones de los programas de becas y sus beneficiarios directos.
El análisis de Gluz (2006) se ubica en el marco de la sociología de la educación, dentro de las preocupaciones por la relación entre educación y pobreza que se reinstaura con fuerza en los debates sobre políticas sociales. La autora presta atención a la construcción de las propiedades pertinentes para el acceso a la categoría de beneficiario que supone la asignación de una identidad. Siguiendo el pensamiento de Tenti Fanfani (1991), observa cómo con la asignación de la beca ciertos individuos pasan de ser “estadísticamente pobres” a ser socialmente vistos y tratados como pobres. Estableciéndose, así, categorías sociales separadas, sujetas a la asistencia estatal con el consecuente riesgo de estigmatización.
De esta manera, la investigadora describe cómo el acceso a la beca escolar requiere de la posesión de ciertas características que configuran a los beneficiarios como grupo, pero dicho grupo no es natural, sino que es producto de un principio de clasificación devenido como tal en función de las luchas sociales y políticas que configuraron tal división. Y es precisamente en esa división donde los sujetos construyen también su identidad. Así, en el proceso de construcción de un grupo, las categorías con las cuales se los piensa, contribuye a su propia construcción y, por ello mismo, detrás de toda política social hay conflictos vinculados a distintas concepciones sobre la pobreza y lo social, sus causas y consecuencias sociales. (Tenti Fanfani, 1991).
Es por eso que desde esta perspectiva, resulta necesario estudiar los sentidos que se construyen en torno a la política de becas estudiantiles, en tanto resignifican y magnifican una forma de clasificación socioeducativa, la de los becarios, que se intersecta con las tradicionales formas meritocráticas de clasificación de los destinados a continuar en el sistema educativo.
De lo que se trata en estos trabajos es de indagar acerca de las implicancias que tiene en la subjetividad de los individuos, el ser objetos de políticas socioeducativas. Duschatzky y Redondo (2000) proponen por ejemplo el concepto de subjetividad asistida, para referirse a los modos que adopta la subjetividad cuando se encuentra sometida a la tutela estatal para su desarrollo.
Este tipo de investigación no se ha realizado aún en el ámbito universitario, aunque hay antecedentes en la preocupación por las desigualdades de los estudiantes en relación a la Universidad. En este sentido, es de suma importancia el estudio de Gessaghi y Llinás (2005) en el que realizan una descripción detallada de las condiciones de desigualdad en el acceso a la educación superior, a partir de la cual, describen también las políticas compensatorias del Programa Nacional de Becas Universitarias. Ellas mencionan que en Argentina, la exclusión del Sistema Educativo de los grupos más desfavorecidos en términos socioeconómicos se incrementa en los niveles educativos más altos, a partir del análisis de los datos de poblaciones estudiantiles según sus ingresos, tomando datos de los anuarios estadísticos de la Secretaría de Políticas Universitarias y de la Encuesta Permanente de Hogares. Así, en el año 2005 observaban que según los datos de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, aproximadamente un 60% de los alumnos continúa sus estudios luego del primer año de la carrera. Al desagregar estos datos por nivel socioeconómico afirmaban que la deserción es un fenómeno con mayor impacto en el 40% de jóvenes con menor ingreso per cápita familiar.
Otro trabajo que describe las políticas de becas en la universidad como políticas de inclusión es el de Chiroleu (2009), quien plantea una tensión entre las intenciones de inclusión de estos programas con las lógicas excluyentes que caracterizan a la universidad argentina.
En el conjunto de los estudios vinculados a problemáticas del ámbito universitario, son menores los que se ocupan de la comprensión de la identidad y subjetividad de los actores –estudiantes y docentes- en el contexto actual. Por eso, este trabajo se inscribe en una línea de investigación que se está consolidando, reconociendo como antecedentes los trabajos de Carli (2008), quien supone que “la universidad debe ser analizada como un espacio de experiencias, para poder escuchar aquello que queda fuera de los estudios, discursos y políticas que pretenden capturarla.” De esta manera, la narración de los sujetos “puede ser un modo posible de captar los elementos centrales de un ciclo histórico” (Carli, 2008).
Así, se considera que en la universidad los jóvenes atraviesan por experiencias que son fundantes de procesos de identificación y que a su vez esos procesos pueden ser comprendidos desde las narraciones que realizan acerca de su propia vida. Asimismo, se supone que en esos relatos, puede observarse la trama de lo social, ya que allí se enlazan las acciones colectivas que sostienen y permiten las acciones individuales.
Es por ello que en esta investigación se procura conocer tanto las características de estos programas y los sentidos que asumen en relación al contexto político y social, como las experiencias de los estudiantes participantes de los programas de becas universitarias en la Provincia de Tucumán. Para ello, se plantearon los siguientes objetivos:
a) Dar cuenta de las características del sistema de becas destinado a los alumnos universitarios en la provincia de Tucumán.
b) Identificar en las narrativas de los estudiantes las representaciones que construyen acerca del sistema de becas y de su incidencia en sus trayectorias, y las posiciones que adoptan en la dinámica social.
De este modo, los resultados que se presentan en este artículo, se organizan en torno a estas dos cuestiones: el análisis de los programas de becas vigentes en la actualidad en la provincia de Tucumán; y el análisis de las narrativas de los estudiantes becados en torno a tópicos en los que se intenta desentrañar la posición que ellos mismos construyen en relación al entramado social del que son parte.
