ARTÍCULO ORIGINAL
Un puesto de pastoreo formativo en la quebrada de Tastil, Salta, Argentina
(a pastoral formative site in quebrada de Tastil, Salta, Argentina)
María Eugenia De Feo*
* Museo de La Plata - FCNYM - UNLP - CONICET - Paseo del Bosque s/n - La Plata - CP 1900. Correo Electrónico: eugeniadefeo@yahoo.com.ar
RESUMEN
En el presente trabajo se dan a conocer los primeros resultados del estudio del sitio Corte Blanco, localizado en la Quebrada de Tastil, Salta, Argentina. En una etapa inicial el sitio fue abordado desde tres escalas analíticas: la primera centrada en el estudio de sus condiciones de emplazamiento; la segunda enfocada hacia el análisis arquitectónico de las estructuras documentadas en superficie y una tercera escala, en la cual se llevó a cabo el estudio de los materiales recuperados. La información derivada de distintos niveles de exploración no permite la asignación de Corte Blanco dentro de la categoría de asentamientos residenciales. En cambio, la evidencia señala que el sitio pudo estar relacionado con el aprovechamiento de recursos económicos complementarios, tales como los forrajes de las vegas de altura localizadas en sus inmediaciones. Esta nueva evidencia permite asimismo, discutir el modelo de “aldeas económicamente autosuficientes” propuesto tradicionalmente para las comunidades formativas del área.
Palabras Clave: Formativo; Pastoralismo; Quebrada de Tastil.
ABSTRACT
The first results of the study in Corte Blanco, located in Quebrada de Tastil, Salta, Argentina, are shown. The study site was undertaken from three analytical scales: the first was centred on the conditions of the site location; the second, on the architectural analysis and a third, which conducted the study of recovered materials. Information obtained from different levels of analysis does not allow the assignment of Corte Blanco within residential settlements category. Instead, the evidence indicates that the place may have been related to the use of additional economic resources, such as the forages of high valley located in its surrounding area. In the light of current new evidence, the “economically self-sufficient village model” traditionally proposed is discussed.
Key Words: Formative; Pastoralism; Quebrada de Tastil.
INTRODUCCIÓN
Hace poco menos de una década reiniciamos las investigaciones arqueológicas en el área de la Quebrada del Toro y tributarias con el objetivo de profundizar y rever la información e hipótesis derivadas de los trabajos llevados a cabo hacia finales de los años ´60 por la División de Antropología del Museo de La Plata bajo la dirección del Dr. E. Cigliano (Cigliano et al., 1976; Raffino, 1977). En particular, aquellas vinculadas con la manera en que las comunidades formativas organizaron e hicieron uso del espacio.
Estas investigaciones recientes han permitido ampliar de ocho a veinticuatro el número de sitios con ocupaciones formativas; registro que por otra parte, evidenció una gran variedad de instalaciones desconocida en el pasado. En este sentido, a las “aldeas” previamente documentadas (sensu Raffino, 1977) o sitios residenciales-productivos, se agregan otras categorías de sitios como las ocupaciones en aleros, conjuntos rupestres, sitios con estructuras expeditivas y de baja intensidad ocupacional (De Feo, 2010). Entre estos últimos se encuentra el sitio Corte Blanco, acerca del cual se ocupa esta publicación.
La metodología de trabajo aplicada sobre el sitio que, por otro lado, es la misma que se ha implementado sobre el resto de la muestra documentada, consta de tres niveles o escalas analíticas complementarias:
Mediante la primera de ellas, a la que hemos denominado Regional, se buscó caracterizar la relación del sitio con su entorno a partir de variables tales como la topografía, la productividad económica de los suelos, la accesibilidad a fuentes de agua permanentes, la vinculación con pasos y vías naturales de circulación y sus condiciones de visibilidad y visualización. Dichos análisis estuvieron apoyados en el empleo de Sistema de Información Geográfica (SIG), técnicas de Teledetección y Sistema de Posicionamiento Global (GPS).