MATERIALES Y MÉTODOS
La perspectiva epistemológica que sustenta el procedimiento metodológico del presente estudio es el enfoque interpretativo, por su pertinencia para dar cuenta de los procesos que constituyen el eje de esta investigación.
Este enfoque asume determinadas posiciones: la realidad cambia, no es estática, el conocimiento se construye, los individuos interpretan la realidad y el investigador se implica frente al objeto de estudio. A su vez, los contextos estudiados son definidos por su singularidad (Yuni y Urbano, 1999). La lógica subyacente a esta metodología es la inductiva, por lo tanto, la construcción del conocimiento se realiza a partir de la observación de casos particulares.
La opción metodológica realizada parte de considerar que los datos cuantitativos resultan insuficientes para caracterizar los recorridos de los sujetos en las instituciones educativas en interacción con sus experiencias sociales e institucionales. Por ello, es necesario obtener otros datos que releven la vivencia particular de estos sujetos. En este caso, para describir las trayectorias vitales de los estudiantes becados se adopta la perspectiva biográfica. Esta perspectiva tiene como principal supuesto que la experiencia humana es vivida y comunicada en clave de relato. Siguiendo fundamentalmente los aportes de Ricoeur (1995), se considera que la narratividad es una de las formas por las que los sujetos le dan sentido a la experiencia y que en ese proceso construyen una identidad narrativa. Bolívar et al (2001) explican este concepto, en contraposición a los enfoques sustancialistas acerca de la identidad, del siguiente modo: “… en lugar de tener un proyecto existencial ya decidido, la identidad narrativa vendría a ser la composición de intenciones, causas y azares, que al igual que en el relato, han ido configurando la vida.” De esta manera y dado que sólo se puede conocer los sentidos de la experiencia mediante el relato de sus protagonistas, se intenta reconocer en los mismos los significados que construyen en relación a las posiciones que adoptan para referir su propia vida.
Para ello, el registro y obtención de las narraciones se realiza a través de entrevistas semiestructuradas y en profundidad, tanto individuales como colectivas. Este tipo de entrevistas permiten obtener relatos biográficos, un documento que recoge la narración vivida por una persona y expresada con sus propias palabras, recuperando fragmentos de sus biografías educativas.
Las entrevistas se realizaron a un grupo conformado por diez estudiantes de la Facultad de Artes y de Filosofía y Letras, y diez estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT que perciben o percibieron becas para poder permanecer en la Universidad. Para la selección de los mismos, se adoptó un criterio de muestreo intencionado, pues se busca información rica y abundante que dé cuenta de las particularidades del objeto de estudio en tres facultades de la UNT atendiendo a las características de la formación que brinda cada una de ellas. Una fuertemente profesionalista y otras dos más centradas en la cultura y la formación para el ejercicio docente o en ámbitos socio-culturales.
Otro criterio fue que en la muestra se encuentren representados estudiantes pertenecientes a todos los programas de becas que están vigentes en la actualidad, dado que con esta selección se intenta trabajar con casos diversos y heterogéneos que aporten información relevante a nuestro estudio.
Por otro lado, para dar cuenta de las características de este sistema de becas en la actualidad se realizó análisis de documentos, tales como reglamentos, resoluciones y otras normativas, tanto de los programas actuales como de sus antecedentes históricos.
RESULTADOS
A continuación, se presentan los resultados de esta investigación enunciados en torno a dos ejes: el análisis de los programas de becas vigentes en la actualidad en la provincia de Tucumán y el análisis de las narrativas de los estudiantes becados.
En relación a los programas de becas, se observa que:
a) Las becas para estudiantes universitarios que existen en la actualidad están enraizadas en una historia que las vincula a la de nuestro país y a sus políticas socio-educativas y universitarias. Esta historia, con respecto a las becas para estudiantes universitarios, está marcada por la discontinuidad en sus formulaciones y concreciones aunque a lo largo del tiempo subyacen concepciones estables en torno a la lógica del déficit y la meritocracia.
Los programas becas para estudiantes universitarios que existen en la actualidad devienen de un desarrollo de estas políticas en diferentes momentos históricos. Por sus intenciones fundacionales, se pueden mencionar como antecedentes: la Ley Universitaria N° 13.031 del año 1947, el Instituto Nacional de Crédito Educativo para la Igualdad de Oportunidades (INCE) del año 1968, el Programa Nacional de Becas Universitarias (PNBU) que se crea en el año 1996 y que aún pervive, y los programas creados dentro del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
En el peronismo, se intentó instaurar las becas con la Ley 13.031 de 1947, pero las mismas “tuvieron un impacto limitado y hacia principios de los cincuenta el sistema comenzó a ser desactivado” (Buchbinder, 2005). En ese momento, las becas se articulaban a un discurso y a políticas socioeducativas que promovían la democratización del acceso a las instituciones educativas que habían sido conservadas hasta entonces como bien de las élites. Los obreros y sus hijos consiguen de este modo ser objetos de políticas que reivindican sus derechos de acceso a ciertos bienes, entre ellos, la Universidad. Esa ley establecía como beneficiarios a los estudiantes con “aptitud universitaria”, hijos de familias de obreros que no pudiesen costear sus estudios, ni prescindir en todo o en parte de la ayuda económica que pudiera aportar el becado en caso de trabajar. Dicha beca consistía en la gratuidad de la enseñanza universitaria en todos sus aspectos y grados, el suministro de libros y útiles, y una compensación económica familiar que equivalga lo más aproximadamente posible al aporte que realizaría el estudiante si estuviese trabajando.
Se observa así la presencia de las dos variables que van construyendo el sentido de las becas en la Universidad: la carencia de recursos económicos en relación al costo de oportunidad, y el mérito académico, denominado en esta normativa como “aptitud universitaria”.
Con el INCE, (creado por la Ley nº 17.791, el 25 de Junio de 1968) el gobierno de Onganía intenta crear un organismo descentralizado del Estado para “promover la capacitación y especialización de las personas carentes de recursos, en aquellas materias, especialidades y técnicas, necesarias para acelerar el desarrollo social, cultural y técnico y económico del país, mediante la concesión de créditos, becas y ayudas”.
Así, en un gobierno con características totalmente diferentes al peronismo, que se podría caracterizar como desarrollismo autoritario, se fundaba este Instituto con la misión de promover la capacitación y especialización de las personas consideradas como “carentes de recursos”, retomando una vez más la concepción del déficit para el otorgamiento de las becas.
El INCE otorgaba también, además de las becas, préstamos a estudiantes secundarios, universitarios y graduados. En el caso de los estudiantes universitarios se concedían con un 4% de interés y se pagaban en un plazo equivalente al doble del tiempo que cubría un préstamo, iniciándose el pago un año después del término de la prestación. Piffano (2007) reconoce que es a partir de la creación de este Instituto que las normativas dictadas en torno a la Universidad Pública (Leyes nº 20.654/74, 22.207/76, 23.151/84, 23.569/88 y 24.521/95) reconocen el crédito educativo como recurso para el financiamiento universitario, así como también la posibilidad de otorgamiento de becas. Cada una de estas normativas pueden leerse como huella de los vaivenes de las políticas de gobierno de nuestro país, que se caracterizaron por la interrupción y la alternancia de gobiernos democráticos y dictatoriales. El INCE funcionó hasta el año 1993, cuando por decreto 2.558 del Poder Ejecutivo, se lo disuelve transfiriéndose al Ministerio de Cultura y Educación las competencias en la materia.
El PNBU se crea en el apogeo de las políticas neoliberales en el ámbito de la educación del gobierno de Carlos Menem (1989 – 1999) y surge como complemento al Programa Nacional de Crédito Educativo (PNCE) que tuvo corta vigencia. Ambos emergen como políticas focalizadas (1) para poblaciones diferenciadas de estudiantes universitarios: mientras que en el PNCE se manifiesta el interés de constituir una alternativa de financiamiento a estudiantes que coyunturalmente atraviesan una situación económica crítica pero que podrían garantizar el reintegro del préstamo, el segundo está destinado a una población que no puede garantizar el retorno de lo invertido.
Se observa con esto, en estas políticas de los ’90 una continuidad con respecto a las políticas del ’68 en cuanto a la concepción de los destinatarios de las políticas focalizadas entre los estudiantes universitarios. Esta concepción sostiene la mirada acerca de los mismos como un grupo compuesto al menos por tres sectores: uno, que tiene un capital económico suficiente para sostener los gastos derivados del estudio universitario ya sea en una universidad privada o estatal, arancelada o no. Estos no necesitan ningún tipo de asistencia del Estado para poder continuar sus estudios. Otro grupo que provisoriamente no cuenta con el capital económico suficiente para afrontar sus gastos de estudio pero sí tiene un capital cultural que le permite valorar la universidad como una inversión. Eso, sumado a su capacidad de endeudamiento, los convierte en hipotéticos beneficiarios de una ayuda estatal que deberán devolver ya que la opción por el estudio universitario es una elección y con ello una responsabilidad individual. Finalmente, se observa la presencia de un sector que si bien puede estar interesado en estudiar en la Universidad no cuenta con capital económico suficiente ni con capacidad de endeudamiento, razón por la cual, se debe pensar una asistencia estatal sin reintegro tal como la beca. De esta manera, el PNCE y el PNBU operaban como programas complementarios con una concepción similar a la del INCE, que tenía por función otorgar créditos, becas y ayudas.
El PNBU que surge en 1996, se encontraba orientado según sus finalidades a estudiantes de universidades nacionales provenientes de hogares de escasos recursos, con lo cual vuelve a aparecer la lógica del déficit, y fue el primer programa estatal de becas para estudiantes universitarios que se consolidó en el tiempo, realizando convocatorias públicas, abiertas y anuales, atendiendo a una demanda creciente de jóvenes por recibir subsidios del Estado para poder estudiar. De este modo, las becas van abandonando la noción de ser bienes alcanzables a través de la “excepcionalidad”, dado que si bien para la asignación del beneficio se enfatiza nuevamente como criterio de focalización, la vulnerabilidad económica y el buen rendimiento académico, quienes se encuentran en esas condiciones son poblaciones mucho más amplias, dados los procesos de masificación y de cambios en la composición de la matrícula que menciona Ezcurra (1998). El punto es que por las características del modelo menemista, que aumentaban el desempleo y la desigualdad, el porcentaje de estudiantes “meritorios en situaciones críticas” incluía a porcentajes cercanos al 30 o 40% de la matrícula. De esta manera, los estudiantes universitarios que precisaban de la asistencia del Estado eran tantos, que se seleccionaban con formulaciones técnicas a quienes demostraban mayores niveles de vulnerabilidad y mejor rendimiento, sin que existiese un cupo por universidad o por provincia.