Una segunda escala, denominada Local, por la cual contempló el estudio arquitectónico del asentamiento desde una perspectiva formal-tipológica, atendiendo a cuestiones como sus dimensiones, densidad de ocupación, número, morfología, tamaño y materiales de construcción de las distintas estructuras arquitectónicas.
Y finalmente, una escala Intrasitio o Micro, orientada al análisis cuali-cuantitativo de los materiales arqueológicos recuperados en superficie y excavación.
La integración de los resultados obtenidos desde las diferentes escalas analíticas nos ha permitido establecer la cronología relativa de la ocupación así como también, proponer hipótesis respecto de su funcionalidad.
EL SITIO Y SU ENTORNO MEDIOAMBIENTAL
Corte Blanco está ubicado en la margen derecha de la Quebrada de Tastil (Provincia de Salta, Argentina), sobre la porción media de la ladera del Acay Chico, relativamente alejado del fondo de cuenca (24°26’4”lat S 65°58’43”long O - 3163msnm) (Figura 1). En el sitio se identificaron tres sectores de estructuras dispuestos de manera no continua en el terreno, de los cuales sólo los dos primeros corresponden a la ocupación del Período Formativo.
Figura 1. Mapa de ubicación del sitio Corte Blanco.
Los sectores donde se registran ocupaciones formativas están emplazados sobre el piedemonte de suave pendiente, de suelos pedregosos, parcialmente cubiertos por gramíneas duras y esporádicos arbustos bajos, principalmente tola (Parastrephia) y cardones (Trichocereus y Cereus), distanciados aproximadamente 600m desde el fondo de valle de la Quebrada de Tastil. Asimismo, a poco menos de 400m desde el sitio existe una pequeña vega donde la disponibilidad permanente de agua y un relativo reparo han favorecido el desarrollo de herbáceas (Ciperáceas y Cariofiláceas) y gramíneas (Stipa sp.) de gran importancia como forraje para el ganado (Cabrera, 1956; Vilela, 1956).
Con el objetivo de caracterizar el entorno del sitio se buscó, por un lado, definir la potencialidad económica de los suelos ubicados en sus inmediaciones. Para ello se confeccionó previamente, a partir de un Modelo digital de elevación e Imágenes satelitales y la aplicación de índices (Tasseled cap Humedad y NDVI), una cartografía de usos del suelo. En ella se han definido cuatro categorías de suelos en función de su potencialidad económica para el desarrollo de la agricultura y el pastoreo de ganado extensivos asumiendo que en estas actividades se sustentaba la economía de las comunidades analizadas (Raffino, 1977; Raffino et al., 1977; Toni y Laza, 1977; De Feo, 2010): tipo 1: suelos fértiles, bien irrigados, con pendientes menores al 10%, que incluyen áreas bajas de conos aluviales y vegas de fondo de valle y quebradas altas, aptos para prácticas agrícolas y/o pastoriles extensivas; tipo 2: suelos de estepa densa con pendientes entre 0 y 10%, correspondientes a terrazas y lomadas bajas con moderado potencial forrajero y bajo potencial agrícola debido a la escasez hídrica; tipo 3: suelos esteparios de piedemonte con pendientes entre 10 y 20% y aporte hídrico considerable; comprenden las porciones altas de conos aluviales y piedemontes bajos, con moderado potencial forrajero; tipo 4: suelos de piedemonte con pendientes entre 10 y 20% o superiores; bajo aporte hídrico y suelos desnudos o con vegetación muy dispersa; poseen nulo potencial agrícola-pastoril.
Las unidades espaciales analíticas para testear esta variable fueron tres isocronas de 5´, 15´ y 1 hora definidas a partir del sitio. Con el término “isocrona” se entiende al radio accesible desde un punto, en este caso el sitio, en un tiempo especificado. La misma, permite calcular el costo acumulado de desplazamiento sobre un determinado terreno en función de la distancia, pero también tiene en cuenta los factores horizontales y verticales, en este caso la red hidrográfica y la pendiente, que influyen en el coste del recorrido (Wheatley and Gillings, 2002).