Poco después de la puesta en vigencia del PNBU, algunas provincias también ejecutaron programas similares en los ’90 que se expandieron a partir del año 2000, consolidándose hacia fines de este primer decenio del siglo XXI.
Como se observa, las becas universitarias existían en el imaginario colectivo y en el discurso político referido a la igualdad de oportunidades en la Universidad durante la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, recién con la LES (nº 24.521/95) y la primera convocatoria del PNBU, se instala materialmente y con regularidad en las Universidades con convocatorias anuales abiertas.
El último giro que se da en la historia reciente de las becas universitarias está ligado al postneoliberalismo representado en los gobiernos sucesivos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández que llegan al poder en el año 2003. Los novedosos programas de becas que se proponen en este momento son los Programas Nacionales de Becas para carreras de grado del área TICS (PNBTICS) y de Becas Bicentenario (PNBB), surgidos en los años 2008 y 2009 respectivamente. La más clara diferencia con los programas hasta acá mencionados es que con los del actual gobierno kirchnerista, no sólo se impulsa la igualdad de oportunidades sino que además se intenta con las becas promover la demanda de los estudiantes hacia la elección de carreras que el Estado considera prioritarias para el desarrollo del país.
Esta nueva impronta de los programas de becas es coincidente con el intento de estos gobiernos por diferenciarse profundamente de “los años ´90” y el neoliberalismo que los identificaba. De esta manera, se observa un pasaje a un modelo productivo orientado a la sustitución, que al conducir a la revitalización de un sector de la industria nacional,necesita de recursos humanos profesionales, preparados para formar parte de este modelo. Las becas que orientan la matrícula intentan de esta manera responder a esos requerimientos.
Por otro lado, en este escenario político, y en esta preocupación por reposicionar al Estado como garante de los derechos sociales y educativos, las becas se encuentran enmarcadas en un clima signado por una serie de programas de inclusión educativa que se vienen desarrollando desde el año 2005 entre los llamados “gobiernos progresistas” de los países de América del Sur, en un intento de dar respuesta a los dilemas de la desigualdad educativa. (Mancebo, Goyeneche, 2010)
Entonces, los programas de becas universitarias en el kirchnerismo se vinculan tanto al discurso de la inclusión como a las políticas acerca del desarrollo científico tecnológico que se promueven y visibilizan en la actualidad. De esta manera, junto con los nuevos programas de becas destinados a carreras científicas, cabe mencionar el crecimiento exponencial de las becas que forman parte del PNBU en el período 2003- 2008 (2).
Ahora bien, más allá de este giro cardinal en las becas universitarias, se observa la continuidad tanto en el PNBTICS como en el PNBB, con la lógica del déficit y la meritocracia dado que estos programas también definen como destinatarios a estudiantes de limitados recursos económicos y buen desempeño académico en los estudios de grado, particularmente de las carreras definidas como prioritarias.
b) Las becas para estudiantes universitarios pueden ser consideradas como una política social focalizada y compensatoria dentro del ámbito de la educación.
Pese a sus profundas diferencias los gobiernos mencionados anteriormente coincidieron en la necesidad de financiar a los estudiantes o a su familia, al menos parcialmente su costo de oportunidad (Piffano, 2007). En estos gobiernos, los discursos acerca de la necesidad de las becas se sostuvieron por un lado, en la creciente demanda de educación superior evidenciada en la masificación de la matrícula sobre todo en los primeros años de las carreras, aunque asociada a altos índices de desgranamiento y deserción que mostraban las dificultades de permanencia de los estudiantes. Por otro lado, se apoyaban en diferentes estudios académicos que diagnosticaban un sistema educativo que reproducía las desigualdades sociales dejando fuera de la Universidad a grandes grupos de la población por falta de capital económico y cultural para poder permanecer en ella.
Con mayor énfasis, desde los noventa y en la actualidad, el diseño e implementación de estas políticas se han sustentado en los diagnósticos expuestos en una vasta producción de artículos y documentos que intentan develar los múltiples condicionantes que dificultan la permanencia de los estudiantes dentro de la Universidad, tales como los estudios de Kisilevsky (2002) y Mollis, (2001). En estos trabajos, se ha planteado que las restricciones económicas y materiales constituyen uno de los factores que condiciona en mayor grado la prosecución de estudios dentro de este nivel.
Así, los programas de becas se diseñaron desde la concepción de política compensatoria y focalizada dado que asumen la forma de subsidios netamente económicos y supuestamente coyunturales, a poblaciones específicas que demuestran no contar con los medios suficientes para afrontar los gastos del estudio universitario, aún cuando el mismo sea gratuito en las universidades públicas argentinas.
Con ello, las becas en la universidad argentina en su dimensión histórica, se fueron definiendo como una política focalizada en la medida que la gratuidad y el acceso irrestricto fueron erigiéndose como las políticas universales para garantizar el derecho a la igualdad, al menos en las oportunidades de acceso. Considerando que estas últimas fueron insuficientes para lograrlo, dada la enorme desigualdad en las condiciones de vida de la población, se hace necesario un dispositivo que atienda a los jóvenes más desfavorecidos que intenten estudiar en la Universidad. Entonces, las becas asumen las características de las mencionadas políticas compensatorias focalizadas, dado que lo que se intenta es compensar la desventaja en relación a quienes pueden afrontar los gastos de estudio y localizar a las personas que efectivamente lo necesitan.