Como consecuencia de su emplazamiento sobre la ladera de un cerro de suave pendiente, el sitio Corte Blanco muestra un neto predominio en su entorno inmediato (isocrona de 5´) de los suelos de tipo 2 (64%), seguidos por los suelos esteparios de piedemontes bajos (33%). Es decir, en el entorno del sitio dominan los suelos de estepa, con moderado potencial forrajero y nula aptitud agrícola debido al bajo aporte hídrico. Sin embargo, al ampliar el análisis a 15´ de marcha, se aprecia un incremento bastante importante de los suelos de tipo 1, de mayor potencial agrícola y pastoril. Esto ocurre porque quedan comprendidos en dicha isocrona los suelos fértiles del fondo de valle y la pequeña vega de altura, de unas 0,6 has. de extensión, ubicada pendiente arriba, en dirección sudoeste del sitio. Al extender el área de análisis a la isocrona de 1 hora, el porcentaje de estos suelos vuelve a descender, mientras se incrementa de manera considerable la superficie de suelos de menor potencial (suelo de tipo 4) (Figura 2).
Figura 2. Potencialidad económica de los suelos en el entorno del sitio Corte Blanco.
Por otra parte se evaluó la cercanía geográfica del sitio con fuentes de agua permanente. Se observó que Corte Blanco se halla a 600 m del río Las Cuevas, mientras que la fuente más cercana la constituye un ojo de agua ubicado en la vega, a unos 400 m, como ya dijimos.
También se propuso evaluar la permeabilidad de los terrenos circundantes a los sitios, entendida como condicionante de la movilidad y el desplazamiento sobre el terreno. Esto se hizo mediante el cruce de la información de la localización de los sitios y un mapa de permeabilidad donde se sintetiza en tres categorías la dificultad (Alta, Media y Baja) para el tránsito que ofrece el terreno a partir de variables como la pendiente y la red hidrográfica. De este modo se determinó que Corte Blanco está ubicado en un área de alta permeabilidad, dado que se halla espacialmente vinculado con dos importantes corredores naturales para la circulación, uno de ellos la Quebrada de Tastil, de dirección N-S y el otro, que va desde el fondo de quebrada hasta un abra localizada en el Nevado de Acay, que conduce hacia las vegas de altura de mayor extensión (Figura 3).
Figura 3. Estructura 1 del sitio Corte Blanco. Las flechan indican la vega de altura (izquierda) y el paso o abra (derecha).
Por último se buscó caracterizar la cuenca visual del sitio, así como también establecer relaciones de intervisibilidad con otras instalaciones. La cuenca visual de Corte Blanco, definida hasta una distancia de 5 km, comprende alrededor de 25 km² y se presenta más amplia que la observada en otros sitios de la misma área, como La Mina, cuya cuenca es de 22 km². Desde el punto de vista cualitativo, la cuenca visual del sitio comprende prácticamente toda la superficie contemplada dentro de las isocronas de 5 y 15´, por lo cual puede decirse que el sitio posee un buen dominio visual de su entorno cercano. Se observa además que, sin importar la distancia, el sitio mantiene el control visual de las áreas de mayor productividad económica, tales como fondos de valle y vegas de altura, incluso a pesar del carácter fragmentario que presenta su cuenca visual hacia la periferia (Figura 4).
Figura 4. Cuenca visual de Corte Blanco. Obsérvese que a pesar del carácter fragmentario existe un buen control visual de la vega y el fondo de cuenca del río Tastil.
Teniendo presente sólo aquellos sitios que se estima, en función del material documentado, que pudieron ser contemporáneos con Corte Blanco, se determinaron relaciones de intervisibilidad exclusivamente con La Mina, este último definido como sitio residencial-productivo.
EL REGISTRO ARQUITECTÓNICO
Como se hizo referencia anteriormente, pueden distinguirse en el sitio dos sectores de concentración de estructuras arquitectónicas correspondientes a la ocupación formativa.
En el Sector 1 se destaca una estructura circular (CB-Est1) de 5,80 m de diámetro, cuyos cimientos se han edificado con bloques de esquisto, ignimbritas y basalto, aunque también se han utilizado algunos bloques de granito de coloración blanca o grisácea (Figura 5). Se trata mayormente de bloques de caras más bien planas, dispuestos con su eje mayor vertical, con alturas que promedian los 45 cm, y que han sido clavados por debajo del piso de ocupación de la estructura de tipo semisubterráneo. Las paredes son dobles, rellenas de barro y ripio, no presentan argamasa y su espesor ronda los 60 cm. Todas estas características son propias de otros sitios formativos del área y están ausentes en instalaciones del Período Tardío, donde las formas suelen ser más irregulares o cuadrangulares y la materia prima, predominantemente granitos de la Formación Tastil, es menos seleccionada (De Feo 2010).
Figura 5. Detalle pared (izquierda) y jamba (derecha) de la CB-Est1.
La Estructura 1 posee además, una abertura de unos 80 cm delimitada por cuatro bloques de mayor tamaño a los usados en la composición de la pared -entre 30 y 60 cm para los primeros y más de 90 cm para los segundos-, dos de los cuales se hallan hacia el exterior de la estructura formando un pequeño pasillo (Figura 5). Desde el punto de vista funcional, este pasillo pudo actuar menguando los vientos que, por tratarse de un área de piedemonte escasamente protegida, soplan con relativa potencia.
Hacia el interior de la Estructura 1 se ubica otra semicircular pequeña, de 1,5 m de diámetro y 50 cm de altura. Su construcción descuidada y la presencia de botellas de vidrio rotas a su alrededor confirman su uso como refugio moderno de pastores, hecho que había sido informado por pobladores.
A diez metros aproximadamente de la anterior, se registra una pared de unos 2,60 m de longitud con idénticas características constructivas (CB-Est2).
Alejado alrededor de 40 m del conjunto anterior, en el Sector 2, se observa en superficie parte de una estructura de paredes dobles, levemente curva, de 4 m de longitud. La técnica constructiva y las materias primas son las mismas que se utilizaron en el anterior sector.
El área de dispersión de las estructuras arquitectónicas y el material de superficie es de unos 11000 m².
MATERIAL RECUPERADO
En términos generales el material arqueológico es sumamente escaso en toda la extensión del sitio, hallándose más concentrado en las áreas donde se ubican las estructuras arquitectónicas. El material recuperado, consistente en 16 fragmentos de alfarería y 4 desechos líticos, proviene exclusivamente de recolecciones de superficie, dado que el sondeo de 0,50 x 0,50 m realizado en el cuadrante noroeste de CB-Est1 no arrojó materiales en estratigrafía.
La cerámica enseña un alto grado de erosión, motivo por el cual algunos fragmentos (n=5) no pudieron ser analizados. Otros 7 fragmentos son de pastas compactas, oxidantes o reductoras, con antiplástico homogéneo, de superficies color beige, pardo, gris a negruzco, pulidas regularmente. También se recuperaron otros 2 fragmentos de pasta reductora, escasamente porosa, y superficies pulidas de manera irregularmente, sobre un engobe o baño muy fino del mismo color que la pasta. Tecnológicamente estos fragmentos pulidos se corresponden con el Grupo Gris Pulido observado por Cigliano et al. (1976) en sitios formativos, dentro del cual se ha preferido incluir tiestos con otras coloraciones dado que en piezas enteras o parcialmente enteras documentadas en otros sitios del área se observa gran variación en las tonalidades. Asimismo, se asemejan al 1-2 Gris, Gris Negro o Negro definido por Olivera para Antofagasta de la Sierra (Olivera, 1991) y grupos monocromos de Valle Calchaquí (Tarragó, 1980), también de cronología temprana.
Los 2 fragmentos restantes son de tipo ordinario, no presentan tratamiento especial de su superficie como pulido o decoración y corresponden al tipo Las Cuevas ordinario de Cigliano et al. (1976). Los fragmentos característicos posen superficies con diferente grado de alisado, en algunos casos muy escasamente regularizadas. Las pastas, ya sean oxidantes o reductoras, son poco compactas y suelen presentar manchas de cocción.