Así, considerando que la Universidad argentina está vinculada desde sus orígenes a los grupos sociales privilegiados de nuestro país, los estudiantes que se constituyen en objeto de los programas de becas son aquellos que pueden imaginar su acceso a esta institución y que formarían parte de los nuevos pobres o grupos empobrecidos por los procesos de pauperización masiva que sufrió la sociedad argentina por la transformación neoliberal de la economía. Estos grupos, pese a las pérdidas de ingreso y cobertura de protección social, no resignaron su derecho a la educación universitaria y por ello, las becas focalizan en la cobertura de este derecho.
c) Las becas universitarias en la provincia de Tucumán constituyen un circuito de circulación de la demanda de becas.
Los programas de becas universitarias en la provincia de Tucumán constituyen en la actualidad un sistema, en tanto comparten características comunes y operan como un circuito de circulación de la demanda de estudiantes que aspiran a los subsidios ofrecidos para poder paliar los costos derivados de su ocupación; dado que los estudiantes no se inscriben a un solo programa sino que en la medida de que cumplen con los requisitos, prueban suerte en los distintos programas vigentes. De esta manera, amplían las posibilidades de obtener una beca, y en algunos casos, transitan sus estudios con la cobertura alternada de alguno de estos subsidios.
En las normativas que fundan y reglamentan estos programas se encuentran elementos comunes en sus finalidades, destinatarios, y requisitos para obtenerlas.
En cuanto a las finalidades, todas mencionan la intención de facilitar el acceso y/o permanencia de estudiantes de bajos recursos en la Universidad ligando este objetivo a la promoción de igualdad de oportunidades en el ámbito de la educación superior. Sostenidos en una combinación de la lógica del déficit con el mérito, todos los programas, definen como destinatarios, a aquellos que sean capaces de demostrar la vulnerabilidad económica y el buen rendimiento académico, convirtiéndose éstos en requisitos para la obtención de la beca. Los becarios son seleccionados, mediante una ponderación de indicadores de estas variables mediante sistemas informáticos creados para tal fin. De la relación entre ellos, resulta la asignación o no del estipendio económico que implica el ingreso o no a la población objetivo del programa.
En cuanto a los estipendios que reciben los estudiantes y los fondos destinados a los mismos, en algunos programas se determinan desde la normativa y en otros queda sujeto a la disponibilidad presupuestaria de cada convocatoria. Eso explica las grandes diferencias entre los montos que proponen algunos de los últimos programas nacionales con los que ofrece la provincia y la universidad. Mientras que éstos últimos oscilan entre $70 y $200, los programas nacionales ofrecen entre $300 y $1200 según el año de la carrera en el que se encuentren los estudiantes (3), particularmente los PNBB y PNBTICS.
De los datos presentados, se advierte que quienes aspiran a una beca en la provincia y según la carrera elegida y el año de cursado, pueden optar por beneficios que oscilan entre los $70 y los $1200 (4).
Por otro lado, se observa que en Tucumán uno de cada seis estudiantes universitarios recibe una beca de alguno de estos programas, dada la cantidad de becados (10.500) en relación a la población total de alumnos universitarios que según el anuario estadístico del año 2008 ronda los 60.000 jóvenes. Según este mismo documento, la Provincia de Tucumán es la que mayor cantidad de becas percibe de los programas nacionales: tomando como ejemplo el PNBU, de un total de 10.960 becas otorgadas a todo el país en ese año, 1.496 fueron para la provincia.
La cantidad de becas ofrecidas, las diferencias en los estipendios, la asignación diferenciada según la carrera elegida, y sutiles distinciones en los requisitos de los programas en cuanto a promedios académicos o topes de ingresos familiares, configuran diferentes circuitos dentro del sistema de becas de la provincia, que permite a los jóvenes optar o circular por los diferentes programas.
En relación a las narrativas de los estudiantes becados, se observa que
a) Los destinatarios de las becas constituyen un grupo heterogéneo cuya marca común se encuentra en la posición de desventaja que adoptan en sus relatos a fin de justificar la necesidad de la beca.
Los estudiantes beneficiarios de las becas universitarias de la provincia de Tucumán constituyen un grupo heterogéneo en cuanto a trayectorias sociales, condiciones económicas, grupos etarios y procedencias geográficas. Sin embargo y pese a la diversidad forman parte de un mismo grupo al constituir la “población objeto de los programas de becas”.
Gluz (2006) describe cómo el acceso a la beca escolar “requiere de la posesión de ciertas características que configuran a los beneficiarios como grupo, pero dicho grupo no es natural, sino que es producto de un principio de clasificación devenido como tal en función de las luchas sociales y políticas que configuraron tal división”.
En este sentido, se podría decir que el grupo de jóvenes en el que focalizan los programas de becas en la provincia de Tucumán, sólo tiene en común el hecho de ser todos objetos de estas políticas. Si se intentase una caracterización a partir de los criterios que los mismos programas toman para la adjudicación de las becas, se observaría que ni siquiera estos alcanzan para asignarles una identidad grupal, dado que presentan diferencias profundas en relación a cada uno de los indicadores presentados tanto en su condición socioeconómica como en el rendimiento académico.