El conjunto lítico se presenta altamente patinado. Se compone de tres lascas retocadas sumariamente, una de ellas elaborada sobre arenisca silicificada y las dos restantes sobre obsidiana y un desecho no clasificable sobre el último material. En el primero de los casos se trata de una materia prima de origen local. Las areniscas silicificadas (grauvacas, metagrauvacas y pelitas de la Formación Puncoviscana) se encuentran en forma de filones de hasta un metro de espesor que afloran en las laderas orientales del Nevado de Acay y Acay Chico (Cussi, 1984; Cuerda, 1973), a menos de 500 m del sitio. Las obsidianas en cambio, según se ha determinado hasta la fecha por Fluorescencia de Rayos X sobre materiales provenientes de sitios contemporáneos, tendrían su origen en las fuentes de Tocomar (Puna de Salta), en el caso de las de coloración gris, y Zapaleri (límite tripartito Argentina, Bolivia y Chile) y Ona-Las Cuevas (Puna Catamarqueña) para aquellas negras (Yacobaccio et al., 2002; De Feo y Álvarez Soncini, 2009, Álvarez Soncini y De Feo, 2010).
DISCUSIÓN DE LA EVIDENCIA
Cronología del sitio y comparación con otras instalaciones contemporáneas
Investigadores que trabajaron previamente en la Quebrada del Toro y tributarias establecieron una secuencia cronológica para el área, donde distinguieron un Período Formativo Inferior ubicado entre los años 600 a.C. y 400 de la era. Los sitios Las Cuevas, Cerro el Dique, Potrero Grande, La Mina, Las Capillas y La Encrucijada documentan estas ocupaciones (Raffino, y Togo 1970; Cigliano et al., 1976; Raffino, 1977). Se trata de sitios que comparten ciertos patrones arquitectónicos y cerámicos comunes, tales como la planta circular de tipo semi-subterráneo, la alfarería gris monocroma, Vaquerías e incisa, esta última semejante a la de la Tradición San Francisco (Cigliano et al., 1972). A partir de su estudio se planteó un modelo de aldeas agropastoriles, económicamente autosuficientes, localizadas preferentemente en fondos de valle y en asociación con campos agrícolas, estepas de pastoreo y cotos de caza (Raffino, 1977).
A raíz de las investigaciones desarrolladas durante los últimos años en el área (De Feo, 2010), se logró identificar un gran número de sitios tempranos, algunos de ellos con características de emplazamiento, arquitectónicas y contextuales semejantes a las observadas en las instalaciones antiguamente documentadas, es decir, aldeas o asentamientos de residencia relativamente permanente asociados a áreas productivas agrícolas y pastoriles, mientras que otros difieren de éstas en varios aspectos, como es el caso de Corte Blanco. No obstante las diferencias registradas entre este último y otras instalaciones definidas como aldeas, todos comparten características tecnológicas de la cerámica y la arquitectura, que respaldan la asignación del sitio estudiado al Período Formativo Inferior.
Un aspecto en el que Corte Blanco se distingue de otros sitios asignados a la categoría residencial es en su emplazamiento. Los sitios residenciales se caracterizan por ocupar las porciones bajas del piedemonte, apenas unos metros por encima de los fondos de valle. Como consecuencia de esto, sus entornos cercanos (5´ de marcha) muestran porcentajes significativos, de alrededor del 30%, de suelos fértiles de fondo de cuenca, aptos para la implementación de prácticas agrícolas y pastoreo extensivos-, acompañados de aquellos que ofrecen un escaso potencial para la agricultura, aunque constituyen un buen complemento para el desarrollo de prácticas pastoriles, la caza, la obtención de leña y recursos líticos. Los cursos de agua permanentes se hallan en un radio no mayor a los 200 m. Además, registran cuencas visuales más restringidas que las observadas en comparación con otros sitios de la misma área, no obstante, mantienen un buen control visual de su entorno, en particular de los suelos con mayor potencial económico (De Feo, 2010).
En Corte Blanco en cambio, la proximidad respecto de los suelos de alto potencial agrícola-pastoril no parece constituir un criterio relevante en la selección del área de emplazamiento, dado que se hallan ausentes en el radio inmediato al sitio. Su localización en un área media de piedemonte, determina que este no se vincule directamente a suelos de alta potencialidad económica como ocurre en los sitios residenciales. Sin embargo, tampoco existe una desvinculación respecto de estos suelos, que están presentes en un radio no muy alejado (15´ de marcha). Las áreas de mayor productividad más próximas al sitio corresponden a la vega mencionada anteriormente, que aunque restringida en extensión, ofrece pasturas para el desarrollo de actividades pastoriles. Los suelos más representados en su entorno son aquellos de estepa, con moderado potencial económico para el pastoreo de ganado. Por otra parte, se encuentra más alejado de cursos de agua permanente, en un radio superior a los 400 m. Finalmente, dada su mayor altitud, la cuenca visual es más amplia a la registrada para otros sitios del área, como por ejemplo La Mina.
La arquitectura como se indicó anteriormente, presenta una gran semejanza en las técnicas y materiales de construcción empleados con los observados en sitios residenciales. La planta circular, los diámetros y el carácter semi-subterráneo de las estructuras, los cimientos de tipo doble rellenos de barro y ripio, las altura y espesores de los muros y la utilización predominante de esquistos, basaltos e ignimbritas de formas regulares colocados con su eje mayor vertical son aspectos presentes en el sitio analizado y podrían además caracterizar la arquitectura de los sitios residenciales formativos de la Quebrada del Toro. Se trata de rasgos que, por otra parte, permiten hablar de una tradición de construcción que no se limita geográficamente al Toro y ha sido verificada para momentos formativos en otras partes del NOA y del Área Circumpuneña, tales como Tafí del Valle en Tucumán (Berberián y Nielsen, 1988); Matancillas y Urcuro en el valle de San Antonio de los Cobres (Acuto et al., 1993, 1994; Muscio, 2004); Campo Colorado en Valle Calchaquí (Tarragó, 1974); Coch 39 y Cobres en la Puna Oriental de Jujuy y Salta respectivamente (Fernández Distel, 1998); Ojos del Novillito y Dulce Nombre en Lípez, al sur del Salar de Uyuni (Nielsen et al., 2000; Nielsen, 2001), por mencionar sólo algunos ejemplos.
Sin embargo, también existen marcadas diferencias en lo que se refiere al número de estructuras y la densidad ocupacional del sitio. En términos de superficie ocupada todas las instalaciones residenciales atribuibles al Período Formativo Inferior presentan valores semejantes que oscilan entre 1 y 1,5 hectáreas. Además, en sitios que han visto su arquitectura menos afectada por factores postdepositacionales, se registra un número de estructuras y densidades ocupacionales también bastante similares. Corte Blanco posee una superficie levemente inferior a la del sitio aldeano Las Cuevas V -la cual ronda los 13000 m²-, pero la cantidad de estructuras y densidad ocupacional son marcadamente menores. Al respecto, mientras el número de estructuras observadas en superficie en Corte Blanco es de 3 y la densidad de ocupación de 2,72 recintos/ha., los valores observados en Las Cuevas V son de 32 estructuras y de 24,61 recintos/ha.
No obstante la baja densidad ocupacional observada en el sitio Corte Blanco, la inversión de trabajo en la selección de las materias primas y la construcción de las estructuras no sugieren una ocupación efímera del sitio.
En términos generales la cerámica y el material lítico, poseen características de tipo expeditivas. En el primer caso, si bien los tiestos cerámicos más representados son los pulidos, en sus variedades Pulido Regular y Pulido Irregular, estos corresponden a los tipos más representados en sitios residenciales formativos del área (Cigliano et al., 1976; Raffino, 1977; De Feo, 2010) y se asocian con actividades de tipo doméstica. Por su parte, el conjunto lítico está integrado por desechos líticos e instrumentos, los cuales presentan muy bajo grado de inversión de trabajo en su manufactura.
Otro aspecto que contrasta de forma importante con aquello observado en sitios residenciales formativos del área, es la escasa presencia de material, tanto en colecciones de superficie como de excavación.