Por otro lado, el complejo panorama en relación a la distribución de las becas por montos y carreras, también muestran enormes contrastes entre quienes aspiran a una beca de $70 y quienes aspiran a una de $1200, sin tener en cuenta aún, sus diferencias en relación a las carreras que estudian.
De esta manera, pensar en particularidades que los definan como grupo implica tan sólo un esfuerzo por rescatar lo común entre lo diverso, a modo de conocer algunos sentidos posibles en la trayectoria de estos jóvenes que representan cuantitativamente un grupo importante entre los estudiantes de nuestra universidad.
Por otro lado, dado el enfoque biográfico narrativo que se adopta en este trabajo, sólo se pueden mencionar rasgos comunes en relación a los relatos que construyen más no en relación a sus condiciones de vida reales, que en este caso nos son veladas, dado que no hemos abordado el estudio desde un abordaje exhaustivo en relación a las mismas. Por lo tanto, entendiendo que la narrativa autobiográfica ofrece un terreno donde explorar los modos como se concibe el presente, se divisa el futuro, y se conceptualizan dimensiones intuitivas, personales y sociales en relación a la experiencia (Bolivar et al, 2001), se considera que vale la pena describir la posición que los jóvenes han podido construir en su relación con el mundo, que se manifiestan en la construcción de los relatos que realizan.
Siendo así, se puede decir que los relatos que los jóvenes construyen a lo largo de las entrevistas dan cuenta de una posición de desventaja que intenta justificar la necesidad de la beca.
En los relatos, los estudiantes entrevistados en la muestra, dan cuenta de la pertenencia a sectores medios empobrecidos. Son hijos de empleados estatales o comerciantes, por lo que se trata de un grupo social con un ingreso económico relativamente estable, aunque, según los jóvenes, insuficiente para afrontar los gastos de vida que implica el sostenimiento de los mismos en la Universidad. Así también, la mayoría de los entrevistados viene de otras provincias, lo que supone un gasto extra para sus familias.
En los relatos obtenidos a través de las entrevistas, los jóvenes se sitúan en torno a lo biográfico iniciando su discurrir con una situación adversa. En la misma escena, aparece frecuentemente un o unos agentes facilitadores para poder afrontar la adversidad, pero ellos ponen mayor énfasis en los detalles de esta última:
“Yo vivía en Santiago, aunque nací en Tafí Viejo, así que cuando decidí venir a estudiar tenía un par de personas que me podían dar una mano acá. Antes de venir a estudiar acá estudié otras cosas, un profesorado en Filosofía, en Santiago y un curso de asistente de farmacia. Y después quería estudiar psicología pero en ese momento no pude, por la situación económica y porque además tuve problemas personales, familiares, mi viejo estaba enfermo. Después me decidí por la carrera (Sonorización) porque estaba vinculada a la música. (…) Mi mamá es maestra y me apoyó para que venga…”. (Estudiante de la carrera de Sonorización, Programa de Asistencia Económica de la Provincia de Tucumán)
En algunos casos, esta posición de desventaja construida en el relato es presentada a su vez como una estrategia que les permite postular a la condición de becarios. Se trata de mostrar un grado de mayor vulnerabilidad que la que reconocen como real, para poder así gozar del beneficio de la asistencia económica. Así, acuden a la distancia o fisura entre las situaciones oficiales que describen los documentos que deben presentar con las situaciones reales que viven. De esta manera, juegan con una estrategia “legal” para poder hacerse acreedores de la beca, sin cuestionarse por la legitimidad de ese recurso, dado que aún en esa distancia, perciben su situación real como suficientemente vulnerable o meritoria para acceder a la beca.
“Para tener la beca por primera vez siento que me favoreció una situación familiar… la cosa es así: mi hermana y yo tenemos un papá biológico y además tenemos otro papá… mi mamá nos tuvo a nosotras y después tuvo dos hijos más que son de ellos dos… mi papá biológico tuvo esquizofrenia y yo no lo vi por muchos años, estuvo internado. Entonces cuando tuve que llenar los papeles… esa situación me favoreció digamos… porque en los papeles aparecía como que mi mamá estaba a cargo de cuatro hijos, y mi papá estaba internado… Yo creo que por eso me dieron la beca. Mi mamá es Promotora de la Salud y trabaja de eso, pero los sueldos son muy justos. Así que una situación personal, que digamos que no es buena, es lo que me permitió tener la beca.” (Estudiante de la carrera de Teatro, Programa de Becas para estudiantes de la UNT)
b) Los relatos de los jóvenes becados en la Universidad muestran que la importancia de la beca se relativiza según la situación del beneficiario.
En sus narrativas, los estudiantes construyen una cotidianeidad a partir de las descripciones que realizan de sus condiciones y al mismo tiempo se construyen a sí mismos desde la posición que adoptan para hablar de lo cotidiano. Allí se advierte que el impacto que tiene la beca en la cotidianeidad de estos jóvenes se relativiza según el grado de adversidad que los mismos construyen en su discurso.