Funcionalidad del sitio
Se ha destacado la relación espacial entre Corte Blanco y los suelos con disponibilidad anual de forrajes, concretamente con la vega próxima, que además es la fuente de agua más cercana al sitio; que en su entorno predominan los suelos de estepa, con moderado potencial económico para el pastoreo de ganado; y que sus cuencas visuales son muy amplias, con un buen control visual de estos suelos, así como de las áreas naturales de tránsito que unen los fondos de cuenca y a estos, con vegas de altura.
También se ha hecho referencia a que la baja densidad artefactual y arquitectónica sugieren el uso poco intenso del sitio, aunque el trabajo invertido en las construcciones puede ser tomado como un indicio de ocupación no ocasional.
Todas estas evidencias nos llevan a pensar que Corte Blanco pudo funcionar como un puesto vinculado con el aprovechamiento pastoril de las pasturas ubicadas en la vega de altura cercana al sitio. Funcionalidad que por otro lado, se documenta etnográficamente en la actualidad para el sitio. No se descarta asimismo, la caza de animales silvestres atraídos por los forrajes y el agua de la vega.
Los conjuntos rupestres documentados en las inmediaciones del Corte Blanco respaldarían la funcionalidad propuesta para el sitio. Meninato (2008) menciona tres conjuntos rupestres, El Gordo, La Covacha y Cortadera (Meninato, 2008), que la autora vincula al pastoreo basándose en la representación mayoritaria de camélidos, su asociación espacial con pastizales de altura y caminos de mula y la ausencia de elementos diagnósticos del tráfico caravanero tales como camélidos con carga o las estructuras arquitectónicas vinculadas funcionalmente a este último, como paskanas, apachetas, lugares de integración comunitaria, entre otros. La presencia de motivos mascariformes y figuras humanas geometrizadas conocidas como “hombres cigarro” en el sitio La Covacha permiten la asignación cronológica, de al menos parte del conjunto, al Período Formativo.
En otras oportunidades hemos discutido cómo las conjuntos rupestre del área del Toro, habrían cumplido un importante rol en el marco de circuitos de movilidad vinculados con el pastoreo de camélidos en momentos formativos, organizando la circulación y delimitando espacios productivos en el marco del desarrollo de esta actividad (De Feo y Ferrauiolo, 2007; De Feo 2010).
Finalmente, las relaciones de intervisibilidad que se establecen entre Corte Blanco y La Mina, distanciados poco menos de 2 km, podrían estar sugiriendo que ambos sitios funcionaron de forma complementaria, permitiendo la explotación agrícola y ganadera de los suelos fértiles de fondo de cuenca y los forrajes ubicados en la vega de altura. Aunque por el momento se requieren de fechados y otras evidencias que sustenten esta idea.
El sitio en el contexto de los modelos de uso y organización del espacio
Hasta aquí se ha cotejado la información que se desprende del análisis del sitio Corte Blanco respecto de la obtenida para otras instalaciones que han sido definidas como sitios residenciales, y se ha propuesto una posible funcionalidad vinculada con el pastoreo de camélidos ¿Pero, qué implicancias tienen estos resultados sobre los modelos de uso y organización del espacio que han sido propuestos para las comunidades formativas locales?
Se mencionó que a partir de un registro exclusivamente integrado por sitios definidos como “aldeas”, se propuso para las comunidades formativas del área un modelo de subsistencia “con énfasis en la ganadería de camélidos y con complemento agrícola y de caza” (Cigliano et al. 1976:125). Este modelo se apoyó en las características medioambientales locales, las cuales ofrecen ciertas restricciones para la agricultura y una analogía con la economía moderna sustentada básicamente en la cría de ganado y complementada con una agricultura a pequeña escala u horticultura. Por su lado, las evidencias arqueológicas que permitieron inferir una economía pastoril fueron la abundante presencia de camélidos domésticos (Lama sp) en los conjuntos arqueofaunísticos recuperados en contextos domésticos y de descarte (Tonni y Lazza, 1976; Raffino et al., 1977) y, algunos recintos ubicados al interior de sitios residenciales, que por su forma y tamaño fueron interpretados como posibles corrales (Raffino, 1977).