De este modo, para muchos de ellos la cotidianeidad se podría caracterizar como un “juego de obstáculos” en el que encuentran aliados para poder superar las pruebas que deben enfrentar cada día, y en el que el premio está puesto no sólo en conseguir el título universitario sino también en el hecho de haber subsistido, pese a la adversidad de las necesidades materiales. Para ellos, en ese “juego de obstáculos”, la beca adquiere un significado vital ya que afirman que no podrían subsistir sin ella o que de algún modo es la condición que les permite convertirse en estudiantes universitarios. En este sentido, hay una diferencia entre aquellos que vienen de otras provincias y los que viven con su núcleo familiar en la misma ciudad. Entre los primeros, algunos manifiestan:
“Yo sin la beca, no podría estudiar y hay muchos chicos como yo… o que están peor… que por ahí la única comida que tienen en el día es un plato de arroz y con eso pasan hasta el día siguiente”. (Estudiante de Teatro, PNBU)
“Si bien no es mucho, la beca ayuda… para comprar un cuaderno, mercadería, llegar a fin de mes, cualquier cosa que uno necesite…” (Estudiante de Sonorización, Programa de Asistencia Económica de la provincia de Tucumán)
En cambio, la mayoría de los estudiantes oriundos de la provincia, que conviven con sus padres en el núcleo familiar, aún cuando también inician su relato con la descripción de la adversidad que mencionamos antes, manifiestan que perciben la beca más como una ayuda, que no dependen de la misma para poder estudiar. Esto muestra que la ponderación de la beca se relativiza según el adjudicatario. La condición de necesidad adquiere matices que van desde “algo vital”, “el sostén de mi familia”, a una “ayuda”, tal como se observa en los siguientes testimonios:
“Y… la beca me ayudaba poco y nada, podía pagar algunos apuntes más que nada… algunas fotocopias, algunos pasajes, dependiendo de cómo manejaba la plata, algo de ropa… pero digamos que poco y nada… era una ayuda, estaba bien, pero nada más…” (Estudiante de la carrera de Inglés, Programa de Asistencia Económica de la provincia de Tucumán)“Yo no sé si sin la beca podría estudiar. Y sé que el objetivo de la beca no es sostener a mi familia pero en la situación en que estoy, ese es el fin que le estoy dando. Entonces muchas veces me pasa de decir: ¿sigo intentando, sigo con esto o me doy cuenta que mi realidad es otra y me tendría que poner a trabajar directamente?” (Estudiante de la carrera de Física, PNBB).
c) Los relatos de los estudiantes becados develan un sentido acerca de la universidad como un objeto de lucha, preciado, que es posible “conquistar”. Por ello, su posición de desventaja en relación a la misma es lo que les permitiría una posición heroica en la conquista.
En la narrativa de estos jóvenes, las representaciones que tienen acerca de la Universidad están vinculadas a un bien social que tiene mecanismos de selección vinculados a las condiciones socioeconómicas de los individuos, aunque no la mencionan como una institución reservada para las élites. Sin embargo, la dificultad que representa la permanencia en la misma presente en sus relatos, les ayuda a construir un valor autobiográfico vinculado a posiciones de logro supremas, heroicas, sobre determinadas por el esfuerzo y el sacrificio personal.
“La Universidad no, no está al alcance de todos, es decir… podés asistir a cualquier clase, es decir te inscribís, es gratuita, pero tenés que tener cierta cantidad de dinero para estudiar… por ejemplo, en inglés nos piden todos los prácticos pasados en computadora. Entonces hay compañeros que ni sabían usar la computadora… algunos no tienen la plata para imprimir, además… hay ciertas cosas que necesitas ciertos libros, los diccionarios por ejemplo no los podés fotocopiar o los libros que se usan, que están en inglés son muy caros, no están al alcance de todos… entonces… yo me las arreglo con fotocopias por ejemplo… y si puedo me compro alguno de los libros de los imprescindibles….Y eso no me parece justo… pero bueno… creo que no alcanzaría el presupuesto por ejemplo para que haya un libro para cada uno que sería lo ideal, así que bueno… justo no es… pero bueno. Hay que adaptarse a lo que se puede…” (Estudiante de Inglés, Programa de Asistencia Económica de la provincia de Tucumán)
La Universidad representa así la posibilidad de transformar sus vidas y la de sus familias, pero la responsabilidad de poder hacerlo se encuentra depositada casi exclusivamente en el esfuerzo individual de cada uno de ellos para poder vencer las adversidades. Estas se encuentran expresadas en términos de carencias o desventajas no sólo en relación al capital económico sino también a la posibilidad de poseer bienes culturales. De esta manera, los becados se ponen en relación a otros grupos sociales a quienes describen por la posesión de estos capitales como si esto fuera una condición natural para el éxito académico.
“Y ahí se ve quienes tienen más facilidad para estudiar porque tienen todos los diccionarios, incluso tener internet en la casa eso ya es una gran ayuda. Te piden un libro y lo tenés ahí no más, no tenés que juntar la plata para sacarle fotocopias. Ahí se nota la diferencia…” (Estudiante de Inglés, Programa de Becas de la UNT)
Así, se observa que los jóvenes becados se construyen en el relato de lo cotidiano con una doble cara: por un lado los héroes anónimos que afrontan la adversidad y la desventaja en pos de un futuro mejor; y por otro, los jóvenes resignados a la desventaja, que deben adaptarse a realizar siempre un doble esfuerzo para llegar a su objetivo.
d) Las narrativas de los estudiantes becados manifiestan que la beca impacta en la subjetividad de estos jóvenes a modo de “autorización social” para poder ingresar a la Universidad.