Dicho modelo contemplaba además, la posibilidad de migraciones alternadas entre sitios residenciales o desprendimientos de segmentos de la población hacia ambiente análogos, -con esto se entiende, área de fondo de cuenca-, que habrían tenido como objetivo minimizar la sobreexplotación de los suelos y favorecer la renovación de recursos en un contexto productivo de tipo extensivo (Raffino, 1977:280-281). En este contexto cada aldea habría sido económicamente autosuficiente (Raffino, 1977:283).
Modelos más recientes, derivados del estudio de sociedades formativas de ambientes de puna y su borde del NOA, para las cuales se infieren economías con un significativo aporte procedente del pastoreo de camélidos, enfatizan en la variabilidad del registro de sitios asociada a estas ocupaciones (Olivera, 1988; 1991; Haber, 1992; López Campeny 2010; Korstanje, 2007). Asimismo, la vinculan con complejas estrategias de uso del espacio, que en todos los casos implican grados importantes de movilidad, consecuencia de la dinámica inherente al pastoralismo.
Esta variabilidad comprende sitios residenciales o aldeas de carácter permanente o semipermanente, ubicados en sectores aptos para la explotación agrícola-pastoril, como fondos de cuenca y quebradas protegidas. Así como otros vinculados a la explotación de recursos específicos, tales como canteras, talleres y puestos de caza y pastoreo (Olivera, 1988, 1991). Entre las principales características de estos puestos se destaca principalmente, su posición estratégica con respecto a recursos forrajeros, una baja densidad ocupacional y un uso recurrente a través del tiempo, todos atributos observados en Corte Blanco.
Como fue discutido más arriba, el sitio posee características de emplazamiento, arquitectónicas y artefactuales que no se adecuan a la categoría “aldea”, por lo que tampoco puede ser explicado desde los modelos tradicionalmente propuestos para el Formativo local. Como hipótesis alternativa hemos planteado para el sitio y para los conjuntos con grabados rupestres asociados espacialmente, una funcionalidad vinculada con el pastoreo de camélidos. Sugerimos que su localización, próxima a vegas de altura, habría favorecido la explotación de forrajes para el ganado alternativos a los de fondos de cuenca, o la ampliación de las áreas productivas (De Feo, 2010).
Teniendo presente el marcado contraste ecotonal del área, la disponibilidad estacional de los recursos forrajeros, es decir, buenas pasturas en los fondos de valle durante la temporada estival, aunque de menor rendimiento invernal y la reserva anual de forrajes en vegas de altura, se podría sugerir la ocupación estacional de sitios como Corte Blanco. Sin embargo, dadas las limitaciones actuales del registro, la periodicidad y permanencia en el sitio deberán ser exploradas a partir de mayores evidencias.
CONCLUSIONES
La información derivada de los análisis de emplazamiento de sitios residenciales indica que todos ellos poseen entornos que responden satisfactoriamente a un patrón de localización que favorece el control y la explotación directa de territorios con recursos productivos diversificados (De Feo, 2010), por lo cual parecen estar dadas las condiciones para el desarrollo del modelo de aldeas económicamente autosuficientes propuesto originalmente por Raffino (1977) para el Formativo Inferior en el área del Toro. No obstante ello, la información obtenida a raíz de nuestros trabajos en el área, permite vislumbrar una situación más compleja.
Sitios como Corte Blanco y los conjuntos rupestres mencionados, nos obligan a repensar este modelo de aldeas “autosuficientes y de vida económica independiente”. Al respecto, un modelo del uso del espacio regional con un importante componente de movilidad, que integra funcionalmente sitios aldeanos de ocupación permanente, con otros vinculados a la explotación de recursos específicos, parece ajustarse mejor a la evidencia aquí presentada.
AGRADECIMIENTOS
A Diego Gobbo y a Natalia Catena por su colaboración en el diseño de las imágenes y la traducción del resumen respectivamente. A Alejandra Bazzano por la revisión del manuscrito. A los evaluadores cuyas sugerencias contribuyeron a mejorar el trabajo original. La investigación fue realizada gracias a una Beca Doctoral otorgada por el CONICET.
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