En la construcción narrativa de estos estudiantes aparece como una constante, una línea que los incluye en algunos grupos y los excluye de otros. La beca aparece como un eje de tensión entre los grupos que se encuentran en una situación similar y los que no, en tanto pares y antagonistas.
Uno de los pares que se manifiesta como relevante por ser visto por ellos como condicionante de las trayectorias académicas es la distinción entre los que son de un grupo social “bajo o medio bajo” en tensión con los de un “grupo tirando a alto” que observamos en relación a las posiciones que asumen los jóvenes en lo cotidiano.
“Digamos que soy de un grupo medio bajo… o bajo tirando abajo (risas). Y en mi grupo de amigos, tengo algunas compañeras que el papá es electricista o la mamá busca algunas changuitas para sacar plata… después hay otras que los padres tienen un sueldo fijo. Y otros de un grupo social bastante alto, otros que son más tirando a casi nada de plata.” (Estudiante de Inglés, Programa de Becas de la UNT)
En esa descripción de los grupos sociales que componen el universo de quienes están dentro de la universidad, los jóvenes becados se incluyen como los de “bajo tirando abajo”. Ellos se ponen en relación a los grupos de igual condición que se encuentran fuera de la universidad para argumentar a favor de las becas como política compensatoria por más “que los montos sean pequeños”. Para argumentar acerca de esto, los entrevistados se ponen en relación con “otros” a quienes perciben como más o menos “necesitados” que ellos. De esta manera, se incluyen en el entramado de la desigualdad donde la beca les permite diferenciarse de los “otros” por su condición de ser estudiantes universitarios. La beca de este modo opera como una doble autorización, por un lado les permite estar en la universidad (se recordará a la joven que declara “yo sin la beca no podría estudiar”) y por otro lado los autoriza a recibir un subsidio del Estado que de otro modo parecería no merecido.
“Me parece bien que se ayude a la gente porque la mayoría lo necesita… yo necesito esa plata… pero me parece bastante triste que nos den sólo $70 a un estudiante que se esfuerza y le den $150 por ahí a gente que no hace nada. Por ahí la diferencia en el monto me parece bastante injusto porque me parece bien que se nos exija 3 o 4 materias aprobadas por año , que no esté al vicio un estudiante todo el año, un estudiante que estudie, pero me parece que es poco, que por ahí sirve para el abono no más. Los que tienen esos planes sociales… hay algunos que los hacen trabajar pero hay algunos que lo tienen, conozco, por eso lo digo, que van lo cobran y por ahí no hacen nada. Entonces me parece que se le tendría que dar un poco más al estudiante, que lo necesita…” (Estudiante de cuarto año de la carrera de Inglés, Programa de Asistencia Económica de la provincia de Tucumán)
En estas palabras se observa a la beca como el dispositivo “justo” para recibir un subsidio, dado que la lógica construida en torno al mérito que aparece reiteradamente en las narrativas de estos jóvenes, le da sentido y los autoriza a poder gozar del beneficio. Así, el subsidio que les permite ser estudiantes universitarios los ubicaría en una posición de privilegio en relación a los otros grupos y de mayor “merecimiento”de esos mismos subsidios brindados. Es decir, la beca los autoriza a ser estudiantes y ser estudiantes universitarios los autoriza a su vez a recibir un subsidio estatal de carácter compensatorio que pareciera que de otro modo no buscarían.
CONCLUSIONES
En este trabajo se intentó describir los hallazgos de una investigación acerca del sistema de becas para estudiantes universitarios en la provincia de Tucumán. Quedan pendientes aún acciones vinculadas al trabajo de campo, tanto en relación a las narrativas de los estudiantes como a la implementación de una encuesta que permita dar cuenta de sus características sociodemográficas y de trayectorias académicas previas al ingreso a la universidad, entre otras.
Más allá de esas acciones a realizar, se destaca la innegable importancia que tienen los programas de becas para atender el problema de la ausencia de recursos para cubrir los costos directos y de oportunidad que demanda la enseñanza de nivel superior en grandes grupos de la población de estudiantes universitarios.
NOTAS
1) García de Fanelli (2002) toma a estos programas como “de financiamiento o asignación a la demanda”, es decir programas de asignación de recursos a los estudiantes como mecanismo de financiación de la oferta universitaria, reconociendo que tienen un bajo impacto en términos de monto a distribuir. En la presente investigación no se los concibe a estos programas como de financiamiento de la demanda porque como no se ha implementado el arancelamiento de los estudios de grado de manera masiva, la asignación de presupuesto a las Universidades por el aporte de los estudiantes con créditos o becas no representa ni un porcentaje ínfimo en el funcionamiento de las mismas.
2) Este programa en el año 2003 otorgó 1700 becas, número que está dentro de la cantidad que se venía otorgando en el período 1996 – 2002, mientras que en el año 2009 entregó casi 11.000 beneficios.
3) Los montos van creciendo de acuerdo al año de cursado según el siguiente detalle: para el 1º y 2º año de la carrera, cuotas mensuales de $500, para el 3º y 4º año, cuotas de $800 y para el 5º año, cuotas de $1200.
4) Tomando en cuenta el valor de cambio al día de la fecha (06/09/2011) a dólares americanos, las becas son equivalentes aproximadamente a US$D 17 en el caso de las de $70 y a US$D 286 en el caso de las de $1200.
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